Portadas de Leandro para Elfenomeno

Durante dos años, Leandro escribió una serie de relatos cortos para la portada de Elfenomeno.com, basados en El Señor de los Anillos, a modo de homenaje a J.R.R. Tolkien, para dar la bienvenida a quienes entraban en la página web. Estos relatos quedan ahora recogidos aquí en un único texto, ordenados cronológicamente tal y como fueron mostrados, incluyendo un último poema muy personal...

14 de Enero del año 3019 de la Tercera Edad

Habían pasado ya cuatro meses desde que Gollum había llegado a aquel lugar intemporal. En ese tiempo había aprendido muchas cosas. Recordó su primera presa, aquel pequeño, jugoso y tierno orco. Había otros como él, y Gollum había aprendido a apresarlos y hacerlos desaparecer, de la misma forma que años atrás lo había hecho con los trasgos de las Montañas Grises, donde había vivido largo tiempo.
Su primera impresión era que en aquellas montañas podría vivir como antaño, pero en seguida se dio cuenta de que sin su Tesoro debía ir con mucho más cuidado. Además, en las cuevas pudo aprender que había un poder superior, que no le era del todo extraño. Percibió la maldad del mismo que lo había hecho prisionero, a quien Gollum sólo se refería en sus recuerdos como "Él".
Aquí en las cuevas había otro, el de fuego. Y Gollum se había ocultado hasta ahora de este ser, que sin embargo tenía alguna relación con su Tesoro, con el Anillo, al igual que "Él" lo tenía. Podía sentirlo. Hasta ahora, el de fuego había permanecido tranquilo, pero estos últimos días se había montado gran revuelo. La curiosidad de Gollum le había guiado hasta el grupo que había conmocionado aquella relativa paz. Reconoció al malvado mago, al hombre que lo maltrató cuando había escapado de Él; y al horrible Elfo que mandaba a los que le habían mantenido preso en el bosque de los grandes árboles.
Pero sobre todo se fijó en un hobbit. Le había parecido que el mago malvado le había llamado por aquel maldito nombre, al que odiaba: "Bolsón". Y aún más. No sabría explicar el porqué, y aún estaba perplejo y maravillado por ello, pero Gollum sabía con toda certeza que este Bolsón tenía su Tesoro, allí mismo, con él.
Y aquella misma noche, los dos últimos seres que tendrían el Destino del Anillo y de toda la Tierra Media en sus manos, se miraron por primera vez a los ojos; si bien Frodo sólo alcanzó a ver dos pálidos puntos de luz, los ojos luminosos de Gollum. Cuando Frodo se levantó y se frotó los ojos, Gollum se escabulló, ya con la certeza de que seguiría a su Tesoro adonde quiera que fuese, hasta recuperarlo.

Volver al índice


« Anterior | Página 32 de 47 | Siguiente »