Cálëhérincë Tintamírë
§ Osgiliath y Lindon:
Sin embargo después de la inesperada fiesta realizada en el muelle, y de descansar unas horas en el barco, emprendieron la marcha a Osgiliath, en busca del barco de Azrubêl, pues notaron que Azrubêl no estaría dispuesto a seguir si no era en su barco y con su tripulación, y como estaban profundamente agradecidos con él por todas las cosas nuevas que habían presenciado hasta el momento lo acompañaron a la ciudad que Azrubêl dijo les encantaría y quedarían sorprendidos por su bella arquitectura, lo cual fue por entero verdad, aunque no se comparaba con el recuerdo de Tirion, Osgiliath era una ciudad hermosa y llena de alegría, pues lo primero que vieron de Osgiliath era un resplandor blanco en el horizonte, continuando luego a distinguir la enormes torres y los poderosos puentes que pasaban por sobre el río y a gran altura para permitir el paso de los poderosos barcos númenóreanos.
Los Elfos Felices Errantes por cierto que los acompañaron pues querían saber mas sobre la vida que tenían en Ninquëros y compartir con aquellos dichosos elfos de antaño, por lo que decidieron acompañarlos hasta Lindon, lo que le dio más alegría al viaje en barco hasta Osgiliath y posteriormente a Lindon, pero por mucho que cantaran y bailaran sobre la cubierta del Alpaciria nadie lograba distraer a Cálëhérincë que no dejaba de preguntarle a Azrubêl sobre como era aquel mundo totalmente nuevo y alegre, pues todo lo que había visto era felicidad.
En el momento en que llegaron a Osgiliath ya estaba toda la tripulación del Azrabawâb lista para partir y contentos de volver a ver a su capitán al mando de aquella poderosa embarcación, por lo que la estadía en Osgiliath fue corta pero igualmente sorprendente para los elfos venidos de Ninquëros, pero Balakhôr estaba mas sorprendido al ver a tan hermosas personas acompañando a su capitán y más aun por Cálëhérincë que no se separaba de Azrubêl.
Una vez realizados todos los arreglos en cuanto a distribución de tripulación y de donde iban a ir los Elfos Felices Errantes y de las razones que dio Cálëhérincë del porqué debería irse con Azrubêl en su barco hasta Lindon, emprendieron la navegación a Lindon, dejando atrás lo que los elfos consideraron una ciudad que bullía de vida y de hermosura, y siguiendo el ligero barco de Azrubêl que por momentos los dejaba muy atrás, lo que emocionaba sobremanera a Heculo pues consideraba aquello como un reto por lo que no demoro en maniobrar a Alpaciria de extrañas maneras para ganarle en la carrera al delta del Sirion al Azrabawâb, por cierto que no pudo ganar por el gran calado del Alpaciria y su gran peso y por el viento que empezó a correr del este, pero igualmente hizo a los tripulantes del Azrabawâb maniobrar para apurarse.
Después de estar cerca de un día compitiendo llegaron a Pelargir donde había cierta cantidad de gente reunida para ver el paso del gran cisne y que luego de entender lo que estaba sucediendo le dieron animo a la tripulación del Alpaciria para que le ganara al Azrabawâb, lo que hizo que los elfos se sintieran más movidos a ganar y que por momentos las dos poderosas embarcaciones estuvieran a tan solo unos metros y que los elfos pudieran escuchar las ordenes de Azrubêl para ir mas veloces por el río a pesar de ir con el viento a su favor, lo que los llenaba de asombro por el poder de la voz de Azrubêl.
Después de todo fue el Azrabawâb el que gano dicha competencia pero esto no impidió que los elfos agotaran sus energías tratando de ganarle y que se maravillaran de las cosas entretenidas que podían hacer con un barco, pero luego de hacer una pequeña celebración en los barcos, uno por el triunfo y el otro por la competencia, emprendieron la marcha a Lindon a no mucha distancia de la costa, pero era el Azrabawâb el que iba mas cerca de la costa por si es que habían problemas y se necesitaba hacer un desembarco rápido.
Así al pasar más o menos una semana desde Pelargir, los elfos empezaron a sentir cierto poder proveniente del norte, y mas tarde, con sus refinados sentidos, sintieron cantos de elfos en la costa y vieron elfos nadando y cantando a la orilla del mar, que los saludaban al pasar en un idioma no muy comprensible pero parecido al que ellos hablaban, por supuesto los elfos respondían y Heculo era uno de los mas emocionados por aquel encuentro con elfos de su misma estirpe, lo cual por poco hace que el Alpaciria se pasara de largo del golfo de Lune.
Mucho vieron los elfos en aquel golfo, pues muchos elfos le salieron al encuentro y cantos se escuchaban por doquier, mas la torre era lo que más les llamaba la atención de ese lugar, pues era alta y hermosa y de blancas piedras, pero la torre no se podía comparar con el puerto, que era de una envergadura impresionante y de fuertes murallas, aunque nunca lo necesitaron, y una gran fiesta improvisada se estaba realizando ahí pues la llegada de un barco cisne de aquel tipo era una gran noticia para los elfos, pues su construcción se perdió en el este y solo se construyen en Valinor, mientras que en la Tierra Media solo se construían unos barcos cisnes mas parecidos a un recuerdo nebuloso que al de los teleri de Valinor, además muchos elfos estaban impresionados por la aparición de tan hermosos elfos y de tan horrendos hombres acompañándolos.
A pesar de todo, grande fue la fiesta y alegre el recibimiento de Gil-galad a los elfos llegados de allende el mar, aunque Gil-galad tenia claro que no venían de Aman, sino que de una isla perdida no sabia donde, pero igualmente los trato como emisarios de los Valar, pues eran jóvenes y la tierra no los había cansado.
§ Minhiriath:
Sucedió al cabo de unos días de celebraciones que los elfos de Ninquëros decidieron ir a conocer los alrededores de Lindon, pues los que querían ir a Aman eran pocos y preferían demorarse en aquellas tierras tan bellas y llenas de cantos, y por ello conocer más de aquellas tierras nuevas para ellos. Azrubêl iba con ellos, no así su tripulación, que decidió quedarse en los puertos disfrutando del placer de la vagancia, a excepción de Balakhôr quien no se quería separar de su capitán.
Sobre el Alpaciria navegaron al sur hasta llegar a un río que Azrubêl dijo llamarse Baranduin, por el cual remontaron y desembarcaron a mas o menos un día de la costa, estrecho era el río en algunas partes, pero anchas en otras, pero cerca de un bosquecillo fue donde dejaron el campamento y donde cantaron bajo las estrellas mientras Azrubêl y Balakhôr trataban de dormir.
Minhiriath se llamaban esas tierras, aunque ellos estaban un tanto más al norte, mucho cantaron en ese lugar en el cual danzaron a la luna y a Varda ensalzaron en hermosos cantos, pero poco recordó Azrubêl, pues consideraba que se encontraba en una especie de sueño a raíz de la sabiduría y hermosura trasmitida en las canciones y por sobre todo en los poemas de los Vanyar.
Sucedió a los dos días de llegar a aquel lugar que mientras Azrubêl caminaba con unos elfos, y por cierto que iba Cálëhérincë con ellos, a través de unas rocas cayeron en una emboscada, la mayoría de los elfos se asusto y trataron de huir, pero la red que lanzaron sobre ellos era fuerte y a medida que se movían se enredaban más, pero Azrubêl no era cobarde y saco a Nuruhuinë de su vaina y con ella rompió la red, pero ya los orcos estaban sobre ellos y no podrían huir de sus arcos compuestos, por lo que dio la orden a los elfos de que utilizaran esas armas que forjaron en su isla, pero no todos entendieron eso y huyeron y ya hace tiempo que se perdieron, sin embargo Cálëhérincë era valiente y saco su espada corta junto con dos doncellas más y con seis de los elfos que tenían fieras espadas. Penoso fue lo que sucedió, pues los orcos eran viejos en el combate y los jóvenes elfos solo habían practicado un par de veces con aquellas armas, por lo que no tardaron en caer dos bellos elfos, por los que más tarde se lloro largamente, sin embargo Azrubêl era un guerrero y pronto los orcos huían de él y preferían atacar a los elfos que poco a poco iban aprendiendo el arte de blandir una espada, sucedió que mientras Azrubêl decapitaba a un orco Cálëhérincë fue golpeada con la parte plana de una cimitarra orca en la cabeza, lo que encendió más aun su sed de sangre orca y prendió una llama que quizás ni un balrog podría apagar. Rápidamente se dirigió donde Cálëhérincë estaba y mato de un solo golpe de Nuruhuinë al orco que se la iba a llevar, pero esto no detuvo la furia de Azrubêl, pues había llegado a estimar a Cálëhérincë y junto a su cuerpo inconsciente lucho tan fieramente que el elfo vástago de Ninquëros que los acompañaba creyó por un instante estar junto a Oromë, lo cual le lleno de recuerdos antiguos y una furia por sus amigos asesinados por los orcos que empezó a brillar por su odio a los orcos, y nadie podía verle los ojos pues quemaban, ni estar cerca pues era partido en dos de un solo golpe, los orcos huían frente a él y pocos quedaron para contarlo, pues los salió persiguiendo y los mato uno a uno.
Azrubêl se quedo junto a Cálëhérincë , pues los otros elfos estaban juntos peleando por sus vidas, y muchos orcos se vieron tentados a atacarlo en su soledad, pero luego se arrepentían demasiado tarde, mientras caían muertos. Igualmente que los orcos que atacaban a Azrubêl, los orcos que atacaban a los cinco elfos morían como paja quemada, pues la agilidad de las elfas era insuperable, y la ferocidad de los elfos en su juventud era imparable.
Pero cuando Cálëhérincë despertó vio a un hombre sobre ella con una terrible espada negra desenvainada y que vibraba sobre ella, la cara del hombre le hubiera sido irreconocible por la furia que mostraba si no hubiera sido por las ropas propias de Azrubêl, pero no grito de miedo, pues sabia que él la estaba protegiendo de los orcos y el destino toco su corazón y lo amo desde ese instante, pero Azrubêl no se dio cuenta de que ella había vuelto a la conciencia hasta que los orcos huyeron del lugar junto con el retorno de Glinluin, que era el elfo que se enfureció y tío de Cálëhérincë.
Una vez se fueron los orcos recogieron los cuerpos de los dos elfos caídos y se curaron con las artes de Elvëawen, la amiga de Cálëhérincë, pero Azrubêl se mantenía junto a Cálëhérincë sin prestar atención a lo que pasaba entre los elfos, pues estaba concentrado por entero en la defensa de Cálëhérincë, aunque desde hace rato que los orcos se habían ido, pero por el golpe en la cabeza, Cálëhérincë a pesar de haber estado conciente no logro decirle algo a Azrubêl pues cayo en un profundo sueño de agotamiento producido por muchas emociones a la vez, por esto cuando Azrubêl volvió a tomar conciencia de lo que había sucedido y vio a Cálëhérincë inconsciente por segunda vez a sus pies solo atino a llamarla “Tintamírë”, tal como la llamo la primera vez que la vio y como vio que no despertaba la tomo en brazos y dijo que había que dirigirse al barco de inmediato, pues había que preparar el grupo de búsqueda de los que huyeron, aunque estaba seguro de que no los encontrarían.