El Señor de los Arillos
Tres arillos para los weyes Delfos en los hoteles de lujo
Siete para los Chaparritos en el table dance de la montaña
Nueve para los Hombres vagabundos condenados a colgar los tenis
Uno para el señor Prieto sobre el trono... Prieto
Un arillo para gobernarlos a todos, un arillo para encontrarlos,
un arillo para atraerlos a todos y atarlos a las tinieblas
en la tierra Me-Muerdes donde se extiendes las babas.
Silbo Pantaleón, un hobbit de la Chomarca, andaba de vacaciones en las montañas soleadas(en realidad quería ir a Acapulco, pero no le alcanzó el dinero) y como tenía mucho calor se metió a la casa de unos Tuercas que andaban malhumorados porque un wey gringo que se llamaba Sollum se desayunaba a sus familiares.
El caso es que Silbo fue correteado por los Tuercas y para salvarse de ellos se metió en la Sollum-cueva. Allí adentro no tuvo mas remedio que platicar con esa criatura horrible y apestosa que durante un momento confundió con su sobrino, Froto. Entonces batieron en un duelo de acertijos en inglés(aunque Silbo no sabía nada de idiomas extranjeros) y Sollum ganó, así que para poder escapar, Silbo le rompió la cabeza a su contrincante con una piedra, le quitó la cartera, el taparrabo, las alhajas y se fue a visitar otros lugares.
La historia comienza con la fiesta de disfraces del viejo Silbo, que estaba por cumplir 111 años de edad. Froto Pantaleón, el sobrino de Silbo, estaba sentado a la sombra de un arbolito haciendo quién sabe qué, cuando escuchó el estéreo de la carreta de Mandalf el Wey. Inmediatamente se subió los pantalones y corrió a recibir al andrajoso mago.
Froto: Llegas tarde.
Mandalf: Un mago nunca llega tarde. Tampoco llega temprano. Llega exactamente a la hora que le da la gana. En todo caso, ¿a ti que te importa, Froto Pantaleón?
Froto: Pues tu traes los fuegos artificiales, wey. Me da mucho gusto verte,
Mandalf - entonces se le avienta a los brazos y Mandalf lo arroja por los aires.
Mandalf: ¡No! Te apestan las peludas patitas, Froto.
Froto: No puedo evitarlo, así somos todos los hobbits aquí en la Chomarca. Bueno, bye.
Entonces Mandalf se fue a visitar Silbo. En la puerta había un anuncio que decía: "Solo asuntos de la fiesta". El mago tocó a la puerta con su lujosísimo bastón hecho con un palo viejo.
Silbo: ¡Lárguese, quienquiera que sea! No quiero mas visitas, parientes, admiradores, carteros, cobradores, mensajeros, vendedores de enciclopedias, novias de la juventud, niñas exploradoras, deportistas, escritores, antiguos compañeros de estudios, Chaparritos, Hobbits, Hombres, Delfos, Tuercas, Sollums, trolls, águilas, Aysengardos, jinetes prietos, violadores, delincuentes, Beórnidas, dragones, reporteros, estudiantes, arañas gigantes, poneys, vagabundos, limosneros... ni otras personas.
Mandalf: Eh... ¿Qué tal viejas amistades?
Silbo: No, tampoco, ni siquiera sé quien fregados eres.
Mandalf: Tu amigo Mandalf el Wey, me recuerdas ¿no?
Silbo: La verdad no, pero pasa, ¿quieres café?
Mandalf: Mejor una cerveza.
Silbo: Muy bien - y se fue a la cocina.
Mientras, Mandalf casi se desnuca con las vigas del techo. "Maldito enano", murmuró. Luego se dispusieron a chismear y a hacer bromas por teléfono, aparte de fumar hierbas un rato. Esto era una especie de deporte hobbit.
Al llegar la noche había una pachanga bien ruidosa en la Chomarca. Fueron como 100 hobbits, a pesar de que la mayoría odiaba a Silbo. Pero no importaba mucho porque había comida gratis.
Algunos hobbits envidiosos que no fueron invitados llamaron a la chota, según por el exceso de ruido. Un intento fallido, pues hasta los poli-hobbits estaban en la fiesta(todos bien pedos).
También estaban ahí Terry y Pepe, dos hobbits muy apegados que acostumbraban a robar cosas a todo mundo, especialmente a Mandalf. En ese momento, Silbo comenzó a hablar encima de un barril.
Silbo: ¡Hey, ustedes, recua de burros, atención, atención! - todos lo ignoraban - ¡Háganme caso, bola de imbéciles! -uno que otro hobbit lo miró entonces y sintió lástima. Entonces cerraron los hocicotes llenos de comida de una vez. Uno de ellos habló.
Hobbit: Silbo, ya sabemos que te vas a ir, así que lárgate de una buena vez, aquí nadie te quiere. Por cierto, gran fiesta, aunque los bocadillos huelen tan mal como tu, pero en fin.
Silbo metió la mano en la parte trasera de su pantalón (ahí tenía un piercing) y se rascó. Entonces desapareció y todos siguieron comiendo y emborrachándose para reponerse.
Ya en la casa, Silbo empacó ropa en una maleta y habló un poco con Mandalf, que se le había adelantado y curiosamente tenía los bolsillos más llenos que cuando llegó.
Silbo: ¿Vigilarás a Froto?
Mandalf: ¿Yo? ¿Por qué...? Eh, claro que sí, viejo amigo.
Silbo: Le dejaré todo lo que tengo.
Mandalf: Tuvieras tanto, pobretón, ratero... es decir, le dejarás hasta el Arillo, supongo.
Silbo: No, el Arillo es mío, yo me lo robé... digo, me lo encontré. Es mío, mío propio, mi tesssoro -dijo esto con cara de psicópata asesino y violador.
Mandalf: Amigo mío, te aconsejo que...
Silbo: Me importa un peine lo que me aconsejes.
Mandalf: ¡Silbo Pantaleón! ¡No me tomes por un pinch... maldito mago barato hijo de perra, delincuente y desgraciado (aunque lo sea)! No estoy tratando asaltarte, estoy tratando de ayudarte-dijo esto mientras cruzaba los dedos tras su espalda -Confía en mí. Dale el Arillo a Froto.
Entonces Silbo se bajó el pantalón y se arrancó el piercing del trasero. Aventó el Arillo al suelo y se fue (nótese que no se bañó) Froto llegó después. Y recogió el Arillo. Mandalf le daba la espalda.
Froto: Se fue, ¿verdad?-preguntó mientras sonreía ampliamente-: ¡Yupi!
Mandalf seguía inmóvil. Se le acercó y notó que estaba dormido, así que Froto se fue a la cama. A la mañana siguiente, el mago ya no estaba, y Froto aprovechó para festejar lo de Silbo y se pasó el día pisteando en el bar.
Tiempo después, Mandalf llegó de gorrón como siempre, pero Froto no estaba allí. Desde que vivía solo se la pasaba de parranda. Finalmente el hobbit llegó(borracho) y se tropezó al cruzar la puerta.
Mandalf: ¡Al fin llegas!
Froto: Mira wey... hip... estoy... estoy... estoy en mi casa y yo puedo... -se quedó dormido. Mandalf le dio un golpe en la cabeza para despertarlo.
Mandalf: ¿Tienes el Arillo?
Froto: Sí, ¿por qué?
Mandalf: Mételo en el microondas y ponle 10 segundos.
Froto andaba muy obediente ese día, así que metió el Arillo y lo puso a calentar el tiempo que Mandalf dijo.
Mandalf: Ahora sácalo. No te preocupes, está frío.
En efecto, cuando Froto sacó el Arillo estaba convertido en un cubito de hielo.
Mandalf: ¿Puedes ver algo?
Froto: Sólo un poco de hielo. Mandalf, ¿qué caso tuvo hacer esas cosas?
Mandalf: La verdad solo quise ver si me obedecías, y lo hiciste. Ahora te digo: el Señor Prieto forjó este Arillo para dominar la Tierra Pantimedia, pero lo extravió y la criatura Sollum se lo encontró, y luego sucedió lo de Silbo. Froto, el Arillo solo puede ser destruido en la Grietas Flameadas, en el monte de Venus, que se encuentra en la tierra de Me-Muerdes, muy lejos de aquí, ¿lo llevarás?
Froto: Sí, pero antes necesito algo para la cruda.
Luego Mandalf se puso el delantal floreado favorito de Silbo y le preparó unos chilaquiles bien picosos y una chelita helada.
Froto: Por cierto, creo que Samy, el jardinero, ha estado escuchando por la ventana, así que muélele la choya a bastonazos.
Efectivamente, Samy apareció bajo los arbustos con una cámara y fotos de Froto cambiándose de ropa... bueno, pues por tanto trancazo se desmayó y los otros dos lo secuestraron para que no los delatara.
Mandalf: Mira, Froto, tienes que llegar a Rivendel Inn, el hotel de lujo de Melro el medio Delfo. Debes esperarme en Bree, en la posada del "Mulo besucón". Allí te encontraré. Antes debo ir a visitar a mi compadre Súperman el Güero, en Aysengard. No uses el camino.
Froto: ¿Por qué? ¿Acaso seré perseguido o algo así?
Mandalf: Yo no sé, solo quiero que batalles aunque sea un poco, huevón.
Froto: Ah, está bien. Ya me voy.
Y así fue como Samy y Froto comenzaron el viaje. La gente los veía pasar y murmuraban: "ya sabía yo que algo había entre ellos".
Cuando iban caminando entre las matas del viejo Margot, encontraron a Terry Cervezamo y Pepe el Tuk, ocultos entre las matas. Ellos respondieron que los habían asaltado cuando Froto les preguntó por qué traían la ropa al revés, pero Froto no les creyó. Con el fin de que no les contaran a los otros hobbits acerca de su secreto, Terry y Pepe los acompañaron.
Pepe: ¿Y para dónde van?
Samy: A destruir un Arillo de poder que perteneció al señor prieto Suarón, en las Grietas Flameadas en la tierra Me-Muerdes muy lejos de aquí, creo.
Froto: Exacto- apretó los puños-, pero acuérdate que es secreto, ¡grandísimo imbécil! Podrías compararte en inteligencia con cualquier Tuk.
Pepe: ¡Hey...!
Pero no terminó su reclamo porque el granjero Margot los venía correteando.
Margot: ¡Salgan de mi propiedad, perros desgraciados! ¡No es la primera vez que dejan las matas llenas de leche!
Los otros salieron corriendo como galgos por entre el maíz. No eran muy aptos para las carreras así que se dieron unos buenos marranazos al caerse en la colina. Samy se descalabró otra vez.
Froto: ¡Salgan del camino, trío de idiotas!(entre las costumbres típicas de los hobbits no se podía contar el respeto al prójimo)
Ya se podía escuchar a un jinete prieto que se acercaba. Los hobbits se apretaron en hoyo en el suelo (Pepe junto a Terry) y se asomaron para ver al wey que venía.
Era un tipo bien alto vestido todo de negro y con una bicicleta blanca. En realidad parecía un policleto común y corriente, pero los otros ya se estaban orinando del miedo. El jinete parecía estar acatarrado, porque respiraba y olía con dificultad.
Jinete Prieto: Pantaleón.... Chomarca.... sniff... sniff...
Hobbits: ¡Ay, wey...!
Otra vez corrieron como alma que lleva el diablo para otro lado, pero ésta vez con el ciclista... digo, jinete prieto tras ellos. A Terry se le ocurrió huir en el transbordador de Gamopulco, que era un yate muy lujoso para hobbits jubilados.
Usaron a Samy como carnada para el jinete(lo ataron a un árbol) mientras pagaban los boletos y se registraban. Para pasar de incógnito se anotaron con nombres distintos: Frodo, Samsagaz, Meriadoc y Peregrin.
De ese modo llegaron a Bree, en medio de la lluvia, pero de nuevo encontraron problemas, ahora frente a la puerta.
Portero: ¿Quién anda ahí? ¡Oh, cuatro hobbits! ¿Qué asuntos los traen a Bree?
Froto: ¿Qué tal si preguntas adentro? ¡Nos estamos mojando!
Portero: Primero contesta. ¿Quiénes son ustedes y a qué vienen?
Froto: Me llamo me-te-te-un-de-do-en-el-cu...
Al parecer al portero se enojó, porque empujó a Froto gritándole: ¡Hijo de...! El respondón hobbit cayó de jeta en el lodo, mientras sus "amigos" se reían a mandíbula batiente. Después de un rato encontraron un hoyo en la cerca en la parte de atrás, y por allí se metieron.
Se pusieron a buscar la posada y pronto lo lograron. Había un anuncio en la parte alta que decía: "Mulo besucón", con la foto de mulo con labios grandes. Entraron y hablaron con el dueño, el señor Manteca.
Manteca: ¿Los puedo ayudar, señores hobbits?- les dijo mientras movía su voluminosa existencia entre las mesas con una charola en la mano.
Froto: Sí, andamos buscando a Mandalf el Wey. Avísele que ya llegamos.
Manteca: ¿Mandalf? Mandalf... oh, sí, Mandalf el Wey. Un señor viejo, todo arrugado y con un sombrero picudo. Mmm, no lo he visto, eh... nunca.
Froto: ¿Entonces cómo diablos lo conoce?
Manteca: Es porque mi padre hacía tratos con el mago. Dejó de hacerlo cuando Mandalf huyó con todo el dinero... pero en fin, ¿piensan esperarlo?
Froto: Sí. Tráiganos cuatro cubetas de tequila.
Froto se fijó que un hombre andrajoso que estaba en un rincón, fumando y bebiendo, lo miraba fijamente.
Froto: Creo que le gusto -le susurró a Terry, y se sonrojó.
Samy le preguntó al señor Manteca el nombre del señor del rincón. La respuesta fue: "es uno de esos Montealbánes, nunca he oído su nombre de pila, pero aquí lo llaman Troncos".
Se quedaron en una mesa observando a los demás borrachos del bar y emborrachándose ellos mismos. En cierto momento Froto se cansó de no ser el centro de atracción y se desnudó encima de la mesa.
Froto: ¡Mírenme...!
De alguna manera esto provoco discusiones y en un momento todo el bar estaba de cabeza: los hombres se golpeaban con las sillas, volteaban las mesas, Terry y Pepe se fueron a una habitación... A Froto le dio pena y se puso el Arillo en el... dedo. En ese momento se dio cuenta del resultado de haber fumado hierbas tantas veces: vio todo como si estuviera de plano bien drogado, de colores claros, y él como una basurita en el suelo. Le dio mucho miedo y mejor se lo quitó.
Entonces el señor del rincón, Troncos, lo agarró y se lo llevó a un cuarto. Luego lo aventó al suelo y Froto se rompió un diente.
Froto: ¡Aarrrrggggg....!
Troncos: Debe ser más discreto, señor hobbit, no es una chuchería lo que trae.
Froto: ¿Quién eres, degenerado? Lárgate, estoy encuerado...- se sonrojó otra vez.
Troncos: ¿Tienes miedo? -le lanzó al hobbit una cobija para que se tapara.
Froto: Sólo un idiota responde una pregunta con otra pregunta...
Troncos: Mira, imbécil, me vas a responder o te rompo el hocico.
Froto: ¿Qué quieres conmigo?
Troncos: Me llamo Atascón, y te ayudaré a llegar Rivendel Inn.
Samy: Sí, quiero ver a los Delfos, me han contado que hay una bailarina que mmm... - la voz salió de debajo de la cama.
Froto: ¿Dónde diablos estás, indio de porquería?
De abajo de la cama salió Samy, con una cámara nueva en las manos. Las escondió en su bolsillo y alzó los puños.
Samy: ¡Aléjate del señor Froto, patas largas!
Froto: Samy, él nos va a llevar a Rivendel Inn.
Samy: Eh... está bien- miró a Troncos -, pero ándate con cuidado o vas a ver. ¿Qué tal si te bañas? La verdad, nosotros estuvimos caminando por varios días, cayéndonos en el lodo, siendo salpicados de sustancias extrañas por Terry y Pepe, pero no estamos tan... asquerosos..
Troncos: Pues sí pero... escucha, tus pies no son flores aromáticas, así que ni te pongas a reclamar. Además, ¿tú quién diablos eres?
Samy: Samyatrás Glúty es mi nombre, apestoso.
Samy y Troncos siguieron discutiendo aún cuando Froto se había quedado dormido en un rincón. Unos ruidos(rechinidos y golpes fuertes) llegaban desde la habitación vecina. Samy recordó que era la habitación que Pepe y Terry habían elegido.
Por la noche el jinete prieto y sus amigos llegaron a la posada, pero como no se aceptaban punks, los dejaron afuera. Esto provocó que se enojaran y voltearan de cabeza el bar otra vez.
Como todavía no se les quitaba lo enfurruñados, subieron y despedazaron los muebles, las camas y las almohadas. También se les ocurrió buscar a Froto, pues Suarón los había contratado para quitarle el Arillo. Finalmente encontraron la habitación del hobbit.
El jinete jefe abrió la puerta y escuchó ruidos en el baño("en el mar, la vida es más sabrosa..."). Levantó el puñal(un cuchillo, no a Terry o Pepe), abrió la puerta y jaló la cortina de la ducha.
Froto: ¡Aaaayyyyyyy...! ¡Degenerado! ¡Aaayyyyy! ¡Troncos, los jinetes me quieren violar...!
Jinete Prieto: ¡Shhhh...! No grites, no te quiero violar, solo destriparte, sacarte los ojos y llevarme el Arillo ese que traes.
Samy: ¡Froto, córrele...!- de alguna manera, el insistente jardinero se había podido meter a escondidas al cuarto de Froto, otra vez con la cámara. Froto salió corriendo desnudo y a medio enjabonar, en medio de los flashazos de Samy.
Troncos entró a la habitación(por alguna razón no se había bañado) y se puso a pelear con los jinetes, que salieron gritando como mariquitas. Froto se tuvo que bañar otra vez porque se había orinado del susto.
En la mañana Troncos y los hobbits partieron hacia Rivendel Inn. Cuando ya estaban muy cansados y tenían ampollas hasta en las rodillas, se detuvieron a descansar en la Cima de los Vientos.
Troncos les dio espadas a cada uno y se fue quién sabe a dónde. Los hobbits aprovecharon para liberarse un poco y se pusieron a cantar, y hubieran bailado de no ser por el cansancio. Pepe sacó una esfera de discoteca que se había robado del bar y la colgó.
Los jinetes prietos andaban jugando carreras por ahí y vieron las luces. Se les antojó el baile y encaminaron las bicicletas hacia allá. Cuando llegaron a donde estaban los hobbits reconocieron al pequeñín del baño y le pidieron disculpas, pero Froto comenzó a gritar y el jinete más grande le intentó quitar el Arillo.
Como Froto no cooperó y atacó al pobre jinete, este no tuvo más remedio que defenderse y apuñalo al hobbit en el pecho.
Jinete Prieto: ¡Dios mío! Ahora si lo maté... ¡vámonos, antes de que llegue el andrajoso y nos queme la cabeza!
Luego llegó Troncos.
Troncos: ¡Oh, no! ¿Acaso no puedo irme por unas cuantas horas sin que ocurra alguna barbaridad? A ver, a lo mejor se te quita el dolor con un poco de saliva- entonces se escupió en la mano y le untó las babas a Froto.
Froto: ¡Aaaayyyyyy, weeeyyy......!¡IDIOTA!- justo entonces se puso de color verde, vomitó, y se puso a respirar cómo asmático.
Se estaba haciendo de noche y Troncos no sabía que hacer. Se le ocurrió relajarse un poco con algunas hierbas y su pipa. Cuando andaba buscando hierbas por ahí, una espada se le puso en el cuello de repente. Una voz le dijo: "¿Qué´s esto? "¿Un montealbán con la guardia baja?".
Troncos: Aywey...- Ella era la "novia" de Atascón, una bailarina en el table dance que había en Rivendel Inn. Ah, también era hija de Melro.
Aywey: Sí, soy yo, pero no tengo mucho tiempo, dame "al Froto" d´iuna vez, tengo muchas ganas de miar...- sonrió y se le vieron tres dientes de oro.
Y así pasó: Aywey se llevó a Froto en un caballo blanco llamado "Tubo". Iban cómo bólido, debido a aparato urinario "travieso" de Aywey, la cuál se creía muy nice a pesar de ser una cabaretera muy vulgar.
Aywey ya iba considerando la posibilidad de dejar su presunción a un lado y "regar" los arbustos, cuando los jinetes aparecieron en las bicis nuevas que Suarón les había regalado.
Jinete Prieto: ¡Entréganos al medioano, Delfa!
Aywey: ¡Si lo quieren, alcáncenme, desgraciados!
Aywey: ¡Me lleva...! Ya se me fue "el Froto". Mi apa me va´regañar...
Ya iban llegando al río cuando la cañería de Aywey se colapsó. Una corriente de "agua" color piña salió de la túnica de la Delfa y se llevó a los jinetes con todo y bicis nuevas.
Aywey: ¡Aaaaaaaaah...!- (grito de alivio).
Lo malo fue que Froto también se había ido con la corriente. Se estaba ahogando por tragar tanta agua...
En Aysengard, el mago blanco, Súperman el Güero estaba frente a su nueva computadora marca Palantírum 04, chateando y viendo fotos de sus modelos favoritas.
Súperman: ¡Ay, mamacita...! ¡Gracias a ti me llamo Súperman el Güero, o sea, el blanco...
Después de relajarse con sus imágenes, se le ocurrió escuchar música. Se puso cómodo, encendió las bocinas y...
Súperman: ¡Por las barbas de mi madre! ¿Señor? ¿Es usted?
Suarón: ¿Quién más va a ser, degenerado? Me acuerdo de lo que dijiste la semana pasada: "no señor, no la voy a usar para ver cosas sucias, solo para comunicarme con usted". Ya sabía yo que ni te ibas a conectar en el MSN.
Súperman: Eh... señor Prieto, pero que ojos tan... que ojo tan bonito tiene, ¿ya se le quitó la irritación?
Suarón: Sí, ya se me está... espera, ¡no cambies de tema! Voy al grano, quiero un ejército de Tuercas con trajecitos pintorescos.
Súperman: ¿Trajecitos pintorescos?
Suarón: Es que yo... yo nunca vi un desfile de niño... mis padres... ¡Demonios solo obedece, pinocho!
Súperman: Sí señor, lo haré, ¿cuántos se le antojan?
Suarón: Yo que sé, unos cuantos. Tú solo hazlo.
Súperman: Sí, sí. Adiós, señor.
Suarón: Y cuidado con andar viendo mañosadas, o voy a mandar pajaritos a picarte los ojos.
Suarón se fue. Súperman se rió y puso la música. Luego volvió a fijar la vista en sus modelos.
Froto despertó, recordando el asco que sintió cuando la corriente se lo llevó. Un olorcito bien rico a hierbas para pipa le llegó a la nariz y abrió los ojos buscando la suya. Vio a su lado al viejo Mandalf.
Mandalf: ¡Al fin! Pensé que nunca ibas a despertar, Froto.
Froto: Oh, Mandalf, ¿con quién diablos estuve anoche? Espero que haya sido con Aywey...
Mandalf: Bueno, al último que vi salir de aquí fue a Samy, pero eso no importa, ¿ya estás bien?
Froto: Eh, sí. Pero tengo muchísima hambre. ¿Qué tal si me vas a comprar unas tostadas o unos sopes, eh?
Mandalf: Eso después. El dueño del hotel éste hotel, Don Merlo el medio Delfo, nos invitó a un Concilio para decidir que hacer con el Arillo. Así que te levantas, huevón. Vámonos al Concilio. Me dijo que si lo destruyes va a reducir la cuota del hospedaje.
Se fueron caminando hasta llegar a un salón de fiestas lleno de gente: Atascón, algunos Chaparritos con las barbas trenzadas, un Delfo vestido de rosa y morado y un hombre tocando una canción con un cuerno del reino de Cóndor, además de otras personas que Froto no distinguió porque se sentía medio drogado. También estaba ahí un hombre vestido con traje de etiqueta y usaba lentes oscuros marca "Smith". Era Merlo el medio Delfo.
Melro: El mundo está decayendo. Las empresas de Suarón están acabando con todos los pequeños negocios que... bueno, el caso es que Froto tiene que ir a dejar el Arillo, ¿todos de acuerdo?
Todos(excepto Froto): ¡Sí!
Froto: ¡No! Yo no quiero ir a Me-Muerdes. Todos siempre dicen que es un lugar...
Merlo: Mira Froto, nadie te está preguntando, vas porque vas, ¿me oyes?
Le explicaron brevemente al pobre hobbit quienes iban a acompañarlo. Mandalf, para que no hiciera tarugadas; el Hombre del cuerno(Loromir de Cóndor) porque se iba a regresar a su casa; Willy el Chaparrito; porque su padre lo había corrido de la casa y se iba a mudar a las Minas de Achicoria con su primo Pilín; Lengualas Hojagreen, el Delfo de color rosa, que tenía muchas ganas de unas vacaciones; Atascón(Troncos)porque le dieron ganas de ir y finalmente los otros tres hobbits, que simplemente no sabían como regresar a la Chomarca y nadie los quería llevar.
Froto alcanzó a ver a su tío Silbo, que ya andaba con bastón y se quejaba a cada rato de los reumas que tenía, además de que todo el día escupía en el piso porque tenía tos con flemas. El deseo de no mirarlo más ayudó a Froto a tomar valor (los otros tuvieron que alcanzarlo cuando salió huyendo de Rivendel Inn con babas en los pies)
Llevaban todas las cosas de viaje encima de una mula vieja con las patas zambas. Llevaban como dos horas caminando cuando los hobbits comenzaron a berrear por el cansancio y espantaron al pobre animal, que salió corriendo con toda la comida y las mantas en el lomo. Lengualas sacó su arco y le disparo a la mula... como veinte veces antes de atinarle, pero al final lo logró. Y como les estaba empezando a rugir la panza, hicieron una fogata y
comieron mula asada.
Cuando todos estaban tan barrigones que no se podían mover, un montón de pajaritos negros comenzaron a volar encima de ellos.
Loromir: ¿Qué fregados es esa cosa?
Willy: Eh... eh... un jirón de nube...
Lengualas: ¡Oh, no! ¡Son palomas de Dunlan! ¡Cúbranse...! ¡Hablo en serio! luego se aventó debajo de unas matas.
Los demás empezaron a arrastrar las panzotas hacia los arbustos, pero el viejo Mandalf y sus reumas no se lo permitieron. Los pájaros lo vieron y les brillaron los ojitos( preparen... apunten...)
¡Fuego...!
Una lluvia de excremento de pájaro recién preparado cayó sobre el mago como si fuera lluvia. Realmente, parecía como si todos y cada uno de los pajaritos tuviera diarrea.
Mandalf: ¡Hijo de...!
Todos los de la comunidad comenzaron a reírse con ganas de Mandalf, que había quedado como una montaña de estiércol con patas.
Froto: ¡Hey! ¡Apuesto a que te gustaría ser invisible ahora!
Mandalf: Pin... cab... hijo de tu p... madre. ¡Por ti se suicidó tu mamá, pend...!
Froto puso la cara como si hubiera comido un costal de limones muy agrios (a veces los comía, cuando comenzaba a portarse amable), y se puso a llorar como magdalena.
Troncos: ¿Qué te pasa, Wey! Estás viendo que está todo pen... y todavía te pones a recordarle que su mamá se suicidó porque el nació. Por lo menos no dijiste que también sus padres adoptivos hicieron lo mismo...
Pepe: Tarde, ya te escuchó... Froto, deja de sorber mocos, maricón... oh, hola, Terry...
Willy: ¡Demonios! ¿Alguien quiere escucharme? ¡Vamos por las Minas de Achicoria! Mi primo Pilín nos recibirá como reyes.
Froto: ¡Que el portador del Arillo decida!
Mandalf: ¡Que el portador del cerebro más pequeño cierre el hocico! Dicho de otra manera, ¡cállate, Froto! Levante la mano el que quiera ir por Achicoria.
El único que levantó la mano fue Willy.
Willy: Eh... ¡está decidido, todos vamos a Achicoria...! - miró a todos, que le devolvían una mirada burlona.
Mandalf: Miren, nos vamos a ir por el paso de Carasatrás. Ya saben, ese lugar tan seguro dónde hay ventiscas, derrumbes y temperaturas de congelación, ¿todos de acuerdo?
Todos(excepto Willy): ¡Sí!