El viaje de dos pequeños caballeros

Arwen, Estrella de la Tarde, nos envia un relato en el cual se narra una visita de Merry y Pippin a Gondor, tiempo después de la Guerra del Anillo

Capítulo 1

-Hantale amigo- respondió Aragorn.

Hacía mucho tiempo que no empuñaba una espada…especialmente a su querida Andúril. Lentamente, empezó a deslizar su mano arrugada por la empuñadura hasta que sus dedos se agarraron con firmeza a aquella espada. El Rey había vuelto con la misma fuerza que antaño trajo.

Su querido amigo Legolas, hijo del Rey del Bosque Negro, se arrodilló y se despidió de aquel hombre vigoroso entrado en años que tenía al frente; un pequeño compañero le esperaba cerca de la ciudad, dispuesto a terminar la empresa que le habían encomendado.

Hubo tantos años de paz en Gondor, de alegrías, de hermosas fiestas, de buenas cosechas, que parecía imposible que tuvieran problemas en las fronteras del Este: aquellos hombres extraños, con los que firmaron la paz hacía tanto tiempo, ansiaban poseer tierras fértiles para cultivar, puesto que llevaban años con una persistente sequía.

Le pasó por la mente al observar aquel filo cortante y brillante, momentos lejanos en el tiempo… la Cima de los Vientos, Lórien, el Abismo de Helm, Bree… su querida y amada Compañía, ahora unida y dispersa a la vez: de este lado de la Tierra Media quedaban tres hobbits, Sam, Merry y Pippin… el elfo Legolas y el enano Gimli. El resto partió hacia el Oeste... Su corazón empezó a latir fuertemente y haciendo una mueca, recordó el mismo momento en que la Compañía se formó: en el Concilio de Elrond, Rivendel. ¡Cuántas primaveras pasaron desde aquél día!… y ahora, estaba allí, mirando el brillo intenso de Andúril atentamente.

- Mi Rey, todo está listo- anunció una voz.
- Gracias Beregond.- echó un último vistazo a su espada y la envainó con cariño.

Capítulo 2

-Yo Merry, ¡¡lucharé como un verdadero hobbit!! ¡¡Todo el mundo recordará a Pippin Tuck el Grande!! – exclamó Pip colocándose el yelmo,- cogeré a uno de esos y… ¡¡MEEERRYYYYYY!! ¡¡no quiero luchar!!... estoy mayorcete para estos trotes, además… ¿¿no veníamos de visita a Gondor??
- Creo que, mi buen hobbit, deberíamos por última vez recordar los viejos tiempos, sólo que en vez de pelear contra orcos, éstos serán hombres… aunque no sé qué es mejor. Y sí, es verdad, veníamos a ver a nuestro Rey y a su Dama… aunque la verdad…- bajó la voz hasta prácticamente susurrar palabras-, es que las setas de la zona eran nuestro verdadero propósito… ¿¿o no?? – contestó Merry ciñéndose su pequeña espada a la cintura.
- Sí… ésas setas maravillosas con ese sabor tan peculiar… ¡¡unas delicias al paladar hobbit no acostumbrado a saborearlas!! – Pippin empezó a abrir la boca mientras su nariz respingona “olía” sus setas...
- ¡¡Peregrin Tuck!! Estamos a punto de luchar contra enemigos y ¡¡sólo se te ocurre pensar en setas!!... es una tentación sí, pero a este paso nos vamos a quedar cantándo canciones ante los niños de esta ciudad mientras esperan llegar a sus padres de la guerra…- repuso Merry ante la carita embobada de su amigo.
-… ¿y no es mejor?...
- ¡¡PIPPIN!!

Merry empezó a empujar a golpecitos a su viejo amigo, no fuera que sus huesos maduros se fueran a romper con el empujón… Poco a poco salieron de la habitación.

- ¿Hobbits?- una voz sonó detrás de ellos.
- ¡¡Pequeños, viejos, pero sí, hobbits!!- contestaron los dos amigos a la vez.
- Vais a llegar tarde a las últimas filas de soldados que apenas están saliendo. Acabo de llegar una última ojeada por aquí, no sea que se quedara alguien… le he dicho al Rey que está todo listo, debemos irnos ya -replicó Beregond- por cierto… os he echado de menos...

Y así, guiñando un ojo a Pippin, los tres bajaron las escaleras de la muralla: se colocaron en la última fila, compuesta por soldados vestidos con la insignia de Gondor.

Se hizo el silencio entre la multitud de hombres armados… llegaban Aragorn y Arwen.

-He aquí valientes soldados preparados para la batalla,- empezó a hablar Aragorn,- preparados para defender sus hogares, sus tierras, su país. He de anunciaros que si es posible evitar la guerra contra nuestros vecinos, lo haremos, antes la vida de los hombres que su muerte… pero si amenazan con saquear nuestras tierras y entrar por la fuerza, mis valerosos guerreros, ¡¡empuñad vuestras temibles espadas!!... ¡¡el Árbol Blanco nunca caerá si nosotros podemos evitarlo!! Encended la llama que arde en vuestros corazones de esperanza, ¡¡y emprendamos el camino hacia la victoria!! – y diciendo esto, Aragorn levantó su espada y los soldados dando un grito alentador se arrodillaron ante los Reyes de Gondor.

Ambos con un dulce beso se despidieron. Arwen, al frente de todos los presentes, levantó su mano en señal de despedida y , acto seguido, las filas enteras de guerreros partieron, tomando como rumbo el sureste de aquellas tierras, hacia Lebennin, tierra inmensamente fértil debido a su proximidad con las bocas del Anduin, el río Grande.

Capítulo 3

-Me…Me…Merry, ¿estás viendo lo que veo?- dijo Pippin boquiabierto.

De repente ante ellos aparecieron miles de hombres de oscura mirada vestidos con armaduras toscas y con turbantes en la cabeza: estaban preparados para luchar.

Había en ellos una desesperación que se palpaba en el ambiente. Tenían algo que los movía a dejarse la piel luchando, luchando por poseer las tierras fértiles que en sus territorios no podían encontrar, por encontrar alimento para sus familias… Aquel espíritu interior se alimentaba de la desesperación que estaban pasando: el hambre. El hambre que causó la muerte de cantidad de campesinos gondorianos que tan sólo pretendían defender lo suyo.

-Sí Pip, veo lo que ves tú, y también veo que no deberíamos meternos mucho en esto… toda esa gente está enferma por falta de alimento, podrían ser muy peligrosos… se nota en el aire que ellos mismos están dudando y temiendo por su futuro pero que se van a dejar las tripas en luchar… y nunca mejor dicho!
-Me alegro de que llegáramos tarde y nos hayamos quedado en la última fila… no me gustaría ser el primero en ver de cerca sus caras. Merry, no te separes de mí, eh? Si te pasara algo no me lo perdonaría nunc…
-Shhhh!!! Calla!! Aragorn se ha adelantado a nuestros soldados.

Aragorn, Rey Sabio entre todos los hombres que alguna vez gobernaron Gondor, estaba decidido a parar cualquier tipo de enfrentamiento que pudiera producirse entre ambos ejércitos, sin antes hablar. Acababa de ver con sus propios ojos la desesperación de aquellos hombres del Este… y no estaba dispuesto a luchar contra un pueblo que estaba sufriendo; pero tampoco estaba dispuesto a sufrir más pérdidas entre la gente de Gondor.

Levantó la mano para dialogar así con el capitán de todos ellos.

Capítulo 4

A este gesto que algunos hombres del Este interpretaron como el inicio del enfrentamiento, salieron pequeños grupos de hombres levantando sus afiladas lanzas y corrieron atacando al ejército de Gondor.
Así se empezaron a defender los guerreros gondorianos y poco a poco cada vez más gente se unió al choque de armas.

En medio de la confusión, Aragorn mandó llamar a los dos hobbtis para que hicieran sonar un cuerno y así parar el derramamiento de sangre.

Corriendo Beregond hacia los dos hobbits, se acercó a ellos y les dijo:

-Nuestro Rey os pide un favor urgente por vuestra parte. Se dice y hemos comprobado que los hobbits tenéis una vitalidad que no mengua a pesar de las circunstancias. Demostrad ahora que la podéis convertir en un sonoro golpe de cuerno para parar esta horrenda confusión y evitar más caídas que cada segundo se están produciendo aquí en estos campos de labranza. Venid conmigo de prisa.

Merry y Pippin se miraron mutuamente sin apenas soltar palabra… y acto seguido siguieron a Beregond.

Las espadas sonaban mientras chocaban entre ellas. Los gritos de socorro y los últimos suspiros de algunos hombres llegaban a retumbar la tierra por dentro.

Pasando así con rapidez entre el gran estruendo, se acercaban al lugar donde Aragorn estaba…Sin previo aviso una lanza se clavó en un costado de Beregond, y un hombre de oscura mirada saltó encima de él. Merry que iba detrás de éste, sacó su espada de su cintura y empezó a luchar contra este hombre que acababa de herir a su amigo.

-Pippin corre!!! Busca el cuerno!! No te preocupes por nosotros- gritó Merry desde la espalda del hombre mientras empezaba a morderle el hombro con los dientes.

Los ojos de Pippin se abrieron como platos, y no le quedó más remedio que acelerar el paso hasta que empezó a correr en busca de ese cuerno que podía frenar el enfrentamiento de tantos soldados.

Después de recibir golpes, puñetazos perdidos, y algún otro tirón de pelo por donde pasaba, llegó hasta donde estaba Aragorn. Éste se encontraba buscando algo o a alguien ente la multitud… y así sus ojos se posaron en Pippin… Quitándose el cuerno del cuello se lo lanzó a Pippin, el cual cogiéndolo se lo colocó en la boca,

-A ver… cómo se sopla… venga Pip, tú puedes, no tienes ni idea de cómo hacerlo, pero algo saldrá…-dijo el pequeño hobbit. Probó a soplar… no se escuchó nada.

Colocado así como estaba, vio a lo lejos a su amigo Merry en el suelo, al lado de Beregond, y a un hombre que poco a poco, con una cara encendida de odio se les acercaba por detrás. Intentó persuadirles pero de nada servía con el tremendo ruido que había... Cada vez se acercaba más ese hombre a sus amigos. Pippin se empezó a desesperar... hasta que los nervios le hicieron soplar el cuerno con todas sus fuerzas.


Capítulo 5

Como si de las mismas entrañas de Arda hubiera salido un espíritu incontrolable, el cuerno de Gondor emitió un rugido potente, con tanta fuerza y poder que todos los presentes pararon de luchar y se taparon sus delicados oídos ante tal estruendo.

Así Aragorn aprovechó el momento y gritó algo en el idioma de esa extraña gente.
Se levantó un murmullo en el campo de batalla y tras unos segundos que parecieron horas, apareció el gran Capitán del Este. El Rey Elessar tiró su espada en señal de diálogo y el Capitán también terminó tirando la suya.

Pasaron dos largas horas hablando los Señores de ambos ejércitos y al fin, llegaron a un acuerdo: Gondor proporcionaría el suficiente abastecimiento de comida que necesitaran a cambio de que éstos parasen las intrusiones, los asesinatos que se estaban produciendo cerca de allí, además deberían intercambiar productos por el alimento. Tales comercios durarían hasta el final de la sequía; para asegurar la paz de Gondor. Después del acuerdo recién firmado, firmaron un trato de paz que estaría presente hasta muchas generaciones después… y así el Rey miró por la seguridad de los suyos y la necesidad de los otros.

Dos días después de aquél enfrentamiento, el ejército intruso volvió para su tierra demostrando así que les importaba el trato.

Cumplido el tercer día, el campamento de Gondor volvió para Minas Tirich enterrando a aquellos que cayeron luchando por su país, y a los cuales más tarde se les compuso canciones.

Llevaron a los heridos con sumo cuidado hasta las Casas de Curación, donde poco a poco fueron recuperando sus fuerzas. Entre los heridos se encontraban Beregond y Merry que con el tiempo empezaron a sacar buenas carcajadas a los propios compañeros heridos… la vitalidad de Merry alegraba y daba fuerza a aquellos que estaban cerca de él.

Capítulo 6

El día de la despedida empezaba a acercarse, y los dos hobbits se sintieron apenados cuando al fin llegó porque apenas les dio tiempo a buscar sus amadas setas… por las cuales en realidad estaban allí.

-Bueno Pip, por lo menos hemos recordado viejos tiempos. Yo me siento muchísimo más fuerte y además… hemos visto a Trancos y a su hermosa dama a los cuales echaba de menos no verlos en La Comarca.

-Sí, supongo que ha valido la pena venir hasta aquí. Jajaja el viejo Beregond sigue siendo tan atento como la primera vez que lo conocí aquí mismo… en esta torre tuvimos nuestras charlas que no tenían nada que ver con la que tenemos tú y yo ahora… Me acuerdo que…- rápidamente Pippin cerró la boca y miró a otro lado- nada, olvídalo.

-¿Te acuerdas de qué? Venga!! Suéltalo… no pasa nada- insistió Merry.

-Que no…

-¡¡Por favor!!…

-Vaaaale… - y cogiendo aire para no ponerse todavía más rojo, dijo- … pues… desde aquí… en la Guerra del Anillo…el caso es que viejo loco, te eché mucho de menos antes de volver a encontrarte, cuando Gandalf me trajo hasta aquí y estuve solo un tiempo… pero oye, hace mucho de eso, eh? no te vayas a pensar que…

En el rostro de Merry apareció una sonrisita… y de repente, abrió sus bracitos y abrazó con fuerza a su viejo amigo.

-Me…rry… ¡¡que me aho…gas!!- dijo Pip entrecortadamente.

Capítulo 7

Después de despedirse de muchos nuevos amigos, fueron a ver a los Reyes de Gondor antes de emprender el viaje de vuelta a La Comarca.
Acompañados de Beregond, subieron las escaleras hasta que se abrió la gran puerta que daba paso al salón principal.

- Ahora entrad, os están esperando.

Y así los dos hobbits con sus bolsitas al hombro entraron y vieron a Aragorn y a Arwen. Éstos les indicaron que se acercaran.

- Acercaros y sentaros mis queridos amigos- dijo Aragorn.

Los dos hobbits se acercaron a la mesa repleta de manjares que tenían delante: deliciosos corderos habían sido cocinados con unas hierbas que desprendían un olor característico, platos y platos típicos de Gondor estaban allí, delante de ellos mostrando al tacto, al olor y a la vista todos sus encantos. El perfume del oscuro vino embargaba a su vez el salón.

Merry tragó saliva. ¿Todo esto?¿para mí? Pensaba para sí mismo.

Los hobbits se sentaron a la mesa enfrente a Aragorn y a Arwen quienes observaban sus caras estupefactas.

- Como siempre, llegan las despedidas, y ahora toca la nuestra. Os agradecemos enormemente vuestra colaboración en lo que aquí ha acontecido. Sabemos que ambos veníais de visita y terminasteis luchando en un conflicto que no os concernía. No tenemos otra forma de agradeceros vuestra ayuda que ofreciendo este banquete en honor a vosotros, -y subiendo el tono de voz, dijo- Que pasen todos.

Merry observó que desde las sombras un hombre que al perecer había permanecido allí desde que entraron él y su amigo, se dirigió a la puerta grande que daba al patio y la abrió. Músicos, bailarines, caballeros, damas, curanderos, niños y un sin fin de hombres y mujeres empezaron a entrar en el salón. Había que despedir con honor a los valientes viajeros.

Capítulo 8

Había pasado un rato ya desde que ambos a lomos de sus caballos habían abandonado Minas Tirich. Contentos, llenos y felices iban cantando alegremente por el camino principal.

- Al fin y al cabo, no ha estado tan mal la visita, eh? – dijo Merry todo sonriente.

- Estoy de acuerdo contigo, ha sido una buena visita- contestó Pip-, aunque si te digo la verdad… creo que me falta algo para completar nuestra pequeña aventura…

- ¿Qué más quieres, Pip? Nos han ofrecido un banquete sólo para nosotros, han estado con nosotros, nos han atendido como es debido, ¿qué más te falta?

- No sé Merry, no sé.

Siguieron andando por el ancho camino. De repente el sonido de los cascos de un caballo los inquietó. ¿Quién podría ser? El sonido procedía de detrás de ellos, pero todavía no alcanzaron a ver de quién provenía.

Escucharon un silbido potente y sus caballos se pararon en seco. Intentaron moverlos pero no podían, no querían moverse.

Ya divisaron el sujeto que venía detrás de ellos. Estaba envuelto en una túnica con una capucha oscura que le cubría la cara. Montaba un caballo de color plata que relucía en contraste con su pelo brillante y los reflejos del sol dorado.
Los dos hobbits nerviosos, sacaron y empuñaron sus espadas a la espera de un ataque inminente.

El individuo paró e hizo frenar a su caballo apenas a cinco pasos de los dos hobbits. Bajando majestuosamente del caballo, se quitó la capucha que cubría su hermosa cara. Era Arwen, la Reina de Gondor, quien hacía casi una hora los había despedido junto a Aragorn.
Los hobbits dieron un largo suspiro y envainaron sus espadas de nuevo.

- Aiya mellons!!- dijo levantando la mano-. Vuestra despedida nos entristece y queremos Aragorn y yo daros un último regalo para el largo camino que os espera hasta vuestros hogares.- acto seguido, sacando una cesta de debajo de su capa de la entregó a Merry-. Aquí tenéis. Disfrutadlo!!

Merry y Pippin abrieron la boca para agradecerles el regalo, pero no les dio tiempo: Arwen acababa de montar en el caballo y sonriendo se despidió diciendo:

- Tenn´enomentielva!!

Dando media vuelta se alejó rapidamente y pronto la perdieron de vista.

Merry alzó la mano en señal de despedida, pero no pudo articular palabra. Dando media vuelta se giró hacia su viejo amigo y lo miró cómo observaba sentado en el suelo el regalo.

- Ya he encontrado lo que faltaba para completar este pequeño viaje…- dijo Pip con los ojos como platos mientras se empezaba a dibujar en su cara una sonrisa entre mezclada de agradecimiento y admiración.

Unas hermosas y jugosas setas esperaban descansando en aquella cesta el momento de pasar a mejor vida.