El árbol de la vida y la sabiduría
Capitulo I: El sueño y la búsqueda
Una nube tapo la poca luz del sol que quedaba, era invierno y las aves y otros animales se habían refugiado.
Shyal, la elfa, se había cubierto el cuerpo con una gruesa capa de lana con runas dibujadas en los bordes. Añoraba los cantos de las aves que tan dulcemente la despertaban cuando el sol salía, pero en estos días de invierno se despertaba bruscamente por el frío helador que la atrapaba.
Shyal se encontraba mirando desde su pequeña ventana, desde la cual se podía ver el cielo y las montañas. Salió por la puerta tallada de madera, dispuesta a encontrar el árbol de la vida y la sabiduría que llevaba buscando ya hacía unos meses. dio unos pasos hasta el centro del bosque y llamó dulcemente a su caballo Kywer un hermoso ejemplar de un color gris plateado, este se acercó a la elfa galopando y al llegar le dio suavemente con la cabeza en señal de saludo. Shyal le acarició el cuello y montó. Los dos se dirigían hacia el norte, los únicos lugares que le quedaban por recorrer. El árbol de la vida y la sabiduría lo había visto en sueños un grandioso árbol tan grande que parecía que la copa rozaba el cielo, su corteza era clara de un color blanquecino, sus hojas en forma de estrellas eran numerosas y de un color rojizo las cuales permanecían siempre en él árbol.
Cabalgaron rápido pero fijándose en cada árbol. Cruzaron un río de aguas heladas el cual crujió bajo las patas del caballo, un zorro asustadizo paso ante ellos corriendo con un ratón entre los dientes. El bosque Shafulk era inmenso y tardarían meses en recorrerlo entero. En el bosque habitaban seres que no habitaban en otro lugar como una manada de unicornios desconfiados que cada vez que alguien se acercaba huían rápidamente.
Todo estaba muy oscuro aunque acababa de amanecer hace una hora, se guiaban con una pequeña piedra del color del mar que le colgaba del cuello y emitía destellos de luz, todo esto no haría falta si no tuviera que distinguir un árbol en concreto, pues tenía un sentido de la orientación increíble incluso para los de su raza. Llegaron a un claro en el que solo había pequeños matorrales helados. Miró alrededor desesperada pues necesitaba encontrar el árbol para poder frenar una guerra que libraban en el este su gente contra unos hombres despiadados que su deseo era acabar con toda la vida, en su sueño una voz le había dicho:
"Si deseas parar esta locura que se esta dando en el este, si deseas conservar la vida de los tuyos y los demás seres que habitan en este mundo encuentra al árbol de la vida y la sabiduría que es como te lo estoy mostrando, vive en el bosque Shafulk allí un sendero escondido entre matorrales te guiará hacia él, cuando llegues habla con el con sinceridad y pídele un poco de su agua y una hoja, una vez tengas esto dirígete hacía tu casa donde debes juntar en un frasco el agua con la hoja machacada, llévala hacía el campo de batalla y una vez allí sube el frasco, dirígelo hacía ellos y pronuncia en alto esto: physar il shuryth kil vanaryes. Estrella el frasco contra el centro de la batalla y conseguirás que el enemigo huya y su pensamiento se vuelva confuso hasta que cambie y solo desearán cuidar de todos los seres. ¡¡Encuéntralo rápido, te necesitan, ésta es tu misión!!"
No había conseguido descifrar de donde procedía esa voz pero tenía muy claro lo que debía hacer, pero no donde debía buscar. Desesperada rezo a los Dioses para que la guiaran para poder encontrar la salvación, pero últimamente no parecían responder a sus súplicas, estos días dormía poco y comía mientras cabalgaba o andaba. Era increíble que un árbol tan grande pudiera estar tan escondido. Deseó que su caballo fuera alado pues así todo resultaría más fácil, tendría que resaltar sobre los demás árboles.
Paró a su caballo y bajó para inspeccionar los senderos si es que había alguno más del que ella estaba siguiendo.
Mientras tanto en el campo de batalla los elfos montaban enormes corceles de distintos colores llevaban un arco y flechas a la espalda y una espada de hoja ligera en el cinto. Eran unos doscientos cincuenta hombres y cien mujeres todos bien preparados para la guerra, pero lo que veían sus ojos no parecía normal, más de mil hombres con decenas de armas cada uno se dirigían veloces en sus caballos destruyendo todo lo que encontraban a su paso, en una ocasión acabaron con la vida de un cervatillo que casualmente paso por su lado y cuando la madre se acerco le cortaron el cuello despiadadamente mientras reían, los elfos empezaron a tirarles flechas de advertencia, pues no deseaban acabar con la vida, tenían la esperanza de que cambiarán, pero al ver que no conseguían nada mataron a cien hombres, estos seguían sin detenerse y pronto los tendrían encima. Desesperaros mataron a más hombres, pero seguían siendo una mayoría desbordante cuando los tuvieron a menos de un metro que fue cuando sacaron las espadas y pusieron sus vidas en las manos de los Dioses
Capitulo II: El encuentro
Shyal después de inspeccionar todo minuciosamente se rindió y pensó que jamás lo encontraría, abatida por el pesar se dejo caer en la helada hierba, cerró los ojos y deseó que esta misión no hubiera sido encomendada a ella o que a lo mejor solo había tenido un sueño y que en realidad ese árbol no existía, luego se enfureció con ella misma por no haber sido capaz de encontrarlo. Por su mente pasaban fugaces imágenes de guerra, muerte y desolación, su gente derrotada, con sangre por todo el cuerpo, agonizantes.
Le saltaron unas lagrimas de impotencia. Kywer se le acercó y se la quedó mirando tristemente, luego suavemente le dio unos golpecitos, Shyal le miró y le dio un abrazo pero no quiso levantarse. Llego al ambiente una calma inusual, ya ni la brisa soplaba, ni un solo árbol movía sus ramas y ningún animal emitía sonido alguno. Shyal no notó el cambio, pues estaba tan metida en sus pensamientos que parecía que no se encontraba en ese lugar, en cambio Kywer si lo noto y se puso nervioso y todavía más cuando ante sus ojos un camino se abrió, intento avisar a Shyal, pero esta no se movía, la toco varias veces, relincho, pero no conseguía nada. Desesperado la cogió con la boca y dificultosamente la subió a su grupa. Parecía que les llamaban a entrar así que el caballo entró con su dueña medio inconsciente. Llegó nada más entrar a un claro con un lago con agua tibia y sin estar congelada como sería normal en esos tiempos, decidió parar a beber un poco, cuando hubo saciado su sed continuó por el estrecho sendero que se abría ante sus ojos. Decidió bajar a Shyal e intentar que volviese a la realidad de nuevo, le lamió la cara y la empujó con la cabeza, pero al ver que no conseguía nada retrocedió hacía donde se encontraba el lago, metió la cabeza y cogió agua, luego la soltó encima de la cara de la elfa, la cual emitió unos sonidos inteligibles, pero por fin abrió los ojos y al no reconocer el lugar se asustó, pero sabía que su caballo la había guiado por un sendero seguro.
Bebió un trago de esa agua, estaba un poco dulce, después volvió a montar en su caballo y continuaron la marcha, se internaron en un bosque más bonito que cualquier otro que hubiese visto, los árboles estaban verdes y les colgaban enredaderas, parecía que seguía siendo primavera, que las estaciones no pasaban por él. Fluían pequeños riachuelos, las aves, de múltiples colores entonaban cantos, los animales correteaban a su alrededor sin miedo. Y allí a lo lejos lo distinguió, allí estaba imponente el grandioso árbol de hojas del color del fuego. Animó a su caballo para que corriese veloz y en cinco minutos estaba ante él. Nada más llegar allí se colocó en un profundo trance para poder hablar con el:
"Árbol de la vida y la sabiduría, a vos me dirijo, pues necesito vuestra ayuda, para acabar con una gran guerra que pretende destruir a todos los seres vivientes. En sueños me habló una gran voz indicándome que debía acudir a vos. Os ruego que si me podría dar un poco de su agua sagrada, junto con una de sus magnificas hojas para destruir al enemigo, espero vuestra respuesta"
" Elfa de los bosques, veo que tu propósito es bueno y que te corre gran prisa por conseguirlo, accederé a tu petición, cuando salgas del trance lo tendrás todo a tu lado, deseo que consigas tu propósito, pues si no todos moriremos pues están siendo conducidos por la diosa del mal, hazlo ya no te detengas más que para prepararlo. Suerte"
Shyal despertó de su trance y a su lado encontró un frasco con agua y una hoja, lo recogió con sumo cuidado y montó rápido en su caballo, que le esperaba ansioso.