El Vala Ulmo era uno de los Ocho Aratar y era considerado el segundo en poder, después de Manwë. También fue conocido como el Señor de las Aguas y el Rey del Mar.
Cuenta el Ainulindalë que desde un principio Melkor quiso hacer de Arda su reino para poder así gobernar a todas las criaturas que allí habrían de vivir. Ilúvatar, sabedor del poder de Melkor, se dirigió a Ulmo y le pidió que se uniese a Manwë, Señor del aire y los vientos, en su lucha contra Melkor. Desde entonces Ulmo y Manwë cooperaron estrechamente en la custodia de Arda y fue así que nació la alianza entre las nubes y el agua: la lluvia, capaz de combatir los fuegos de Melkor.
Desde el principio de los tiempos Ulmo había vuelto sus pensamientos al agua, pues fue esta la materia que más le impresionó de todas cuanto vió, y se dice que de todos los Valar era el más instruido en música; no en vano se dice que en el único lugar donde todavía permanecen los ecos de la Música es en el murmullo de los ríos y en el ruido de las olas y por ello los Hijos de Ilúvatar escuchan insaciables los sonidos del mar.
No era de su gusto caminar sobre la tierra y se canta que rara vez vestía un cuerpo como hacían los otros Valar. Su preocupación por Arda era grande (y junto con Aulë y Manwë trabajó enormemente en la construcción de la morada de los Hijos de Ilúvatar) pero rara vez asistía a los Consejos de los Valar, tan sólo en grandes ocasiones o en situaciones de crisis, pues eran muchos los trabajos que aún tenía que realizar. Cuando se mostraba ante los Eruhíni su aspecto era estremecedor pues era como una ola gigantesca con un yelmo coronado de espuma y una cota de malla cuyo color variaba entre la plata y el verde sombrío.
Ulmo tuvo muchos sirvientes como las Oarni, los Wingildi o los Falmaríni (seguramente de naturaleza Maia y que son nombrados en los más antiguos relatos) pero de entre todos ellos destacaron dos espíritus de naturaleza Maia que se llamaron Ossë y Uinen, de gran importancia en el devenir de los acontecimientos de la historia de la Tierra.
Vivía sólo y no habitaba en un lugar concreto durante mucho tiempo pues se trasladaba continuamente por todas las aguas de la Tierra y por ello se decía que estaba presente en toda Arda, y que nunca descansaba. Amó mucho tanto a los Elfos como a los Hombres y, como luego veremos, nunca los abandonó, ni siquiera cuando incumplían los mandatos de los Valar.
Tenía unos trandes cuernos (hechos por su sirviente Maia llamado Salmar) con los que hacía música y que se llamaban Ulumúri; y se decía que quienes escuchaban sus notas nonca olvidaban su melodía, encendiéndose en sus corazones una gran nostalgia por el mar. Se canta que todos los mares, ríos y fuentes le pertenecen pues está presente en su sustancia y de este modo recoge noticias de toda Arda que de otro modo nunca serían conocidas por los demás Valar.
De antiguo se sabía que Melkor odiaba el mar pues nunca pudo dominarlo y por ello intentó corromper a Ossë, y durante un tiempo hubo tumultos y tempestades en los mares y océanos hasta que por mediación de Uinen Ulmo perdonó a Ossë, y éste, desde entonces, le fue siempre fiel.
Es indudable que Ulmo participó en las Batallas de los Poderes, pero no es hasta la época del despertar de los Quendi que se volvió especialmente activo y determinante en la historia de Arda, porque el Rey del Mar no podía dejar de pensar en cualquier cambio o ruina causada por el mal y se dice que así lo hará hasta el Fin de los Días.
Tras el descubrimiento de los Elfos en el año 1085 de la Edad de los Arboles los Valar se reunieron en consejo un año más tarde para debatir qué hacer con los Primeros Nacidos. A este consejo acudió Ulmo, que se mostró inclinado en la opinión de que los Elfos vivieran libremente en la Tierra Media. Sin embargo la decisión final fue la de que los Elfos acudieran a Aman para estar en compañía de los Valar. Tras la derrota de Melkor durante la Tercera Batalla de los Poderes los Valar convocaron a todos los Elfos en el año 1001 de la Edad de los Arboles para que iniciaran el viaje al Oeste. Oromë fue enviado para servirles de guía y en el año 1125 de esta Edad las huestes de los Vanyar de Ingwë y los Noldor de Finwë fueron conducidos hasta la región cercana al río Sirion. Los Eldar contemplaron el ancho mar con asombro pero también sintieron un gran miedo al ver su vasta inmensidad. Ulmo fue entonces enviado por los Valar siete años más tarde para hablar con los Eldar y apaciguar sus temores, y por ello arrancó una isla de en medio del mar y ayudado por sus servidores la transportó y la ancló en la Bahía de Balar. Los Vanyar y los Noldor embarcaron en la isla y de este modo llegaron a las costas de Aman en el año 1133. Pero los Teleri no oyeron la convocatoria de Ulmo hasta que fue demasiado tarde y por ello se quedaron durante un tiempo en la Tierra Media (pues además muchos de ellos buscaban a su señor Elwë, perdido en los bosques de Neldoreth) hasta que años más tarde, en el 1149, Ulmo regresó de nuevo a las costas de Beleriand para recoger a los Teleri rezagados por petición de Finwë, que lamentaba la larga separación de sus parientes.
No todos los Teleri se embarcaron rumbo al Oeste pero los que eligieron a Olwë, hermano de Elwë, como Rey sí que lo hicieron y en este mismo año se pusieron camino de las Tierras Imperecederas. Sin embargo sucedió que en el año 1151 Ulmo detuvo el viaje de la isla cuando se encontraban en la Bahía de Eldamar a petición de los propios Teleri. Esto lo hizo porque comprendía los ruegos de los Teleri y porque seguía pensando que los Elfos debían permanecer en la Tierra Media. Esta decisión no fue del agrado de los Valar y Finwë se lamentó de no poder ver a sus parientes. Pero en el año 1161 buena parte de los Teleri desearon terminar el viaje al Oeste y Olwë así se lo hizo saber a los Valar, que obligaron a Ulmo a enviar a Ossë para que les enseñara el arte de la construcción de navíos, y de este modo el hermano de Elwë y muchos de los suyos se hicieron a la mar en numerosos barcos y desembarcaron en las costas de Eldamar poco tiempo después.
Tras un periodo de paz a causa del encadenamiento de Melkor sucedieron graves acontecimientos como la muerte de los Dos Arboles o el robo de los Silmarils de Fëanor (ambas acciones obra del Enemigo), y narran las Crónicas que tras la Primera Salida de la Luna y el Sol comenzó una nueva era en la historia de Arda: la Primera Edad del Sol. A principio de esta edad se produjo el despertar de los Hombres, y si bien ningún Vala acudió a Hildórien (lugar donde aparecieron los Nacidos Después) para guiarlos o hablarles sí que es cierto que Ulmo pensó en ellos, y se dice que a menudo enviaba a sus servidores para que les hablaran a través de las corrientes de agua, pero aún los Hombres no estaban preparados y no sería hasta más tarde, cuando se encontraron con los Elfos, que no entenderían los mensajes y avisos del Vala.
Tras el Exilio de los Noldor y por la Maldición que sobre ellos pesaba los Valar decidieron cerrar el Reino Bendecido a todos los seguidores de Fëanor, y del mismo modo decidieron no prestarles ayuda en sus guerras contra Melkor. Pero Ulmo no podía abandonarlos a su suerte y durante la Primera Edad les ayudó con frecuencia. Corría el año 50 de esta Edad cuando se apareció en sueños a Turgon y a Finrod instándoles a buscar refugios seguros donde poder construir fortalezas en previsión de que Morgoth destruyera los ejércitos del Norte. Y así fue que gracias a los consejos del Rey del Mar Finrod comenzara a construir Nargothrond dos años más tarde y que Turgon (a quien ordenó que fuera sólo al valle del Sirion) descubriera el Valle Secreto de Tumladen tres años después. Tras la Dagor Aglareb, en el año 60 P.E., Ulmo despertó la inquietud en el corazón de Turgon que convocó a su pueblo y se trasladó en secreto al Valle Escondido, donde dos años más tarde comenzó la construcción de Gondolin, que siempre estuvo bajo la protección del Vala pues su poder en el Sirion era muy grande. El Rey del Mar envió mensajes a Turgon por medio de sueños en los cuales le advertía sobre males futuros y en los que le aconsejaba que diera un buen trato a los parientes de la Casa de Hador puesto que estos le ayudarían en momentos de necesidad.
Y así fue como en el año 458 P.E. Húrin y Huor fueron acogidos en la Ciudad Escondida como huéspedes del Rey drante casi un año. Años más tarde, tras la Nirnaeth Arnoediad (acontecida en el 472 P.E.), Turgon envió siete barcos al Occidente para pedir ayuda a los Valar, pero Ossë los hizo naufragar a todos matando a los marineros salvo a uno llamado Voronwë, que fue puesto a salvo por acción directa de Ulmo, quien le transportó con las olas hasta las costas de Nevrast en lo que fue una acción de gran importancia tal y como luego veremos.
En el año 495 P.E. llegaron a Nargothrond dos Elfos llamados Gelmir y Arminas y pidieron audiencia con el Rey Orodreth pues contaron que el Señor del Mar se había presentado ante Círdan para que le advirtiera del peligro que se cernía sobre su Reino. Ulmo advertía de la inminente llegada de Glaurung pero sus palabras no fueron tenidas en cuenta por el orgulloso Túrin resultado de lo cual el Reino Elfico fue destruido en ese mismo año por el Gusano de Angband.
Fue también en esta época que Ulmo escogió a Tuor como instrumento de sus designios y por ello lo guió a Nevrast por caminos desconocidos para los orcos, y cuando contempló el Gran Mar, Tuor, se enamoró de él y sintió siempre grandes anhelos por escuchar el sonido de las olas. Pasado un tiempo envió a Tuor una señal nueva: siete cisnes que volaban en dirección sur. Tuor siguió los cisnes y llegó a Vinyamar donde encontró el escudo, la cota, la espada y el yelmo que Turgon dejara tras su partida por orden de Ulmo (pues así reconocería al enviado del Vala) Entonces el Señor de las Aguas se alzó ante Tuor y le habló, ordenándole que buscara el Reino Escondido de Gondolin, y para ocultarlo del enemigo le dio una capa que le haría invisible a los ojos hostiles. Pero Tuor no sabía cómo encontrar la ciudad de Turgon y sucedió que a la mañana siguiente se encontró con Voronwé y al enterarse del mandato del Vala aceptó convertirse en su guía de camino a Gondolin.
Gracias al poder de Ulmo Tuor y Voronwë llegaron a Gondolin en el año 495 P.E. y Turgon reconoció las armas que antaño abandonara en sus recintos, y escuchó en boca de Tuor las palabras del Señor de las Aguas que le advertían de que la Maldición de Mandos estaba cercana a cumplirse. A Turgon se le recomendó que abandonara la ciudad puesto que esta iba a ser destruida por Morgoth y que bajara junto con su pueblo por el Sirion en dirección al mar, donde el poder del Vala les podría proteger. Pero Turgon se había vuelto orgulloso y confiado, y pensaba que su ciudad resistiría inexpugnable ante cualquier enemigo y así fue que desoyó los consejos de Ulmo y años más tarde (en el 510 P.E.) se produjo la Caída de Gondolin (tal y como el Vala predijera).
Tras la destrucción de Gondolin los supervivientes de la ciudad fueron conducidos por Tuor cerca de las costas de Arvernien bajo la protección del Vala. Este, viendo la desesperada situación de los refugiados, acudió a Valinor para pedir la intervención de los Valar contra el poder de Morgoth, pero Manwë no se dejó conmover por las palabras de su amigo y por tanto decidió dejar a los pobladores de Beleriand a su suerte, pues así estaba decretado que habría de suceder.
Llegado el año 534 P.E. Eärendil, hijo de Tuor, comienza sus viajes por el Belegaer por los cuales alcanzaría fama y renombre. Y sucedió que cuatro años más tarde se produjo la Tercera Matanza de Hermanos en los Puertos del Sirion. Cuando los barcos de Círdan y de Gil-galad acudieron en ayuda del pueblo de Eärendil era demasiado tarde pues los hijos de Fëanor habían provocado una gran matanza, y Elwing había desaparecido. La esposa de Eärendil se había arrojado al mar junto con el Silmaril que guardaba en los Puertos pero no murió porque Ulmo la rescató de las aguas y dándole la forma de una gran ave blanca la guió hasta que pudo reencontrarse con su marido. Eärendil se puso el Silmaril en la frente y pudo llegar por fin a Valinor en el año 542 P.E., donde solicitó la ayuda de los Valar en nombre de los Dos Linajes. Ulmo acudió desde las profundidades del mar y tras reunirse en consejo los Valar decidieron reunir un gran ejército con el que lograron derrotar a Morgoth en lo que se conoció como la Guerra de la Cólera, que finalizó en el año 587 de esta Edad (que tuvo su término en el año 590 con la expulsión de Morgoth al Vacío). Tras el fin de la Primera Edad nada más se cuenta de Ulmo en las Crónicas.
Fuentes:
- La Guerra de las Joyas