El teatro del Concilio 2003
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El Concilio de Elrond decide el destino del Anillo Único
La jornada comenzó al amanecer, con la presencia de figuras de gran renombre, convocadas por el Señor Elrond, cuyo hogar ha servido como un refugio y centro de sabiduría durante siglos. En un acontecimiento que puede cambiar el destino de toda la Tierra Media, hoy se ha celebrado en Rivendel el tan esperado Concilio de Elrond, donde los principales líderes de las naciones libres se reunieron para discutir el futuro del Anillo Único. Entre los asistentes al concilio se encontraban Gandalf el Gris, Aragorn, heredero de Isildur, Boromir de Gondor, Legolas del reino élfico de Mirkwood, Gimli hijo de Glóin,... (sigue)
Osgiliath 2003 (cap. 16-27 y final)
16. El fin de Gondor Desde las seis de la mañana hasta las siete y media del día siguiente – treinta y siete horas en total – ocurrió lo que tanto habían anhelado, y por tanto tiempo, los poderes oscuros del Mundo: Gondor, tal y como se entendía o había permanecido hasta aquel entonces, dejó de existir… Para tal efecto, no se habían necesitado hordas ingentes de un ejército enemigo que ya sólo campaban por las viejas crónicas, sino simplemente los propios ciudadanos de la capital. Como se solía decir, y se oyó mucho durante los días que siguieron a... (sigue)
Osgiliath 2003 de la C.E. (caps. 10-15)
(volver a los capítulos 1-9) Osgiliath 2003 de la Cuarta Edad 10. Amaurëa: - ¡Voy a partirte las piernas, desgraciao’, y luego te pasearemos por las calles para que te pateen la cara!- ¡Claro, muchachote! Todos sabemos de lo que serías capaz, pero ¿me harías el favor de apartarte como el niño bueno que eres, por favor?No era el discurso más inspirado de Beregond, teniente de policía de Osgiliath, pero sirvió para que el chico, no mayor de dieciséis años y con la cabeza rapada propia de los GPPN, se apartara unos pasos antes de que el “Puño de Sauron”... (sigue)
Osgiliath 2003 de la C.E.
Capítulos 1-9 - Capítulos 10-15 1. Un mundo nuevo. Los plácidos campos verdes se extendían hasta donde su vista lograba alcanzar, el cielo era de un azul intenso y la temperatura era lo más agradable que uno podía esperar de un día de verano. Recostado en su silla de madera de roble, Tullken tomó unas bocanadas de su pipa, sintiéndose el chico más afortunado del mundo. "Agradable día ¿eh, maese Tullken?" dijo una voz serena a su lado. Tullken quiso contestar a su misterioso compañero, que a pesar de tenerlo al lado, solo lo percibía como una sombra, cuando de... (sigue)