Nárendur era apenas un niño. Sus 20 años élficos daban para muy poco en un pueblo que se ríe de aquellos que aún llevan la cuenta de su tiempo. Aunque su cuerpo se había desarrollado y sus rasgos se asemejaban al Elda que habría de ser, ni de lejos se le consideraba más que un chiquillo.Hasta entonces su vida se había centrado en el aprendizaje, en las fraguas de Fëanor. No había pasado de limpiar, observar a los aprendices y cortar leña para alimentar los hornos. La humildad y la obediencia eran los primeros estadios del aprendizaje de un oficio....
(sigue)
Sí, usamos cookies para mostrarte información, publicidad y datos de tu sesión. Sí, la ley nos obliga a poner este comentario si lo hacemos. Si sigues navegando es que todo esto te da lo mismo o te parece bien: muchas gracias por visitarnos, y di amigo y entra. Si no, cierra la página, namarië y tan amigos.