Lugar: Montañas Nubladas
Protagonistas: Enanos y Orcos de las Montañas Nubladas
Año o época: 2793 - 2799 TE
Guerra librada entre los años 2793 y 2799 de la Tercera Edad entre los Enanos y los Orcos en las Montañas Nubladas.
Cuando ya era viejo y pobre, Thrór, cedió el último de los Siete Anillos a su hijo Thráin y se despidió de él, delegando en Thráin y en sus hijos la venganza contra Smaug para más tarde partir con un compañero llamado Nár hacia el norte. Thrór no dijo a dónde iba y quizá fuera por su edad avanzada o por el tanto pensar en la antigua riqueza y esplendor de Moria que decidió dirigirse al antiguo Reino Enano; aunque también se dice que lo que desencadenó esta decisión fue que el Anillo estaba volcándose al mal ahora que su amo había despertado y que por tanto llevaba a la locura y a la perdición a quien lo hubiera poseído. Sea como fuere, Thrór y Nár, se dirigieron a las tierras del norte, y tras cruzar el Paso del Cuerno Rojo descendieron en dirección a Azanulbizar. Cuando Thrór llegó a Moria, en el año 2790 T.E., se encontró las Puertas de Moria abiertas. Nár le pidió que fuera cauto y que tuviera cuidado, pero Thrór no le hizo caso, y entró en Moria como si se tratase del heredero que retorna a reclamar lo que era suyo por derecho. Fue entonces que Nár se quedó fuera esperando su regreso, pero Thrór no regresó nunca, porque sucedió que un día Nár escuchó un fuerte grito acompañado del sonido de un cuerno, y vio como un cuerpo era arrojado a las escalinatas de las Puertas de Moria. Nár se aproximó al cuerpo y vio que era el de Thrór, pero le habían seccionado la cabeza y tenía la cara vuelta hacia abajo. Al arrodillarse junto al cuerpo oyó la risa de un Orco que le decía que él había sido quien había matado al Señor Enano pues ahora él era el Señor de Moria. Nár vio que en la cabeza de Thrór estaban marcadas unas runas de los Enanos con el nombre de Azog, y por tanto huyó por el Cauce de Plata mientras veía cómo los Orcos despedazaban el cuerpo de Thrór.
Una vez contó Nár lo que había sucedido a Thráin se dice que éste se quedó durante siete días sentado y sin hablar, y que por último se puso de pie diciendo “¡No es posible soportarlo!”. Nos dicen las leyendas que este fue el origen de la Guerra de los Enanos y los Orcos porque tras pronunciar estas palabras Thráin envió mensajeros con lo sucedido al norte, al este y al oeste. Tres años duraron los preparativos para la guerra; el Pueblo de Durin reunió a todas sus huestes y a ellas se unieron los grandes ejércitos enviados por las Casas de los otros Padres pues estaban encendidos por la ira a causa de lo ocurrido al heredero de Durin.
En el año 2793 T.E. comenzó esta terrible guerra, que se extendió por todas las Montañas Nubladas desde Gundaband hasta los Gladios. Una a una asaltaron y saquearon todas las fortalezas de los Orcos que pudieron encontrar. Se dice que ambos bandos fueron crueles e implacables, pero los Enanos obtuvieron la victoria a causa de su fuerza y de sus superiores armas y por la ira que en ellos se mantenía viva pues aún no habían encontrado a Azog. Entonces sucedió que todos los Orcos que huían de ellos se refugiaron en Moria, y por tanto la hueste de los Enanos se desplazó hasta Azanulbizar, valle que se extendía entre los brazos de las montañas alrededor del lago de Kheled-zâram y que había formado parte del reino Enano de Khazad-dûm. Fue aquí, en el año 2799 T.E., donde se libró la batalla final de la Guerra de los Enanos y los Orcos, la llamada Batalla de Azanulbizar (o Nanduhirion en la lengua de los Elfos), en la que los Enanos obtuvieron la victoria y donde Azog fue muerto a manos de Dáin Pie de Hierro. Muchos Enanos murieron en estas guerras, pero la mayoría de los Orcos fueron aniquilados, y se dice que los pocos que escaparon de la Batalla de Azanulbizar intentaron cruzar Rohan para establecerse en las Montañas Blancas, habiendo muchas luchas durante años en los valles de las montañas antes de que la paz volviera a esas tierras.