La Comuna del Bolsillo
Libro primero:
Lo noto en la tele,
lo siento en internet,
lo dice El País.
Todo comenzó con la costura de los bolsillos de poder, que eran bolsillos normales y corrientes, solo que con un bujero en el que todo lo que ahí se cuela no lo vuelves a ver más, por lo que era algo totalmente absurdo, pero el caso es que los que los hicieron eran un poco cortos.
Tres bolsillos fueron entregados a los reyes elfos, los seres más fashion y creidos de toda la Tierra Tres Cuartos. Siete a los señores enanos, que se lo curran mazo cavando y construyendo movidas. Y nueve, nueve fueron entregados a la raza de los hombres, que ansían por encima de todo ser chachiguais. Pero todos ellos fueron engañados, pues otro bolsillo más fue cosido. En las tierras de Porkor, el Señor Oscuro Saujon cosió en secreto el Bolsillo regente.
Un Bolsillo para gobernarlos a todos. Un Bolsillo para encontrarlos con el Google, un Bolsillo para guardarlos a todos y no volver a verlos.
1-Una reunión desesperada
Bilbo Bolsillo, era el hobbit portador del Bolsillo Único, que consiguió hace la pera de tiempo en la caverna de un tal Gollum, y que, según Bilbo, éste se lo regaló como recompensa por adivinarle unos acertijos (y una mierda, el tío se lo chingó, y encima va y dice "¿Qué tengo en el bolsillo?". Quién se iba a pensar que tenía un bolsillo en el bolsillo). Lo usaba para desaparecer, como era un bolsillo con cremayera, cuando abría la cremayera, desaparecía, y esto le hacía especialmente gracia.
Un día, vino a visitarle un viejo amigo, llamado Gandalf el Grisáceo. Le llamaban así porque nunca se lavaba la túnica y estaba grisácea perdida de la mierda que llevaba.
Gandalf el Grisáceo iba en su carromato cantando alegremente el último éxito de Manolo Escobar, cuando apareció de alguna parte el sobrino de su amigo Bilbo; Frodo Bolsillo.
-Frodo: Llegas tarde.
-Gandalf: Un mago nunca llega tarde, Frodo Bolsillo. Ni pronto. Llega exactamente cuando le da la gana.
A esto que se empiezan a partir de risa las tripas, y Frodo se tira de cabeza al carro de Gandalf, el poney que lo lleva se encabrita, y pronto tenemos al carro descontrolado y al mago intentando frenar, mientras, Frodo se caga de miedo.
-Gandalf: ¡La próxima vez que hagas algo así avisa! -dijo, cuando logró controlar de nuevo al poney que tiraba del carro megane renault.
-Frodo: ¡Perdón! La emoción me pudo.
-Gandalf: Bueno... Dime, ¿cómo está tu tío? He oído que va a dar una fiesta de especial importancia.
-Frodo: Lo que va a dar de especial importancia son los regalos. ¿Acaso crees que la gente viene a la fiesta porque aprecian a Bilbo? No, no es por eso, vienen a gorronear. Comida y bebida gratis, regalos y todo por aguantar una charla de dos minutos.
-Gandalf: ¡Ja ja ja ja! -se parte las tripas- ¡Y conociendo a tu tío seguro que sobrepasa las tres horas y media!
-Frodo: Algo trama.
-Gandalf: ¿Algo relacionado con el tráfico de hierba?
-Frodo: Antes de tu llegada los Bolsillo gozábamos de buena fama. Ni teníamos aventuras ni movíamos el culo de Bolsillo Cerrado.
-Gandalf: Si te refieres al incidente con el tráfico ilegal de hierba yo no tuve que ver. Simplemente llevé el carro que la portaba fuera de la frontera, tu tío hizo el resto.
-Frodo: A pesar de todo te han puesto la etiqueta de viejo fumeta.
-Gandalf: Vaya vaya...
A todo esto ya habían llegado hasta Bolsillo Cerrado.
-Frodo: Gandalf, me alegro de tu regreso... más que nada porque como hasta mañana no soy mayor de edad no puedo comprar hierba, así me la compras tú y luego me la pasas.
Frodo se va, y Gandalf llama a la redonda y diminuta puerta de la casa de Bilbo. Se oye dentro una voz que dice:
-Voz: ¡No gracias! ¡No compro nada, no quiero apadrinar un niño de Rohan ni quiero cambiar de religión!
-Gandalf: ¿Ni tampoco quieres comprar hierba del viejo Tobby?
-Voz: ¿Gandalf? -la puerta se abre, y de dentro sale un pequeño individuo. Es Bilbo Bolsillo- ¡Mi querido Gandalf!
-Gandalf: Bilbo Bolsillo...Cumples tropecientos años, quién lo iba a decir. -el mago observa la cuidada piel del hobbit y dice- No te afectan los años.
-Bilbo: Sí, esto... ¡Pasa, pasa! -el mago pasa a duras penas, doblándose para no darse con el techo, y aun así, va y se dá- ¿Qué te puedo ofrecer? ¿Té? ¿Whisky? ¿Una tirita?
-Gandalf: Solo té, gracias... Aunque, ya que estás puesto... ¡Venga ese whisky!
Al día siguiente, se celebró el tropecéntimo cumpleaños de Bilbo Bolsillo y acudió toda la Comarca para poder gorronear gratis. El viejo Bilbo se subió encima de algo preparado para su actuación.
-Hobbits: ¡¡Imita a álguien!! ¡¡Sí!! ¡¡Que imite a álguien!!
-Bilbo: ¡Bien, bien! ¿Quién soy? -el hobbit bajó, se acercó a una mesa y empezó a coger cosas valiosas como cubiertos y a metérselos en los bolsillos (en los suyos, no en el Único).
Hobbits: ¡Juas juas juas! ¡¡Sacovilla Bolsillo!!
Bilbo: ¡¡Habéis acertado!! -hubo infinidad de aplausos por parte de todos menos de los Sacovilla Bolsillo, que devolvieron lo que tenían en las chaquetas y bolsillos y se marcharon indignados y gruñendo.
La actuación del hobbit se alargó horas y horas, hasta que llegó lo más temido por todos; la charla. El hobbit comenzó a hablar.
Bilbo: Bien, ¡mis queridos Bolsillo y Boffin, Tuk y Brandigamo! -aplausos- ¡Cabada! ¡Redondo! ¡Bolger! ¡Ciñatiesa! ¡Y Garrapié!
Hobbit: ¡¡Garrapiés!! -risas.
Bilbo: Compadre compreme un coco. Compadre coco no compro porque como poco coco como, poco coco compro.
Eso fue dificil de asimilar. Se oyeron algunos solitarios aplausos, pero la mayoría estaba pensando qué habría querido decir con eso y a qué venía.
Bilbo: Yo... tengo asuntos que atender. Los he pospuesto ya demasiado. Ahora me iré. ¡Adiós! -y saca el Bolsillo del bolsillo (qué raro suena eso) y, llevándoselo a la espalda, lo abre, y desaparece. Todos se quedaron flipados, especialmente Frodo, que estaba viendo dragones volando a causa de la hierba que se acababa de fumar.
Cuando Bilbo llegó a Bolsillo Cerrado, cerró el Bolsillo (que ironía), y volvió a aparecer. Pero no se dio cuenta de que Gandalf el Grisáceo estaba ya dentro hasta que éste le asustó, y cuando Gandalf dejó de reírse del salto que había pegado el hobbit, le habló.
-Gandalf: Ay, que bueno... -poniéndose serio- ¿Te habrá parecido gracioso?
-Bilbo: ¿Lo qué?
-Gandalf: Hay muchos bolsillos mágicos en este mundo y ninguno debería usarse a la ligera, he dicho.
-Bilbo: Supongo que tendrás razón, como siempre. Le hecharás un ojo a Frodo, ¿eh? Le voy a dejar todo.
-Gandalf: ¿También el Bolsillo?
-Bilbo: ¡Sí, sí! Está en un sobre que hay sobre la repisa... No, espera. Está aquí, en mi bosillo. ¡Qué curioso!
-Gandalf: Sí, qué curioso. ¡Un bolsillo en el bolsillo! -el mago al ver la cara de obseso de su amigo se preocupó- Deberías olvidarte del bolsillo, lo has tenído demasiado tiempo.
-Bilbo: ¡Chorizo! ¡Me lo quieres chingar! ¡Es mío, es mi precioso tesoro!
-Gandalf: ¡¡¡Bilbo Bolsillo!!! ¡¡¡No me tomes por un chorizo del tres al cuarto!!! ¡¡¡Si quisiera ese Bolsillo para mí, lo robaría con más clase de la que te crees!!! Solo quiero ayudarte.
Momento kódak, un abrazo lagrimoso entre ambos y despedida no menos tierna.
-Bilbo: He pensado en un final para mi libro. "Y vivió tocándose las narices hasta el fin de sus días".
-Gandalf: Y supongo que así será, amigo. Siempre ha sido así.
Otro momento kódak, y pronto el hobbit se fue cantando no se qué tema de Eurovisión.
2-La sombra del pasado
Gandalf el Grisáceo entró dentro para ver si le quedaba algo de la hierba de contrabando de la que antaño choricearon y se encontró con el Bolsillo tirao en el suelo. El anciano se fue a agachar para recogerlo, pero le dio un ataque del umbago y se quedó con esa pose, así que se sentó para ver si se le pasaba.
Frodo llegó llamando a su tío.
-Frodo: ¡Bilbo! ¡Bilbo, ¿y ese Whisky que me prometist...?! -entró y se dio cuenta de que se había ido, y vio a Gandalf- Se ha ido, ¿verdad?
-Gandalf: Sí, tu tío se ha ido.
-Frodo: ¿Tío? ¡No! Me refiero al barman que Bilbo dijo que estaría aquí.
-Gandalf: Tu tío se ha ido y te lo ha dejado todo.
-Frodo: ¿Todo todo?
-Gandalf: También te ha dejado su Bolsillo.
-Frodo: Ah, ¿si? Pos que guay. -dijo, en un tono con fingido entusiasmo. Y con verdadero entusiasmo dijo- ¡Dime Gandalf! ¡¿Sabes dónde esconde Bilbo la hierba que...?!
-Gandalf: Ahora el Bolsillo es tuyo. Guárdalo en lugar seguro, yo tengo asuntos que atender.
-Frodo: ¿Asuntos? ¡Ya, claro! Tráfico de hierba.
-Gandalf: No. Esta vez no es eso. Es algo importante de verdad.
-Frodo: Fumar es importante.
-Gandalf: Sí, bueno... déjalo. Son asuntos de mayores. -y dicho esto, el mago se piró de ahí, aunque con la espalda doblada aún.
Tras xxxxxx años, Gandalf el Grisáceo volvió, se adentró no se sabe cómo en Bolsillo Cerrado, y cuando el iluso de Frodo entró tranquilamente en su casa, algo le agarró el hombro e hizo que pegase un bote que, un poco más y se dá con el techo. Cuando Gandalf acabó de reirse, le habló a Frodo.
-Gandalf: ¿Está a buen recaudo? ¿Está seguro?
-Frodo: ¿El qué, tío?
-Gandalf: ¡¡El Bolsillo, qué va ha ser!!
-Frodo: ¡Ah, sí! Es la pera, te haces invisible cuando lo abres.
-Gandalf: ¡¡¡¿LO HAS ABIERTO?!!!
-Frodo: Quería guardar unas monedas, pero resulta que lo que metes ahí, ¡ahí se queda pa siempre!
-Gandalf: ¡¡Insensato, claro que sí!! -bajando la voz- Puede que éste sea el Bolsillo Único, el Bolsillo de Saujon cosido en Porkor.
-Frodo: ¡¡Porkor!!
-Gandalf: Mira en la cremayera, ¿qué ves?
-Frodo: Nada, no hay nada... ¡Espera! Hay unas marcas, algo que parece escrito por un viejo con párkinson y no puedo leerlo.
-Gandalf: Muy pocos pueden. En la escritura decente dice: "Un Bolsillo para gobernarlos a todos. Un Bolsillo para encontrarlos con el Google, un Bolsillo para guardarlos a todos y no volver a verlos".
-Frodo: ¡Ay mamá! ¡¿Y qué hago yo?!
-Gandalf: Debes llevarlo hasta Privendell.
-Frodo: ¡Si, hombre! ¡¿Por qué no lo llevas tú a Privendell?! ¿Eh?
-Gandalf: Pues porque no me sale de ahí. Y no veas la pereza que me da. ¡Pero no me tientes!
-Frodo: Ah... vale tío.
-Gandalf: ¡¡No me tientes, canijo!!
-Frodo: Pero si yo no...
-Gandalf: ¡¡¡He dicho que no me tientes!!!
De pronto se oyó un ruido en la ventana. Frodo se creyó que eran orcos y se escondió debajo de una mesa, llorando. Gandalf también se cagó vivo, pero vio un rizado pelo que le resultó familiar.
-Gandalf: ¡¡Rayos y centellas, Samcagaz Gamyi!! ¡¡¿Has estado fisgoneando?!!
-Sam: ¡¡¡POR FAVOR, NO ME MATEEEEEEE!!! ¡¡¡BUAAAAAAAH!!! -dijo el pobre Sam, llorando como una nenaza.
-Gandalf: No... más bien no. He pensado en darte mejor uso.
Así pues, los tres partieron, pero Gandalf el Grisáceo, viendo en el lío en el que estaba metido decidió largarse a su casa con su mamá... digoo... decidió irse a ver al decano de su orden a Piscengard.
-Gandalf: Nunca lo abras pues los siervos del Señor Oscuro serán atraidos por su poder. Bueno, y también es que han puesto carteles de "se busca" con la foto del Bolsillo. Nos encontraremos en Bree, en El Poney Apisonador. Recuerda, Frodo, que el Bolsillo desea ser encontrado.
-Frodo: ¿Puedo irme a mi casa?
-Gandalf: No.
-Sam: ¿Y yo?
-Gandalf: Tú te encargarás de Frodo. No dejes que abra el Bolsillo.
-Sam: ¡Pero si ni si quiera me he despedido de mi viejo tío ni de los Coto!
-Gandalf: ¿Más preguntas? ¿No? ¡Pues adiós! -y cogió y se fue.
3-La traición de Piscengard
Gandalf el Grisáceo llegó tras xxxxxx de tiempo hasta Piscengard, y allí se reunió con su superior; Saruman el Blanquecino, aunque era un tanto multicolor.
-Saruman: ¡Mi madre, si es Gandy!
-Gandalf: ¡Sary! -los dos chocaron las manos e hicieron un ridículo baile que formaba parte del saludo ritual entre magos.
-Saruman: ¿Cómo tú por aquí?
-Gandalf: Espera que te cuento. -y le contó toda la movida, mientras paseaban por un bonito jardín.
-Saruman: ¿Estás seguro de eso?
-Gandalf: Sí, todo este tiempo estubo delante de mis narices.
-Saruman: Y con tu miopía no pudiste verlo. Tu pasión por la hierba de los medianos sin duda a enturbiado tu mente.
-Gandalf: La de los medianos, la de los elfos, la de los hombres... Cualquier hierba que se precie.
-Saruman: Ya... -y sin saber cómo, aparecen dentro de la torre de Orcanc, en un saloncito mu mono y hogareño.- Las tropas de Saujon han emprendido ya la marcha, los Nueve han partido de Minas Porgul.
-Gandalf: ¿Los Nueve?
-Saruman: Cruzaron el río Risen hará ya la pera, vestidos de Jinetes Horteras.
-Gandalf: ¡Venga ya! ¿Y tú cómo sabes eso?
-Saruman: Lo he vistoooo.
-Gandalf: ¿Visto? ¿Acaso tienes mega-visión o algo de eso? -entonces Saruman saca un peaso palantir que Gandalf se mea en las bragas.- ¡Haibá mi madre!
-Saruman: Encontrarán el Bolsillo, y destruirán a su portador.
-Gandalf: ¡El cagado de Frodo! -momento "no puedes pasar" versión Saruman, usease, "no puedes salir". Y cierto era, puesto a que tenemos a Gandalf intentando irse y todas las salidas de emergencia cerrándose a su paso.- ¡Tronco! ¡Déjame irme!
-Saruman: ¿No creerás que un enano de pies peludos puede torcer la voluntad de Saujon? Nadie puede hacerlo, debemos unirnos a él.
-Gandalf: Dime, "amigo". ¿Cuándo abandonó Saruman el sabio las puertas comunes por puertas mecánicas? -de pronto ambos se preparan y se oye una voz.
-Voz: Three... Two... One...Fight!
Y lo que aquí ocurrió fue un intercambio de combos y magias que ellos solos se asombraron a sí mismos. De fondo se oía la música de combate del FFVIII, y de árbitro estaba el que siempre sale en los Torneos de Dragon Ball, sí sí, el de gafas de sol.
El combate se extendió hasta que a Gandalf se le acabó la barrita de vida y las continuaciones, y como en el Mortal Kombat, Saruman lo lanza por los aires, y de ahí hasta luego no se sabe más de Gandalf.