12 de abril de 3018 de la Tercera Edad: Rumores en la Comarca y el regreso del Mago Gris
La jornada comenzó como cualquier otra en Delagua, pero en la taberna del Dragón Verde, el ambiente se cargó de rumores. Samsagaz Gamyi, joven jardinero de Hobbiton, compartía lo que había escuchado sobre criaturas extrañas y sombras en tierras lejanas. Frente a él, Ted Arenas respondía con incredulidad, riendo ante lo que calificó como “historias de elfos y viajeros despistados”. Aun así, otros hobbits presentes en la sala no dejaron de escuchar con atención. “Dicen que los Elfos están partiendo hacia el Oeste y que hombres extraños han cruzado el Brandivino”, habría comentado un parroquiano.
Más tarde, cuando la lluvia cedía y la luz del atardecer devolvía su brillo a los tejados de Hobbiton, Samsagaz regresó a casa. Caminaba por el sendero empedrado de Bolsón Cerrado cuando se encontró con una figura encapuchada que ascendía la colina. El corazón le dio un vuelco. Tras nueve años de ausencia, Gandalf el Gris había regresado.
El Mago fue recibido esa misma noche en la casa de Frodo Bolsón. Tras las primeras palabras, se mostró preocupado. Aunque no dio demasiadas explicaciones, advirtió a su joven anfitrión que su anillo, el que Bilbo le había dejado años atrás, no era un objeto inofensivo. Habló de un peligro mayor, de nombres oscuros que hasta entonces sólo vivían en las leyendas: entre ellos, Sauron.
Por ahora, el mago ha decidido no decir más hasta el amanecer. En la Comarca, pocos sospechan que esta visita marcará el principio de un cambio profundo. Pero esta noche, la sombra ha vuelto a tocar el lindero de la Tierra Media, y lo ha hecho en silencio, entre jarras de cerveza y el murmullo de una vieja chimenea.