Análisis de la banda sonora de <i>Las Dos Torres</i>

Análisis propio de la banda sonora de Las Dos Torres realizado por nuestro comparñero Tombo.

    Nos debemos preguntar, evidentemente, ¿cuál es la base sobre la que se sustenta todo el edificio sonoro? Al igual que en la primera parte, aunque aquí, en Las Dos Torres está todavía más marcado, el uso del “leiv-motiv” es el motor que impulsa todo el discurso musical. El estilo de las óperas de Wagner es palpable. Se asocian directamente motivos musicales a cada uno de los elementos que conforman el “drama”. Y éstos van apareciendo paulatinamente, allí donde hacen acto de presencia, transformados, potenciados, disminuidos, suprimidos, dependiendo de la psicología de la situación. Y en esto Shore es un mago, es nuestro “Gandalf” particular. Todo ello causa un efecto en nuestra conciencia claramente emotivo: escuchar cómo aquél motivo que tanto nos maravilló en su momento ahora aparece distorsionado, o simplemente esbozado, o como un lejano recuerdo, una vieja cantinela, allá…enfrentado ahora a los nuevos motivos que aquí se nos plantea. Porque realmente este es el segundo acto de una ópera, como ya varias veces se ha propuesto. Ópera que no adquirirá su completo sentido hasta el final de la representación, es decir, el tercer acto. Nada hay más emocionante que escuchar consecutivamente La Comunidad del Anillo y Las Dos Torres. Todo un deleite para los sentidos.

    Desde el punto de vista puramente técnico también pueden comentarse importantes avances. La calidad de la grabación de La Comunidad del Anillo no era de una categoría excepcional, ni mucho menos. Faltaba profundidad, y calidad en las texturas y timbres. En Las Dos Torres todo se ha mejorado. La calidad de la grabación es muy superior, quizás por disponer de un estudio de grabación con mayores posibilidades. Además, la prestación orquestal es de superior nivel. Desde luego la London Philharmonic es una de las mejores orquestas del mundo, y eso se nota. Personalmente no la pondría dentro de las cinco mejores, pero sigue siendo de categoría, digamos especial.

    Pero lo mejor que se puede hacer en estos momentos es pasar a comentar cada uno de estos monumentos musicales.




1. Fundaciones de Piedra.

    Emocionante y de enorme fuerza dramática todo lo que nos presenta Shore como portal a su segundo acto. Todo comienza desde abajo. Dibujos claramente ascendentes, ominosos, diseñados para los bajos y las trompas. Algo está buscando. Y pronto arranca con fuerza en los violines, al unísono, en homofonía, el tema incierto del Anillo. Pero no se queda ahí, el tema sigue igual en todo su esplendor, siendo desarrollado temáticamente con un auténtico hálito épico y emocionante. Grandes espacios se nos relatan aquí. Los metales y la percusión explotan, llegamos a Moria y, en concreto, al puente de Khâzad-dum (Shore se encarga de recordarnos la caída de Gandalf). En eso un pedal de los bajos, el mismo de la desaparición del mago, pero…..algo ha cambiado. Entran unos gloriosos coros en estilo ruso al completo. No seguimos a La Comunidad, sino la caída hacia los abismos infinitos de Moria. Nuevos diseños temáticos se mezclan con los oscuros coros de hombres que ya conocimos hace un año. El momento termina con una auténtica furia, una lucha sin cuartel, con cambios de ritmo incluido.

2. Sméagol domado

    Realmente no encuentro todavía puntos de menor interés en toda la banda sonora, y éste no es la excepción. Otro hermoso momento musical. Encontramos una analogía con la primera banda sonora. Allí, en el segundo pasaje se nos presentaba un motivo alegre, juguetón. Eran los Hobbits, Frodo. Aquí el discurso musical comienza con dicho tema, pero expuesto de manera mucho más triste, melancólica, como si fuese un viejo y anhelante recuerdo, a cargo de un clarinete solista. Estamos muy lejos de la Comarca, de sus suaves y verdes colinas, de sus chimeneas humeantes…Pronto termina y entran, perfectamente enlazados, unos suaves susurros corales, arropados por los chelos en arpegios misteriosos. Una maravilla más que apuntar al maestro Shore. Desaparece el motivo atmosférico para imbuirnos en un ambiente pleno de misterio. Los violines en agudo envolviendo unas lejanas y entrecortadas notas del cimbalón. Genial atmósfera, recreación de una situación incómoda y potencialmente peligrosa. Pero todo se corta en una furia orquestal (¿la caza de Smeagol?); furia que se aplaca virtuosamente regresando nuevamente el motivo dudoso y ambiguo de Gollum. La música se deshace en el silencio misteriosamente tras un magistral “glissandi” de los violines (2:31).

3. Los Jinetes de Rohan

    Pasaje con aires de presentación. Aquí hacen aparición dos de los motivos posiblemente más desarrollados de toda la obra, y a buen seguro de los de más impacto entre el aficionado. Surge rápidamente el motivo de los jinetes negros persiguiendo a los Hobbits, pero esta vez asociado con otro tipo de jinetes, puesto que hay algunas variaciones que así lo indican. Tras un tema dramático ejecutado por los violines aparece un remanso de paz, y surge un nuevo motivo noble, reposado, hermoso, conferido a los violines en su registro grave (1:42), que evoluciona hasta el nuevo motivo de Rohan: una verdadera fanfarria en los metales, muy pegadiza, en el estilo antiguo de un Miklos Rozsa en Ivanhoe o El Cid. Estamos en otras tierras, con otras gentes, otras costumbres. La cosa no acaba aquí, para darle mayor humanidad Shore le confiere nuevamente dicho motivo al violín (un violín noruego). Se le añade la orquesta poco a poco creciendo hasta niveles épicos inenarrables. El pasaje termina en una música provocadora y llena de malos presagios, pero ya no añade nada nuevo.


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