Las conferencias de Eduardo Segura en la fundación Juan March
En la primera conferencia, J. R. R. Tolkien (I): entre la muerte y la esperanza, Segura recorre los hitos de la biografía de Tolkien —la orfandad temprana, la fe de su madre, la forja de su sensibilidad en el frente de la Gran Guerra y su largo magisterio en Oxford— para mostrarnos cómo estos avatares vitales alimentaron su obra. Allí donde otros sólo verían cicatrices, Tolkien encontró la materia prima de su mitología: la conciencia de nuestra mortalidad, de nuestra finitud, se convierte en el motor de la esperanza más pura. En cada etapa, Segura pone de relieve cómo el lenguaje, el dolor y la amistad configuraron la pulsión creativa de un hombre que, desde lo personal, atinó a inventar un mundo tan vasto como creíble.
Ver la conferencia íntegra: J. R. R. Tolkien (I): entre la muerte y la esperanza
En la segunda charla, J. R. R. Tolkien (II): invención y realidad, el hilo conductor gira en torno al modo en que Tolkien, filólogo apasionado como bien sabemos, convierte el acto de “inventar” en una forma de “recuperar”: descubre en cada palabra antigua la chispa de un universo perdido y, a partir de ella, en un proceso análogo a la arqueología, subcrea un paisaje mítico con coherencia interna y profundidad emotiva. Segura profundiza en la lógica de los idiomas élficos, en la dinámica de sus leyendas y cómo al desdoblar en dos razas (los elfos inmortales y los hombres mortales), el autor explora la tensión entre lo eterno y lo finito, entre la esperanza y el anhelo de trascendencia. Y así, nos deja la convicción de que la mitología no es un refugio escapista, sino un medio para entender nuestra propia realidad: un espejo en el que podemos asomarnos para redescubrir el sentido del mundo y el valor de las palabras que, como los nombres de las estrellas, alumbran el instante de nuestro paso por la Tierra Media.
Ver la conferencia íntegra: J. R. R. Tolkien (II): invención y realidad
Con estas dos conferencias, Eduardo Segura nos confirma que Tolkien fue, ante todo, un explorador de la condición humana: un cartógrafo de la nostalgia y, al mismo tiempo, un alquimista de la esperanza. Invita a quienes le escuchan a dejarse atravesar por la fuerza de sus palabras y a reencontrar, entre los pliegues de la ficción, las razones para creer que lo extraordinario puede brotar de lo cotidiano.