En 2758, bajo el reinado de Helm, Wulf el traidor ataca Rohan junto a un ejército de Dunlendinos, ayudado por un batallón de Corsarios de Umbar que han desembarcado en el Isen. Los invasores llegan hasta Edoras, en cuyo sitio muere el hijo mayor de Helm, Haleth. La corte huye de la ciudad: el Rey se acantona en la fortaleza de Aglarond, mientras que Fréaláf se une a los numerosos Rohir que parten a refugiarse a El Sagrario.

Durante este tiempo, el pueblo de Rohan sufre graves pérdidas, por los efectos de la guerra unidos a la crudeza invernal. Pero la nieve ha afectado también a los invasores, y cuando se produce el deshielo en la primavera de 2759, las praderas de Calenhardon se han convertido en un enorme cenagal. Fréaláf baja entonces de las Montañas Nubladas con un reducido ejército, y consigue reconquistar Edoras, sorprendiendo y matando a Wulf en Meduseld. Poco después, Gondor acude en ayuda de su vecino. El Senescal Beren había estado combatiendo tres flotas de Corsarios, y no pudo enviar tropa alguna al norte durante el invierno. La armada conjunta es demasiado poderosa para los debilitados Dunlendinos, que huyen despavoridos. Fréaláf libera Cuernavilla e Isengard, para descubrir que tanto Helm como su hijo menor Háma han perecido, por lo que no quedan herederos directos al reino. Fréaláf, en calidad de sobrino de Helm, y como héroe de Rohan, es elegido el primer rey del segundo linaje.

La Marca está arruinada, el ejército deshecho, los campos anegados y el pueblo famélico. Pero en el momento de la coronación de Fréaláf aparece Saruman, trayendo regalos y buenas palabras. Beren le permite residir en Isengard, como era la intención del mago. Desde Rohan y Gondor se felicitan por el hecho, especialmente porque Saruman ayudará a Fréaláf en la reconstrucción de su reino. El rey muere en 2798, sucedido por su hijo Brytta, y su túmulo es el primero del lado oeste del camino de Edoras, frente a los nueve montículos de la dinastía anterior.