Ninguno de los dos habíamos olvidado aquellas palabras. Yo le había despedido en Henneth Annûn dudando que el destino nos deparase otro encuentro bajo el Sol, y dije:-Si acaso alguna vez, contra toda esperanza, regresas a las tierras de los vivos y volvemos a relatar nuestras historias, sentados junto a una soleada pared y riéndonos de las viejas penas, me hablarás de todo ello... La historia del escurridizo Sméagol, de cómo se había apoderado del Anillo y de cómo lo había perdido finalmente a manos de Bilbo Bolsón...eso era, ni más ni menos, lo que no había confiado en llegar...
(sigue)
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