Lugar de origen o emplazamiento habitual: mares de Arda.
El Fastitocalon es una bestia gigantesca mítica; se le describe como una tortuga marina gigante con un caparazón cornudo y espinoso donde crece la vegetación cuando no esta sumergido, dándole la apariencia de una isla.
El nombre Fastitocalon no proviene de las lenguas inventadas por Tolkien, sino que proviene de nuestro folklore histórico real; el nombre proviene del griego antiguo aspidochelóne significando “tortuga-escudo”, siendo el nombre modificado a lo largo de los siglos, como en el latín medieval aspidocalon y luego en el inglés antiguo astitocalon, usado en un viejo poema inglés para referirse a una ballena, de donde Tolkien lo tomó añadiéndole una F al principio, con la única finalidad de aliterar el nombre, como él mismo reconoció en la publicación J.R.R. Tolkien: Cartas.
El Fastitocalon sólo es mencionado en la obra de Tolkien en Las Aventuras de Tom Bombadil, en un poema titulado “Fastitocalon”; Tolkien los situaba dentro del imaginario hobbit, junto con otras criaturas fantásticas, tales como los gorgrajos, los hombres-gusano, los Maulladores, etc.
Según se narra, los marineros confundían a este tipo de tortuga con una isla y desembarcaban despreocupados, terminando ahogados cuando el animal se sumergía de improviso.
Se sugiere que pudiera ser una analogía de la isla de Númenor, deformada para adaptarse a las leyendas hobbits, tal y como se ha sugerido con los hombres-gusano (dragones) o los Maulladores (orcos y trolls); también se ha sugerido cierta similitud con Uin, una ballena primigenia al servicio de Ulmo en los primeros escritos.
Este seria el poema en su versión traducida al español:
¡Mirad, ahí está Fastitocalon!
Una buena isla en la que desembarcar,
Aunque algo desolada.
¡Vamos, dejad el mar!
¡Y corramos,
O bailemos, o tumbémonos al sol!
¡Ved como las gaviotas se sientan ahí!¡
Tened cuidado!
Las gaviotas no se hunden.
Allí se sientan, se pavonean y se acicalan;
Su papel es dar el aviso,
Si alguien se atreve
A instalarse en esa isla,
O a buscar solo por un instante
Alivio para una enfermedad, o para la humedad,
O tal vez hervir una olla.
¡Ah, gente imprudente, aquellos que desembarcan sobre Él!
Y preparan un pequeño fuego¡
Y tal vez ansían un té!
Quizás su concha es gruesa,
Parece dormir; pero Él es veloz,
Y ahora flota en el mar,
Engañosamente.
Y cuando Él oye sus pies que golpean,
O nota tenuemente el súbito calor,
Con una sonrisa,
Se sumerge,
Y dándose la vuelta prestamente
Los arroja fuera y se ahogan en lo más profundo,
Y pierden sus tontas vidas
Para su sorpresa.
¡Sed prudentes!
Hay muchos monstruos en el mar,
Pero ninguno tan peligroso como Él,
El viejo y córneo Fastitocalon,
Cuya progenie poderosa ya se ha ido,
El último de los antiguos peces-tortuga.
De modo que si deseáis salvar vuestra vida
Entonces os advierto:
Prestad atención al saber de los antiguos navegantes,
¡No pongáis pie en orillas desconocidas!
O mejor aún,
¡Cumplid vuestros días en la Tierra Media
En paz y regocijo!