Gilraen la Bella

Este es un relato de mi autoría, espero que les guste. Me pareció que ya que sabemos tan poco sobre la madre de Aragorn, su vida era un buen tema para una historia.

Capítulo 3.

Los orcos habían vuelto, y los dúnedain nuevamente salieron a cazarles, siempre vigilando en el secreto, cada frontera de los pueblos libres. No obstante, el señor Arathorn permanecía al lado de su padre liderando el campamento.

Esa noche Isil nuevamente quería abrazar Endor y se hallaba muy cerca, y los montaraces celebraran, pero eran pocos, pues parte del campamento se había desplazado para luchar contra los orcos y tragos.

En el centro del campamento, brillaba una cálida hoguera y los músicos tocaban en derredor una animada danza.

Arathorn conversaba con su padre. De pronto la música cesó y él levantó la mirada, entonces la vio; una doncella se había erguido de entre los músicos y miraba silenciosa hacia el oeste, le pareció que ella replandecía en claridad como una lámpara que había atrapado para sí la luz de Ëarendil. El cabello brillaba ambarino a la luz del fuego, era digna y alta como una lanza, el sencillo vestido gris no podía ocultar la hermosura que guardaba…la estrella de los hombres del oeste refulgía prendida en su pecho. Entonces la joven se movió, Arathorn temió que aquella visión desapareciera, pero no, ella levantó un taurina lómelindi y tocó mirando hacia el cielo, era una música sin palabras, pero todos sabían lo que significaba, era un lamento por la perdida belleza de Númenor, por sus días de gloria y su caída. La joven dama tocaba con melancolía y pasión, y le pareció aún más hermosa al hijo del capitán, surgía ante sus ojos como una visión de días antiguos, una habitante de la bella Númenor, una reina, noble y sabia, que conoció sus costas y vio como todo cayó en las sombras.

Gilraen dejó de tocar, dirigió una quieta mirada a Arathorn, sólo una, con eso bastó.

Él se sorprendió - …Pero ¿por qué debe ser tan joven?...yo…desearía cuidarla, protegerla de todo mal…podrí a vivir para ella, mas dudo que siquiera se me acerque…seguramente no llegaría a verme como más que un hermano mayor y odiaría escuchar palabras dulces de mi boca…- Alassë lómë heru- los pensamientos de Arathorn fueron interrumpidos, era Gilraen quien le saludaba- …Heri!-musitó este, ella pasó por alto el que le hubiera llamado señora, le habría puesto en un aprieto.

- ¡Gilraen, vuestra música es maravillosa! Por favor…sentaos a mi lado y el de mi padre, no creo que los vuestros se molesten- Eso no lo sé mi señor…quizás querrán que coma con ellos…- Entonces que vengan también, decid a vuestro padre que se siente con su esposa y sus hijos al lado del capitán…así vos podrías sentaros conmigo si es de vuestro agrado- Será un honor compartir la mesa con vos señor, pediré permiso a mis padres y los invitaré al lado de nuestro capitán.



Entretanto la madre vigilaba sigilosa a su hija-…Dirhael- susurró- ¿Querías conocer al amado de nuestra hija? Allí está, conversando con ella.

-¡¿¿El futuro heredero??! …Ay, entonces nuestra hija ha de sufrir, él es una hombre maduro, sabio y muy severo consigo mismo…dudo que llegue a enamorarse de una muchachita…- Ya no es una muchachita, que aún no sea casadera no quiere decir eso .

Gilraen interrumpió la conversación, los padres asintieron y ella se sentó al lado del hijo del capitán.

-…Os gusta mucho esta noche del año ¿verdad dama?- dijo él rompiendo el hielo- Si, pero siempre me deja una enorme sensación de tristeza…- ¿Acaso porque el destino de Númenor era perecer?

- ¡No! Ese no era su destino!- los ojos de la joven brillaban como frente a una visión mientras miraba al oeste- Númenor no pereció, ella vivirá en incontables generaciones a través de los hombres y mujeres del oeste, quizás su esplendor ha menguado, pero su sangre se levantará más temprano que tarde en grandeza!- ¡Ah, espero que seáis vidente y lleguen días de paz y de gloria!... pero ¿cuál era el motivo de vuestra tristeza en esta noche?- …El no haber nacido en días antiguos, para vivir en la morada de nuestro pueblo en el mar…

La belleza de las palabras de la joven había encantado a Arathorn, en verdad ella amaba a su pueblo.

- Disculpadme Gilraen si mis palabras os molestan, pero no pretenden alabar sino decir verdad…- la joven miró extrañada a aquel señor de los dúnadan- …pero seríais una maravillosa reina de nuestra gente…
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