Entrevista con Viggo Mortensen en el diario Clarín
Forlong del foro nos remite a un artículo con Viggo Mortensen visto desde una perspectiva muy humana, alejado de su faceta de estrella del cine.
Son más de las dos de la mañana en Buenos Aires cuando suena el teléfono. Del otro lado de la línea, la porteñísima voz pregunta: "¿Siguen existiendo todavía las figuritas con jugadores de fútbol?".
Viggo Mortensen está en Los Angeles, el mismo día en que Las dos torres, la segunda parte de la trilogía El Señor de los Anillos, se estrena en los Estados Unidos. Ya lleva casi dos horas hablando con Clarín, pero poco parece importarle la gesta épica de su personaje, el heroico Aragorn. Las suyas son cuestiones más mundanas. "¿Te acordás de ese juego de tirar las figuritas contra la pared y la que quedaba más cerca ganaba? pregunta ¿Cómo se llamaba? No era el chupi, ¿no?".
Viggo no parece tener apuro (después de todo, en California son cinco horas menos) y la cuestión ya se parece más a la charla con algún compatriota que vive en el exterior y que no regresa hace muchos años, que la entrevista a una celebridad que protagoniza el estreno más esperado del año. Es que pese a su nórdico nombre, el actor tiene una larga relación con la Argentina: hijo de un danés y una norteamericana, Viggo nació en Nueva York, pero vivió aquí entre los dos y los once años.
"Me fui en 1969 cuenta. Volví una vez en el 70 y después no fui hasta el 95. Muero por volver, pero nunca puedo. Este año quería viajar, pero estoy filmando una película. Pero el año que viene voy, seguro, y nos juntamos a comer un asado. Hace mucho que no como carne argentina".
Las costumbres argentinas que Viggo mantiene incluyen, obviamente, tomar mate. "Tomo todo el tiempo. Rosamonte o a veces Taragüí. Sin azúcar, claro. Y hago dulce de leche casero. Acá en Los Angeles podés comprar muchas cosas, como empanadas, membrillo, yerba dice pronunciando todas las ye. Tengo cerca un lugar italiano que vende esas cosas."
¿Sos nostálgico?
Con algunas cosas. Escucho tango antiguo, tengo una muy buena colección. ¿Conocés a Ada Falcón?
Sí, murió hace poco. Están haciendo una película sobre ella...
¿En serio? No sabía nada. En realidad, pensé que había muerto hace mucho. Escucho tango y algo de música más nueva. También juego al fútbol un poco. En una plaza cerca de donde vivo se juntan a jugar mexicanos y salvadoreños. Sé que hay una liga donde juegan argentinos. Soy hincha de San Lorenzo, sigo los resultados, todo.
¿Eras de Boedo?
No, era del centro. La verdad es que no me acuerdo muy bien cómo me hice hincha de San Lorenzo, pero andaba con la remera puesta todo el día.
¿Seguís las noticias de lo que pasa en el país?
No tengo amigos argentinos, en realidad, y tampoco demasiado contacto con el país. No tengo familia ahí y mis raíces son pocas. Me entero las noticias, y me pone muy mal lo que pasa, me da pena. Pero para conocer la realidad, no tenés que leer los medios norteamericanos.
¿Tenés algún recuerdo fuerte del país?
Me acuerdo cosas de chico. Las parrilladas, algunas calles, barrios. Cuando volví hace unos años me dediqué a recorrer.
Pese al tiempo, conservás el acento porteño...
Eso dicen. Se me habrá pegado. Pero voy perdiendo vocabulario porque el español que escucho aquí es distinto.
Su costado argentino no es la única característica peculiar de Mortensen. A los 44 años, cría solo un hijo de 14 (Henry), producto de su relación con Excene Cervenka, quien fuera cantante de la fundamental banda punk californiana X. Ahora separados, a Viggo se lo ha visto en compañía de Lola Schnabel, la hija de 22 años del fallecido artista Julian Schnabel. Además de actuar, Viggo pinta (muy bien), saca fotografías (todavía mejores), canta y toca música con su banda (a decir verdad, desafina un poco) y escribe poesías, muchas de ellas en castellano (ver Chaco y otros poemas). Los amigos lo definen así: "No para nunca".
Esa cuota de atrevimiento, de descubrimiento constante, tuvo mucho que ver a la hora de aceptar el rol de Aragorn en la saga de Peter Jackson. Pese a su larga carrera en cine (ver Filmó con todos), Viggo no fue el actor elegido originalmente para el rol, sino que lo llamaron de urgencia, con la filmación ya comenzada, cuando el irlandés Stuart Townsend renunció.
"Tenía que tomar la decisión ese día dice. Aceptar irme un año y medio a filmar a Nueva Zelanda dejando a mi hijo. Les dije: 'Déjenmelo pensar'. Y me dieron un par de horas más. Lo llamé a Henry y le conté, él sabía bastante de El Señor de los Anillos, yo muy poco. '¿Para qué papel es?', me preguntó. Le dije: 'Aragorn'. '¡Ah, es un personaje buenísimo! ¡Tenés que hacerlo!', me contestó. En ese momento, Henry tenía 11 años. Ahora tiene 14"
Era una oferta que no podías rechazar...
Pero tuve que pensarlo. La impresión que tenía era que se trataba de un desafío y que si no lo hacía me arrepentiría. No pensé "es una película grande". Entonces ni se sabía si iba a hacer un éxito comercial. Pero pensé que era una cosa importante. Estoy contento de haber aceptado.
¿Te pusiste a estudiar a Tolkien, el autor, ahí nomás?
Me llevé el libro en el avión. Empecé a interesarme en cosas de la saga y en lo que tenía Aragorn de diferente a otros héroes.
Por ejemplo...
En general, los héroes hacen cosas muy bravas y luego hablan y cantan acerca de sus hazañas. El tiene las costumbre de hacer las cosas, quedarse callado e irse. Es como El Llanero Solitario. En la película aún más que en el libro. El tiene cada vez más y más responsabilidad, ya que el enemigo es más grande.
Tal vez por las características propias del género de aventuras, la versión cinematográfica de El Señor... pone cada vez más peso en la figura de Aragorn: la batalla del Abismo de Helm, un mero capítulo en la novela, se extiende en el filme durante casi una hora, lo mismo que el romance del héroe con la elfa Arwen, apenas bosquejado por Tolkien. Tras ver Las dos torres se tiene la sensación que, si bien Frodo carga con el peso del anillo, Aragorn lleva sobre sus hombros el peso del relato. Y Mortensen, con su nórdica y sobria gravedad, con su heroísmo asordinado y espeso, da el tono perfecto para el papel.
"Al leer el libro me di cuenta que se basaba en una mezcla de muchas fuentes, de mitología nórdica, muchas cosas que había leído de niño. Hasta el Martín Fierro. Es un libro del que se podían sacar cosas muy buenas. En la primera me pareció que Jackson había conseguido ser fiel a libro y mostrar su propia visión. La segunda película es una interpretación mas libre".
¿Te interesaba el género?
No tanto. Tengo recuerdos de haber leído a los hermanos Grimm cuando vivía en la Argentina. Y me gustaban Doctor Zhivago o Lawrence de Arabia.
¿Qué tipo de director es Peter Jackson? ¿Es fácil para trabajar o muy obsesivo?
Nos dejaba hacer algunas cosas, pero siempre dentro de su visión. Yo no sabía bien cómo iba a quedar todo. El día a día era un poco caótico. Parece ser un hombre con mucha confianza en sí mismo y le divierte hacer esto. Pero lo que más le gusta es la posproducción. Ahí hizo muchas cosas. La primera película me sorprendió mucho: lo que sacó, lo que agregó. Y la segunda, más. Hay trozos que no están o que puso en otra parte. Así que no tengo ni puta idea cómo será la tercera.
Se sabe que tuvieron que refilmar escenas. ¿Podés contarme cuáles fueron y por qué?
Volvimos este año para arreglar unas cositas que Peter quería. Y él hizo otras cosas, además. Es que la primera tuvo tanto éxito que New Line le dio permiso para gastar un poco más. Seguro que el año que viene volveremos a cambiar cosas de la tercera.
Para los que no leyeron el libro, ¿qué les espera en El Retorno del Rey?
Sé lo que es el libro y sé lo que rodamos, pero no me atrevería a decirte nada, porque Peter siempre me sorprende. El ha dicho públicamente que la tercera es su favorita y Elijah (Wood) también. No sé en qué lo basan, pero espero que sea verdad.
Alec Guiness estaba harto de que la gente sólo lo recordara por Star Wars. ¿No temés lo mismo?
Así son las cosas. Hace como doce años, hice una película (Bajo la misma sangre) dirigida por Sean Penn y hay mucha gente que sólo se acuerda de eso. Y, tal vez, será así, pero no puedo controlarlo. Hice lo que pude para hacerlo bien y lo que pasa después ya no depende de mí.
Notaste el cambio ahora con la gente, la popularidad. ¿Te acosán más los fans?
Hay una mujer japonesa, obsesionada, que me manda como tres cartas por día, todas muy bonitas... La fama me trajo buenas cosas, como el protagónico en Hidalgo (un ambicioso western que dirige Joe Johnston), que no hubiera pasado sin El Señor de los Anillos. Pero como no salgo mucho, no sé bien qué pasa afuera. Sí, es cierto que me paran más y me miran. Pero no me molesta firmar autógrafos y eso. El problema es que a veces estás caminando y tenés ganas de rascarte los huevos, y no te causa gracia que te estén mirando.
Son más de las dos de la mañana en Buenos Aires cuando suena el teléfono. Del otro lado de la línea, la porteñísima voz pregunta: "¿Siguen existiendo todavía las figuritas con jugadores de fútbol?".
Viggo Mortensen está en Los Angeles, el mismo día en que Las dos torres, la segunda parte de la trilogía El Señor de los Anillos, se estrena en los Estados Unidos. Ya lleva casi dos horas hablando con Clarín, pero poco parece importarle la gesta épica de su personaje, el heroico Aragorn. Las suyas son cuestiones más mundanas. "¿Te acordás de ese juego de tirar las figuritas contra la pared y la que quedaba más cerca ganaba? pregunta ¿Cómo se llamaba? No era el chupi, ¿no?".
Viggo no parece tener apuro (después de todo, en California son cinco horas menos) y la cuestión ya se parece más a la charla con algún compatriota que vive en el exterior y que no regresa hace muchos años, que la entrevista a una celebridad que protagoniza el estreno más esperado del año. Es que pese a su nórdico nombre, el actor tiene una larga relación con la Argentina: hijo de un danés y una norteamericana, Viggo nació en Nueva York, pero vivió aquí entre los dos y los once años.
"Me fui en 1969 cuenta. Volví una vez en el 70 y después no fui hasta el 95. Muero por volver, pero nunca puedo. Este año quería viajar, pero estoy filmando una película. Pero el año que viene voy, seguro, y nos juntamos a comer un asado. Hace mucho que no como carne argentina".
Las costumbres argentinas que Viggo mantiene incluyen, obviamente, tomar mate. "Tomo todo el tiempo. Rosamonte o a veces Taragüí. Sin azúcar, claro. Y hago dulce de leche casero. Acá en Los Angeles podés comprar muchas cosas, como empanadas, membrillo, yerba dice pronunciando todas las ye. Tengo cerca un lugar italiano que vende esas cosas."
¿Sos nostálgico?
Con algunas cosas. Escucho tango antiguo, tengo una muy buena colección. ¿Conocés a Ada Falcón?
Sí, murió hace poco. Están haciendo una película sobre ella...
¿En serio? No sabía nada. En realidad, pensé que había muerto hace mucho. Escucho tango y algo de música más nueva. También juego al fútbol un poco. En una plaza cerca de donde vivo se juntan a jugar mexicanos y salvadoreños. Sé que hay una liga donde juegan argentinos. Soy hincha de San Lorenzo, sigo los resultados, todo.
¿Eras de Boedo?
No, era del centro. La verdad es que no me acuerdo muy bien cómo me hice hincha de San Lorenzo, pero andaba con la remera puesta todo el día.
¿Seguís las noticias de lo que pasa en el país?
No tengo amigos argentinos, en realidad, y tampoco demasiado contacto con el país. No tengo familia ahí y mis raíces son pocas. Me entero las noticias, y me pone muy mal lo que pasa, me da pena. Pero para conocer la realidad, no tenés que leer los medios norteamericanos.
¿Tenés algún recuerdo fuerte del país?
Me acuerdo cosas de chico. Las parrilladas, algunas calles, barrios. Cuando volví hace unos años me dediqué a recorrer.
Pese al tiempo, conservás el acento porteño...
Eso dicen. Se me habrá pegado. Pero voy perdiendo vocabulario porque el español que escucho aquí es distinto.
Su costado argentino no es la única característica peculiar de Mortensen. A los 44 años, cría solo un hijo de 14 (Henry), producto de su relación con Excene Cervenka, quien fuera cantante de la fundamental banda punk californiana X. Ahora separados, a Viggo se lo ha visto en compañía de Lola Schnabel, la hija de 22 años del fallecido artista Julian Schnabel. Además de actuar, Viggo pinta (muy bien), saca fotografías (todavía mejores), canta y toca música con su banda (a decir verdad, desafina un poco) y escribe poesías, muchas de ellas en castellano (ver Chaco y otros poemas). Los amigos lo definen así: "No para nunca".
Esa cuota de atrevimiento, de descubrimiento constante, tuvo mucho que ver a la hora de aceptar el rol de Aragorn en la saga de Peter Jackson. Pese a su larga carrera en cine (ver Filmó con todos), Viggo no fue el actor elegido originalmente para el rol, sino que lo llamaron de urgencia, con la filmación ya comenzada, cuando el irlandés Stuart Townsend renunció.
"Tenía que tomar la decisión ese día dice. Aceptar irme un año y medio a filmar a Nueva Zelanda dejando a mi hijo. Les dije: 'Déjenmelo pensar'. Y me dieron un par de horas más. Lo llamé a Henry y le conté, él sabía bastante de El Señor de los Anillos, yo muy poco. '¿Para qué papel es?', me preguntó. Le dije: 'Aragorn'. '¡Ah, es un personaje buenísimo! ¡Tenés que hacerlo!', me contestó. En ese momento, Henry tenía 11 años. Ahora tiene 14"
Era una oferta que no podías rechazar...
Pero tuve que pensarlo. La impresión que tenía era que se trataba de un desafío y que si no lo hacía me arrepentiría. No pensé "es una película grande". Entonces ni se sabía si iba a hacer un éxito comercial. Pero pensé que era una cosa importante. Estoy contento de haber aceptado.
¿Te pusiste a estudiar a Tolkien, el autor, ahí nomás?
Me llevé el libro en el avión. Empecé a interesarme en cosas de la saga y en lo que tenía Aragorn de diferente a otros héroes.
Por ejemplo...
En general, los héroes hacen cosas muy bravas y luego hablan y cantan acerca de sus hazañas. El tiene las costumbre de hacer las cosas, quedarse callado e irse. Es como El Llanero Solitario. En la película aún más que en el libro. El tiene cada vez más y más responsabilidad, ya que el enemigo es más grande.
Tal vez por las características propias del género de aventuras, la versión cinematográfica de El Señor... pone cada vez más peso en la figura de Aragorn: la batalla del Abismo de Helm, un mero capítulo en la novela, se extiende en el filme durante casi una hora, lo mismo que el romance del héroe con la elfa Arwen, apenas bosquejado por Tolkien. Tras ver Las dos torres se tiene la sensación que, si bien Frodo carga con el peso del anillo, Aragorn lleva sobre sus hombros el peso del relato. Y Mortensen, con su nórdica y sobria gravedad, con su heroísmo asordinado y espeso, da el tono perfecto para el papel.
"Al leer el libro me di cuenta que se basaba en una mezcla de muchas fuentes, de mitología nórdica, muchas cosas que había leído de niño. Hasta el Martín Fierro. Es un libro del que se podían sacar cosas muy buenas. En la primera me pareció que Jackson había conseguido ser fiel a libro y mostrar su propia visión. La segunda película es una interpretación mas libre".
¿Te interesaba el género?
No tanto. Tengo recuerdos de haber leído a los hermanos Grimm cuando vivía en la Argentina. Y me gustaban Doctor Zhivago o Lawrence de Arabia.
¿Qué tipo de director es Peter Jackson? ¿Es fácil para trabajar o muy obsesivo?
Nos dejaba hacer algunas cosas, pero siempre dentro de su visión. Yo no sabía bien cómo iba a quedar todo. El día a día era un poco caótico. Parece ser un hombre con mucha confianza en sí mismo y le divierte hacer esto. Pero lo que más le gusta es la posproducción. Ahí hizo muchas cosas. La primera película me sorprendió mucho: lo que sacó, lo que agregó. Y la segunda, más. Hay trozos que no están o que puso en otra parte. Así que no tengo ni puta idea cómo será la tercera.
Se sabe que tuvieron que refilmar escenas. ¿Podés contarme cuáles fueron y por qué?
Volvimos este año para arreglar unas cositas que Peter quería. Y él hizo otras cosas, además. Es que la primera tuvo tanto éxito que New Line le dio permiso para gastar un poco más. Seguro que el año que viene volveremos a cambiar cosas de la tercera.
Para los que no leyeron el libro, ¿qué les espera en El Retorno del Rey?
Sé lo que es el libro y sé lo que rodamos, pero no me atrevería a decirte nada, porque Peter siempre me sorprende. El ha dicho públicamente que la tercera es su favorita y Elijah (Wood) también. No sé en qué lo basan, pero espero que sea verdad.
Alec Guiness estaba harto de que la gente sólo lo recordara por Star Wars. ¿No temés lo mismo?
Así son las cosas. Hace como doce años, hice una película (Bajo la misma sangre) dirigida por Sean Penn y hay mucha gente que sólo se acuerda de eso. Y, tal vez, será así, pero no puedo controlarlo. Hice lo que pude para hacerlo bien y lo que pasa después ya no depende de mí.
Notaste el cambio ahora con la gente, la popularidad. ¿Te acosán más los fans?
Hay una mujer japonesa, obsesionada, que me manda como tres cartas por día, todas muy bonitas... La fama me trajo buenas cosas, como el protagónico en Hidalgo (un ambicioso western que dirige Joe Johnston), que no hubiera pasado sin El Señor de los Anillos. Pero como no salgo mucho, no sé bien qué pasa afuera. Sí, es cierto que me paran más y me miran. Pero no me molesta firmar autógrafos y eso. El problema es que a veces estás caminando y tenés ganas de rascarte los huevos, y no te causa gracia que te estén mirando.
Comentarios: (0)
Tienes que entrar para ver los comentarios.