Los Cuatro Guerreros Legendarios
Este relato trata más o menos de la llegada de cuatro chicos a un mundo de fantasía en donde tienen que ayudar a evitar algo. ACTUALIZADO con dos nuevos capítulos.

-Ven, y ayúdanos. El mundo de la fantasía peligra…Kate-

Kate despertó de un sueño extraño, que le venía perturbando varias noches seguidas. La voz femenina era un misterio.

Sin embargo todo lo demás era tranquilo y normal como si aquella voz no importara. Ignoraba lo que quería decir. Kate es una de esas chicas que tiene muy pocas amigas y está sumida en sus pensamientos de fantasía y magia aunque sólo tiene amigas en Internet y se expresa mejor en aquél medio de comunicación.

-¡Kate!, es hora de desayunar. Baja ahora o sino se enfriará tu desayuno-dijo su mamá, siempre hacía cosas deliciosas para el desayuno y ninguno faltaba para sentarse un momento a probar sus delicias caseras.

-¡Ya voy!-contestó Kate. Tenía una hermana menor, su nombre: Victoria. Siempre hablaba sola para sus papás era raro y extraño y para ella era normal, decía que hablaba con una amiga de un mundo diferente y que era una hada.

Kate se arregló poniéndose su uniforme y peinando su cabello y descubriendo sus orejas con sólo poner detrás los mechones que las cubrían.

-Buenos días a todos-dijo con una sonrisa. Ella, a pesar de todo eso, era alegre en su casa y cómica a veces.

-No saludaste a Linda-dijo Victoria, apuntando con su dedito índice a lado derecho de Kate.

-Oh, sí olvidaba a tu amiga imaginaria. Hola Linda, ¿qué tal el día de hoy?-dijo de forma cómica.

-Kate, siéntate que ya te servirán el desayuno-dijo su padre que estaba sentado leyendo el periódico y tomando un café.

-Sí-Kate sacó la silla y se sentó con cuidado de no arrugar la falda.

-Bien, aquí tienes hija-dijo su mamá y le puso el plato en frente de ella. Era la especialidad de mamá: Hot Cakes con tres dulces y enormes fresas en el centro de la columna de los tres panecillos deliciosos junto con jarabe escurriendo por unos lados.

-Linda, ¿no quieres comer uno?-dijo Victoria con su tenedor suspendido en el aire sujetando un trozo de hot cake con jarabe.

-¿Tu amiga no quiere probar mi especialidad, Victoria?-preguntó con una sonrisa en sus labios la mamá de ella.

-No...dice que no tiene hambre-dijo Victoria comiéndose el trozo.

-Bien, cariño. Ya me tengo que ir, si llego tarde sería terrible-dijo el padre de Kate, se levantó y se fue a trabajar.

-Yo también tengo que irme. Hasta luego mamá-.

 -Vamos, Kate. Lánzala para acá-.

Estaban jugando con una pelota en el salón de clases. El maestro parecía que estaba presente en la junta de maestros que hace poco inició.

-Allá va!-.

-¡Kate!, recíbela!-.

Una de sus amigas lanzó demasiado alto la pelota que dio a la ventana y salió perdiéndose en el montón de construcción que hacían a lado del salón.

-Esta bien. Yo voy por ella-dijo Kate. Ninguno parecía querer ir por la pelota, aparte de eso por que Kate era la única del salón capaz de pasar por la ventana: le hacían falta unos tablones y cabía perfectamente.

Al salir se encontró con la construcción incompleta pero nada de la pelota, así que se aventuró más a la profundidad de los bloques rotos y paredes. Hubo un instante en que el tiempo se perdió por completo y se transportó a un lugar extraño. Todo estaba oscuro pero frente a ella había una batalla entre el bien y el mal.

Un grupo parecido a los elfos estaba, con sus poderes, cerrando una muralla de un coliseo bajo tierra y lo que dejaban detrás de esa pared eran criaturas malvadas. Cuando por fin se cerró una de ellas la miró y ella reaccionó.

 -¡Kate!, ahí viene el maestro, vuelve pronto!!-decían sus compañeros al saber que se aproximaba el maestro.

-¡Ya voy!-.

Kate no pudo dejar de pensar en aquella visión. Sentía algo en su interior que le decía que la voz misteriosa y la visión tenían una conexión en común. Transcurrió la mañana y era todo normal pero Kate no dejaba de pensar en aquella batalla que presenció y en la elfa que la miró, no podía quitarse eso de la cabeza parecía un hechizo.

Sonó el timbre de salida. Todos fueron a sus respectivos hogares, Kate llegó algo cansada a su casa.

-Hola, Kate. ¿Has visto a Linda en tu escuela?, no la he visto-dijo Victoria buscando en la sala.

-No, no la he visto-.

-Hija, vamos a salir tu papá y yo. Cuida a Victoria y apagas las luces cuando vayan a dormirse ¿esta bien?. No tardaremos-dijo su mamá esperando en la puerta a su esposo.

-Sí, que se diviertan-.

Sus padres salieron y ellas dos quedaron solas. Todo parecía normal, ella descansando un poco y su hermanita jugando en el pedazo de terreno que había afuera mientras que daba una vuelta y miraba a que estuviera Victoria donde la viera.

-Vamos, apresúrense en terminar su helado, para que vayamos a ver más cosas-dijo una señora a sus hijos.

-Sí, mamá...-dijo uno de ellos. Era el mayor y era de esos que se los podría acabar en cualquier momento.

Su madre esperó un momento más mientras los miraba acabarse sus helados, y su esposo había hecho un viaje a la tienda de aparatos electrónicos y todo lo relacionado.

-¿Ya?-dijo la mamá un poco fastidiada o aburrida.

-Si, ¿dónde lo tiramos?-dijo el menor.

-Por allá-.

-Bien, yo lo voy a tirar-dijo el mayor.

-Búscanos en aquella tienda-la señala-, allá vamos a estar.

Tomó los vasitos de helado y se dirigió al bote de basura más cercano. Cuando por fin los depositó en la basura, parecía que todos se paralizaban o quedaban inmóviles sin darse cuenta, pero menos él y alguien más.

-¿Qué sucede?-se dijo espantado y mirando a su alrededor notaba que nadie se movía.

-Eres Syraren-comenzó a decir alguien de aspecto misterioso-...el guerrero del fuego, y por eso vendrás conmigo!-.

-¿Yo?, un guerrero?. Yo no sé lo que me dices-.

Aquella persona que estaba frente a él, cubierta de pies a cabeza, desapareció y apareció de nuevo a su izquierda y encima de una persona de las tantas paralizadas. Ante el asombro, el muchacho retrocedió cada vez más y a perderse entre el bosque de personas que había mientras que la misteriosa chica aparecía y desaparecía en donde le parecía.

-No puedes esconderte!-.

-Oh, por favor que esto sea un sueño!-decía el chico mientras corría lo más que podía.

De repente, sintió algo que lo abrazaba por detrás y lo último que pasó fue que tanto como la chica misteriosa y como el chico, desaparecieron y todos comenzaron a recobrar movimiento.

-¿Y tu hermano?-dijo la madre a su hijo.

-No sé-.

-¡Bryan!-gritó la señora desesperada. Su hijo había desaparecido sin ningún rastro.

-Kate!!-gritó Victoria desde la puerta.

-¿Qué sucede?-preguntó Kate y fue hacia ella.

Cuando llegó a la puerta vio a alguien más: Un hombre alto y vestía todo de negro, y con lentes oscuros.

-Me dice ese señor que vino a buscar a alguien y me dijo que a ti, pero no creo que sea uno de tus amigos de la escuela, ¿verdad?-dijo Victoria dudando que pueda ser algún amigo de Kate.

A Kate le entró un sentimiento tremendo de miedo hacia el sujeto extraño y con cuidado sin que se enterara Victoria, la condujo a su cuarto(de Kate) y cerró la puerta de la entrada principal con seguro aún cuando el visitante seguía ahí.

Pero antes de subir, vio que el extraño sujeto se iba cubriendo de metal rápidamente y no mostraba señales de dolor, al contrario, él mismo lo había hecho a propósito.

-Vamos Victoria-dijo a su hermanita viendo que ella seguía en las escaleras.

Al llegar a su habitación, rápidamente cerró con cerrojo y pensando que estarían seguras ahí tomó el teléfono, y para el asombro de ella, estaba muerto.

¿Qué?...no, no puede ser-dijo muy desesperada.

¿Qué pasa, hermana?-preguntó Victoria algo asustada.

-Nada, no pasa nada-.

-El poder del fuego está atrapado...-dijo una vocecita temblorosa y con miedo que provenía del armario de Kate.

Cuando Victoria abrió, notó que era su amiga mágica: ¡Linda!, ¿qué pasa?-.

Kate se asombró mucho, ¡podía ver a la amiga de Victoria, y era en realidad una hada!, era increíble. Miraba cómo movía sus alas: ella estaba sentada y sus alas se movían extraño, primero se movían como las de un colibrí y repentinamente se quedaban paradas en seco y así pasaba cada cinco segundos.

-¿Estas asustada?-preguntó triste Victoria a aquella hada que era de su estatura y tenía un vestido, un pañuelo en su cabeza y unos zapatos o botas extraños.

Kate tuvo la impresión de que el sujeto había entrado a la casa sin ningún problema y que se encontraba subiendo las escaleras.

-¿Qué haremos?-dijo desesperada Kate.

La hadita se paró y tratando de perder el miedo dijo: Poder de enqanaida...-.

En ese momento el sujeto entra a su habitación.

-Eraida...por fin te encuentro-dijo al fin el señor a Kate.

Linda lanza un relámpago contra él para ganar tiempo, y es lanzado hacia afuera de la habitación y aprovechando esto, Linda toma a Kate de la mano y abre  una puerta frente a la cama de ella y en vez de ver un simple lugar para guardar cosas: Ven un mundo mágico y bello desde aquella vista. Linda se lanza, llevándose a Kate, mientras ella gritaba, consigo y dejando sola a Victoria mientras el sujeto las persigue.

-Vaya, al fin salgo de la escuela, pero ahora a hacer tarea...OH!, pero es viernes mañana la haré.-decía una muchacha que apenas salía de su escuela y cruzaba un parque.

Se dirigía a su casa y con emoción de tirar la mochila y dejar a un lado todo asunto de escuela.

Fue directo a su casa, e hizo lo pensado. Lo más extraño que haya pasado en ese momento fue que, al momento de cerrar la puerta, alguien haya llamado. Ella no había visto a nadie que le siguiera, y si fuera así, entonces le hubiera llamado y no hasta esperar que se cerrara la puerta. Al abrir la puerta, descubrió que era una persona extraña: cabello verde claro con un gran copete en forma triangular un poco ondulado ligeramente hacia adentro, dos mechones cubriéndole sus orejas que eran puntiagudas, y dividido a la mitad y sujeto por una especie de coletas o prendedores rojos, la mitad de su rostro cubierto por un trozo de tela, y su traje color blanco con mangas que cubrían sus brazos y el cual al llegar a la cintura se partía en dos, descubriendo un pequeño short pegado y botas idénticas a las de la hada antes mencionada y con colores combinables a su vestuario.

-Viathlimda...- fue lo que dijo aquel ser mágico mentalmente.

Ella retrocedió cinco pasos y cayó. Increíblemente ella no podía levantarse, sentía una fuerza sobrenatural que la mantenía así, era aquella persona extraña quien la controlaba!. Avanzó tres pasos y cuando se detuvo, del suelo sale un espíritu femenino: cabello largo hasta la cintura y del mismo color, vestido largo y blanco y unas alas  hechas de hojas(de plantas). Aquella espíritu cubrió con sus alas a la chica y ella como arte de magia se duerme.

-No puede ser...otra vez tarde y no llega aún-se lamentaba una chica de cabello negro azabache y amarrado como cola de caballo, ojos azul zafiro, ojos rasgados y ropa formal-. No sé cómo es que soporto hasta posiblemente la noche a que termine de hacer el aseo...-.

Ella esperaba a su amiga que le tocaba el aseo de tarde. Sin exagerar podría ser que hace media hora estaba allí en la esquina y lista a irse.

-Y lo peor...el perro de la vecina no me deja en paz ¬_¬ -.

Tenía razón, el perro de la señora que vivía a lado de su escuela no la dejaba en paz: Primero, dejaba su mochila recostada en la pared  para descansar un rato los hombros pero el perro llegaba y hacía que Yuriko levantara de nuevo su mochila mientras que él se recostaba y tiempo después se quitaba de ahí. Segundo, ella después de esperar de pie se fue a sentar en un bloque lo suficientemente grande como para que ella ocupara, sentada, la mitad...pero su rival llega y se pone en la otra mitad haciendo que ella se levante y se alejara en cuanto a él: se acostaba un momento y se bajaba de nuevo...Frustrante para ella y más cuando llevas media hora esperando.

-¡Yuriko!-.

-“Por fin llegó!”. ¡Hola, Cassie!. Terminaste muy pronto-.

-Ay, ¿en serio?. Sentí que ya estaba tardando-.

-No, y no me dejaste platicar con mi amigo-señaló al perro-.

-Pues será en otra ocasión, porque ya nos vamos-.

-Bien, hasta luego perrito-agitaba la mano derecha en señal de despedida- “hasta nunca ¬¬”.

Fueron camino a su casa y en un parque sus caminos se dividían.

-Bien, ya mi camino se separa del tuyo, nos vemos el lunes-dijo Cassie y fue corriendo.

-Ahora yo estoy sola...pero quizá me de un paseo por este parque-.

Paseaba y miraba cada cosa del parque tan lindo que habían construido apenas. Los árboles dejaban caer sus flores y eso dejaba al parque con un camino cubierto de flores y pétalos desprendidos, y para los enamorados sería muy romántico.

Llegó hasta un pequeño estanque de agua y se detuvo por un instante a contemplarlo. Era hermoso, el agua clara y el ambiente perfecto. Yuriko no podía explicarse porqué le atraía mucho el agua, la veía tan hermosa que no podía quitar la mirada de ella y ni irse de ahí.

-Yo sé por qué te atrae el agua...-dijo un ser como los anteriores.

-¿Qué?-viró la vista y se sorprendió de verla. Parecía ser amable pero sus ojos reflejaban otra cosa.

-Bien, eres Enoeda. La guerrera del agua, y esa es mi causa por la que estoy aquí.-.

-¿Una guerrera?...-pensó que le estaría haciendo una broma-.

-Seguro piensas que te ayudaré, pero tú eres la que me ayudarás...-miró un momento su mano y miró de nuevo a Yuriko-.Marchándote de este mundo.

Repentinamente esa supuesta persona amable se dirigió bruscamente hacia Yuriko, y ella sólo podía retroceder.

Sin darse cuenta, tropezó y cayó al estanque.


La hazaña de Yuriko

Repentinamente Yuriko se ve envuelta en oleadas de agua de un río. Intentaba mantenerse a flote pero el agua en momentos le hundía. Pidió ayuda pero nunca llegó, no había nadie cerca como para auxiliarla, hasta que el río terminó en una gran cascada en donde ella se precipitó.

-¿Te sientes bien?-preguntó alguien. Yuriko no sabía nada, seguía inconsciente y tirada a orillas del lago.
-Crees que te va a escuchar?. Está inconsciente-dijo otra vocecilla.
-Pero si está dormida, no inconsciente-dijo una tercera voz.
-Cállate, que la vas a despertar-dijo la primera voz.
-Pero si eso queremos, no?-preguntó la tercera.
-Ahora de veras cállense que se asustará si nos ve-dice la segunda.
-¿Dónde estoy?-preguntó Yuriko mientras comenzaba a moverse y abrir los ojos.
-En Syraethlim, el continente de los cuatro elementos-dijo la segunda voz.
-¿Syraethlim?. ¿No estoy en el planeta Tierra?-dice Yuriko sorprendida al ver los extraños seres.
-¿Tierra?-dice la primera.
-Ella...fue quien me trajo-.
-¿Quién?-preguntan al unísono.
-Alguien que no conozco y que me dijo que yo era...Eno...-.
-¿Enoeda?-preguntó la segunda.
-Sí, eso dijo que era-.
Los tres seres empezaron a susurrarse y consultar ya que les había sorprendido escuchar esa palabra.
-Entonces te dijo eso?-.
-Sí-dijo Yuriko.
-Ven, vamos a Lothenoavë-dijo la segunda, quien era líder del grupito.
-¿Es el lugar más cercano?-pregunta Yuriko.
-Tariqui lim tariqui!-dicen la primera y tercera.
Comenzaron a caminar mientras charlaban. El más pequeño(primera voz) es Arzu, el mediano era(tercera) Edelwen y el más grande era Sirio. Eran un tipo de duendecitos azules.
-¿Y cuál es tu nombre?-preguntó curioso Arzu.
-Yuriko-.
-Que lindo-.
-Sirio, ¿falta poco?-preguntó Yuriko.
-...-no contestó hasta unos siete pasos después-. Sí, ya llegamos-.
Frente de ellos se alzaba la gran ciudad que levantó Enoeda.
-Oye, Yuriko, ¿qué es lo que tienes ahí?-preguntó Edelwen.
-¿Qué cosa?-observa que lleva unas dagas hermosas con un brillo increíble-. No lo sé.
Entraron a la ciudad, donde habían elfos de agua y velgar, sirenas, que ayudaban en las embarcaciones a partir del cruce.
-Bienvenidos a Lothenoavë-dijo una elfa recibiéndolos cordialmente-. Soy Selaniel, su guía.
-Muchas gracias-dijeron todos.
-Aquí pueden pasar la noche o tomar un descanso en nuestras posadas que están por aquella dirección-les señala una pequeña población donde lo principal eran las posadas-. O si lo desean, les puedo proporcionar una excursión por toda la ciudad.
Mientras ella les explicaba todo eso, Yuriko queda encantada por el agua cristalina del lugar y como hipnotizada va a orillas del mar; mira por un momento su reflejo y las dagas que portaba caen y quedan bajo el agua lo que permite que Yuriko despierte de la hipnosis.
-Las dagas!-se dijo a sí misma al verlas.
Pero algo extraño sucedió: cuando las tomó, formaron una equis y el agua parecía hacerse a un lado de ahí pues radiaba alguna especie de magia sobre ella.
-Sorprendente...-.
-Yuriko!!-gritó Sirio.
-¿Qué sucede?-preguntó ella.
-Ven, ya tenemos un lugar donde descansar-.
Fue inmediatamente y buscaron el lugar adecuado donde pasar la noche. Cuando finalmente lo hallaron, no dudaron en descansar en ese mismo instante.
Yuriko estaba en su cama observando las dagas que eran iluminadas por la luna.
-Son muy especiales estas dagas...siento que algo ocultan-.
Al ver el reflejo de la luna en la hoja filosa, pasaron muchas cosas en su mente las cuales pretendían indicarle que algo iba a suceder ahí.
-Mejor me duermo, creo que ya estoy alucinando-.
Cayó en un profundo sueño el cual la transporta a un mundo de agua y donde haya algo.
-¿Quién es?-preguntó al ver una silueta lejana.
La silueta se levanta y descubre su identidad: Era una doncella quizás. Su cabello era azul y sus ojos color turquesa pero algo le cubría su vestimenta.
-Ahora soy parte de ti-dijo aquella persona.
-Pero, cómo, no entiendo-.
-Existieron muchos tiempos de angustia, tristeza y pérdida, y en uno de ellos caí en un profundo sueño en donde te vi a ti: Yuriko. Eres la persona perfecta en donde pueda nuevamente despertar-.
-¿Tu eres Enoeda?-.
-Claro que sí, la Guerrera del Agua o mejor dicho Poder del Agua-en ese momento, lo que le cubría(que resultaron ser como alas) lo apartó descubriendo que era una sirena-. Cuando comenzaste a hipnotizarte por la belleza del agua, fue porque yo constantemente te llamaba. Las dagas que tienes, fueron mis armas y mi protección contra el mal en tiempos antiguos-.
-Pero, por qué me escogiste?-.
-Porque, tu me recuerdas a mi cuando era joven-dijo con melancolía.
En eso, Enoeda pierde el equilibrio y Yuriko vuelve a ver aquellas imágenes.
-¿Qué sucedió?-preguntó Yuriko después de lo sucedido.
-Lo que viste en las dagas...se empieza a volver realidad. Ellas te advirtieron de lo que está pasando ahora-.
-¿Qué?. No puede ser-.
Las imágenes eran de una catástrofe hecha por una gran ola que hundiría la ciudad.
-Tengo que ir ya-dijo Yuriko desesperada.
-Recuerdas el efecto que hicieron las dagas en el agua?-.
-Sí, ¿por qué?-.
-Podrán detener la ola-.
-Entonces me tengo que ir ahora-dijo Yuriko y despertó.
Al levantarse se dio cuenta que lo visto en el brillo, se estaba haciendo realidad: Gritos desesperados y advertencias de una gran ola. Salió de la habitación y vio que los huéspedes estaban corriendo de un lado al otro sin saber qué hacer.
-¡Yuriko!-gritó Sirio.
-¿Qué pasa Sirio?-.
-Selaniel, nuestra guía, nos espera afuera para dejarnos lejos de esto-.
-Primero tengo que hacer algo!-.
-No hay tiempo-le toma del brazo-, ya se aproxima la ola-.
Sirio se la lleva sin escuchar que ella podría detener la ola y que la soltara.
Llegaron en la parte exterior de la posada y se encontraba Selaniel junto con Arzu y Edelwen quienes ya tenían todo empacado.
-Tengo que llevarlos a un lugar seguro-dijo Selaniel viendo que se resistía Yuriko.
-¡Pero es que no entienden!-dijo por fin después de tratar amablemente-. Yo puedo detener la ola con estas dagas!-desenvainándolas.
Cuando Selaniel las vio, quedó sorprendida: Son las dagas de Enoeda!-.
-Sí, y con esto detendré todo el alboroto-dijo mientras se dirigía a la costa.
-Es peligroso que vallas!-.
Yuriko no escuchó la advertencia de Selaniel y fue directo al lugar donde se impactaría el desastre. Cuando llegó se detuvo, las juntó formando una equis y frente a ella aguardando el momento preciso.
-Iria Ilag!-.
Era la voz de Enoeda que le había dado órdenes a las dagas a actuar.
Ya estaba cerca y las dagas se convirtieron en espadas las cuales hicieron un escudo en toda la ciudad mientras hacían su trabajo. Todos se habían dado cuenta de lo que estaba pasando y vieron con mirada sorprendida que las espadas estaban obligando al agua a retroceder.
-Sólo un poco más-se dijo Yuriko, cuando se dio cuenta que ella estaba perdiendo terreno gritó- Vamos!!, ¡Iria, Ilag!-.
Y con esto, las espadas se llenaron de más poder el cual destruyó a la ola y el agua se agitó, después se calmó.
Desapareció el escudo, las espadas volvieron a ser dagas y se escuchó el clamor de los habitantes celebrando la victoria mientras el sol se levantaba para dar un nuevo día.

-Has salvado nuestra ciudad y te lo agradecemos-dijo Nieldred, la reina de Lothenoavë.
La ciudad entera estaba alrededor de Yuriko y de Nieldred, muy animados y agradecidos.
-Y por eso, de parte de toda la ciudad, te damos esto- Nieldred mira a Selaniel y ésta le da unos obsequios a Yuriko-. Una capa mágica y esta flauta: La capa mágica te permitirá ocultarte en cualquier superficie, pues toma su forma y color. La flauta es un tesoro poderoso que sus notas debilitan hasta el más malvado enemigo y es conocida como Veneis-.
-Le agradezco mucho los obsequios, reina de Lothenoavë-dijo Yuriko.
Selaniel vuelve a acercarse para darle algo más, una mochila con cosas dentro.
-Toma, es mi obsequio por avernos salvado. Contiene comida para tu viaje, ya que sé que los guerreros se reunirán en la montaña más alta donde está la ciudad Celagariarn. Y no te preocupes, las dagas te indicarán el camino-.
-Gracias. Y te quiero pedir un favor, cuida a Sirio, Edelwen y Arzu-.
-Esta bien-.

Yuriko se despidió de todos y partió a Celagariarn, la Unión del Sol y la Luna, y en donde supuestamente se encontraría con los demás guerreros y descifrar el misterio del por qué fue llevada a ese planeta.
 
 



Namirlim, la ciudad del Despertar del Bosque.

La chica a quien le habían nombrado viathlimda, estaba en el suelo rodeada de pasto fresco y bello. Despertó del sueño y a su lado derecho vio que estaba una espada con un mango hecho de forma de hojas, y la filosa hoja era delgada y ligera.
-Es bonita-dijo al verla.
Ella cuando vio el paisaje de árboles y campos de flores que le rodeaba, se hipnotizó y todo lo relacionado con plantas y le era más hermoso de lo que pensaba.
-Viathlimda, Poder del Bosque-dijo una voz.
Sara, la chica, viró al lado izquierdo con rapidez. La voz provenía del espíritu que le ayudó a escapar!, pero apenas se podía ver pues aún no era muy fuerte.
-Tú, quien eres?-preguntó Sara.
-Viathlimda-contestó ella.
-¿Qué hago aquí?-.
-Tienes que ir a Namirlim, Despertar del Bosque. Toma la espada, te servirá-.
-Pero...no sé donde queda esa ciudad ^^U-.
-La espada te dirá-dijo apuntándola-. Y una cosa más-.
-Qué cosa?-.
-Si quieres una protección, piensa en cómo sería siempre y cuando sea de plantas o árboles. Y cuando la tengas lista, nombras a la espada y la clavas en donde quieras que inicie el escudo-.
-...Y cómo se llama la espada?-.
-Nësthlim, Espada de Bosque-.
Dicho esto, desaparece y queda sola Sara con Nësthlim.
-Bien, te llamas Nësthlim. Indícame el camino a Namirlim-.
Sara tiene imágenes de la ciudad, como si ya estuviera ahí. Instintivamente conoce el camino y se dirige a Namirlim.
En el camino, ve a un pequeño: parecía como un duende o un pickmin de bosque y estaba paralizado.
-¿Qué sucede, pequeño?-pregunta Sara, pues no la estaba mirando, sino que en un lecho donde no se veía nada.
-Pe-li-gro-dijo dificultosamente el pequeñín porque estaba tembloroso.
Sara le siguió la vista hasta el lecho y supo que algo se escondía. Al querer dar un paso más, salió algo del escondite: Un lobo de pelaje oscuro y con propósito de atacar.
-Ahh!!!-gritaron los dos pero Sara reaccionó y atacó al lobo con la espada, dando tiempo de escapar.
-Tenemos que ir a la ciudad más próxima-dijo Sara al duende que traía cargando porque estaba demasiado asustado como para moverse (-_-U).
-Namirlim-dijo el duendecito.
Cuando Sara ya empezaba a desanimarse, un centenar de árboles se levantaban frente a ellos, habían llegado a Namirlim.
-¡Casa!-.
-Bien...-Sara se voltea, imagina un muro de árboles espinosos y dice-. ¡Nësthlim!-y clava la espada.
Con una extrema rapidez, del suelo salen tallos que empiezan a ser árboles con espinas hasta formar un gran muro. El lobo no pudo evitarlo a tiempo y en su costado derecho se le clavaron muchas espinas y le fue doloroso al darse cuenta.
-Lo logramos!-gritó de alegría Sara.

Los árboles parecían estar en la estación de otoño siendo apenas primavera y el ambiente era algo triste. Al poner un pie dentro de la ciudad, Sara notó que todo comenzaba a renovarse y que los árboles volvían a ser jóvenes.
-Mamá!-gritó el duendecito al ver que, entre la multitud de más duendecitos que se acercaban a ver, estaba su mamá esperándolo.
Todos vieron la espada y llamaron al más sabio.
-Hola pequeña-dijo el sabio.
-Hola-dijo Sara.
-Así que nos has devuelto la primavera de este bosque, gracias a la ayuda de Nësthlim-.
-...-
Comenzaron a caminar por toda la ciudad.
-Sin embargo...tengo una duda-.
-¿Cuál?. Quizá pueda ayudarle-.
-¿Ves esa isla?-apunta en dirección al mar y efectivamente había un pedazo de tierra habitada.
-Sí, qué tiene-.
-Quizás con Nësthlim puedas ver lo que hace que peligre la ciudad-.
-Y cómo hago eso-.
-En su brillo te indica lo que le inquieta y pone en peligro la ciudad que edificó su dueña-.
Sara intenta ver lo que decía el sabio, pero la espada no le reflejaba nada de peligro, sólo veía su rostro reflejado en la hoja.
-No puedo ver nada-dice decepcionada.
-Oh...entonces estaba equivocado. Ven, los habitantes te haremos un banquete y podrás quedarte el tiempo que tú quieras-.
-Se lo agradezco mucho ^ - ^-.
Entraron a un salón donde estaban todos los duendecitos, incluso el que salvó. Estaban esperando la comida que era de hierbas y frutos.
-Increíble, es el salón más grande que he visto-dijo Sara con un brillo de admiración a los duendecitos.
El salón estaba bajo las raíces del árbol más grande y viejo. Todas las raíces eran mesas o sillas y el techo también. Era muy precioso y en la entrada eran escaleras con un pasamanos adornado de flores.
La comida...exquisita, era de esos que le dan gusto al paladar más exigente, de sabor delicioso pero sencillo y era bueno y todos lo disfrutaron.
Empezó a caer la noche y el pequeñín fue a acompañar a Sara.
-¿Qué sucede pequeño?-preguntó Sara después de que él le jalara su ropa para que le viera.
- No nos hemos presentado. ¿Cómo te llamas?-dijo el pequeño.
-Es cierto. Me llamo Sara, y tú?-.
-Me llamo Meldek-.
-Qué lindo nombre ^ ^ -.
-Me encargaron a que te guíe a tu habitación-.
-Esta bien. ¿Por dónde es?-.
Le empezó a conducir hasta su habitación: Estaba en un árbol, con una puertita redonda en la parte superior. Dentro tenía todas las comodidades que uno se espera de un extraño mundo.
-Aquí es. Espero que te guste. Nos vemos mañana en la mañana-dijo Meldek y se fue.
-Ok J-.
Sara se acomodó en su habitación, desamarró su cabello y se durmió cayendo en un profundo sueño.
En su sueño, vio que las hojas de los árboles se mecían cada vez más fuerte, y de esa escena pasa a otra donde el punto de atención es la misteriosa isla que le contó el sabio. A unos metros encima de ella, estaba una luz de la que provenían los fuertes vientos. Una ráfaga mas fuerte que las demás hace que todo sea destruido a su paso.
Despertó súbitamente y escuchó el viento fuerte meciendo las hojas...se empezaba a cumplir su sueño, pero no lo permitiría.
Salió de su habitación y se dirigió en donde se podía ver la isla. Tomó la espada.
-Nësthlim!!-la clavó.
Cuando la clavó, empezaron a salir plantas que pronto se convirtieron en un gran muro de gigantes y fuertes árboles y eso evitó que el aire destruyera a la ciudad.
Al amanecer le agradecieron con comida y ella, sintiendo una gran atracción y curiosidad por una montaña, sale de Namirlim para dirigirse a aquella montaña.


Pd: Opiniones, sugerencias o comentarios a galadriel_hojaverde@hotmail.com, hantale ^^