Raza o especie: Ainu; Vala
Padres: Ilúvatar
Casado con: Vairë
Otros nombres: Námo, Juez de los Valar, el Inamovible, el Justo, el Sabio, el Juez, boca de Manwë
Vala. Hermano de Lórien (Irmo) y de Nienna; esposo de Vairë. Uno de los Ocho Aratar. Su verdadero nombre es Námo (Quenya, “Ordenador” “Juez”) También es conocido como el Juez de los Valar y como el Inamovible, el Justo, el Sabio, el Juez y como la Boca de Manwë. Mandos es junto con su hermano Lórien uno de los Fëanturi (Quenya, “Amos de los Espíritus”) y el lugar donde habitualmente reside junto con su esposa se conoce como las Estancias de Mandos (o simplemente Mandos), situadas en el oeste de Valinor.
Es el Vala guardián de las Casas de los Muertos donde convoca a los espíritus de todos aquellos que sufren una muerte violenta. Dicen que recuerda todo lo que ha sucedido y que incluso conoce los hechos venideros, a excepción de los que dependen directamente de Ilúvatar.
Como Juez de los Valar posee una gran autoridad y sus órdenes y juicios siempre son cumplidos si bien los Sabios dicen que sólo condena y enjuicia por orden directa de Manwë, el Rey de Arda.
Se dice que las Estancias de Mandos se hacen más amplias conforme pasan las edades ya que su esposa Vairë, la Tejedora, teje todas las cosas que han sido en el Tiempo en bellos tapices que cubren las paredes de su morada.
En el año 1100 de la Edad de los Arboles Melkor fue condenado a pasar tres edades en una prisión situada en las Estancias de Mandos, de la que se decía que nadie, ni siquiera un Vala, podría escapar sin el permiso del esposo de Vairë. Y es que, como ya se ha dicho, vastas eran las Estancias, y a ellas iban los Elfos cuando morían, y los Enanos, que esperaban en estancias separadas de las de los Elfos; en incluso algunos dicen que los Hombres permanecen en Mandos por un tiempo antes de atravesar el Mar Exterior y abandonar el Tiempo en busca de un destino sólo conocido por Ilúvatar (si bien algunos escritos dicen que Mandos y Manwë también conocen ese destino)
En el año 1490 de esta misma Edad Mandos, por orden de Manwë, enjuició y condenó a Fëanor a abandonar Tirion por un periodo de doce años debido al enfrentamiento con su medio hermano Fingolfin y porque fue el primero en hablar abiertamente contra las acciones de los Valar a causa de los engaños de Melkor. Y es que si por algo fue conocido este Vala fue por sus dos famosas Profecías.
Seis años más tarde, tras la Primera Matanza de Hermanos (ocurrida en el año 1495 de la Edad de los Arboles), Mandos se dirigió a los Noldor mandados por Fëanor cuando estos llegaban a la yerma tierra de Araman. Desde lo alto de una roca, oscuro y terrible, el Vala pronunció lo que se llamaría la Profecía del Norte y el Hado de los Noldor, también conocida como Maldición de Mandos. Estas proféticas palabras condenaban a los Exiliados a toda clase de males por los crímenes causados en la Matanza de Alqualondë, y trajo consigo la prohibición a todos los Noldor Exiliados de volver a Valinor una vez que desoyeran su advertencia. En esta Profecía también se predijo lo que luego se llamaría en los cantos como Nurtalë Valinóreva, el Ocultamiento de Valinor, mediante el cual se cerraba el camino de regreso a todos los Noldor que siguieron a Fëanor.
Corría el año 467 de la Primera Edad y tras la muerte de Beren (en el año anterior) Lúthien abandona su cuerpo y se encamina a las Estancias de Mandos, donde se arrodilló ante su presencia y le cantó la canción más hermosa y triste de cuantas se hayan compuesto. Se dice que ese día Mandos se conmovió, “el que nunca así se conmoviera antes, y que nunca así se conmovió después”, y decidió acceder a la súplica de la hija de Thingol convocando a Beren para que se encontrara con su amada más allá del Mar Occidental. Pero Mandos no tenía el poder de retener el espíritu de los hombres muertos en los confines de Arda ni podía cambiar el destino de los Hijos de Ilúvatar y por ello decidió buscar la ayuda de Manwé, quien tras consultar con Ilúvatar (y tras acción directa de éste) pudo ofrecer la elección de la mortalidad a Lúthien para que pudiera vivir por un tiempo con Beren (a quien se le devolvió la vida) y de este modo poder compartir juntos el mismo destino una vez que les llegara la hora de su muerte definitiva.
El Juez de los Valar era el encargado de juzgar a los Elfos que tras su muerte acudían voluntariamente a las Estancias de Mandos. En función de las malas acciones cometidas eran condenados a permanecer descarnados durante un periodo de tiempo que dependía de la gravedad de los hechos que hubieran realizado en vida. Una vez cumplido este periodo Mandos les ofrecía la posibilidad de volver a reencarnarse, para lo cual era necesaria la intervención de Manwë, que era el encargado de restaurar sus cuerpos.
La segunda Profecía de Mandos, y quizá la menos conocida, es lo que se conoce como Dagor Dagorath, o Ultima Batalla, y está referida a los acontecimientos que habrán de suceder en el lejano futuro, cuando llegue el Fin del Mundo. En ella se predice la derrota definitiva de Melkor que dará paso a lo que algunos llaman la Arda Curada (o Arda Rehecha) en la cual se cumplirán los designios divinos de Ilúvatar.
Véanse Manwë y Ultima Batalla.
Fuentes: