No debes caer jamás
4.
Faramir se sentía extraño aquel atardecer.
En sus veintiseis años, jamás había tenido una sensación tan profunda y a la vez, tan misteriosa.
No quiso comentar nada a su hermano para no preocuparle, pero cuando daban caza a una gran manada de alimañas, se sintió tan mareado que a punto estuvo de caer del caballo.
Sin embargo, no era un mal estar; era como si alguien le advirtiera de un peligro, de una amenaza....Y su mente se centraba en aquellas horrorosas montañas.
-¡Faramir! -le dijo su hermano rodeándole los hombros con su brazo; Faramir le miró - ¡Eih! ¡Tranquilo! -dijo apartándose riendo - ¡Estamos de enhorabuena! ¡Una batalla más, ganada! ¡Mira a tu alrededor, Faramir! ¡El pueblo esta a salvo un día más!...Esas horrorosas criaturas salen de...
-Boromir... -interrumpió con suavidad Faramir - ¿Qué está pasando?...El cielo esta mas oscuro, la gente decae en ánimos, luchamos mas horas de las que dormimos...nuestros hombres mueren bajo las zarpas de esos seres tan extraños....que se multiplican día a día...
-El mal se cierne sobre Minas Tirith como si de un manto fúnebre se tratara -le dijo su hermano, vigilando que nadie más le oyera - Osgiliath es quien esta padeciendo más el mal que traen estas alimañas. Temo por ella.
-Boromir...
-Tranquilo. Has de mantener tu esperanza, tu fe...
-¡Pero todo esta cayendo frente a nuestros ojos! -dijo en un susurro pero con tono elevado -No dudo en que podemos poner fin a este ataque, en que ganaremos esta batalla...Pero no sabemos de dónde viene este mal...
-Las montañas... -empezó a decir Boromir pero unos guardias pasaron entre él y su hermano: Faramir se quedó pensativo -Faramir, no te acerques nunca a esas montañas sin mí.
-¿Qué?
-No vayas allí sin mi, Faramir -repitió Boromir acercándose a Faramir.
-¿Y a dónde voy, hermano, sin ti? -preguntó sonriendo Faramir - ¡Soy tu sombra!
-No, jamás lo fuiste. -le dijo su hermano sin sonreírle.
-¡Boromir! -llamó un guardia acercándose a ellos.
-Ahora voy, Girdah. -le dijo Boromir.
Miró a su hermano y después se alejó.
Faramir sabía que sus estrategias, sus ejércitos y sus ánimos, mantendrían a las alimañas alejadas de Minas Tirith, pero ambos sabían que empezaban a estar escasos de todo ello.
Aquella noche, Faramir tuvo un extraño sueño.
El no entendía de fábulas, leyendas o misteriosas criaturas que tenían el brillo de las estrellas y las voces de los dioses....Pero conocía de sus historias.
En su sueño, lleno de armoniosas melodías colmado de parajes misteriosos en los que querría quedarse a vivir, la voz de una mujer le repetía en una extraña lengua, que aunque no había oído jamás entendía, que debía partir.
Irse de Minas Tirith.
-¡Eso es absurdo! -le dijo Boromir cuando Faramir se lo contó. Paseaba de un lado a otro, nervioso. Ambos se encontraban en los aposentos de Faramir -¡Una artimaña para que te alejes de tu hogar, de los tuyos...!
-No me sentí amenazado, Boromir -dijo con calma Faramir. Boromir le miró. Estaba seguro de si mismo, su expresión era serena -Los Gondorianos somos gente supersticiosa, desconfiamos de los extranjeros y más de los Señores Elfos, que son lo más misterioso que conocerán nuestros tiempos. Pero no me sentí amenazado. Fue como un consejo...
-¿Dónde está Gandalf cuando se le necesita?
-¡Pero es que no le necesito! ¿Quieres escucharme?
-¡Allí fuera hay montado el peor de los caos! ¡A veces llueve fuego, mueren hombres...!
-¡Vivo aquí, lo sé!
-¡Precisamente por eso, Faramir!... -se acercó a su hermano - No podré protegerte si te vas. Y no podré seguirte...No puedo dejar sola la ciudad....
-Boromir, no necesito tu protección, solo de tu cariño. Hace tiempo que lo sabes, hermano -ambos se miraron - No necesito a Mithrandir para que me diga que sueño con voces Elficas que me requieren en otros lugares.
-¿Quieres irte?
-No.
-¿Quieres irte, Faramir?- preguntó clavando su mirada en su hermano menor.
Faramir suspiró; Boromir estaba muy nervioso e incluso espantado. Aquellos últimos meses habían supuesto una pesadilla.
La congoja, la inquietud, el miedo....
-No me gusta hablar de sueños extraños, voces encantadoras, rostros....angelicales -le dijo Faramir - Pero no puedo ignorarlo. No podemos hacerlo, Boromir.
-Si en verdad los sabios Elfos buscan de nuestra ayuda...Si necesitan de nuestro consejo....insistirán. -Faramir asintió - Si vuelves a soñar con esas...extrañas cosas...dímelo -Faramir volvió a asentir. De repente, Boromir le sorprendió dándole un fuerte abrazo, como cuando eran pequeños, como cuando no tenían a nadie más; solo el uno al otro.
5.
Al día siguiente, Faramir tuvo el mismo sueño; pero no pudo comentárselo a su hermano pues Minas Tirith recibió uno de los peores ataques que habían sufrido hasta el momento: las alimañas eran muchas y reptaban como lagartijas escudriñándose como podían, pasando unos por encima de otros.
Faramir estaba en la muralla, dando órdenes, disparando flechas certeras, intentando organizar el caos que se agolpaba entre sus hombres, asustados, heridos y cansados.
Aquellos seres eran ágiles, sabían manejar muy bien los arcos con sus espadas y eran tantos....
-¡Faramir! -llamó un soldado. Faramir pasó entre sus hombres, esquivando tanto a ellos como a las piedras o las flechas prendidas en llamas que llovían del cielo -¡Tu padre te llama!
-¿Ahora?
Faramir se reunió con su padre; estaba en aquel salón, rodeado por la quietud y el silencio, sin poder dejar de pensar en la masacre que se estaba dando a lugar detrás de las puertas: apretaba sus puños con fuera.
No debería estar allí.
Su padre era muy inoportuno.
-Faramir... -Faramir se sorprendió al oír la dulce voz de su hermano. Su aspecto era casi impecable a pesar de llevar horas luchando, contuviendo al enemigo detrás de las murallas.
-Boromir ¿qué ocurre?
-¿No te lo ha dicho?...
-¿El qué?... -Boromir miró hacia la puerta del final del salón y Faramir vio como entraba su padre.
-Los soldados caen muertos... -empezó a decir Denethor mientras Faramir se acercaba a él. Boromir permaneció en el lugar, sin moverse. - Nuestras fuerzas decaen...Los aldeanos confían en nosotros... -se sentó en su gran sillón casi como si se dejara caer, abatido - ...Ellos morirían por ... -levantó la mirada y la sostuvo cuando se cruzó con los ojos de Faramir - ti.
-Padre....
-Casi sin pedirnos permiso, sin darnos tiempo a reaccionar -argumentó Boromir acercándose a ellos - los aldeanos, la gente sencilla, tomó las armas.
Faramir le miraba sin entender de qué hablaba Boromir.
-Elaina, creo que se llamaba... -dijo Denethor.
-Si permitimos que esto ocurra... -empezó a decir Boromir - ...Nosotros debemos protegerles a ellos...Faramir... -Faramir giró su cara hacia su hermano: sus ojos cristalinos decían mucho más de lo que podrían decir las palabras. Boromir bajó su mirada con tristeza.
-Gente inocente esta muriendo -dijo Denethor.
-No voy a permitirlo -dijo Boromir - Padre, ayer noche tuve un sueño. -Faramir le miró abriendo sus ojos. Boromir se adelantó hacia su padre mientras Faramir le seguía con la mirada -Elrond, Señor de los Elfos, va a reunir a todos los pueblos mediante sus representantes... -miró a Faramir - Iré yo. Representaré a Gondor.
-¿Un sueño? -preguntó su padre - ¿Y quieres irte porque...soñaste?
-Los Elfos son sabios y conocen muchas artes de las que no conocemos absolutamente nada -dijo Boromir mirando a su padre, sintiendo la mirada de su hermano, fija
en él - Mediante un sueño me enviaron un mensaje explicándome que debía reunirme con los demás. Gente que también quiere dar fin a esta Guerra....Es importante, padre. Podría conseguir aliados...
-Poder... -murmuró Denethor para si mismo.
-Faramir debe quedarse: a protegerte a ti...a la ciudad... - dijo Boromir. Miró a su hermano - Es más seguro quedarse aquí, Faramir.
Faramir le miró sin ocultar su enfado; no necesitaba que le protegiera, ni que le apartara de su lado....
-Si esa es tu voluntad... -dijo Faramir haciendo una reverencia.
Boromir le hubiera abofeteado por hablarle de esa manera tan despectiva y fría, como de si su padre se tratara.
Pero era inútil discutir.
-¡Deacuerdo! -dijo Denethor levantándose - Tal vez aun haya esperanzas. Partirás enseguida. -se acercó a su hijo con lentitud - Ve con mucho cuidado, desconfía de todo el mundo. Se prudente...y salva a tu gente. -Boromir asintió - Bien... -miró a Faramir que dejó de mirar a Boromir para mirarle a él. Pero no se dijeron nada.
Cuando Denethor abandonó la sala, Boromir miró a su hermano; pero no había más que decirse. Al menos, él.
-¡Oh, Boromir! -dijo rompiendo el silencio Faramir, con su voz quebrada por sus lagrimas - ¿Tanto me quieres? -Boromir bajó su mirada - ¿Recuerdas cundo de pequeños me lanzaste lejos... y deje de hablarte durante tres días?
-Y tres noches -añadió Boromir con una amarga sonrisa, pues de sonreír era de lo que menos tenia ganas.
-Te bien prometo, hermano, que estaría un Mes sin dirigirte la palabra - Boromir le sonrió. Faramir se acercó a él y el dio un fuerte abrazo, pero no derramó ni una lagrima. Sabía que a Boromir le dolería más, si le veía llorar.
-Siento mucho lo de tu amiga Elaina, Faramir -dijo Boromir sin apartarse de su hermano - Lo siento de verdad, pero si fueras tú quien estuviera tumbado en una camilla...sin mover el pecho porque tus pulmones ya no trabajan....sabiendo que tu corazón ha dejado de latir...
-Gracias, Boromir. - Y no solo se refería a ese momento, si no al de todos los de su vida.
-Faramir, recuerda... -Boromir se apartó de su hermano pequeño - Debes retirar tu mano antes, levantar más la espada y ser más fuerte. Más duro... -Faramir sonrió al recordar aquellas palabras - No debes caer jamás.
-Por ti.
Boromir le abrazó con cariño; era su hermano pequeño.
Para cualquier comentario o sugerencia, podéis escribir a la autora: hobbit_tomih@yahoo.com.mx