29 de mayo de 2941 de la Tercera Edad: Encuentro con los trolls

Lo que comenzó como una jornada fría y lluviosa terminó en una noche aún más peligrosa. La compañía de Thorin, acompañada por Bilbo Bolsón y Gandalf el Gris, se ha enfrentado hoy a una inesperada amenaza: tres trolls de tamaño y hambre considerables.
Trolls

La mañana había sido dura para los viajeros. Cruzaron tierras desoladas bajo una lluvia implacable, y cuando cayó la noche, el viento arrastraba jirones de nubes bajo una luna inquieta. Buscaban un lugar donde refugiarse cuando divisaron una luz roja parpadeando entre los árboles. Siguiendo la antigua costumbre de los hobbits de ser enviados a investigar, fue Bilbo quien avanzó en silencio hasta encontrar la fuente: una hoguera junto a la cual asaban un carnero tres trolls enormes.

Lo que ocurrió después rozó lo increíble. Animado por la misión de ser un saqueador, Bilbo intentó hurtar algo del bolsillo de uno de los trolls, pero fue capturado al instante. Su error provocó la caída de sus compañeros, que, uno a uno, fueron también apresados en sacos malolientes mientras se acercaban para investigar.

Cuando la situación parecía perdida, Gandalf intervino de forma sutil y decisiva. Aprovechando la escasa inteligencia de las criaturas, imitó sus voces, sembró la desconfianza entre ellos y los llevó a una interminable discusión. Los trolls, incapaces de ponerse de acuerdo sobre cómo cocinar a sus prisioneros, perdieron la noción del tiempo... y así los sorprendió la luz del alba.

Cuando los primeros rayos del sol tocaron sus pieles, los trolls se petrificaron en grotescas estatuas de piedra. Los enanos fueron liberados, y no tardaron en registrar el campamento. Bilbo, con su aguda vista, encontró una llave caída en la refriega, que permitió abrir una cueva cercana: un escondite lleno de tesoros, alimentos, y armas antiguas.

Entre ellas, Gandalf y Thorin hallaron sendas espadas de extraordinaria factura élfica. Bilbo, por su parte, tomó un cuchillo que, aunque para un troll no sería más que un cortaplumas, para él se convertiría en su primera espada verdadera.

La compañía, algo maltrecha pero más rica en experiencia y en botín, ha retomado hoy su viaje hacia el este. La historia recordará este día como aquel en que un hobbit de Bolsón Cerrado tuvo su primer encuentro real con la aventura… y sobrevivió para contarlo.

Seguiremos informando.