28 de abril de 2941 de la Tercera Edad: El camino comienza
Todavía era temprano cuando Gandalf entró en Bolsón Cerrado. Encontró a Bilbo sentado a la mesa, acabando su desayuno como si nada hubiera ocurrido el día anterior. “Mi querido amigo, ¿cuándo vas a partir?”, le habría dicho el mago, según pudimos escuchar junto a la ventana. En pocos minutos, Bilbo había dejado la mesa sin recoger, el desayuno a medias y la casa patas arriba.
Salió corriendo por el camino, sin sombrero, sin bastón, sin pañuelos... y sin una sola moneda en el bolsillo.
La escena debió de ser memorable a ojos de los pocos hobbits que caminaban tranquilamente por la zona. En la puerta de la posada del Dragón Verde, en Delagua, lo esperaban Thorin Escudo de Roble y su compañía de doce enanos. Le habían preparado un poney más pequeño que el resto y, a falta de sombrero, le prestaron un capuchón verde oscuro y una capa para el camino. “Parecía más un saqueador que un señor de Hobbiton”, apuntó un panadero que los vio partir.
No mucho después, Gandalf los alcanzó a caballo. El mago traía consigo tabaco para pipa y un paquete con pañuelos. “No es que los fuera a necesitar”, bromeó uno de los enanos, “pero el pobre estaba a punto de estornudar en bucle”.
La compañía ha tomado la ruta este, más allá de Delagua, dejando atrás La Comarca. Su destino final: la Montaña Solitaria, mucho más allá del límite de cualquier mapa que exista en Hobbiton. Pero el camino será largo, y los peligros, numerosos. Hoy, sin embargo, el mayor obstáculo ha sido salir de casa sin nada... y aun así seguir adelante.
Un paso tras otro, Bilbo Bolsón ha comenzado su aventura. Y con él, quizá, todos nosotros.
Seguiremos informando.