Situación: Isla en la Bahia de Eldamar, Aman.
Época: Edad de los Árboles
Otros nombres: La Isla Solitaria, Eressëa, Dor Faidwen.
Tol Eressëa, también llamada la "Isla Solitaria" quenya ( tol "Isla" + eressëa "Solitario") o simplemente Eressëa, ubicada en aguas de la Bahía de Eldamar justo frente al Calacirya. También llamada Dor Faidwen “la Tierra de la Liberación” en sus primeros escritos.
Luego del gran cataclismo provocado por la destrucción de Almaren y Las Dos Lámparas, Tol Eressëa era una gran isla en medio del Belegaer. Cuando los Elfos despertaron en Cuiviénen, en las Edades de las Estrellas y, conducidos por sus líderes (Ingwë, Finwë y Elwë), llegaron a las costas de la Tierra Media, tras la Gran Marcha, se encontraron con la dificultad de cruzar el Gran Mar. Ulmo, el Vala, Señor de los Océanos, arrancó la Isla y la usó como gran navío para transportar a los Elfos.
Fue así que los Noldor y los Vanyar fueron "embarcados" en la isla, pero una parte de ésta quedó encallada frente a las costas del sur de Beleriand, en las cercanías de la desembocadura del río Sirion; formando la Isla de Balar. A pesar de esto, esas razas Eldar llegaron sin mayores contratiempos a Las Tierras Imperecederas. Años después, cuando fueron a buscar a los Teleri; estos se habían aficionado tanto al Mar que Ossë, el Maia, Señor de las Olas, convenció a Ulmo de que no completara el cruce sino que anclara la isla en la Bahía de Eldamar.
Aunque estaban a la vista de Aman y recibían la Luz de los Dos Árboles de Valinor, los Teleri permanecieron de esta forma separados de sus hermanos durante muchos siglos; es por lo que en ese tiempo la isla recibió su nombre de Tol Eressëa, la “Isla Solitaria” y su lengua varió de la de sus hermanos que vivían en Valinor. Su aislamiento no terminó hasta que Ossë les enseñó a construir embarcaciones. A partir de entonces, fueron dueños de los mares y viajaron a donde quisieron. Los elfos que se quedaron en la isla (otros se fueron y fundaron Alqualondë) construyeron la imponente ciudad portuaria de Avallónë, cuya torre se veía desde Númenor.
Avallónë era una hermosa y blanca ciudad con un gran puerto sobre la costa de Tol Eressëa. La Torre de Avallónë era lo primero que divisaban los marineros que se acercan a las Tierras Imperecederas. El Palantir principal se llamó la Piedra Maestra y fue guardada en la Torre de Avallónë.
Al este de Tol Eressëa se encontraban los Mares Sombríos y las Islas Encantadas. Los forasteros que trataron de alcanzar las Tierras Imperecederas se veían sorprendidos por corrientes traicioneras y se perdían entre la cadena de las islas que se extendían de norte a sur ante la Bahía de Eldamar. Aquel que desembarcaba en una de las Islas Encantadas era atrapado en un profundo sueño.
Tras el hundimiento de Beleriand, los Noldor a los que se les había permitido el retorno a Aman y los Sindar que quisieron irse a vivir con sus parientes los Teleri, marcharon desde los Puertos Grises y se instalaron en la Isla. Entre los Elfos que eventualmente emigraron a Tol Eressëa se encontraba Pengolodh de Gondolin, un sabio que conservó la mayor parte de la historia de la Primera Edad. Los Elfos de Tol Eressëa hablaron Sindarin como era su costumbre en la Tierra Media.
Durante la Segunda Edad del Sol los Elfos de Tol Eressëa comerciaron y llevaron muchos regalos de los Valar a la Isla de Númenor, tales como pájaros, flores y árboles, incluyendo un vástago del árbol blanco Celeborn, llamado Nimloth.
Al principio había amistad entre los Elfos y los Numenóreanos, y numerosos barcos navegaban a menudo de Tol Eressëa a Númenor. Sin embargo, los Valar prohibieron que los hombres navegaran al oeste hacia las Tierras Imperecederas porque temían que los Dunedain comenzaran a desear la inmortalidad que ellos no podían obtener.
Esta amistad se mantuvo hasta que los Númenóreanos se dividieron entre Los Fieles y Los Hombres del Rey y estos últimos gobernaron. En esa época, alrededor del 2250 de la Segunda Edad del Sol, los Numenóreanos se rebelaron contra los Valar porque querían tener la inmortalidad de los Elfos, y por lo tanto las relaciones fueron debilitándose cada vez más. Los Fieles se establecieron principalmente sobre la costa occidental de Númenor, alrededor del puerto de Andúnië, y los Elfos de Tol Eressëa siguieron visitándolos, aunque por el reinado de Ar-Adunakhor (2899-2962) ya tuvieran que realizarlas en secreto.
Durante el reinado de Ar-Gimilzor (3102-3177), los Elfos de Tol Eressëa fueron acusados de espionaje, y oficialmente se les prohibió la entrada a Númenor y cualquiera que tuviera contacto con ellos seria castigado.
Fue durante el reinado de Ar-Pharazôn que Sauron convenció a los Dúnedain que debían atacar Valinor para lograr convencer a los Valar. El Rey comandó una Gran Flota, que llegó a cercar la Isla y desembarcar en Eldamar hasta Túna (se desconoce si se llegó a atacar a la Isla o a Alqualondë), pero no pudieron lograr su cometido porque Illuvatar, en el año 3319 de la Segunda Edad del Sol, enterró a las tropas bajo tierra y levantó una gran ola que destruyó la flota y sepultó la isla de Númenor.
A partir de ese momento todo el continente de Aman, incluida la Isla de Tol Eressëa se separó de la esfera del mundo y sólo se podía llegar a ella a través del Camino Recto.
Durante la Tercera Edad del Sol los Elfos siguieron llegando a Eressëa a vivir, y al final de esta Edad y principios de la Cuarta sirvió de hogar para los portadores del anillo: Frodo Bolsón y Samsagaz Gamyi, además de Gimli el enano, Bilbo Bolsón y Gandalf.
Muchos árboles y flores hermosas crecieron sobre Tol Eressëa, y muchos vástagos fueron regalados a Númenor por los Eldar para enriquecer la tierra. Algunos de ellos eran: Oiolairë, Lairelossë, Nessamelda, Vardarianna, Taniquelassë, Yavannamírë Malinornë (Mallorn), Lavaralda, Elanor y Lissuin. El Árbol Blanco de Tol Eressëa, Celeborn, creció de un vástago de Galathilion, que había sido creado por Yavanna a la imagen de Telperion. De un vástago de Celeborn vino más tarde el Árbol Blanco de Númenor y Gondor.
En los primeros escritos de Tolkien, la isla de Tol Eressëa sería visitada por Ælfwine (o Eriol), un Inglés de la Edad Media, que proporcionó un marco para los relatos que más tarde se convertirían el Silmarillion.
La mayor parte de “El Libro de los Cuentos Perdidos” ocurre sobre Tol Eressëa, y son mencionados sitios como Tavrobel, Kortirion (capital situada en el centro de la Isla), Alalminórë (La Tierra de los Olmos), Kôr, la Casa de las Cien Chimeneas y la Cabaña de los Juegos Perdidos. Estos nombres no existirían en la posterior elaboración de El Silmarillion.
En estos escritos tempranos, Tol Eressëa fue concebida como un equivalente mitológico de la isla de Gran Bretaña o Albión antes de la llegada de los Anglosajones. Su ciudad principal, Kortirion, fue localizada en el mismo lugar que Warwick, en el centro mismo de la isla.
Según se describe, después de llegar a Tol Eressëa, Pengolodh vivió en un pueblo llamado Tavrobel (o Tathrobel). Siglos más tarde Ælfwine se encontró con él allí. En trabajos aun más tempranos, La figura que realizaba un papel similar como cronista de los anales de Beleriand, se llamaba Gilfanon.
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