Esta fue una época de grandes males para Rohan, y desde Gondor no era posible enviarles ayuda pues en esos momentos estaban siendo atacados por tres flotas de Corsarios que extendieron las guerras por todas las costas. A esto se sumó el hecho de que Rohan estaba siendo atacada también desde el este, momento que aprovecharon los Dunlendinos para bajar desde Isengard y cruzar el río Isen.
Este ejército estaba mandado por Wulf, hijo de Freca, y se le sumaron las fuerzas de los numerosos enemigos de Gondor que habían desembarcado en las desembocaduras del Lefnui y del Isen. Ante tal amenaza el Rey Helm partió con un ejército para tratar de impedir la inminente invasión interceptando al enemigo antes de que fuera demasiado tarde. Así se llegó a la Batalla de los Cruces del Isen, donde el ejército de Helm fue derrotado por las fuerzas mandadas por Wulf. Helm fue expulsado de los Cruces con grandes bajas y no tuvo más remedio que ordenar la retirada refugiándose en la fortaleza de Cuernavilla donde fue sitiado por el ejército invasor. Tras esta batalla Wulf tomó Edoras, donde cayó Haleth, hijo de Helm, último de todos en defensa de las puertas del palacio, instalándose en Meduseld y haciéndose llamar Rey. Mientras, las tierras de Rohan fueron invadidas, y los que no fueron muertos o esclavizados no tuvieron más remedio que huir a las montañas.
Esta terrible situación duró hasta que tras el Largo Invierno, y después de la muerte del Rey Helm, Fréaláf, hijo de la hermana de Helm, descendió de Sagrario con una compañía de hombres. El Meduseld fue tomado por sorpresa y Wulf fue muerto por Fréaláf, que reconquistó Edoras. Tras la retirada de los invasores del Este llegó la ayuda de Gondor, gracias a los cuales los Dunlendinos fueron finalmente expulsados incluso de Isengard, nombrándose poco después a Fréaláf como Rey de Rohan.