El Epílogo de El Señor de los Anillos

J.R.R. Tolkien, en un principio, no pensaba acabar El Retorno del Rey con la frase de Sam ("Bueno, estoy de vuelta"), sino con un epílogo, que ha sido publicado en El fin de la Tercera Edad, la cuarta parte de la "Historia de El Señor de los Anillos", editada por Christopher Tolkien y publicado en España por Minotauro en 1997.

El "Epílogo" de El Señor de los Anillos, (También llamado "El fin del libro"), escrito por J.R.R. Tolkien, ha sido publicado en El fin de la Tercera Edad, la cuarta parte de la "Historia de El Señor de los Anillos", editada por Christopher Tolkien y publicado en España por Minotauro en 1997.

Según nos cuenta Christopher Tolkien en este libro, su padre, en principio, no pretendía acabar El Señor de los Anillos con la famosa frase "Bueno, estoy de vuelta." En el manuscrito original, el texto continuaba sin interrupción con la parte conocida como el "Epílogo".

En este mismo libro (El fin de la Tercera Edad) y tras las dos versiones del epílogo, nos encontramos también una transcripción de un pasaje que se omitió en la Carta nº 131 y en el que J.R.R. Tolkien da un amplio resumen de lo que es El Señor de los Anillos. Tal y como podréis comprobar, en el momento de escribir esta carta, el autor aún mantenía la idea de acabar el libro con el Epílogo:

"El `Saneamiento de la Comarca`, que termina en la última y única batalla que se libro allí, ocupa un capítulo. Va seguida de una segunda primavera, una maravillosa restauración y aumento de la belleza, principalmente laborados por Sam (con la ayuda de los regalos que le hicieron en Lórien). Pero Frodo no puede ser curado. Se ha sacrificado por la preservación de La Comarca, llegando incluso a sacrificar su salud, y no tiene ánimos para disfrutarlo. Sam tiene que elegir entre el amor a su amo y a su esposa. Al final acompaña a Frodo en un último viaje. Por la noche en el bosque, donde Sam vio por primera vez a los Elfos en el viaje de ida, se encuetran con la cabalgata crepuscular procedente de Rivendel. Los Elfos y los Tres Anillos, y Gandalf (Guardián de la Tercera Edad) se dirigen a los Puertos Grises para partir en barco al Oeste y no volver jamás. Bilbo está con ellos. A Bilbo y a Frodo se les concede la gracia especial de ir con los Elfos que aman; un final artúrico, en el que, por supuesto, no se hace explícito si se trata de una `alegoría` de la muerte o de un modo de cura o restauración que conducirá al retorno. Cabalgan hasta los Puertos Grises y embarcan: Gandalf con el Anillo Rojo, Elrond (con el Azul) y la mayor parte de los componentes de su casa, y Galadriel de Lórien con el Anillo Blanco, y con ellos parten Bilbo y Frodo. Se insinúa que van a Eressëa. Pero Sam, triste, en el muelle de piedra, sólo ve la nave blanca que se aleja por el estuario gris y desaparece en el Oeste. Se queda mucho tiempo allí, inmóvil, escuchando los sonidos del Mar en las costas del Mundo.
Luego cabalga de regreso a casa; su mujer le da la bienvenida a la luz del fuego con su primogénita, y él sólo dice: `Bueno, he vuelto`. Hay un breve epílogo en el que vemos a Sam entre sus hijos, un atisbo de amor por Elanor (el nombre élfico de una flor en Lórien) su hija mayor, quien por un extraño don posee el aspecto y la hermosura de una doncella élfica; en ella se resuelven y satisfacen todo su amor y añoranza por los Elfos. Está ocupado, complacido, ha sido el Alcalde de la Comarca muchas veces, y se esfuerza por acabar el Libro Rojo, que empezó Bilbo y casi terminó Frodo, en el que se registran todos los acontecimientos (narrados en El Hobbit y El Señor [de los Anillos]). Todo termina con Sam y su esposa de pie en el exterior de Bolsón Cerrado, mientras los niños duermen, mirando las estrellas en el fresco cielo primaveral. Sam habla a su esposa de su felicidad y satisfacción, y entra en la casa, pero al cerrar la puerta oye el suspiro del Mar en las costas del Mundo."

Sin embargo, según nos cuenta Christopher Tolkien, otros lo convencieron para que omitiera el Epílogo de El Señor de los Anillos, lo que podemos comprobar en la carta nº 144:

"Los niños hobbits eran deliciosos, pero me temo que los únicos atisbos que hay de ellos en este libro se encuentran en el principio del vol. I. Un epílogo que procura aún otro atisbo (aunque de una familia más bien excepcional) ha sido tan universalmente condenado, que no lo incluiré. Uno debe detenerse en algún sitio.

Pero, tal y como dice Christopher Tolkien, J.R.R. Tolkien aceptó y lamentó esta decisión, pues el 24 de octubre de 1955, pocos días después de ser publicado El Retorno del Rey, escribió lo siguiente en la carta nº 173:

"Todavía siento que el cuadro no está completo sin algo acerca de Samsagaz y Elanor, pero no pude encontrar nada que no hubiera destruido el final, salvo las sugerencias (quizá suficientes) en los Apéndices."

De esta manera, nos encontramos con que el Epílogo finalmente no se incluyó en El Retorno del Rey, pero gracias a la estupenda labor de recopilación, estudio y de edición de Christopher Tolkien, al menos ha llegado hasta nosotros.

A continuación os ofrecemos la primera versión de este "Epílogo", que se encontraba en el manuscrito original de J.R.R. Tolkien:


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