Epílogo - Después de la Guerra
Capítulo 8: Faramir
Conocía Ithilien desde siempre.
Aquellas tierras fueron refugio de sus miedos, de sus alegrías, de sus esperanzas y albergaron también parte de sus más grandes miedos.
Faramir solía salir a pasear a caballo nada más salía el sol desde detrás de las montañas de la Ciudad de Minas Tirith.
Una de las cosas más reconfortantes era pasear tranquilo, sin prisas, sin tener que estar en guardia en todo momento y sobre todo, sin tener que ir camuflado, escondiéndose de cualquier sombra.
Pero lo mejor era regresar a casa, aquello que podía llamar hogar y reunirse con la cálida sonrisa de su esposa.
A veces se alegraba de que su padre no la hubiera llegado a conocer.
Pero no había día en el que no lamentara que Boromir no llegara a saber que existía una criatura tan magnifica y maravillosa aun sin llegar a ser Elfa: no le hacía falta. Y que ahora era parte de la familia.
Una mujer Rohirrim; Boromir apreciaba mucho a esas gentes, siempre habló bien de ellos.
Perder a un hermano no podía ser compensado con nada, sin embargo, ya no había dolor o tristeza en el recuerdo.
Solo orgullo, cariño y esperanza.