Los Vándalos
Capitulo 3: El elfo.
Esa noche fue la peor que habían pasado los hobbits hasta entonces.
Gandalf no dejaba de cantar canciones estúpidas a toda voz, para desgracia de los hobbits, que tenían una resaca de aúpa, y Sam no dejaba de tiritar.
- Gandalf: Isildur se fue a la guerra/ mire usted mire usted/ que pena/ Isildur se fue a la guerra/ no sé cuando vendrá.
- Frodo: ¡Cállate ¿quieres?!
- Gandalf: ¿No te gusta la canción? ¿Puede que te guste esta? : Un olifante/ se balanceaba/ en la tela de Ella-Laraña/ y como veía/ que no se caía/ fue a llamar a otro olifante.
- Merry: ¡ Por favor, piedad!
- Pippin: Un olifante...
- Merry: ¡Pippin! ¿Qué haces?
- Pippin: Admite que es pegadiza.
¡¡¡Clac-clac-clac-clac!!!
- Frodo: ¿Quién toca las castañuelas?
- Sam: Sonnn misss dientesss...
- Gandalf: Estáis así gracias al botellón que hicisteis. Así aprenderéis que el alcohol es malo. Por cierto, ¿os queda algo de vino?
- Frodo: Te lo regalo si nos dejas dormir de una vez.
- Gandalf: De acuerdo.
Después de unos minutos...
- Merry: Z-Z-Z-Z-Z-Z-Z-Z
- Pippin: Z-Z-Z-Z-Z-Z-Z-Z
- Frodo: Z-Z-Z-Z-Z-Z-Z-Z
- Sam: Z-Z-Z-Z-Z-Z-Z-Z-Z
- Gandalf: Z-Z-Z-Z-Z-Z-Z-Z
- Voz: Que llueva/ que llueva/ el Valar de las cuevas/ los pajarillos cantan/ las nubes se levantan/ que si/ que no/ que caiga un chaparrón/ que rompan los cristales de Rivendel/ y los míos no/ porque son de cartón/ lembas y turrón.
- Frodo: ¡Cállate ya, maldito mago de mierda!
- Merry: ¡¡¡Me cago´n tos tus muertos!!!
- Gandalf: ¡Pero si yo no he sido!
- Pippin: ¿Entonces quien ha sido?
- Gandalf: Vamos a verlo.
Allí se encontraba. ¡Era un elfo! Los hobbits nunca habían visto algo parecido. Su piel era clara, sus cabellos eran lisos y dorados y sus ojos reflejaban una luz parecida a la de todas las estrellas del cielo.
- Gandalf: ¡Oh, no! ¡Es Silme!
- Frodo: ¿Quién?
- Gandalf: Es un elfo al que le debo pasta. ¡Si me encuentra me va a matar!
- Frodo: ¿Sí? Pues entonces... ¡¡¡SILME!!!! ¡¡¡AQUÍ ESTA GANDALF!!! ¡¡¡CORRE!!!
- Gandalf: Maldito chivato...
- Silme: Hola Gandalf. Te estaba buscando. Ya sabes, por lo del dinero.
- Gandalf: ¡Ah! ¡Hola Silme! ¿Cómo estas?
- Silme: Muy bien. Venga, suelta los jeuros (los jeuros era el dinero de la TM)
- Gandalf: ¡Buf! Me has pillado sin suelto. Solo tengo la tarjeta de crédito. Pero acepta estas botellas de vino.
- Frodo: ¡Ey! ¡Que no te regale todo el vino!
- Gandalf: Calla enano chivato. Se las doy por tu culpa.
- Silme: ¡Anda! ¡Si sois hobbits! Mira que bien. ¿Os importa que me quede a vuestra fiesta?
- Merry: ¿Fiesta? ¿De que habla este?
- Gandalf: ¡Por supuesto! ¡Una fiesta! ¡Claro que puedes!
Así que a las 4 de la mañana, los hobbits tuvieron que aguantar cantar a Gandalf, a Silme y a Pippin que se había unido a ellos.
- Merry: Joder Frodo, podías haberte callado.
- Frodo: Shhh, calla, ya tengo suficiente con estos dos.
Lo peor de todo, era que Sam había empeorado y temblaba mas que un anuncio de gelatina Royal. Tenia fiebre y deliraba.
- Frodo: Oye, Gandalf, que Sam esta muy enfermo.
- Silme: Dejadme a mí, que sé mucho de medicina. Yo era veterinario...
Silme se acerco a Sam y le toco la frente. Puso una cara bastante grave.
- Silme: Lo siento, va a morir.
- Frodo: ¿Qué?
- Silme: ¡¡¡Juajajajajajaja!!! ¡¡¡Que es broma!!!
- Gandalf: ¡Juajajajajaja! Eres la bomba tío, tenias que ser comediante.
Pues sí. Al parecer, Gandalf y Silme eran igual de "graciosos".
- Silme: A este le curo yo en un periquete.
Silme trajo agua del río, la puso a hervir y le añadió unas hojas. Luego le hizo beber la infusión.
- Sam: ¡Puaj! ¡Que asco! ¿No lo venden con sabor a fresa?
- Silme: Que va. Solo había con sabor a naranja amarga.
Pronto los hobbits se durmieron, pero Silme y Gandalf cantaron hasta el amanecer.
Capitulo 4: Ethuil.
Amaneció nublado. El viento levantaba las hojas secas. Hacia frío.
Los hobbits tenían resaca y no se podían levantar, pero Silme les preparo una infusión que les quito todas las molestias del día anterior.
Desayunaron algo de bizcocho y algún que otro pez que había pescado el elfo.
Gandalf hizo algunos trucos de magia para entretener a los hobbits.
- Gandalf: Antes de nada necesito una cartera con dinero.
- Merry: Toma la mía.
- Gandalf: Pongo tu cartera en mi sombrero y Pataflan-pataflin, tu cartera no esta aquí.
Gandalf volcó en sombrero y ¡no había nada!
- Frodo: Anda, que chulo. Enséñame como se hace...
- Gandalf: Los magos nunca revelan sus secretos.
- Merry: Muy bueno, pero... dame mi cartera.
- Gandalf: No puedo, ha desaparecido.
- Merry: (Sacando una navaja) O me devuelves mi cartera o te rajo.
- Gandalf: Ya va. Pataflif-pataflof, tu cartera apareció.
- Frodo: Oye Gandalf, tu le hiciste ese mismo truco a Bilbo, pero no le devolviste el dinero.
- Gandalf: Ejemmmm... ¡Sí! Pero mira lo que tengo para ti. Pleple-plichin, un perrito para ti.
Del sombrero salió un perrito muy mono que salió corriendo hacia el río, se metió en el agua y se lo llevo la corriente.
- Frodo: Te hará falta algo mejor para comprar mi silencio.
- Gandalf. Ya. De acuerdo. Musma-vista, para ti una revista.
Gandalf saco el play-hobbit del sombrero.
- Gandalf: Cuídala bien, este numero es especial gondorianas.
- Frodo: Mis labios están sellados.
Silme y Gandalf fueron a dar un paseo por los alrededores, debido a unos asuntos importantes que tenia que cumplir el mago.
- Gandalf: Portados bien, ¿vale?
- Hobbits: Siiiii.
Cuando se adentraron en el bosque, Frodo saco la revista para que la vieran los otros.
- Frodo: Cada mirada a la revista un jeuro.
- Pippin: ¿No hay descuentos?
- Frodo: Si, cinco miradas 3 jeuros, y 10 miradas 5.
A los cinco minutos, Frodo se había embolsado 15 jeuros. Estaban mirando todavía la revista cuando una melodiosa voz les hizo mirar al río.
Una hermosa elfa vestida de blanco y verde estaba cepillando la crin de un caballo marrón que bebía del río.
Sus cabellos eran igual que los de Silme y sus ojos eran jóvenes y limpios.
Rápidamente, Frodo se acerco hacia la elfa, con mucho cuidado, silenciosamente. Estaba enfrente de ella. Su piel era blanca y lisa. Parecía ser joven entre los elfos. Frodo se quedo embobado ante su belleza. La elfa seguía cantando. Frodo dio un paso, pero se tropezó y callo rodando hacia ella. Frodo miro a la elfa y se desmayó.
Los hobbits corrieron hacia Frodo. Se había dado en la cabeza con un árbol.
La elfa miro a Frodo y lo cogió en brazos sin decir palabra. Lo monto en su caballo y se fue, ante las miradas asombradas de los hobbits.
- Pippin: ¡Se lleva a Frodo!
- Merry: Vamos a seguirla.
- Sam: Si, sigámosle.
Los hobbits caminaron en silencio detrás de la elfa, a la que parecía no importarle que la siguieran.
Anduvieron sin descanso hasta llegar a una roca. La elfa aparto algunos arbustos, y, ante sus ojos apareció un pasadizo estrecho y bajo. Susurro unas palabras a su caballo, que se fue trotando y entro. Los hobbits dudaron en entrar o no, pero al final, Sam convenció a los otros, una cosa muy extraña, pensaron Merry y Pippin, porque el y Frodo siempre se habían llevado mal. Luego se dieron cuenta de que Frodo tenia la revista, y Sam todavía no la había visto.
El pasadizo se hizo más grande después de unos pasos. Pasaron a una sala tallada en roca viva, pero que, a pesar de no tener ninguna abertura, irradiaba luz.
La elfa tumbo a Frodo en una cama y se acerco a una tina de agua. Mojo un trapo con agua y le limpio las heridas.
Por fin Frodo abrió los ojos.
- Frodo: ¿Que... que me ha pasado?
- Merry: Nada, solamente te abriste la cabeza.
- Frodo: Ah, solo eso. Creía que me había pasado algo grave. A propósito, ¿dónde estoy?
- Elfa: Estas en la morada de Ethuil y Silme, los elfos de la Comarca.
- Frodo: Ah, hola, soy Frodo Bolsón, y estos son...
- Ethuil: Pippin, Merry y Sam.
- Frodo: ¿Cómo lo sabes? ¿Eres adivina?
- Ethuil: No, soy una elfa, y los elfos lo sabemos todo. Además lo oí mientras mi caballo bebía en el río.
- Pippin: ¿Aunque esta es la casa de Silme?
- Ethuil: ¿Lo conocéis?
- Merry: Si, es un amigo o algo parecido.
- Pippin: (Sentándose en un sillón de mimbre y poniendo los pies en una mesita de madera) Ethuil, maja, ¿No tendrás una cervecita para mí?
- Ethuil: ¿Cómo?
- Merry: ¡No seas maleducado, Pippin! (Le pone un posavasos debajo de cada pie). Mucho mejor. Bueno, yo quiero una jarra de hidromiel marca Beorn.
- Sam: Yo quiero otra cerveza, pero cerveza negra de los valles de los enanos de La Montaña Solitaria. Pero de otra marca no, que no me gusta.
- Ethuil: ¿Y tu Frodo?
- Frodo: Yo quiero..... (Empieza a bailar de una forma muy rara)
- Ethuil: ¿El que?
Todos los hobbits comenzaron a bailar. Después de estar media hora bailando, Frodo hablo.
- Frodo: Quiero un "Baileys" tía, que no te enteras de nada.
- Pippin: Y unos panchitos.
- Sam: Ya de paso me traes unos quicos.
- Merry: Yo quiero palomitas.
- Ethuil: ¡Sí, claro! ¡Y yo quiero unas vacaciones pagadas en Rivendel!
- Frodo: Perdona, nos hemos pasado. Con las bebidas basta.
Al rato, Ethuil volvió con las bebidas. Merry se sentó en otro sillón, y Ethuil, Frodo y Sam se sentaron en un sofá.
- Frodo: Esto, Ethuil, ¿tú estas casada con Silme?
- Ethuil: ¡Oh, no, que va! Silme es mi hermanito mayor. Yo estoy soltera.
- Pippin: Si no te importa, ¿puedes decirnos cuantos años tienes?
- Ethuil: Sí, claro. Tengo 12.658 años. ¡¡¡Juajajajajajajaja!!!
- Merry: Veo que eres tan graciosa como tu hermano.
- Ethuil: Si, mi hermano es la monda. Bueno, yo tengo 132 años. Ya veis que soy bastante joven (respecto a los elfos claro).
- Frodo: ¡Anda! Yo tengo 32 años. Casi igual que tu.
- Sam: Sí, prácticamente la misma edad. Solo que ella tiene un uno delante del treinta y dos.
- Frodo: Bueno, (pasándole el hombro por encima) ya veo que somos almas gemelas.
- Ethuil: Ya. (Aparta el brazo de Frodo) Oye Pippin, tú eres el más pequeño, ¿verdad?
- Pippin: Sí, hermosa princesa de los bosques.
- Ethuil: ¡Ois, que mono! ¡Ven, siéntate en mi regazo!
- Pippin: (Poniendo cara de niño bueno) Gracias mi señora, pero no soy digno de tal honor.
- Ethuil: ¡Pero que niño mas mono! ¡Venga, que no pasa nada!
Pippin se sentó en el regazo de la elfa, que le acariciaba las mejillas y le rascaba detrás de las orejas. Merry, Sam y Frodo tenían la mirada perdida, los labios apretados de furia y el ceño fruncido, como si todos estuvieran recordando algo, quizás un sueño, parecido a lo que estaba viviendo Pippin en ese mismo instante.