¿Hollywood homenajea a los videojuegos?
    No se yo que credibilidad puede tener una crítica que compara las películas de El Señor de los Anillos con los videojuegos, cuando la mayoría de los críticos destacan que si las peliculas han tenido éxito es porque los efectos especiales están supeditados a la historia y a los personajes, pero eso es lo que opina esta crítica aparecida en Diario Médico que nos ha enviado Noelia:

    HOLLIYWOOD HOMENAJEA A LOS VIDEOJUEGOS" -("El Retorno del Rey" iguala, con 11 Oscars, a "Ben Hur" y "Titanic")

    Gracias a El Señor de los Anillos por no presentarse en esta categoría.Lo dijo Denise Robert, productora de la magnífica película canadiense Las Invasiones Bárbaras cuando saió junto al director, Denys Arcand, a recoger su Oscar al mejor filme de habla no inglesa. La verdad es que quizá podría haberse presentado también. Al fin y al cabo, hay en la película diálogos en otras lenguas. Las de los Uruk-hai y de los elfos y algunas más. Para que le dieran un Oscar más y conseguir doce, uno más que Ben Hur y Titanic. Habría sido la apoteosis. Porque la 76 edición de los Oscars de Holliwood se convirtió la madrugada del domingo en un largo, previsible y entregado homenaje a El Retorno del Rey, la tercera entrega de la trilogía que el neozelandés Peter Jackson ha hecho sobre el libro legendario de J. R. R. Tolkien El Señor de los Anillos.
Si en alguna medida los once premios a Titanic fueron un canto a los efectos especiales, el carro de Oscars para El Retorno del Rey constituye el homenaje sincero de Hollywood a los videojuegos. Algo así como el cénit del si no puedes vencerle, únete a él. Algún mal pensado podría incluso barruntar si no habrá sido éste el punto de inflexión en el que el cine tal y como hoy se conoce acabará dejando paso a los videojuegos.

    Premio a la Trilogía.
    Es cierto que los premios a El Retorno del Rey lo son para el conjunto de la trilogía, cuyas dos anteriores entregas habían esperado los años anteriores, con premios más de carácter técnico, al cierre de lo que no es sino una historia un tanto artificialmente contada en tres capítulos con otros tantos años de diferencia temporal.Y no es menos cierto que Jackson ha salido muy bien parado de tan ttitánico esfuerzo, en el que no ha decepcionado a los millones de seguidores de la obra de Tolkien. Jackson ha recuperado la pica, ha conjugado con acierto la ficción con el fondo de la famosa novela, se ha rebelado como un cineasta de talento e imaginación portentosos, e incluso ha sabido poner los efectos especiales al servicio de la historia, que ha mandado por encima de todo. Pero, dicho esto, también ocurre que no ha podido evitar que la obra vaya de más a menos, que le afecte sobremanera ese artificial modo de prolongar la trilogía por tres años (que no responde más que a razones comerciales, por otra parte lícitas) y, sobre todo, que la última parte, este El Retorno del Rey, esté entregada en cuerpo y -casi- alma a los efectos digitales, que, junto con la necesidad de Jackson de crear ritmo (no hay que olvidar que se trata del desenlace de una historia narrado en más de tres largas horas), desactivan por completo el drama y lo convierten en lo más parecido a un espectacular pero aburrido videojuego. Así pues, algún gamberro podría gritar: ¡Muere el cine!¡Viva su heredero el videojuego! Pero, tranquilos, no se exciten los ánimos. Aún no está enterrado el emperador. Otra cosa será que este Calígula ambicioso acabe por acelerar la muerte de su aabuelo Tiberio. Pero por el momento no está muerto. Ahí queda entre los perdedores esa joya que el tiempo colocará en su sitio que es Mystic River, otro zarpazo del viejo sabio guerrero que es Clint Eastwood: los premios a Sean Penn y a Tim Robbins como actores principal y secundario, gloriosos ambos (Penn incluso, para echar una mano, dedicó su Oscar a la profesión de actor); el premio a Sofia Coppola, hija de un grande entre los grandes, por su guión para esa delicada y magnífica imperfección que es Lost in Translation (cuyo protagonista, Bill Murray, también podría haber recibido un premio: de hecho, no encajó del todo bien el golpe); el homenaje al veterano genial Blake Edwards (con gag incluido) , padre de piezas maestras como El Guateque o Cita a ciegas, que algún ejemplo darán...
    En fin, que hay vida. Aunque sea con respiración asistida, la hay. Y mientras hay vida queda esperanza. Pero, por si acaso, no dejen de comprar un joystick. Quizá lo acaben necesiando para ir al cine.***
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