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La alianza de las casas de Hador y Bëor se ha sellado esta mañana con júbilo en las verdes laderas de Dor-lómin. Húrin Thalion, Señor de la Tercera Casa de los Edain, ha tomado por esposa a Morwen Eledhwen, hija de Baragund y sobrina de Barahir, la misma estirpe que dio al mundo a Beren.

Las Águilas de Manwë traen a los hermanos Húrin y Huor ante el rey Turgon, que los acoge en secreto como huéspedes en la ciudad más protegida de Beleriand.

Un mensajero llega a Menegroth con el Nauglamír engastado con el Silmaril; al contemplar la joya, Dior Eluchíl —primero de los Medio Elfos— comprende que sus padres han abandonado la Tierra Media. Así concluye la gesta de los amantes de Tol Galen y comienza el último acto del reino de Doriath.

Los amantes vuelven de Mandos como mortales; al posar Lúthien la mano sobre el rey de Doriath, la vejez prematura que la pena le había impuesto se desvanece, pero Melian percibe ya la sombra de una despedida irrevocable. Poco después, Beren y Lúthien parten hacia Tol Galen, la Isla Verde de Ossiriand, donde vivirán apartados bajo el nombre de “los Muertos que Viven”.

Tras ver morir a Beren ante Hírilorn, el espíritu de Lúthien abandona su cuerpo, cruza las sombras hasta el Salón de Mandos y entona un lamento que reúne el dolor de Elfos y Hombres; en Doriath, Thingol queda sumido en un amargo invierno de silencio mientras Melian adivina que el destino aún no ha dicho la última palabra.

El lobo Carcharoth, enloquecido por el Silmaril que arde en su vientre, entra en Doriath y siembra muerte a su paso. Thingol convoca una batida con Beren, Huan y los capitanes Beleg y Mablung; en el valle del Esgalduin el monstruo es abatido, pero Beren cae herido de muerte y pronuncia por última vez el nombre de Lúthien.

Disfrazados con pellejos de licántropo y murciélago, Beren y Lúthien penetraron hasta el trono de Morgoth; ella durmió a la corte con su canto, él alzó el cuchillo Angrist y cortó un Silmaril de la Corona de Hierro. Al huir, el lobo Carcharoth le arrancó de un mordisco la mano que portaba la joya, y las Águilas de Thorondor rescataron a los amantes de las laderas en llamas.

Anoche, la hija de Thingol llegó a la isla-torre de Sauron acompañada del gran sabueso Huan. Con su canto derrumbó los muros, venció a Sauron, Señor de los Licántropos, y rescató a Beren, único superviviente de los cautivos. El cuerpo del rey Finrod Felagund, caído un día antes, descansa ya bajo un túmulo verde en la misma colina que él erigiera.

Tras abandonar Doriath, Beren llegó a Nargothrond y obtuvo el auxilio de Finrod, quien renunció a su corona para cumplir el juramento hecho a Barahir. Partieron con diez compañeros, mas fueron descubiertos por Sauron, vencidos en duelo de cantos y arrojados a los fosos de la Isla de los Licántropos. Allí Finrod quebró sus cadenas y, matando al lobo que venía por Beren, entregó la vida para salvarlo.

Tras conocer el amor entre Lúthien y el mortal Beren, el rey Thingol dicta un precio inaudito: sólo entregará la mano de la doncella si Beren arranca un Silmaril de la corona de Morgoth. El silencio se cierne sobre Menegroth y Beren parte, solo, hacia el Norte.