Hoy hablamos de... El Silmarillion
     Hoy es el día del libro en España. Y aunque gran parte de la gente que nos visita lo hace desde otros países, esperamos poder contagiar un poquito de este entusiasmo por la lectura que hoy se vive desde aquí, abriendo un nuevo debate del que esperemos que todos podamos participar.
     El anterior "Hoy hablamos de... la amistad en la obra de Tolkien" fue, a nuestro modesto entender, un auténtico éxito. No sólo se celebró un completísimo debate, sino que hemos recibido muchas propuestas de parte de algunos foreros, que nos instan a recopilar los mejores posts que se dieron lugar en el foro, y publicarlos en un reportaje, y repetir la experiencia con los próximos "Hoy hablamos de...". La verdad, nos ha parecido una magnífica idea, y muy posiblemente la pongamos en marcha muy pronto (lamentablemente, últimamente el tiempo parece escapársenos de entre los dedos).
     Pero no queremos perdernos en el recuerdo del anterior debate, sino abrir uno nuevo, como ya hemos dicho. En nuestro particular homenaje, hoy será nuestro compañero Eviore quien proponga el debate, centrado en la publicación de El Silmarillion. Esperamos que lo disfrutéis, y que también participéis de dicho debate en el foro.
     Tenéis la introducción a este debate en la ampliación de la noticia
“No ha de esperarse una coherencia completa”; “ritmo variable de la narración”; “diferencias de tono y descripción”, “algunas oscuridades”, “ciertas inconsistencias”... Queda claro en base a estas afirmaciones que Christopher Tolkien era más que consciente de las debilidades que acuciaban a la versión que había recopilado y editado de El Silmarillion; y sin embargo, en 1977, decidió publicarlo tal cual, con “debilidades” incluidas. Uno no puede por menos que preguntarse: ¿por qué publicarlo cargado como estaba de incoherencias, oscuridades, inconsistencias... etc? La única respuesta que se me ocurre es que Christopher Tolkien estaba convencido de que sería imposible obtener una versión libre de esa carga; eso es al menos lo que se desprende de sus palabras en el prólogo, puesto que por un lado nos deja claro que lo que pretendía era “elaborar un texto único, seleccionando y disponiendo el material del modo que me pareció más adecuado para obtener una narración de veras coherente y con continuidad interna”, y unas pocas líneas más abajo reconoce sin embargo que “no ha de esperarse una coherencia completa”.

Por sus palabras en el prólogo de El Libro de los Cuentos Perdidos 1, sabemos que Christopher Tolkien barajó tres opciones cuando se planteó la posibilidad de intentar publicar El Silmarillion tras la muerte de su padre.

- La primera era simplemente renunciar a su publicación dado el estado de la obra: inconclusa y llena de incoherencias.
- La segunda, hacer algo similar a lo que luego hizo con los Cuentos Inconclusos: disponer los textos aceptando su estatus de inconclusos y las posibles incoherencias entre los mismos y entre unos y otros, renunciar a buscar una posible estructura narrativa interna y establecer su ordenación externamente por medio de notas y comentarios editoriales.
- Y la tercera, que fue la que eligió en aquél momento: la que se ha citado antes: “elaborar un texto único, seleccionando y disponiendo el material del modo que me pareció más adecuado para obtener una narración de veras coherente y con continuidad interna”.

Es evidente que con el tiempo esa imposibilidad de alcanzar los objetivos de la tercera opción llevaron a Christopher a ponerse el listón más bajo y a tratar de alcanzar los objetivos de la segunda. Fruto de este segundo enfoque surgió ese Silmarillion desperdigado a lo largo de las páginas de La Historia de la Tierra Media (complementado con buena parte del material de los propios Cuentos Inconclusos).

Y con esto, parece que la “historia” de El Silmarillion como obra llega a su fin...
... ¿O no?

¿Habría alguna forma de alcanzar esa versión “coherente” de la historia? ¿Qué haría falta para llegar a ella?...

¿Son acertados los criterios Christopher Tolkien a la obra de editar el material? ¿Qué otros criterios se podrían aplicar? ¿Hasta qué punto se pueden justificar determinados criterios a la hora de editar?...

¿Es apropiada la estructura que le dio Christopher a la obra? ¿Qué otras estructuras se le podría dar? ¿Qué marco narrativo?...

En fin, estas y otras muchas preguntas que se podrían plantear requerirían respuestas en caso de pretender, una vez más, tratar de alcanzar esa “narración de veras coherente y con continuidad interna” a la que aspiraba Christopher Tolkien. ¿Qué respuestas se les podría dar?

Pues nada, parafraseando la frase final de Gwaihir del otro día que me gustó como coletilla final (a ver si la convertimos en “tradición” para futuros Hoy hablamos de...): Vuestra es la palabra...

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