Supongo que lo mejor será empezar presentándome, y contando un poco los hechos que nos llevaron a tres amiguetes de esta web a lograr ver el metraje de 26 minutos de Cannes.
IMPORTANTE - Las imágenes que acompañan a este reportaje no están obtenidas en este metraje, sino que son imágenes que en un momento u otro han sido obtenidas de la web, promocionales, o incluso fotogramas de los trailers. En el metraje estaba totalmente prohibido tomar ninguna fotografía, ni entrar con ningún tipo de aparato de grabación ni cualquier cosa que pudiera filtrar parte de este material al exterior.
Me llamo Leandro. Muchos de vosotros me conocéis por la web de "elfenomeno.com". Soy el responsable de la sección "Películas" dedicada sobre todo al rodaje de la trilogía que Peter Jackson está dirigiendo en Nueva Zelanda. Como muchos (o todos) sabéis, de este metraje se realizó un montaje de unos 26 minutos que fue proyectado por primera vez en el festival de Cannes (de ahí que se le llame "el metraje de Cannes"), y que ahora está recorriendo medio mundo para publicitar la película. Pocos son los invitados, así que mi sorpresa fue mayúscula cuando nos llamaron de la distribuidora Aurum y nos dijeron que estábamos invitados a ver dicho metraje en Madrid.
Tras haber leído una y mil veces los reportajes de otros fans sobre este metraje, ahora soy capaz de redactar nuestro propio reportaje, que espero que sea del agrado de todos vosotros.
Al llegar a los cines, y tras pasar por un detector de metales (para no colar ninguna cámara ni aparato de grabación, por supuesto) se nos ofreció un aperitivo (que vino como "Anillo al dedo", nunca mejor dicho). La mayoría de los allí asistentes eran periodistas y profesionales de distintos campos que rodean al séptimo arte, pero nosotros éramos los únicos que, además de tener una responsabilidad de contar lo que ibamos a ver (como todos los demás), estábamos allí representando a los fans de toda España. Aldo fue más en calidad de representante de la web de "Las Películas de El Señor De Los Anillos", pues su webmaster no podía asistir ese día. Naryanna y yo como representantes de "elfenomeno.com", y por supuesto, el presidente y vicepresidente de la Sociedad Tolkien Española.
Fue divertido cuando alguien anunció que ya podíamos pasar a la sala: la mayor parte de la gente apuró su café, o su bollo, y sin prisas se dirigió a la sala. Mientras, nosotros nos volvimos como autómatas y entramos casi los primeros en la sala. Cogimos los que puede que sean los mejores sitios de la sala (en todo el centro) y nos sentamos con más nervios que el resto de las docenas de asistentes.
Un pequeño respiro, y directamente, sin preámbulos ni presentaciones (¿quién los necesita?) se apagaron las luces y comenzó la proyección.
Peter Jackson e Ian McKellen, vestido como Gandalf, van en el carro de éste último. Pero hay algo que no cuadra... ¡¡Peter Jackson es un hobbit!! En efecto, su tamaño es, aproximadamente, la mitad que el de Gandalf. Por mi parte, sé bien que el causante de este efecto es el carro, deformado para que PJ esté sentado en realidad mucho más lejos de lo que parece estar. La perspectiva forzada da el primer ejemplo de la magia que ha conseguido dar versatilidad a esta producción. Empiezan a hablar, y cuentan que el metraje que estamos a punto de ver aún no está terminado. Faltan por completar algunos efectos especiales (como bien pudimos comprobar después) y la música no es la que Howard Shore ha compuesto, salvo en la escena de las Minas de Moria. Y poco más. PJ le dice a Gandalf que se apresure, que van a llegar tarde a la fiesta de Bilbo, y Gandalf acelera el paso del caballo.
Cambia el plano, comienza el verdadero metraje... y mentalmente hago acopio de fuerzas para no perder mi "supuesta objetividad". En efecto, antes de entrar a la película, me propuse analizar la película de la forma más objetiva posible. Pero claro, ¿cómo se mantiene la objetividad si estás viendo, con tus propios ojos, el carro de Gandalf (ya sin Peter Jackson, claro) pasando por entre hobbits que trabajan el maíz (tan alto como ellos), ante los smiales y la colina que tantas veces he imaginado, y que ahora puedo ver con mis propios ojos? Os juro que hice lo posible por mantenerme imparcial, e incluso indiferente, ante esa maravilla. El trabajo que han hecho en Hobbiton es tan cuidadoso y meticuloso que realmente te lo crees. Es real. Real como cualquier otra cosa real.
Aún así, yo tranquilo. Ánimo, Leandro, aguanta y no chilles ni tiembles. Mientras, Gandalf llega ante un hermoso smial, que creía haber visto antes, pero no recordaba por qué. Baja del carro, abre la puerta del porche... y entonces lo reconocí. Esa imagen es idéntica a otra que en su día dibujara John Howe, pero en movimiento (bueno, salvo la verja, que está pintada de blanco en la película). Real. Real como nunca hubiera imaginado que pudiera hacerse.
Gandalf entra al porche, y ¡golpea con su bastón la puerta del agujero hobbit! Jejeje, no tiene otra forma de llamar, nuestro viejo mago gris. Por supuesto, la voz del hobbit que contesta desde dentro suena enfadada y molesta:
- ¡No queremos más visitas! ¡Ni vendedores ni adivinos! Ni queremos hablar con parientes lejanos" - NOTA: Los diálogos estaban en inglés, y mi oído para este idioma no es muy bueno... sin embargo, la mayor parte de los personajes hablaban tan perfectamente que pude distinguir la mayor parte de las frases (y los acentos) sin problemas.
Este guiño a El Hobbit se agradece muchísimo. Mientras, Gandalf se sonríe y dice con su maravillosa voz:
- ¿Y qué tal hablar con un viejo amigo?
La voz del interior calla. La puerta se abre lentamente, y aparece un hobbit (sí, un hobbit, no un actor llamado Ian Holm, sino un perfecto y auténtico hobbit). En su rostro se refleja la emoción de quien vuelve a ver por sorpresa, en efecto, a un viejo amigo a quien no ve desde hace años.
- ¿Gandalf?
- Bilbo Bolsón (Baggins, en el original). No has envejecido ni un día - responde jovial Gandalf, con esa fórmula de cortesía tan común que todos conocemos.
Bilbo, emocionadísimo, corre y abraza a Gandalf, casi con lágrimas en los ojos. Gandalf ríe y le devuelve el abrazo.
...
Hale. Toda mi indiferencia, mis (vanos) intentos por permanecer imparcial, mis ganas de ver la película como un crítico y no como un fan, se fueron a tomar vientos. Como si estuviera yo también allí, y me reuniera con mis viejos amigos el hobbit y el mago, yo también noté cómo una lagrimilla (no la última) intentaba asomar a las cuencas de mis ojos. Estoy casi seguro de que la película también empezará así... con esta reunión tan esperada por todos nosotros.
Ahora vemos la escena desde el interior de Bolsón Cerrado. Bilbo entra rápido, invitando a Gandalf a pasar, y preguntándole si quiere té y algunas pastas, o tal vez queso, o pastelitos, o... su bervorrea es impresionante, creíble y auténtica como todo lo que vemos alrededor. En el mismo plano, sin cambiar la cámara, entra Gandalf... ¿Cómo es posible? Son dos actores de talla parecida, y uno parece el doble de alto que el otro! La iluminación es perfecta. No sé cómo lo habrán rodado, pero parece que la luz del exterior les incida a uno y otro del mismo modo, mientras que al rodarlo, es de suponer que uno tendría la luz más arriba y el otro por la cintura... o yo qué sé. Quiero destacar este detalle aquí, porque el resto del metraje es igual: los hobbits son hobbits y están ahí, y no se nota ningún truco extraño, ni efecto especial mal montado, ni luces o reflejos que no corresponden. El cuidado que han puesto en llevar a cabo la realización de los hobbits es tan perfecta que parece real. ES real. Para mi gusto, ésta es la clave principal de la credibilidad de esta trilogía. Superado este obstáculo, lo demás es hacer cine... y como veremos a continuación, también saben hacerlo.
Volvamos a Bilbo y Gandalf. El mago le entrega su sombrero y su bastón a Bilbo (je, ¿cómo demonios habrán hecho ésto?), quien se disculpa por el desorden y sigue correteando por la casa, tal y como lo haría un hobbit emocionado, y hablando sin parar de las excelencias de su despensa (qué hambre, por favor...). Mientras, Gandalf está a punto de chocar con la lámpara de la entrada. El techo de Bolsón Cerrado es demasiado bajo para él, y tiene que andar agachado. Tras comprobar que la lámpara no ha sufrido ningún daño, el mago se vuelve y ¡bang! se golpea con una viga del techo. No sé si será algún truco, pero tiene toda la pinta de que a Ian McKellen le fuera a salir un chichón.
Segundo inciso: el sonido. Sí, es sólo un golpe contra una viga, pero aquí ya se empieza a adivinar que el sonido de esta película va a ser otro punto a tener muy en cuenta para su versatilidad. Perfecto, bien incluido, sin excesos... y eso que aún no hemos oído a los orcos, jejeje. Seguid leyendo.
Gandalf entra a la salita principal, mientras le indica a Bilbo: "Sólo té, gracias", aunque Bilbo se adentra en la cocina y no para de ofrecerle más pasteles, queso y no sé qué más. No puedo describir todos los detallitos que hay en esa salita, pero es algo tan completo... oh, Dios, mirad la chimenea. Encima hay ¿dos retratos? Vaya, no me he fijado bien. Mirad esa silla, y en la mesa, ¿qué es lo que hay? Gandalf parece preguntarse lo mismo. Se acerca a la mesa, y el rostro del mago nos muestra que acaba de reconocer algo que le trae muchos buenos recuerdos: el plano de "El Hobbit". Perfecto, con las runas, el texto (en inglés, eso sí) que reza: "Aquí antaño fue Thrain Rey bajo la Montaña". El dragón no es igual: en lugar de tener su cuerpo estirado, dobla su cola debajo de su cuerpo. Pero de verdad que no importa. ¡Ah! y está en color rojo, así como las letras que, según Tolkien, debían estar en este color. Con añoranza, Gandalf devuelve el mapa (que parece va a ser encuadrado) a la mesa.
Bilbo aparece, sin haberse callado aún, en la puerta de la sala donde se supone que está Gandalf, volviendo a preguntarle qué es lo que quiere, pero el mago no está... "¿Gandalf?" Je, el mago aparece, divertido, con su estilo propio, a la espalda del hobbit. "Sólo té, gracias", repite. Bilbo recupera la compostura como quien recuerda la típica broma de un amigo: "Claro, claro"... Bilbo es El Hobbit. De verdad que los otros cuatro principales hobbits de la película no dan tanto la sensación de ser tan auténticos, tan perfectos, tan... "hobbit". Ian Holm no puede ser mejor elección.
¿Recordáis ese trailer en el que se veían unos fuegos artificiales sobre Hobbiton? Bien, pues ese "hongo" que se abre sobre Hobbiton no termina fundiéndose y desapareciendo, no. Es el siguiente plano que se nos muestra en el metraje. Las luces caen casi hasta llegar al suelo... ¡y remontan el vuelo! Como lo oís: los fuegos artificiales de Gandalf no tocan el suelo, vuelven a ascender y se acercan a la velocidad del rayo a la cámara. Permitidme que os lea el libro: "Hubo cohetes como un vuelo de pájaros centelleantes, de dulces voces". Pues ahí los tenéis. Este viejo no ha perdido ni un ápice de su habilidad, ¿eh? Bien, ahora cambia el plano y vemos la fiesta de cumpleaños de Bilbo. Hay mucha comida, baile, comida, más fuegos artificiales de Gandalf, más comida, el viejo Ted Arenas hablando en voz alta... ¿o será Ganapié? ¡Ah! y también hay mucha comida. ¡Se nota el "espíritu hobbit", jajaja! Gandalf hace brotar mariposas (fuegos artificales, también) con las que juegan los niños, y baila entre los hobbits. Sí, Gandalf (el doble de alto que los demás) baila... aunque un poco torpemente, jejeje. Frodo y Sam se animan también a bailar... Todo es perfecto.
Y entonces el discurso. Sólo asistimos a un par de frases, las más significativas, de todo el discurso... pero el resto ya nos lo sabemos. Todo concluye con la frase que todos sabíamos: "Me voy. Los dejo ahora. ¡Adiós!". Mientras, le hemos visto jugar con el Anillo, que ahora se pone en el dedo... ¡y desaparece! Perfecto el desvanecimiento, sin luces, sin campanillas... sólo se "esfuma" de la vista.
Aquí hay un cambio respecto del libro, pues en el libro, Gandalf adivina que Bilbo va a hacer algo así, y provoca una explosión en el momento del desvanecimiento de Bilbo, de forma que todo parece un truco normal y corriente... pero en la película, Gandalf no parece esperar ésto, y no hay explosión.
Eso sí, la reacción de Gandalf en la película es lógica, después de lo que ha sucedido. En lugar de estar más o menos contento por haberle estropeado la sorpresa a Bilbo, en la película le echa una bronca tremenda. Cuando Bilbo reaparece en Bolsón Cerrado (quitándose el Anillo, divertido) Gandalf no tarda en recriminarle la estupidez de haber llamado la atención de esa manera. De verdad, que el mago está algo enfadado (tampoco mucho) con el hobbit. Y aquí viene el problema.
- Bilbo, creo que deberías dejar aquí el Anillo. ¿Tan difícil te resulta?
Esta escena está cortada, sólo vimos pequeñas secuencias entrelazadas de apenas un segundo... y sin embargo, toda la acción queda perfectamente resumida. Por supuesto, se puede ver que en la película tendremos todo el diálogo, pero en el metraje basta con ver el rostro de dolor de Bilbo al dejar el Anillo atrás. Un último plano nos muestra el porche de Bolsón Cerrado, por la noche, y Bilbo y Gandalf despidiéndose. "Adiós, Bilbo", dice Gandalf. El viejo hobbit, con su mochila a la espalda, emprende el camino a Rivendell... y segunda lagrimilla que intenta aparecer en mis ojos. De verdad: es tan emocionante que intentar describirlo con palabras sería inútil, pero supongo que me comprenderéis...
Ahora la voz de Gandalf suena, grave, en toda la sala de cine. Mientras, los dedos de Frodo sostienen el Anillo mientras aparecen las letras grabadas en su superficie. Esta escena la hemos visto en algunos trailers. Pero ahora está más completa (aunque no hemos visto toda la escena, pues aún hay cortes en la acción).
- Este es el Anillo Único forjado por el Señor Oscuro Sauron en las llamas del Monte del Destino -. Mientras, vemos destellos de escenas del Monte del Destino, e incluso de "algo" (es de suponer que era un orco... aunque tal vez demasiado feo incluso para ser un orco) en una forja, amartillando el Anillo. También el oro fundido corriendo por un canal que va a dar a la forja... destellos de apenas un segundo cada uno, pero que contrastan tanto con las imágenes de felicidad y alegría de Hobbiton que de pronto, me percaté de que mi sonrisa se había borrado por completo. Un plano general de una habitación de Bolsón Cerrado y Frodo, en actitud casi infantil, entra seguido por Gandalf y diciendo la frase algo más completa que en el trailer:
- Lo guardaremos aquí y no hablaremos de él nunca más. Nadie sabe que está aquí, ¿verdad? - Frodo se vuelve, como quien se percata de algo que aún no había tenido en cuenta... sólo que esta vez ese "algo" puede convertirse en la peor pesadilla - ¿Verdad, Gandalf?
El plano cambia a una noche con niebla... y los Jinetes Negros surgen como dando respuesta a la pregunta de Frodo. Vemos una escena como la del último trailer (más breve que en éste) de un jinete persiguiendo a Frodo, quien corre hacia el río tras sus compañeros. Pero no vemos el salto de éste a la barca. El plano cambia a una escena que no es del libro, sino calcada de la película de Bakshi, en la que los cuatro hobbits se ocultan en las raíces del árbol, mientras que un Nazgûl se asoma, olisqueando, pero sin poder verlos. Su mano va enfundada en un guantelete de hierro. Sólo el guantelete ya da algo de miedo (que no, que no es broma), así que imaginad los Jinetes Negros al completo. Estas imágenes se suceden rápidamente también, pero da la sensación de que los Espectros del Anillo no van a dejar un momento de paz a los hobbits en su viaje.
El viaje ha comenzado. Los hobbits ya van camino de Bree.
Saludos.