También llamados los Recintos de Fuego, son las fraguas que se encuentran en el corazón del Monte del Destino, en Mordor. Alta en la vertiente este del volcán se abre la puerta de acceso a los Sammath Naur. Un alto pasadizo excavado en el mismo flanco de piedra lleva hasta un enorme abismo de múltiples fisuras, la Grieta del Destino, en cuyo fondo se encuentra un mar de lava. La caverna está repleta de vapores tóxicos, e iluminada ocasionalmente por la actividad del magma. Afuera, desde un repecho rocoso, el Camino de Sauron, apisonado con ceniza y grava, se enrosca alrededor del cono volcánico. Tras haberse instalado hacia el año 1000 de la Segunda Edad en Mordor, y haber aprendido el arte de la creación de los Anillos del Poder de los Elfos Noldor, Sauron utiliza el fuego del volcán y gran parte de su propio poder para crear el Anillo Único en las fraguas de Sammath Naur, en el año 1691. Sólo allí podría ser destruido.
Milenios más tarde, el 24 de marzo de 3019 de la Tercera Edad, el hobbit Frodo llega a los Recintos con la intención de arrojar al Único por la Grieta del Destino. Pero fracasa, renuncia a la destrucción del Anillo, y ante la mirada atónita de Sam, lo usa. El Señor Oscuro detecta la situación, y con terror, invoca a los Nazgul, ocupados en la batalla contra los Capitanes del Oeste delante de la Morannon. Pero aparece Gollum, que se lanza contra el hobbit y tras una breve lucha le arranca de un mordisco el dedo del Anillo. La intervención de Eru hace trastabillar y caer a Gollum junto al Único en el abismo de lava, destruyendo a ambos. El espíritu de Sauron desaparece de la Tierra Media, mientras el volcán entra en una erupción violenta: humo, lava, cenizas y piedras vuelan por los aires. Las laderas del Orodruin se desmoronan, y Frodo y Sam escapan a duras penas de los Sammath Naur.