“En un agujero en el suelo, vivía un hobbit” y todos sabemos hoy en día qué hobbit era el dueño de ese confortable, bien amueblado y lujoso agujero en el suelo.
El 21 de septiembre de 1937, fecha en la que el libro vio la luz por primera vez, muy pocos – familiares de Tolkien y allegados, supongo, – conocían la existencia de los hobbits, pero a partir de ese día, todo cambió. Decir que la publicación de “El hobbit” supuso una revolución en la historia de la literatura contemporánea sería harto exagerado. Al igual que decir que es una obra de arte literaria. Lo que sí es cierto es que para muchos de nosotros, esta “historia de una ida y una vuelta”, nos cambió la vida para siempre, y esto es más que suficiente.
Bueno, resultó relativamente difícil conseguirlo. Primero busqué en Casa del Libro pero no estaba disponible para la venta aún, y tras mucho indagar, lo encontré finalmente en FNAC – venta por Internet – en el que lo podías conservar en el carro de compra solamente diez minutos. Pasado este tiempo se perdía la reserva. FNAC vendió los que tenía en Stock, y yo seguía en la lista de espera, por lo que decidí apostar por Casa del Libro.
Y es que 3.500 son muy pocos para todos.
Historia de una ida y una vuelta.
Una vez reservado en Casa del Libro, sabía que no debería tardar más de 3 ó 4 días según mi experiencia con otras compras on line, pero se hizo esperar. Demasiado diría yo.
Esta es la historia de mi infancia, la historia de un hobbit que yo conocía al dedillo, y la de un anillo, aunque ésta vendría después. Todo ello enmarcado en una lujosa y bien cuidada edición que ansiaba poseer por culpa de mi fetichismo por los libros.
Regresé de trabajar con la incertidumbre de todos los días, pero esta vez había llegado en mi ausencia un paquete con un libro en su interior.
Retiré el embalaje lentamente, sabiendo lo que contenía, intentando no perder esa sensación agradable que mi cerebro, con sabia decisión, recogía en forma de señales eléctricas y químicas.
Y encontré una caja.
Y la abrí con cuidado.
Y la caja, de madera, contenía un libro.
Lo saqué tirando de una cinta verde y lo ojeé con miedo de herir sus páginas sepia.
Ya era mío, mi tessssoro…
El Hobbit, edición conmemorativa del 70 aniversario.
Una vez pasadas esas sensaciones embriagadoras, la mente crítica del ser humano aflora a la superficie. Descubro pequeños defectos o posibles mejoras. No me malinterpretéis. La edición conmemorativa del 70 aniversario que ha publicado Minotauro es buena, muy buena, pero no perfecta.
Así pues, dejando a un lado mi mente herética e inquina – si esto es posible –, intentaré hacer una descripción lo más objetiva posible.
La caja es difícil de abrir. No encuentras el lugar apropiado para introducir un dedo y retirar la tapa. Al principio hay que ingeniárselas para conseguir abrirla.
Superado este escollo, el libro aparece con una excelente presentación. Las tapas de cartoné vienen cubiertas por un forro de papel que es la representación exacta de la portada inglesa original, pero con los cambios que Tolkien quería para la primera edición de 1937 y que no pudo ser por cuestiones económicas. El sol de la portada es rojo, tal y como Tolkien dibujó en un principio, y también el dragón de la contraportada. El tacto del forro es de papel sin plastificar. Desconcierto. ¿Trata de imitar el forro de la primera edición inglesa? Por lo que tengo entendido, ésta lo tenía plastificado. No creo que a estas alturas y para esta edición se haya reparado en gastos.
Quitado el forro, me llevo la primera decepción: las tapas de cartoné no son las mismas que las de la primera edición británica. Aunque son bonitas y de alta calidad, es inevitable echar de menos a Smaug. Pero, ¿qué se le va a hacer?
Las páginas interiores son de un color sepia muy suave que le da un aspecto agradable al libro y también lo ambienta con ese sutil toque antiguo. Son gruesas y ásperas, nada de ese papel típico de las guías telefónicas que acaban hechas un guiñapo con solo mirarlas.
La decoración de las páginas es muy sobria, supongo que para no desconcentrar al lector, y en una de las primeras aparece impresa una grata sorpresa: Se trata de una edición numerada – tengo el 743, para ser exactos – sobre 3500.
Al igual que en la edición inglesa original, se puede encontrar las ilustraciones realizadas por Tolkien. Muchas están a todo color sobre papel fotográfico y otras son grabados en blanco y negro. Esto sin duda le da un cariz más personal al libro, mostrándonos la representación en imágenes que tenía Tolkien sobre su Tierra Media.
ILUSTRACIONES
- The Hill: Hobbiton – across – the – water (La colina. Hobbiton al otro lado de El Agua).
- The Trolls. (Los Trolls).
- Rivendell (Rivendel).
- The Mountain Path (El sendero de la montaña).
- The Misty Montains looking west(Las Montañas Nubladas hacia el oeste).
- Bilbo woke with the early sun in his eyes (Bilbo se levantó con el temprano rayo de sol en sus ojos).
- Beorn’s Hall (La Estancia de Beorn).
- Mirkwood (El Bosque Negro).
- The Elveking’s Gate (La puerta del elfos'>rey de los elfos).
- Bilbo comes to the Huts of the Raft – elves (Bilbo llega a las cabañas de los Elfos de la almadía).
- Lake Town (La ciudad Lago).
- The Front Gate (La puerta principal).
- Conversation with Smaug (Conversación con Smaug).
- The Hall at Bag – End (La estancia de Bolsón Cerrado).
- Map of Wilderland (Mapa de las Tierras Áperas).
Por último, cabe hablar del prefacio realizado una vez más por Christopher Tolkien, en el que narra el momento del nacimiento de El hobbit y varias curiosidades sobre la insistencia de los editores por crear una segunda parte y que sería a la postre El Señor de los Anillos. Este es el mismo prefacio que se incluyó en la edición del cincuenta aniversario de 1987, así que no desvelan nada que ya no sepamos.
En definitiva, la edición conmemorativa del setenta aniversario de El hobbit es, en mi opinión, la mejor edición que existe actualmente de este libro en castellano. Mucho mejor que la ilustrada de John Howe, – o por lo menos a mi gusto –. Se nota que ha sido realizada con cariño y respeto, y lo más importante; con el fin de llenar las necesidades de los lectores con una “edición clásica”.
Estoy deseando comenzar las vacaciones de navidad, sentarme junto a la chimenea y degustar otra vez la historia de un hobbit que no quería vivir aventuras, las decisiones de un mago vagabundo, las correrías de trece gallardos enanos y el aliento de un terrible dragón bajo la montaña. Estoy deseando leer las viejas historias en las que el mundo aún era joven, y aún quedaba algo de magia él.
Diciembre de 2007.