I- De Tuor
Entonces Elfrith, hijo Bronweg dijo: -Debéis saber entonces que Tuor era un hombre que vivió hace ya mucho tiempo en esta tierra del Norte llamada Dor-Lómin y que los Noldor son los que mejor saben su historia de todos los Eldar.
>> Tuor provenía de un pueblo que recorría los bosques y los páramos y no conocía el mar ni le cantaba; pero Tuor no moraba con esas gentes pues fue criado por los elfos, parecidos a los hombres pero mas altos y nobles, de extraordinaria belleza y sabiduría e inmortales excepto por fatiga, pena o violencia. Y recibió sus enseñanzas, y aprendió su idioma, y le transmitieron muchos conocimientos.
>>Se dijo que Huor, hermano de Húrin fue muerto en la Batalla de las Lágrimas Innumerables; y en el invierno de ese año su esposa Rían parió un niño en el descampado de Mithrim, y lo llamaron Tuor, y fue criado por los elfos grises, que vivían aun en esas colinas.
>>Ahora bien, cuando Tuor contaba dieciséis años, los Elfos decidieron abandonar las cavernas de Androth donde moraban entonces e ir en secreto a los Puertos del Sirion en el lejano sur; pero fueron atacados por hombres malvados, Orientales, antes de que pudieran ponerse a salvo, y Tuor fue hecho prisionero y esclavizado por el pérfido Lorgan, jefe de los Orientales de Hithlum.
>>Durante tres años soportó el héroe aquella servidumbre indigna, pero finalmente robo un arma y escapó y luchó valientemente contra los Orientales y les hizo tanto daño que Lorgan fue ha buscarlo en persona y muy lejos de allí mantuvieron una gran pelea que Tuor venció, dando muerte al jefe de los Orientales de Hithlum. Pero cuando Tuor llevaba cuatro años viviendo en la mas absoluta soledad, el corazón le hizo desear abandonar aquellas tierras.
>> Se dice que tiempo después la magia y el destino le llevaron cierto día hasta la entrada de una caverna por cuyo interior corría un río oculto que nacía en el Mithrim, y Tuor se internó en la caverna para descubrir su secreto, pero al estar allí ya no quiso regresar, porque sólo deseaba seguir avanzando, y el río lo condujo sin cesar hacía delante.
>>Tuor siguió caminando durante tres días, bebiendo agua del río oculto y alimentándose de sus peces,; y estos eran dorados y azules y plateados, y de variadas y prodigiosas formas y tamaños.
>>Finalmente la cañada comenzó a ensancharse y, a medida que se abría, sus flancos eran cada vez mas bajos y escarpados, y el lecho del río se iba cubriendo con más y más cantos rodados en torno a los cuales las aguas se volvían espumosas y borboteantes. Tuor se quedaba sentado por largo rato contemplando el salpicar de las aguas y escuchando su sonido, y luego se levantaba para avanzar saltando de piedra en piedra mientras cantaba; o, cuando las estrellas aparecían en la angosta franja de cielo sobre la hondonada, despertaba ecos con la sonora melodía de su voz.
>>Mientras avanzaba más arriba de las aguas, la hondonada volvió a estrecharse y sus flancos se elevaron, de modo que siguió caminando por la cumbre del alto risco hasta llegar a un paraje estrecho donde se escuchaba un gran estrépito. Entonces Tuor miró hacía abajo y vio un pasaje incomparablemente maravilloso, porque parecía que una marea de aguas enfurecidas subía contra la corriente por la estrecha hondonada, pero las aguas que bajaban desde el ya lejano Mithrim seguían avanzando y una muralla de agua se elevaba casi hasta la cumbre del risco, coronada de espuma y retorcida por los vientos. Entonces las aguas del Mithrim cedían al empuje y la corriente que se internaba en la hondonada se precipitaba rugiente hacia el fondo del canal cubriendo islotes rocosos y agitando la arena blanca, de modo que Tuor huyó con cierto temor, porque no conocía los hábitos del mar; Mas los Ainur lo inspiraron en aquel instante a trepar por el flanco, porque si no lo hubiera hecho el oleaje lo habría aplastado y era un oleaje impetuoso por los vientos del oeste. Entonces Tuor se encontró en un paraje escabroso donde no crecía ni un solo árbol. Y por allí anduvo sin rumbo hasta llegar a los negros riscos que había junto al mar, y se quedó en lo alto del risco con los brazos abiertos y el corazón embargado por un profundo anhelo. Algunos dicen que fue el primer hombre que llegó hasta el mar y lo miró y conoció los deseos que despierta.
>>Una mañana, mientras contemplaba la costa, Tuor vio siete cisnes que volaban muy alto y con gran brío desde el norte. Nunca había visto cisnes en esas regiones así que pensó que se trataba de una señal y se dijo: “Hace ya mucho que mi corazón anhela emprender un viaje lejos de aquí ¡Pues bien, ahora seguiré a esos cisnes!” y Tuor los siguió.
II- De Voronwë y la llegada a Gondolin
>>Así llegó por fin a las estancias desiertas de Vinyamar bajo el Monte Taras y entro en ellas y encontró allí un escudo y una cota y una espada y un yelmo mucho mejor que cualquier otro que hubiera visto en su vida, y del oeste vino una gran tormenta, y de esa tormenta, Ulmo, el Ainu, Señor de las Aguas, se alzó majestuosamente y le habló a Tuor que estaba a las orillas del mar, y Tuor casi murió de temor al escucharlo, porque la voz de Ulmo es profunda como las mas recónditas profundidades; tan profunda como sus ojos, que son lo más profundo que existe. Y le hablo así: -Oh, Tuor, el del corazón solitario, no permitiré que vivas por siempre jamás en hermosos parajes llenos de pájaros y flores, y tampoco deseo arrancarte de esta hermosa tierra, pero así debe ser. Emprende ahora el viaje que te está destinado y no demores, porque tu sino se encuentra lejos de aquí. Ahora debes recorrer las tierras en busca de la ciudad oculta habitada por los Gondolindrim. Allí vivirás un tiempo y conocerás el amor y el odio y dirás a sus habitantes que una terrible profecía cayó sobre la ciudad y que la ahora protegida de las maldades de Morgoth. pronto será atacada. Toma ahora esta gran capa, que te ocultará de los ojos de La Sombra mientras la lleves y parte.- Y Ulmo ya no dijo mas y se desvaneció en la niebla.
>>Y Tuor avanzó por senderos y grutas secretas, y atravesó montaña pero de vez en cuando perdía el rumbo y tenía que trepar a la cumbre de las lomas y de las colinas para escudriñar los alrededores. Sin embargo no veía indicios de lugares habitados y, en realidad, su objetivo no era fácil de hallar pues ni siquiera Morgoth, ni sus espías lo habían descubierto aun. Tuor cayó pues presa de un gran agotamiento, y estaba sentado junto a las torrentosas aguas del río, pero Voronwë el fiel se le acercó y le dijo al oído: -Tuor, no dejes de pensar que algún día conseguirás lo que deseas; levántate ahora y seamos amigos, pues aunque soy Noldor no conozco todos los senderos, porque soy solo artesano, mas oigo susurros y comentarios en secreto en los que se habla de una ciudad donde los Eldar pueden vivir en libertad si encuentran el camino oculto que conduce a ella, y, sin duda, los dos podremos encontrar el camino que lleva a esa ciudad donde reina la libertad- Y es que Voronwë hijo de Aranwë también había sido también encaminado por Ulmo hasta allí y era elfo de noble estirpe y agradable voz. Y así Tuor se levantó y le habló de él y sus aventuras y juntos se encaminaron fatigosamente hacia el este bajo los picos de las Montañas de la Sombra.
>>Anduvieron así en busca de Gondolin , hasta que después de muchos días llegaron a un profundo valle rodeado de colinas. El río avanzaba veloz y con gran estruendo sobre un lecho de piedras y oculto entre espesos bosquecillos de alisos; pero las laderas que rodeaban el valle eran escarpadas porque estaban cerca de unas montañas que ninguno de los dos conocían. Allí, en la verde ladera, el elfo encontró una abertura que parecía una enorme puerta con un declive a cada lado y estaba rodeada de espesos arbustos y largas malezas enmarañadas; pero nada quedaba oculto a la penetrante mirada de Voronwë. Sin embargo, se dice que quienes la habían construido rodearon el lugar de tales sortilegios (con la ayuda de Ulmo, cuyo poder se extendía por el río aunque el terror de Morgoth cubriera sus orillas) que nadie podía llegar allí solo por azar. Los Noldor ocultaban de este modo su ciudad por temor a Morgoth, pero no pocos valerosos de su raza se deslizaban por el río Sirion desde las montañas y, aunque muchos perdieron la vida por la crueldad de Morgoth, también muchos hallaron este mágico paso y llegaron a la ciudad de los Gondolindrim.
>> Tuor y Voronwë sintieron un enorme júbilo al encontrar ese portal, pero al atravesarlo descubrieron un pasadizo oscuro, accidentado y sinuoso y por mucho tiempo avanzaron dificultosamente por el interior de los túneles. El lugar estaba plagado de pavorosos ecos y a sus espaldas escuchaban innumerables pasos, de modo que Voronwë se aterrorizó y dijo:- Son sin duda los trasgos de Morgoth, los Orcos de las colinas –Entonces echaron a correr, tropezando con las piedras en medio de la oscuridad, hasta darse cuenta de que sólo era una ilusión creada por ese lugar. Después de lo que les pareció una eternidad, en la que avanzaban a tientas, llegaron a un lugar en el que se veía a lo lejos un destello de luz y, acercándose a esa luz, encontraron una entrada similar a la que ya habían cruzado, pero que no estaba oculta. Entonces salieron a la luz del sol y por un instante no pudieron ver nada, pero de inmediato se oyó el sonido de un gong y de armaduras entrechocando y en un instante se vieron rodeados por guerreros cubiertos de acero.