Hadas: "fairies" y las concepciones primitivas de Tolkien
Introducción sobre los conceptos iniciales que asumió J.R.R. Tolkien en su mitología acerca de los Elfos y las Hadas.
Es conocido que J.R.R. Tolkien puso por escrito su mitología en multitud de textos a lo largo de 60 años, desde la Primera Guerra Mundial hasta los día de su muerte. De estos relatos Christopher Tolkien editaría una versión condensada en El Silmarillion (1977). Pero lo cierto es que a lo largo de las décadas de trabajo las concepciones primitivas fueron cambiadas y muchas incluso llegaron a desaparecer.
Es también un hecho sabido que el motor de creación del legendarium de Tolkien era crear una mitología para Inglaterra, una mitología puramente anglosajona que se perdió realmente tras la invasión normanda (1066). Es por esto por lo que en sus primeros textos se relaciona a Inglaterra con Tol Eressëa, la isla solitaria, a Eärendil o a sus descendientes en esa fase (Eriol, AElfwine) con las migraciones o invasiones anglosajonas, o a las hadas con los Valar, los Maiar y los Elfos. Estamos en un mundo mítico pero que existió en el nuestro en esa mitología. En todos los mitos se intenta explicar la génesis de los elementos de este mundo, y la mitología de Tolkien no iba a ser una excepción, por más que sea obra de un autor literario y no de un pueblo.
Cuando Tolkien escribe El Libro de los Cuentos Perdidos la idea de las hadas está muy viva no sólo como folclore literario, sino que aún se sigue hablando de ellas como leyendas que se cuentan en pueblos y aldeas. Por supuesto, hasta donde sabemos, Tolkien no afirma que existan las hadas, pero al igual que inventa una mitología inexistente para Inglaterra, en ella se quiere explicar el origen de estos personajes.
En esos primeros tiempos Valinor es Faërie o Faëry, relacionado por supuesto con el término inglés "fairy" traducido comúnmente como "hada", aunque hay que recalcar que esta palabra carece de género en inglés, por lo que es aplicable en masculino y en femenino.
"Faëry", el país de las hadas, es el lugar mágico por excelencia, y los seres y poderes de él emanados contienen el elemento de lo feérico. Hasta aquí la idea general, pero lo cierto es que Tolkien es ambiguo en la aplicación de este término. Los Valar son "hadas" en cierta forma pero los Maiar también: la palabra "hada" acompaña a Melian en muchas de sus apiriciones en estos primeros relatos. Sin embargo ambos pueblos son "Ainur", de los cuales los primeros son específicamente "dioses", o al menos los hombres los consideraron dioses.
Pero parece que las hadas, tal como nos llegaron desde los Días Antiguos, son restos del pueblo élfico. En Faëry por supuesto los elfos son "fairies", pero los elfos que no han escapado a esa isla han pasado a ser un pueblo oculto que sobrevive entre nosotros.
He aquí una de las nociones primitivas - que no sobrevivió - más hermosa: con el tiempo esos elfos menguaron en tamaño, al mismo tiempo se fueron haciendo más tenues en su forma física, hasta llegar a ser parte de un mundo invisible salvo para unos pocos afortunados. Esas son las "hadas" (de ambos géneros) que aún pueden verse, y que aún gozan de algo de su antigua magia.
Gradualmente Tolkien se deshizo de estos conceptos para crear un mundo paralelo al nuestro, cuya relación con el nuestro nunca se explica del todo. El punto de inflexión es El Señor de los Anillos, cuya creación (siempre viva y poco premeditada) y difusión obligó a Tolkien a revisar las bases de su legendarium. Tolkien nunca renunció al origen anglosajón de sus historias, como podemos leer en los últimos volúmenes de La Historia de la Tierra Media, pero Christopher Tolkien decidió no incluir el "eslabón" de AElfwine en El Silmarillion publicado porque ciertamente su padre no acabó de tener del todo claro el asunto. Además los Rohirrim eran en gran manera anglosajones pero con los caballos con los que, según Tolkien, Inglaterra no habría sufrido la invasión normanda. Hasta su idioma no era poco más que anglosajón.
Aún en El Hobbit se habla de las hadas y de su país en Occidente, pero apenas quedó nada de las "fairies", ni de los duendes, gigantes y otros seres del folclore que aparecían en estos relatos antes de El Señor de los Anillos. Ciertamente podríamos decir que se fueron desvaneciendo y transformando en seres distintos. Pero ésa es ya otra historia.
Es también un hecho sabido que el motor de creación del legendarium de Tolkien era crear una mitología para Inglaterra, una mitología puramente anglosajona que se perdió realmente tras la invasión normanda (1066). Es por esto por lo que en sus primeros textos se relaciona a Inglaterra con Tol Eressëa, la isla solitaria, a Eärendil o a sus descendientes en esa fase (Eriol, AElfwine) con las migraciones o invasiones anglosajonas, o a las hadas con los Valar, los Maiar y los Elfos. Estamos en un mundo mítico pero que existió en el nuestro en esa mitología. En todos los mitos se intenta explicar la génesis de los elementos de este mundo, y la mitología de Tolkien no iba a ser una excepción, por más que sea obra de un autor literario y no de un pueblo.
Cuando Tolkien escribe El Libro de los Cuentos Perdidos la idea de las hadas está muy viva no sólo como folclore literario, sino que aún se sigue hablando de ellas como leyendas que se cuentan en pueblos y aldeas. Por supuesto, hasta donde sabemos, Tolkien no afirma que existan las hadas, pero al igual que inventa una mitología inexistente para Inglaterra, en ella se quiere explicar el origen de estos personajes.
En esos primeros tiempos Valinor es Faërie o Faëry, relacionado por supuesto con el término inglés "fairy" traducido comúnmente como "hada", aunque hay que recalcar que esta palabra carece de género en inglés, por lo que es aplicable en masculino y en femenino.
"Faëry", el país de las hadas, es el lugar mágico por excelencia, y los seres y poderes de él emanados contienen el elemento de lo feérico. Hasta aquí la idea general, pero lo cierto es que Tolkien es ambiguo en la aplicación de este término. Los Valar son "hadas" en cierta forma pero los Maiar también: la palabra "hada" acompaña a Melian en muchas de sus apiriciones en estos primeros relatos. Sin embargo ambos pueblos son "Ainur", de los cuales los primeros son específicamente "dioses", o al menos los hombres los consideraron dioses.
Pero parece que las hadas, tal como nos llegaron desde los Días Antiguos, son restos del pueblo élfico. En Faëry por supuesto los elfos son "fairies", pero los elfos que no han escapado a esa isla han pasado a ser un pueblo oculto que sobrevive entre nosotros.
He aquí una de las nociones primitivas - que no sobrevivió - más hermosa: con el tiempo esos elfos menguaron en tamaño, al mismo tiempo se fueron haciendo más tenues en su forma física, hasta llegar a ser parte de un mundo invisible salvo para unos pocos afortunados. Esas son las "hadas" (de ambos géneros) que aún pueden verse, y que aún gozan de algo de su antigua magia.
Gradualmente Tolkien se deshizo de estos conceptos para crear un mundo paralelo al nuestro, cuya relación con el nuestro nunca se explica del todo. El punto de inflexión es El Señor de los Anillos, cuya creación (siempre viva y poco premeditada) y difusión obligó a Tolkien a revisar las bases de su legendarium. Tolkien nunca renunció al origen anglosajón de sus historias, como podemos leer en los últimos volúmenes de La Historia de la Tierra Media, pero Christopher Tolkien decidió no incluir el "eslabón" de AElfwine en El Silmarillion publicado porque ciertamente su padre no acabó de tener del todo claro el asunto. Además los Rohirrim eran en gran manera anglosajones pero con los caballos con los que, según Tolkien, Inglaterra no habría sufrido la invasión normanda. Hasta su idioma no era poco más que anglosajón.
Aún en El Hobbit se habla de las hadas y de su país en Occidente, pero apenas quedó nada de las "fairies", ni de los duendes, gigantes y otros seres del folclore que aparecían en estos relatos antes de El Señor de los Anillos. Ciertamente podríamos decir que se fueron desvaneciendo y transformando en seres distintos. Pero ésa es ya otra historia.