Cálëhérincë Tintamírë

Este es el primer relato que escribe Sir Shacolly Cuthalion, por lo que nos pide que por favor le perdonemos si la historia no es muy buena o se desarrolla demasiado rápido. De todas formas, para hacerle llegar vuestras sugerencias y opiniones podéis escribirle a shacolly@hotmail.com. ACTUALIZADO


§ Alpaciria y la partida:

Cuando Azrubêl despertó creyó que todo lo que le había sucedido era un sueño, pero la cara de una hermosa elfa rubia frente a él certificaba que había sido verdad, Cálëhérincë le explico que después de que él se retiro del banquete el rey se dispuso a conversar con todos los elfos sobre lo que harían ahora que la isla había sido descubierta al mundo entero, muchos eran partidarios de partir en el barco que haría Heculo y pocos los que preferían esperan un tanto mas, por lo que a través de un consenso decidieron partir en el barco que haría Heculo, por lo que el rey dispuso que Azrubêl impartiera clases de navegación, mientras que el teleri estaría encargado de la construcción del navío en el que saldrían en busca de Valinor.

Fue así que Azrubêl impartió clases de navegación entre los elfos y elfas, se hicieron velas, redes, cañas, espadas, flechas y arpones para pescar en el mar, junto con utensilios propios de la navegación, mientras que los demás estaban encargados de la construcción del navío.

Es así como a los tres meses estuvo todo listo para la partida de la isla. El navío era de una gran envergadura y tenia forma de cisne, como los barcos hechos en antaño por los teleri de Alqualondë, era grande y de blancos maderos y remos hechos de plata y oro, sus velas eran como plumas que se regocijaban con el viento y sus mástiles al tener las velas desplegadas eran un par de alas que emprendían el vuelo por sobre el mar, era una hermosa visión, por lo que se le llamo Alpaciria, el barco-cisne.

Grande fue el regocijo de Azrubêl al comprobar que el barco cumplía con todos los requisitos necesarios para cruzar el gran mar en dirección a Pelargir, y mas aun el hecho de que partirían en una semana, cuando ya todos se hubieran despedido de los que se quedarían en las isla y de las cosas que les eran queridas en la isla. Pero al fin el momento de partir llego y tristes estaban las caras de casi todos los elfos, pero había un elfo que brillaba por su alegría, era Heculo, que desde centurias no sentía el placer que le producía el ver la espuma de mar elevarse por los aires y caer como una llovizna sobre su rostro. Muchos cantos se escucharon en la despedida y las horas que siguieron después de desplegar las velas y alejarse de la isla en que se habían criado, pero había quienes se preocupaban por los sonidos de la madera y de las velas al llenarse de aire y empujar al cisne por sobre las aguas.

Largo fue el viaje y grande el regocijo de todos al ver tierra otra ves, y Azrubêl no pudo contener el grito de alegría al ver la desembocadura del Sirion al frente del barco y unas cuantas barcazas de númenóreanos pescando en el delta del río. Pero a la vez los númenóreanos que iban en sus barcazas sintieron cierto temor al ver a tan gran cisne navegando por sobre el mar, pero luego se dieron cuenta de que era un barco y sorprendidos quedaron todos de ver un barco de tal envergadura con forma de cisne. Pero por esto mismo se dio la alarma en todo el delta del Sirion y se alejaron del barco, mientras unos mensajeros partían apresurados hacia Pelargir para dar la extraña noticia de la aparición de un barco-cisne gigante que se dirigía a Pelargir.

Así que llegaron tan solo al delta del Sirion cuando una nave de guerra númenóreana les detuvo el paso y les pidió que se acercasen para hacer una inspección del barco y de sus propósitos. Azrubêl se molesto un tanto por esto, pero como los elfos no entendían nada les dijo sobre el propósito de la nave de guerra, solo les dijo que él tenia que hablar con uno de los capitanes de dicho barco y les pidió que se acercasen sutilmente al gran barco de guerra.

En el momento en que el Alpaciria anclo al costado de la nave de guerra, salieron unos puentes de los que salieron una veintena de soldados fuertemente armados que subieron a cubierta del Alpaciria y llenaron de temor a los elfos, pero entre dichos guerreros se encontraba el capitán del barco, un númenóreano adulto de aspecto feroz, que pregunto quien estaba al mando de dicho barco, a lo que Azrubêl contesta que es él quien gobierna la nave y que nunca pensó que los dúnedain molestarían el barco de unos elfos que nunca humano alguno había visto, pero esto no cambio la postura del capitán, sino que cuando reconoció la cara de Azrubêl se lleno de miedo, pues habían dicho que había muerto en una isla maldita, por lo que pidió disculpas y se retiro a su barco de donde dio la orden de dejarlos pasar sin inconvenientes, pues creía que eran espectros que venían a cumplir una misión y nada los molestaría. De esta manera llegaron a Pelargir sin ser molestados por ningún barco.

§ Pelargir:

Después de mucho navegar por el río de entre los árboles empezó a asomarse una torre, luego otra, así lentamente mientras avanzaban suavemente contra la corriente del río Sirion, al rato unas murallas se asomaron por entre los árboles, al tiempo que se descubría una gran cantidad de fuertes barcos de poderosa construcción y un gran puerto protegido por murallas gruesas y elevadas. Mucho se sorprendieron los elfos al ver este tiempo de construcción en la Tierra Media, ya que creían que todo seria medio salvaje por lo que no creía que hicieran construcciones parecidas a las de los noldor, pero los elfos nacidos en Ninquëros estaban anonadados por esas construcciones altas y poderosas, y observaban todo con una mirada de niños conociendo el mundo, sin embargo Azrubêl no presentaba mucha felicidad, ya que no veía su barco por ninguna parte y creyó lo peor, por lo que su semblante no era muy feliz.

Atracaron en un muelle no muy lejos de las murallas, ya que esos muelles eran los únicos del tamaño ideal para el Alpaciria, pero mucha gente se había reunido a observar esa gran embarcación que por lo demás era hermosa, ya que creían que solo ellos podrían construir grandes barcos, pero nunca tan hermosos como ese gran cisne blanco, por lo que la noticia de un gran barco cisne lleno de elfos corrió por toda la ciudad mas rápido que el viento venido de allende el mar.

Azrubêl que comprendia en cierto grado lo que estaba pasando en la ciudad le informo a los elfos que era mejor que se quedaran en el barco y que no salieran del Alpaciria, pues si es que salían lo mas probable es que los tomaran y se los llevaran a la plaza para exponerlos amablemente a las preguntas generalizadas de toda la población, por esto mismo decidió salir él solo, pero con el rostro cubierto y con Nuruhuinë ostensiblemente descubierta, para provocar cierto aire de molestia y evitar así a la muchedumbre.

Primeramente Azrubêl fue a su casa donde todos quedaron impresionados y felices por su regreso después de casi un año de ausencia. Noto la familia de Azrubêl que él volvía con una sabiduría y belleza aumentadas por su corta estancia con los elfos, aunque ya lo sabían dejaron que Azrubêl contara como llego en un barco elfico y en donde había estado. Después de compartir un rato mas con su familia decidió partir a conversar con algunos tripulantes de su barco para preguntar por su barco, pues su familia no sabia lo que había pasado con su barco, así que decidió ir a la casa de Balakhôr, que era su segundo al mando en el Azrabawâb y su amigo mas intimo, pero grande fue la alegría de que Balakhôr lo fuera a ver a la casa ya que conocía la llegada de Azrubêl a Pelargir, pero mayor fue la alegría de Azrubêl al saber que su barco estaba en Osgiliath, esperando su regreso, ya que por orden del rey los barcos solo serian confiscados pasados dos años después de la perdida del dueño, pero hablaron de muchas cosas y Balakhôr dijo que reuniría a la tripulación para el viaje que esperaba realizar a Lindon, pues se habían dispersado, y así de la misma manera en que se saludaron se despidieron, así como Azrubêl se despidió de su familia también y partió rápidamente en dirección al Alpaciria, pues ya era de noche y no sabia que podría haber pasado.

Pero grande fue la sorpresa de Azrubêl al encontrar a toda la multitud que antes solo miraba, bailando y celebrando, mientras que los elfos cantaban y bailaban junto a otros elfos desconocidos para él. Se acerco como pudo esquivando parejas de bailarines y ebrios a Cálëhérincë, que era la mas cercana y la que estaba charlando animosamente con una elfa de su misma estirpe por lo que pudo notar, la elfa no podía se otra cosa que una vanya pues era rubia, alta y hermosa, al acercarse Azrubêl a ellas dos Cálëhérincë le presento a Isil, una vanyar venida de Valinor antes de la caída de Númenor y que estaba al servicio de Nienna, resulto que Isil conocía a los padres de Cálëhérincë y ya había hablado con ellos y ahora se dedicaba a conocer a la hija de ellos, así empezó Azrubêl a entender lo que estaba sucediendo, pues resulto que los elfos que no conocía pertenecían a un grupo de músicos, “Los Elfos Felices Errantes”, que erraban por la tierra media cantando en distintos lugares y animando en fiestas de reyes y plebeyos, y cuando iban pasando por hay vieron el gran barco cisne y decidieron saludar a los elfos que obviamente habrían de haber arriba del barco, cuando se habían saludado se quedaron largo tiempo charlando de las cosas que habían acaecido en la Tierra Media, y cuando creyeron que todos habían quedado satisfechos con la información decidieron realizar una fiesta en conmemoración de los días felices que sucedieron en Tirion sobre Túna, en las tierra de Aman, y fue así como empezó la gran fiesta.

Los Elfos Felices Errantes eran cuatro, tres elfos y una elfa, Isil era la que tocaba un tipo de contrabajo, Chapalatala era el que tocaba algo parecido a la guitarra, mientras que Lindil tocaba un tipo de arpa elfica y llena de hermosos tallados, por su parte del otro elfo no se entero mucho, solamente que era un noldo y tocaba los timbales, por lo que le puso Misterioso. Tenían una carreta muy peculiar, pues tenia techo y mas encima se abría por los dos lados en el centro, lo que hacia que se formara una especie de escenario de cortas dimensiones, pero lo que más llamo la atención de Azrubêl era el estilo de música que ellos tocaban, pues era rápida e incitaba a bailar. Fue de esta manera que Azrubêl termino por bailar con Cálëhérincë alegremente hasta el amanecer.


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