La última integrante
En este relato (que su autora nos ha enviado completo) podremos conocer la historia de Marah, una "medio-elfa" con un linaje y una historia muy especial.

Por: Gabriela Benavente Delgado


I

A finales de la Primera Edad, luego de las migraciones que hicieron muchos Eldar por las tierras de Rhûn, un espíritu Maia que los acompañaba, se sintió embelesada por la belleza de los bosques y se separó de la comitiva, estableciéndose en los Bosques cerca del Mar de Rhûn, y permaneció ahí en armonía con la naturaleza y los animales del bosque. Hasta que a comienzos de la Segunda Edad, sintió el clamor de muchas mujeres de los pueblos cercanos, con respecto a la opresión, dominio y violencia de los hombres hacia ellas. El espíritu Maia absorbió todo aquel dolor, amargura y represión, y no pudiendo soportar en su ser, aquellos clamores que escuchaba, decidió hacer algo para acabar con todo ese sufrimiento.

Una noche, una bella mujer de cabellos rojizos como el fuego, vestida muy ligera con pieles de animales y una mirada penetrante, ingresó uno a uno de esos pueblos, montando un caballo color bronce y reunió a todas las mujeres que ansiaban con toda su alma, rebelarse ante los hombres, y las condujo hacia el Bosque donde ella habitaba y que lo había convertido en su santuario y fortaleza. Esta mujer era el espíritu Maia encarnado en forma humana llamada Valkyria. Ella era inmortal y tenía el don de la premonición, la clarividencia y la comunicación con los animales, pues se comunicaba con ellos con suma facilidad. Valkyria se convirtió en su reina y guía de todas ellas. Les enseñó a pelear, a fabricar armas, a protegerse, a no confiar en los hombres por ser débiles, traicioneros y malvados, pues Valkyria había visto sufrir la falsedad y el engaño de ellos hacia sus seguidoras, por lo tanto los había sentido como propios. Pero lo que si les había enseñado a amar, era a la naturaleza y a la tierra, ellas decían que la naturaleza era femenina ya que el suelo es capaz de parir frutas, granos y verduras para alimentarse, y vivían en comunión con los elementos y animales del bosque.

Pasó el tiempo y por aquellas tierras se oían historias con respecto a un grupo de mujeres muy hermosas de tez bronceada por el sol incandescente de los páramos desérticos de Rhûn, que contrastaba con el color de sus ojos como agua del mar o del color verde de las piedras preciosas, que cabalgaban a lomo de caballo, vistiendo muy ligeras de ropa, y luchaban con la misma fiereza y coraje que los hombres, hasta podría decirse que un tanto sanguinarias cuando de venganzas se trataba. A aquellas mujeres las llamaban las amazonas. Y eran muy diestras en el uso del arco y la flecha y sobre todo en las lanzas y jabalinas.

Era natural que las amazonas nos quisieran nada con los hombres para no ser sometidas a ellos. Solo los buscaban y los seducían con sus encantos para que ellos dejaran sus semillas y así perpetuar la raza, pero las amazonas eran muy selectivas, pues no buscaban cualquier hombre, buscaban a los de noble cuna y a los capitanes de las armadas de las grandes ciudades. Cuando llegaban a conseguir la semilla para su descendencia, las amazonas siempre se quedaban con un amuleto, dije o anillo del afortunado, o desafortunado, pues la gran mayoría de ellos siempre terminaban enamorados de las amazonas, y si había la mala suerte de que en vez de una niña naciera un varón, ellas lo conservaban hasta los seis meses y luego lo abandonaban en la puerta de la ciudad de procedencia del padre del niño con el amuleto o dije o lo que le hubieran quitado a éste, para que así el niño regresara con su padre, y de esta manera las amazonas no tenían ningún sentimiento de culpa.

Había una sola regla, no enamorarse, porque eso llevaba a la esclavitud del alma y del cuerpo, y ellas eran libres y amaban mas que otra cosa, su libertad. Eso se les enseñaba desde muy niñas. Y para aquella que rompiera dicha regla, había dos castigos, el exilio de la comunidad amazona y la marca de la traición a sus costumbres, la cual la acompañaría durante toda su vida y el otro castigo era la muerte en sí. Felizmente no hubieron muchos castigos entre las amazonas pues ellas amaban su independencia y amaban el matriarcado formado por ellas y su reina.

Las amazonas vivían en cabañas ubicadas en los altos de los árboles grandes, practicaban la agricultura, cazaban y pescaban, fabricaban sus armas de defensa y habían aprendido a colocar trampas contra los curiosos y merodeadores. Se mantenían lejos de los grandes pueblos y ciudadelas, a los cuales solo se acercaban disfrazadas para seducir a sus incautas víctimas. Tenían águilas y halcones que les servían de mensajeros y así se enteraban de lo que pasaba en el resto de la Tierra Media.

Pasaron cientos de años y la reina Valkyria seguía joven y fuerte, tal como la primera vez que salió de su Bosque. Ninguna de las guerreras se atrevía a indagar sobre su procedencia, pues para ellas, Valkyria era sagrada. La reina a pesar de ser inmortal, prefirió seguir el destino de los hombres, por lo tanto, para que trajera su descendencia al mundo, se buscó un mortal que la hiciera procrear.

Valkyria tuvo dos hijas gemelas, llamadas Esfiona y Miona, nadie supo jamás quien fue el padre de las niñas, ya que Valkyria jamás habló de ello, solo dijo que era de un noble dunedain de tierras lejanas, y con eso ninguna de las guerreras preguntó mas de lo debido pues le tenían mucho respeto. Las hijas de Valkyria nacieron con un solo don que los que ella poseía, Esfiona nace con el don de la comunicación con los animales y Miona con el don de la premonición. Eso sucedería con cada descendiente de la sangre de Valkyria, sólo gozarían de un solo don, cualquiera que le tocara. A las descendientes de la reina Valkyria se les llamaría las valquirias, por ser éstas las únicas capaces de tener el poder de dirigir la tribu amazona, tanto por su fortaleza y porque tendrían una vida más larga que de cualquier amazona.

Antes de llegar al año 1600 Valkyria se enteró que Celembrimbor y los orfebres de Eregion habían fabricado unos anillos de poder por orden de Annatar, Señor de los Dones, pero lo que nadie sabía era que el tal Annatar era en realidad Sauron. Dichos Anillos les fueron entregados a cada una de las razas de la Tierra Media, tres fueron hechos para los Eldar o Elfos, seres inmortales y sabios; siete se les entregó a los señores Enanos, grandes mineros y artesanos de las cavidades montañosas; y nueve fueron entregados a la raza de los hombres. Valkyria quien nunca fue convocada para recibir su anillo de poder, se indignó muchísimo y desde ese entonces guardó mucho rencor hacia los elfos por no considerarla entre las demás razas, dado que ella sabía que en aquellos anillos residía el poder y la voluntad para gobernar a cada raza y aunado con el rencor que guardaban hacia los hombres infundó a sus amazonas a volverse mas frías y duras de corazón.

Pero en secreto Sauron forjó un Anillo para poder controlar y dominar a través de él a todos los demás Anillos de Poder y a sus portadores. En ese Anillo puso gran parte de su poder y muchas de sus obras, incluyendo los cimientos de Barad-dur. Y en el momento en que Sauron se colocó el Anillo, los Elfos de Eregion descubrieron su verdadera identidad y sus propósitos, y fue entonces que Celebrimbor escondió los Tres Anillos de los Elfos, entregándole uno a Cirdan, otro a Gil-Galad y el tercero a Galadriel. Que pasado el tiempo Cirdan le entregaría el Narya a Gandalf el istar y Gil-Galad cedería el Vilya a Elrond de Rivendel. Sólo Galadriel conservaría su Anillo Nenya.

A partir de ese momento uno a uno de los pueblos de la Tierra Media fueron sometidos al poder del Anillo Único. Poco a poco los enemigos empezaron a flaquear las fuerzas de las amazonas y decidieron inmigrar del lugar, dejar Rhûn para siempre y establecer su señorío en otro lugar.

Cuando estaban escapando por el lado sur del Mar de Rhûn, recibieron una emboscada, Valkyria perdió a muchas de sus guerreras amazonas en la batalla, pero al final llegaron a salir bien libradas y cabalgaron hasta resguardarse al sur del bosque de Mirkwood en las tierras de Rhovanion.

Mucho tiempo después, Valkyria muere valientemente en una batalla por defender a su tribu de los enemigos, pues una lanza clavada justo en el corazón le cegó la vida. Cientos de años mas tarde su hija mayor Esfiona le sigue los pasos, dejando una heredera llamada Yazana, quien se convirtió en la reina de las Amazonas, ella gozaba del poder de la clarividencia. A su vez Miona deja dos hijas Ariah y Docié, quienes quedan al cuidado de Yazana su prima mayor.

Ya era el año 3434 cuando la Última Alianza de Hombres y Elfos luchó contra el ejército de Mordor. Y en las lomas del Monte del Destino libraron su batalla por la libertad de la Tierra Media. El Rey de Gondor Elendil y su hijo Anárion murieron durante la batalla. La victoria ya estaba próxima, pero nada podía acabar con el Poder del Anillo Único, hasta que cuando ya no había esperanza alguna, Isildur el otro hijo del Rey tomó a la espada rota de su padre y le cortó el dedo en el que tenía el Anillo Único. En ese momento Sauron, el enemigo de los pueblos libres de la Tierra Media fue derrotado. Tras esta victoria, Elrond llevó a Isildur al Monte del Destino para que destruyera el Anillo Único pero Isildur sucumbió ante su poder y se negó a hacerlo y de esta manera se le permitió sobrevivir al mal.

Ya cuando las cosas empezaron a tomar su rumbo casi normal, las amazonas migraron hasta el sur del Bosque de Fangorn, en las tierras de Rohan. Para ese entonces Docié se había convertido en una joven de gran belleza y su prima mayor Yazana decidió que era momento de concebir y la mandó junto a su hermana Ariah disfrazadas a recorrer los campos de Rohan y buscar alguna posible víctima. Pero en uno de sus recorridos, Docié se encontró con Isildur, quien estaba de pasada por Rohan dirigiéndose hacia Gondor y se quedó prendado de la juventud y belleza de la joven guerrera y ella sin saber quién era aquel apuesto dúnadan, pensando que era algún noble de Edoras, lo sedujo y se embarazó de él. Ella desapareció como todas las demás amazonas lo hacen después que los incautos hombres les dejaran la semilla y regresó con su tribu.

Yazana recibe a su prima y en ese momento tuvo una horrible visión. Vio al Rey de Gondor, Isildur caer a un abismo lleno de flechas insertadas en él y a su prima Docié caer detrás de él en medio de un círculo de fuego y a lo lejos un ojo envuelto en llamas que los observaba. Yazana tuvo un mal presentimiento y por medio de sus águilas llamó al Peregrino Gris para pedir consejo. Gandalf, llegó con Sombragris, al pueblo amazona quien fue recibido con mucho respeto por parte de ellas. Yazana lo llevó a su tienda y le contó su visión, él le aconsejó alejarse de la tierras de Gondor, ya que la hija que estaba esperando Docié era una descendiente directa del rey de Gondor, y él sabía perfectamente que el destino de la niña que estaba por nacer estaba ligada al Anillo Único, que tenía en su poder Isildur y por su bienestar y tranquilidad era mejor mantenerla alejada. Así que se instalaron en los bosques situados al pie de las Montañas Blancas al sur de Eriador y ahí permanecieron protegiendo a su pueblo y luchando contra los que se atrevieran a acercarse a ellas.

Dos años después, que Isildur obtuviera el Anillo Único, cayó en una emboscada de los orcos en los Campos Gladios. Intentó escapar usando el poder de invisibilidad del Anillo Único para esconderse y cruzar el río a nado. Pero, en el agua, el Anillo Único se le escapó del dedo, y los orcos lo vieron y lo mataron. Docié tuvo una sola una visión en su vida y fue sobre la muerte de Isildur y tuvo un fuerte dolor en el pecho y en el vientre y como nunca había sucedido entre las amazonas, ella se sintió mal por la muerte de él, pero nunca le dijo nada a su prima Yazana, ni a su pueblo.

Yazana decide conquistar nuevas tierras cercanas para su dominio y así asegurar su grandeza y mantener alejados a los hombres, y elfos por igual, por quienes su abuela Valkyria había enseñado a su pueblo a odiarlos. Y por quienes si les daba por igual eran los enanos, pues habían hecho diversos negocios entre ellos, en especial para obtener el mithril, y muchos otros minerales, así como para ayudarlas en la construcción de sus casas, las cuales ya estaban bien establecidas en el pie de las Montañas Blancas. Pero al final las amazonas siempre terminaban engañándolos con el pago y ellas salían con sus gustos.

Estando con cuatro meses de embarazo, Yazana muere por una flecha envenenada de los orcos que intentaban secuestrar a su prima Ariah, quien también fue herida por la espada de un orco, felizmente las amazonas llegaron a tiempo y mataron a los orcos y rescataron el cuerpo de Yazana y llevaron a Ariah a curarla.

Poco tiempo después Docié dio a luz a una hermosa niña a quien llamó Nayru y le enseñó todo lo que debía saber en contra de sus enemigos y lo que tenía que hacer para continuar su linaje. Pasó el tiempo y Nayru se convirtió en la mejor guerrera de las amazonas a pesar de su corta edad, pues demostraba una gran destreza en el manejo del arco y la flecha y sobre todo con la lanza.

Ariah, tras la muerte de Yazana se convirtió en la reina de las amazonas, pues era sabia, prudente y cautelosa, y gozaba del poder de la premonición. Ariah gobernaba en comunidad con su hermana Docié, quien era un tanto belicosa pero muy buena en el arte de la pelea y como tenía el don de la comunicación con los animales, ella se encargaba de mantener vigilada las fronteras del dominio amazona. Ambas valquirias hacían lo mejor para el bienestar de su pueblo.

La reina Ariah había tenido una hija llamada Ninna, quien también era muy buena en el arte de las armas, y con su prima Nayru hacían muy buena dupla en el momento de defender a su gente. Llegó el momento que ambas jóvenes debían de procrear y traer descendencia a la tribu, y tanto Ariah como Docié fijaron sus ojos en el reino de Rohan, dado que varias amazonas ya habían tenido muchos encuentros con los capitanes de ese reino. Además ellos les habían proporcionado en muchas oportunidades caballos para las guerreras, pues todos sabían que la mejor raza equina estaba en Rohan. También admiraban hasta cierto punto a las amazonas no solo por su belleza sino por ser excelentes jinetes como ellos, pero nunca llegaron a ganarse el corazón de ninguna de ellas. Lamentablemente la forma de vida de las amazonas era muy mal visto por las mujeres de Rohan pues las catalogaban de salvajes, belicosas, seductoras y embaucadoras, y hasta cierto punto las detestaban. Las amazonas sabían perfectamente sobre el recelo de las mujeres de Rohan hacia ellas, y era por eso que cuando iba a buscar nuevos incautos para preservar su descendencia, iban disfrazadas para no llamar mucho la atención.

Ya estaba todo previsto, pues mandaron a sus hijas con cuatro guerreras más a Rohan, a seducir a los señores de Edoras, pero no contaban que al sur del Bosque de Fangorn había un buen grupo de orcos hambrientos de guerra y sangre, así que ellas fueron emboscadas, pero llegaron a resistir con fiereza ante el ataque. Cuando en ese momento llegó otra tropa de orcos al lugar y cuando ellas pensaban que estaban en las de perder, los orcos empezaron a caer uno a uno, las amazonas llegaron a escapar y regresar a las Montañas Blancas. Todas menos Nayru quien fue herida por una flecha de un orco en el hombro y cayó del caballo cuando estaban escapando. En ese momento los atacantes de los orcos se acercaron a la joven guerrera caída, y eran un grupo de elfos de Lothlórien. Haldir el jefe del grupo al ver que estaba desmayada, la cargó y se la llevó en su caballo al Bosque de Lórien. Ahí la curó y cuidó de ella. Vale decir que se quedó prendado de la belleza que iluminaba la joven valquiria. Su hermano Rúmil lo apoyó en el cuidado de Nayru, pero su otro hermano Orophin discrepó mucho con Haldir sobre la permanencia de la guerrera en Lórien, dado que no había hablado con Galadriel la dama del Bosque de Lórien, ni con el Caballero Celeborn.

Haldir pidió por la estancia de la joven guerrera a los Señores de Lórien, y Galadriel quien goza del poder de leer la mente, no dudó ni un momento que Haldir, Capitán y Guardia del Bosque de Lórien se había enamorado de la recién llegada, y tanto ella como Celeborn dieron su consentimiento, pero que ni bien se recuperara que la trajeran a Caras Galadhon, para hablar con ella.

Al regresar a ver a Nayru, la encontró aún dormida y se quedó con ella en vela y cuidándola, hasta que despertó y al ver a Haldir, Nayru quedó sorprendida pues nunca había visto en toda su vida a ningún elfo, solo había visto hombres y orcos y para sorpresa de ella misma se sintió muy confundida y rara, pues su corazón empezó a latir fuertemente y en ese momento algo nació entre ellos. Nayru sabía que estaba prohibido enamorarse de ningún hombre, pues eso acarrearía a los castigos que habían impuesto sus antecesoras, pero jamás le hablaron de ningún elfo, así que ella optó por seguir a su corazón y quedó al cuidado de Haldir, quien al ver que la herida causada por la flecha había desaparecido, la llevó a Caras Galadhon para ver a la Dama Galadriel y a Celeborn. Ellos al ver a Nayru y a Haldir completamente enamorados uno del otro, no impidieron que viva en Lórien, pero antes Celeborn trató de persuadir a Haldir que no siguiera con esos amores pues Nayru era mortal y él inmortal, y que su felicidad solo iba a durar el tiempo que ella viva y luego el iba a sufrir mucho por su partida, pero a Haldir no le importó, lo que sentía por Nayru era demasiado fuerte y pidió que le permitieran que ella viva con ellos en Lothlórien, ambos al ver la pasión con la que Haldir pedía que aceptaran a Nayru en Lórien, terminaron por aceptar.

Haldir lleno de felicidad pidió a Nayru que se casara con él. Nayru aceptó de inmediato pues durante el poco tiempo que había estado en Lothlórien, había conocido al amor de su vida. Así que en privado, Haldir se desposó con Nayru, teniendo como testigos a Galadriel y Celeborn. Y por costumbre de los Noldor Galadriel regaló una estrella del sol a Haldir y Celeborn hizo lo mismo con Nayru. Pero aquellas joyas tenían una particularidad, si ambas joyas se juntaban formaban la Flor de Elanor que crecía solo en Lórien.

Ya habían pasado más de cinco años y Nayru había perdido la noción del tiempo mientras estuvo en Lórien, pues ahí encontró la paz y felicidad que no había tenido mucho tiempo en su pueblo dado que las batallas, eran muy continuas por defender a su pueblo de manos del enemigo. Hasta que en un momento Nayru empezó a recordar a su madre y a su gente y le vino un sentimiento de culpa por haberlas abandonado sin decir una palabra, así que le dijo a Haldir que le permitiera ir a ver a su madre y decirle que se había unido a Haldir para siempre y le diera su bendición para poder regresar a Lórien con el corazón más tranquilo. Haldir al ver los ojos de su amada no pudo negarse y permitió que vaya a ver a su pueblo. Pero mandó un séquito de elfos que la siguieran para cuidarla y que nada le pasara en el viaje.

Nayru llega a las montañas Blancas y se presenta ante Docié y su tía Ariah la reina, al verla su madre la abofetea y la increpa por todo el tiempo que había estado desaparecida, en cambio su tía Ariah la recibe con alegría y al momento de abrazarla, Ariah ve en Nayru algo que ni la misma Nayru sabía, que tenía un mes de embarazo. Ariah no dice nada delante de Docié y lleva a Nayru a descansar y una vez a solas le pregunta de quien es la hija que lleva en el vientre. Nayru se sorprende muchísimo y su corazón rebosa de alegría ante tal noticia dado que no sabía que estaba embarazada, y le cuenta que se casó con Haldir de Lórien, un elfo silvano y Guardia de los Bosques de Lórien de quien ella se había enamorado y que venia para pedirle a su madre que le permita regresar con él a Lórien. Y sin que se dieran cuenta su madre había ingresado al recinto y al escuchar todo eso se horroriza y se va contra su hija, le increpa por haber roto una de las más importantes reglas de las amazonas. Ariah intercede para que no metan a Nayru en el calabozo, pero Docié, le pide que no se meta en lo que no le interesa y que por más reina que sea, el problema tenía que resolverlo ella y su hija. Así que Nayru queda encerrada por dos meses en el calabozo. Durante ese tiempo, Ninna la hija de la reina era la única que se acercaba a Nayru para consolarla y conversar con ella, y ahí Nayru le cuenta a Ninna sobre Haldir y sobre la hija que espera de él. Ninna decide ayudarla y junto a dos guerreras de confianza decide ir en búsqueda de Haldir para rescatar a Nayru del calabozo.

Haldir por su parte presiente que algo esta pasándole a Nayru y sale en su búsqueda a las Montañas Blancas, pero en el camino se encuentra con Ninna, quien lo reconoce inmediatamente y le ofrece su ayuda para sacar a su prima del calabozo. Ninna esconde a Haldir cerca al dominio amazona y se dirige al calabozo como siempre lo hacía para visitar a su prima. Nayru le cuenta a Ninna que su madre jamás iba a permitir que esa niña nazca dentro del pueblo de las amazonas por ser una abominación, pues escuchó que le decía a la reina que pensaba abandonar a su hija cuando nazca en algún pueblo cercano para que no crezca con ellas. Ninna escucha todo horrorizada ante tal salvaje decisión. Así que Ninna ayuda a Nayru a escapar del calabozo amparadas bajo el velo de la noche y Haldir se la lleva sin saber que ella esperaba una hija de él, hasta que a medio camino Nayru se desmaya y cae del caballo, Haldir se asusta de la condición de su esposa y se la lleva de inmediato a Calas Galadhon donde Galadriel le dice que no se preocupara pues Nayru esta esperando una niña de él. Aquél fue el momento más feliz de sus vidas.



II

Llega el momento del nacimiento de la niña y le ponen de nombre Marah, quien era la primera medio elfo nacida en Lórien. El nacimiento de Marah es avistado por Gandalf quien se alegra que haya nacido entre elfos y no entre las amazonas. Marah había nacido con el don de la clarividencia, la premonición y de la comunicación con los animales, cosa extraña entre las mismas valquirias, el de gozar de esos dones juntos, pero como ella era hija de un elfo, era de esperarse aquel poder.

A pesar que la vida dentro del Bosque de Lórien era tranquila y pacífica, en sus afueras aún rondaban los orcos y Haldir como guardia y protector de Lórien se encargaba de mantenerlos alejados de los páramos del Bosque Dorado. Marah como buena hija de una guerrera valquiria, desde niña pasaba mucho tiempo imitando a su padre y a los demás elfos, donde aprendió el uso del arco y la flecha, dicho sea de paso que su mejor maestro fue su propia madre. Marah vivió feliz en aquel paraíso de los elfos de Lórien, pues nunca se había visto padres tan amorosos como Haldir y Nayru. Hasta Galadriel se había encariñado con la pequeña Marah, pues vio en ella muchos dones que poco a poco sabía que iba a brotar. A Marah le gustaba mucho jugar y adornarse con unas flores amarillas con forma de estrella muy hermosas, que crecían solo en Lórien que se llamaban Elanor, éstas poseían un exquisito perfume, y la casa donde vivían siempre tenía ese aroma, hasta su padre de cariño en vez de decirle Marah le decía Elanor de vez en cuando. Marah crecía en belleza y en conocimiento por parte de sus padres quienes le enseñaron todo de ambas razas. Y ella por ser una medio elfo, de padre elfo y madre mortal descendiente de una Maia, según el edicto de Manwë, Marah pudo elegir a cual de los destinos iba a elegir y escogió el de los elfos ya que la vida en Lórien era lo único que conocía y amaba.

Durante la niñez de Marah, Galadriel tuvo una visión y mandó a llamar a Haldir. Haldir se presenta antes los Señores de Lórien y ahí nota a Galadriel preocupada por él.
- ¿Mi señora que sucede? –pregunta muy inquietado Haldir.
- Haldir, eres el más querido de los elfos de este Bosque, y lo que le pase a tu familia nos preocupa a nosotros también-responde con dulzura Galadriel.
- ¿Algo le va a pasar a mi esposa?... –pregunta inquietado Haldir.
- Nayru tarde o temprano cumplirá el destino de los hombres y tu muy bien lo sabes, sufrirás mucho... pero eso no es lo que me preocupa.... –responde Galadriel con su dulce voz.
- ¿Es Marah?.. –pregunta un tanto asustado Haldir.
- Tu sabes que las fronteras de Lórien están protegidas por nuestra magia... pero afuera del Bosque es muy diferente. –le dice Celeborn.
- Debes evitar que tu hija salga de Lórien. -contesta a su vez Galadriel- Afuera conocerá el miedo, la ira, el dolor y el sufrimiento ... acá estará a salvo de eso. Al final de los tiempos lo único que te va a quedar es tu hija. Ella escogió nuestro destino por lo tanto marchará a Valinor con nosotros.... pero no permitas que salga, así tu también te evitarás sufrir por mucho tiempo, amigo mío...
Haldir se quedó estupefacto ante las palabras de la Dama Galadriel. Agradeció y se retiró a su casa. Ahí se encontró con su esposa y ella lo notó preocupado. Pero él para evitar cualquier dolor a Nayru, pues la amaba demasiado, solo le dijo que los orcos se habían acercado mucho a las fronteras, y era necesario redoblar la vigilancia. Pero que no se preocupara pues las fronteras están muy bien custodiadas.

Pasaron cincuenta años y Marah al fin se convirtió en una joven de porte majestuoso y una belleza cautivadora, muy parecido al de su madre y con los ojos de su padre, pero lo que mas llamaba la atención era la combinación de cabellos de ambos pues su madre tenía el cabello rojizo y su padre dorado como el sol, y Marah tenían ambas tonalidades, cosa que marcaba la diferencia entre las elfos de Lothlórien. Durante aquel tiempo Gandalf visitó algunas veces Lórien para entrevistarse con Galadriel y Celeborn. Cada vez que Gandalf iba a Lothlórien, Marah sentía su presencia y siempre lo buscaba. En algunas de esas oportunidades Gandalf enseñaba a Marah a focalizar y sacar parte de su poder, ahí se dio cuenta que Marah tenía los dones que tenía la misma Valkyria. Pero Gandalf no quiso que Marah practicara mucho el don de la clarividencia ni la premonición, pues el tiempo que se avecinaba no era de buen pronóstico y lo último que quería era que la joven viera las atrocidades del mundo de la Tierra Media hasta que esté preparada. Lo que sí practicó mucho y lo tenía latente era el don de la comunicación con los animales. Y esto le ayudó en el momento que aprendió a cabalgar y fue con Sombragris el meara, amigo y compañero de Gandalf con quien Marah aprendió ese arte. Tanto se encariñaba Marah cuando llegaba Sombragris que en ocasiones le causó algunos dolores de cabeza a su padre cuando se desaparecía cabalgando por los alrededores del Bosque de Lórien hasta por días seguidos. Haldir al ver la pasión que tenía su hija con los caballos, le cedía cada vez que quisiera su caballo que era descendiente de los mearas llamado Epona. Marah disfrutaba mucho salir a pasear por los alrededores de Lórien y hasta a veces llegaba al norte del Bosque de Fangorn, pero siempre se mantenía alejada por orden de su padre. Aunque ella siempre tuvo interés de conocer más allá de las fronteras que se le tenía permitido.

Un día Marah le pidió a su padre que la aceptara en el regimiento de los guardias y centinelas de Lórien, pues el espíritu guerrero la llamaba a esas actividades. Haldir aceptó inmediatamente, pues el sabía que todos los centinelas no podían salir del Bosque de Lórien ya que su deber era proteger las fronteras; y dentro de éste, ellos estaban seguros. Y así de esta manera Marah ingresó al regimiento, pero su padre siempre la colocaba en puestos seguros donde a la mayoría de los enemigos les era difícil el acceso. Dado que no había mucho movimiento, Marah se entretenía practicando el arte de la equitación y el uso del arco y flecha el cual entraba en torneos y competencias con sus compañeros elfos.

Pasaron muchos años más, y Nayru sintió que la vida se le pasaba aunque seguía siendo bella a pesar de su edad, pero aún anhelaba el perdón de su madre, así que habló con su esposo y le pidió que cuidara de Marah mientras ella iba por última vez a pedir a su madre que le perdonara por haberla abandonado y que ya tenía a su hija sana y salva en Lothlórien con su padre y que no estaba arrepentida de lo pasado, pero le pidió que no le dijera nada a Marah, ya que si se enteraba, seguro querría ir con ella y Nayru no quería que su madre la despreciara frente a ella, mas aún si su intención era ya no regresar a Lórien, pues su corazón le decía que era mejor dejar a su hija al lado de su padre ya que Nayru pensaba pasar los últimos momentos de vida de su madre con ella. Además tanto ella amaba a Haldir que no quería morir delante de él. La despedida de Nayru y Haldir fue muy dura para ambos, pues en sus corazones sabían que nunca más se iban a volver a ver, pero él sabía que ella debía de partir. Así que Nayru partió seguida de unos elfos que la vigilaron hasta que llegó a salvo a las Montañas Blancas, el hogar de las amazonas.

Nayru entra al bosque y es inmediatamente conducida ante la presencia de Yana, hija de Ninna, quien era ahora reina de las amazonas, Ninna ya avanzada de edad quien se encontraba presente reconoce a su prima y la recibe con mucha alegría, pero tristemente le dice que su madre Ariah había fallecido y que Docié se encontraba enferma en su lecho y que durante los últimos meses había estado rogando a Eru que le permitiera volver a ver a su hija. Nayru llega y ve a su madre moribunda quien la recibe con lágrimas en los ojos y frente a toda la tribu amazona pide perdón y reconoce a Marah como su nieta y parte de su pueblo. Docié queda al cuidado de su hija hasta que la vida se va de ella. Luego de los funerales, Ninna le pide a Nayru que se quede con ella pues durante los últimos tiempos los orcos habían estado atacando al pueblo amazona y se preparaban para otro ataque, así que Nayru se quedó con su pueblo, y aunque tenía muchos años encima, por ser descendiente de un dúnadan y una valquiria, no perdía fácilmente su lozanía y menos perdió el vigor ni la destreza de la batalla.

Marah al saber que su madre había ido con las amazonas quiso seguirla, pero Haldir recordando la advertencia de Galadriel, le dijo que su madre iba a pasar un tiempo con su abuela Docié y luego regresaba. Pasaron más de veinte años y Nayru nunca regresó. Cabe decir que Marah perdía fácilmente la noción del tiempo en Lórien pues todos los días los veía iguales unos a otros.

Una noche Marah tuvo una pesadilla, vio que su madre caía lentamente con una herida abierta en el pecho, y se despertó asustada y con un mal presentimiento. Ella no pudo dormir toda la noche pensando en aquel terrible presagio. A la mañana siguiente salió en busca de su padre, a quien lo encontró en la Guardia junto a algunos arqueros. Ella llega un tanto asustada y muy preocupada, su padre nota el desconcierto de su hija.
- ¡Marah! ... ¿Qué sucede? –pregunta intrigado su padre al verla en aquel estado a su hija.
- Necesito hablar contigo... es sobre mamá... –responde Marah muy preocupada.
Haldir presiente que algo malo sucede y se aleja a un costado con su hija. Marah le cuenta su sueño, mientras que Haldir siente un dolor en el pecho.
- Padre.. necesito ir a buscarla –le dice Marah- Sé que mi madre está en grave peligro.. y tengo que ir con ella.
Haldir escucha la petición de su hija y le niega la partida, pues sabe perfectamente que si Marah sale fuera de Lórien se cumpliría todo lo predicho por Galadriel, además ese era el destino de Nayru, y que la decisión de no regresar a Lórien también había sido de ella. Marah no puede creer que su padre le prohíba ir a buscar a su madre.
- No puedo creer que no me dejes ir con mi madre... –responde Marah con indignación.
- Elanor escucha ... –dice Haldir mientras intenta calmarla- ... ese es el destino de Nayru....
- ¡Es mi madre!!! –le increpa Marah- ¡Y no lo acepto!!
- Marah... –responde Haldir- si sales de Lórien vas a sufrir mucho... y...
- ¡No me interesa!! –le responde Marah- Por lo visto ella no te importa y mucho menos lo que sienta yo....
Marah se da la media vuelta muy indignada dejando a su padre con la palabra en la boca. Haldir va tras ella y la abraza mientras Marah llora de impotencia. Haldir intenta calmarla y reitera su negación de dejarla salir de Lórien. Marah se calma mientras maquina algo en su cabeza.

Haldir deja a Marah en su casa y la acuesta para que descanse y acepte lo inevitable ya que Nayru había aceptado su destino de morir lejos de los seres que mas amaba para no verlos sufrir. Marah se queda en su cama fingiendo dormir. Haldir le da un beso en la frente y se aleja seguido de sus dos centinelas que lo esperaban fuera de la casa, pues había que guardar la parte norte de Lórien.

Marah una vez sola, espera a que se aleje su padre y busca debajo de su cama, el arco, el carcaj lleno de flechas que le había regalado su padre cuando entró al regimiento de los elfos. Y sin que nadie la vea se escabulle a las caballerizas de los elfos y se lleva a Epona, el caballo de su padre. Marah cabalga por entre el Bosque y sale por el sur de éste y se va a las Montañas Blancas en busca de su madre, toma el paso de Rohan hasta llegar a Eriador donde esta el pueblo amazona.

Al fin llega a las Montañas Blancas y se adentró en lo profundo del Bosque, va cabalgando rápidamente mientras se dejaba guiar por sus sentidos, hasta que al fin llega al pie de la montaña, donde se encontraba el dominio amazona y vio que la tribu estaba casi destruida, se notaba que había acontecido alguna batalla hacía muy poco tiempo. Ahí encontró a la reina Mista, hija de Yana, pues Ninna su madre ya había fallecido hace como veinte años atrás por su avanzada edad, inmediatamente las guerreras apresaron a Marah pues era una extraña ante ellas, en especial si vestía como una doncella elfo, aunque su porte y tipo era de una guerrera. Yana reconoció a Marah por el parecido que tenía con Nayru, y se la lleva donde estaba su madre moribunda herida por un profundo corte en el pecho por parte del orco que dirigía la batalla, aunque lograron repelerlos a todos, también las amazonas tuvieron muchas pérdidas.

Marah ingresa a la cámara donde estaba su madre quien inmediatamente la reconoce y se le llenan los ojos de lágrimas al ver a su hija.
- ¡Madre! ... –exclama Marah al ver a Nayru desangrándose y la abraza.
- Sabía que te volvería... a ver.... otra vez... mi pequeña Elanor... –responde su madre con un hilo de voz.
- Madre acá estoy... vas a estar bien.. te va a recuperar, vas a ver.. –le dice Marah mientras gruesas lágrimas corren por su rostro.
- Toma esto, mi niña... guárdalo... –replica con una dulce voz Nayru mientras se quita el colgante y se lo entrega a Marah- Esto me lo dio la dama Galadriel cuando me casé con tu padre.
 Por qué no te quedaste en casa con nosotros mamá... –le dice Marah con un hilo de voz.
- Marah.. cada uno de nosotros debe cumplir un destino ... y el mío era de morir acá con mi gente... no quería que ustedes sufrieran mi partida de esta manera.... –responde Nayru mientras sostenía la mano de su hija.
- No mamá.. no digas eso... –contesta Marah mientras sus ojos son bañados en lágrimas. 
- Te amo hija mía.... y dile a tu padre que lo amo.... y lo seguiré amando hasta la eternidad... –le dice Nayru con un último suspiro y muere
Marah se queda paralizada al ver a su madre muerta en sus brazos, pero ella no quiere aceptar su partida.
- ¿Madre?.... –replica Marah mientras intenta reanimarla- ¿Mamá? ....  ¿Mamá? ..
En eso reacciona y grita con todas sus fuerzas.
- Mamá, nooooooo!!!!!!!!!!!!!!!.... –grita Marah mientras la abraza con todas sus fuerzas.
Yana se acerca Marah e intenta calmarla pero Marah en un arranque de dolor, sale corriendo de la recámara. Hasta que al final llega a un acantilado y con todo el rencor y la impotencia del mundo grita el nombre de su padre maldiciéndolo por no haberla dejado ir a buscar a su madre cuando ella se lo pidió, sabiendo que su madre estaba en grave peligro, pudiendo de esta manera evitar aquella desgracia. Marah lloró muchísimo y sintió que su corazón se endurecía por el dolor y la rabia, culpándose ella misma también por su dejadez y por haber echo caso a su padre cuando le dijo que se quedara en Lórien. De esta manera Marah se volvió dura, impasible y sin sentimientos, su rostro a pesar de ser muy hermoso, mostraba cierta dureza y su mirada se volvió fría y penetrante.

En Lothlórien, Galadriel sintió el dolor y el rencor de Marah, quien se puso muy triste al escuchar las maldiciones lanzadas por Marah hacia su propio padre. Haldir por su lado estaba muy preocupado por la desaparición de su hija y había mandado a sus centinelas buscarla por los alrededores del Bosque pero ninguno la encontraba. De repente Haldir tiene un mal presentimiento y siente como si le hubieran clavado un puñal en el corazón y cae de rodillas, sus guardias lo ven en aquel estado, pues estaba muy pálido e inmediatamente lo auxilian, el reacciona, pero siente un gran vacío en el corazón, así que teme lo peor y va hacia Caras Galadhon donde Celeborn y Galadriel le cuentan con mucha pena lo que dijo su hija en la tierra de las amazonas. Haldir siente que se le rompe el corazón al afirmarse la noticia de la muerte de su esposa y peor aún del resentimiento que crece en el corazón de su hija hacia él.

Marah decide permanecer en las Montañas Blancas con su gente, pues muy a pesar de ser una medio elfo, también es una guerrera valquiria y como Mista ya sabía de todo lo pasado por lo que le había comentado su madre, acepta a Marah como una hermana más, y es nombrada capitana de la guardia amazona, ahí Marah se encarga de adiestrar a las guerreras para resistir a los ataques y todo el resentimiento que guardaba en su corazón le ayudó a luchar con más fiereza y a sembrar dureza en los corazones de las amazonas, quienes comenzaron a salir a conquistar nuevas tierras en los alrededores de las Montañas Blancas para su dominio bajo el poder de Marah quien se volvió mas fuerte y poderosa, con el corazón de piedra, y gracias a ello su pueblo llegó a sobrevivir por mucho tiempo. Cada vez que las guerreras salían en comitivas, por orden de Marah iban encapuchadas y cuando algún hombre u otro ser las veía pasar solo llegaba a distinguir un séquito de jinetes encapuchados. Eso les sirvió de disfraz en muchas oportunidades. De esta manera pasaban por los territorios de Rohan, Gondor y la parte sur de Eriador, sin ser reconocidas y menos acechadas. A pesar de ser Marah la que comandaba el ejército amazona, siempre iba de incógnita, pues no quería llamar mucho la atención de su propia persona ante el resto de la Tierra Media.