34. El Concilio de Imladris Los árboles se mecían al ritmo del viento, susurrando canciones en su lenguaje secreto. Los nuevos brotes saludaban al sol, mientras las hojas doradas del año anterior caían cual lluvia de oro en el reino de Laurelindórean. - Escuchad la canción del bosque, de los años que pasan, el llanto del Pueblo exiliado; niños abandonados por los Poderes del Oeste, vagabundos de la Tierra Media, grandes príncipes elfos que un día cayeron en desgracia; escuchad mi lamento por aquellos que sucumbieron a la sombra, por aquellos que amaron y fueron pagados con la muerte, por...
(sigue)
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