Y sentado un poco aparte había un hombre alto de cara hermosa y noble, cabello oscuro y ojos grises, de mirada orgullosa y seria. Estaba vestido con manto y botas, como para un viaje a caballo, y en verdad aunque las ropas eran ricas y el manto tenía borde de piel, parecía venir de un largo viaje. De una cadena de plata que tenía al cuello colgaba una piedra blanca; el cabello llegaba a los hombros. Sujeto a un tahalí llevaba un cuerno grande guarnecido en plata que ahora apoyaba en las rodillas. Hijo de Denethor II, el Senescal de...
(sigue)
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