Elfo
Lugar de origen: Cuiviénen.
Emplazamiento habitual: Beleriand (1.ª Edad), Lindon, Eregion, Lothlórien, Rivendel, Bosque Negro (2.ª y 3.ª Edades); Aman.
Lengua o dialecto: Quenya, Sindarin, Telerin, Silvano.
Otros nombres: Quendi, Eldar, Primeros Nacidos, Hijos Mayores de Ilúvatar. (Elves en inglés)
Los Elfos son los Primeros Nacidos entre los Hijos de Ilúvatar, y como tales, ocupan un lugar central en la cosmogonía de Arda. Inmortales, sabios, y profundamente ligados al mundo natural, los Elfos constituyen el pueblo más antiguo y duradero de cuantos poblaron la Tierra Media.
Fueron concebidos por Ilúvatar y despertaron junto a las aguas de Cuiviénen alrededor del año 1050 de la Edad de los Árboles, bajo la luz de las estrellas, antes de la salida del Sol y la Luna. Esta luz primera dejó una huella imborrable en su espíritu, y desde entonces amaron a Varda, Reina de las Estrellas, por encima de todos los Valar.
Cuando Oromë los descubrió, muchos Elfos decidieron seguirle hacia el Oeste, al Reino Bendecido de Valinor. Estos fueron llamados Eldar, “el pueblo de las estrellas”. Otros, sin embargo, rechazaron el viaje: son los Avari, los Renuentes.
Entre los Eldar se distinguieron tres grupos principales:
- Vanyar: guiados por Ingwë, fueron los primeros en llegar a Valinor. Permanecieron allí y no volvieron a la Tierra Media.
- Noldor: liderados por Finwë, destacaban por su afán de conocimiento, habilidades en las artes y la forja. Fueron protagonistas de los grandes acontecimientos de la Primera Edad.
- Teleri: el grupo más numeroso y los que más se demoraron. Muchos de ellos se detuvieron en el camino:
* Algunos se quedaron en Beleriand esperando a su rey Elwë, que había desaparecido tras encontrarse con Melian. Estos se convirtieron en los Sindar o Elfos Grises.
* Otros, como los Nandor, abandonaron la marcha al llegar a las Montañas Nubladas y descendieron hacia el sur, asentándose junto a los ríos.
* Finalmente, los Teleri que sí llegaron a las costas de Aman fueron llevados a Valinor en la isla de Tol Eressëa, y más tarde fundaron Alqualondë, la ciudad de los Cisnes, junto al mar.
Los Elfos fueron los primeros seres parlantes de Arda, y desde su despertar en Cuiviénen desarrollaron una rica tradición lingüística. A sí mismos se llamaron Quendi, “los que hablan con voces”, y su lengua original fue conocida como el quenya primitivo, del que derivaron todas las demás. Durante años vivieron en paz a orillas del agua, dando nombre a todas las cosas, conociendo el mundo que les rodeaba y desarrollando su lengua, costumbres y saberes.
Pero con el correr de las edades y con las migraciones y separaciones de los distintos clanes, surgieron numerosas lenguas élficas, entre las que destacan dos principales:
* Quenya: la lengua de los Vanyar y los Noldor en Aman. Es una lengua de gran belleza y complejidad, empleada sobre todo en contextos formales, rituales, poesía o nombres. Tras el exilio de los Noldor a la Tierra Media, cayó en desuso como lengua hablada, pero se mantuvo como lengua culta, comparable al latín en nuestro mundo.
* Sindarin: lengua de los Sindar (Elfos Grises) que no cruzaron el mar hacia Aman. En la Tierra Media, especialmente en Beleriand y más tarde en reinos como Lothlórien o Lindon, el sindarin se convirtió en la lengua común entre los Elfos, y también fue adoptada por muchos Hombres cultos, como los Dúnedain.
Además de estas, existieron otras lenguas élficas, como el telerin, hablado por los Teleri en Aman, o el silvano, en los bosques del Este, dialectos más rústicos que se desarrollaron a partir de formas arcaicas del quenya original.
Al hablar de los Elfos, se dice que son inmortales, pero la duración de su vida está ligada a la duración de Arda. Los Elfos no mueren por enfermedad y envejecen de forma muy, muy lenta, apenas perceptible a los ojos de los demás. Pero pueden morir por violencia o por una gran pena. Al morir, sus espíritus (fëar) van a las Estancias de Mandos, donde pueden permanecer o reencarnarse, aunque este retorno no es común. Su destino tras el fin de Arda aún no ha sido revelado por Ilúvatar.
En Valinor, los tres grandes pueblos élficos vivieron durante siglos bajo la luz de los Árboles. Allí los Noldor aprendieron artes y saberes de los propios Valar. Fueron especialmente cercanos a Aulë, el herrero, y destacaron por su talento en la lengua, la joyería y la forja. Entre ellos nació Fëanor, hijo de Finwë, el más grande de los artesanos élficos, creador de los Silmarils.
Pero la armonía no duraría mucho. La historia de los Elfos se tornaría trágica cuando Fëanor, impulsado por el orgullo y la ira, llevara a su pueblo a rebelarse contra los Valar, asesinando incluso a sus parientes Teleri para robar sus barcos. Esta rebelión marcaría el comienzo de la Primera Edad del Sol, con el regreso de los Noldor a la Tierra Media y su guerra contra Morgoth por la recuperación de los Silmarils.
La Primera Edad del Sol comenzó tras la huida de Melkor de Valinor y la destrucción de los Árboles. A su regreso a la Tierra Media con los Silmarils robados, Melkor —ya conocido como Morgoth— se estableció en Angband, su fortaleza del norte, y desencadenó una serie de conflictos que marcarían el destino de los Elfos para siempre. Esta fue la Edad de las grandes gestas élficas, de los reinos legendarios y de su lucha desesperada contra el Enemigo Oscuro.
Movido por la cólera y la pérdida de sus Silmarils, Fëanor condujo a la mayoría de los Noldor de regreso a la Tierra Media. Desoyó las advertencias de los Valar, y junto a sus hijos pronunció el Juramento de Fëanor, según el cual perseguirían a quienquiera que retuviera los Silmarils. En su marcha, protagonizaron la Primera Matanza de los Hermanos, atacando a los Teleri en Alqualondë para apoderarse de sus barcos. Esta acción desencadenó la Maldición de Mandos, que pesaría sobre los Noldor durante generaciones.
Ya en la Tierra Media, Fëanor atacó a Morgoth cerca de Angband pero resultó mortalmente herido por los Balrogs. Sus hijos continuaron la lucha, fragmentándose en distintos feudos por toda Beleriand.
De esta manera, durante la Primera Edad florecieron varios reinos élficos, algunos fundados por los Noldor y otros por los Sindar, Elfos Grises que nunca vieron la luz de Aman:
- Gondolin: ciudad secreta fundada por Turgon, escondida en el valle de Tumladen. Representó la cima del arte y la cultura noldorin.
- Nargothrond: fundada por Finrod Felagund, hermano de Galadriel, en las cuevas del río Narog. Fue un bastión del saber y la nobleza.
- Doriath: reino central de Beleriand gobernado por Thingol, de los Sindar, y su esposa Melian, una maia. Rodeado por el Cinturón de Melian, era casi inexpugnable para enemigos externos.
- Mientras que Hithlum, Himring, Nevrast y otros territorios fueron ocupados por distintos señores noldor, como Fingolfin, Maedhros o Fingon.
A lo largo de la Primera Edad, los Elfos (con el apoyo de algunos pueblos de Hombres) libraron una serie de guerras contra Morgoth:
- Dagor-nuin-Giliath ("Batalla bajo las estrellas"): la primera gran victoria de los Noldor a su llegada, antes de que saliera el Sol.
- Dagor Aglareb ("Batalla Gloriosa"): reforzó el Sitio de Angband, durante el cual los reinos élficos prosperaron en relativa paz.
- Dagor Bragollach ("Batalla de la Llama Súbita"): Morgoth rompe el sitio, arrasando el norte y matando a muchos señores élficos, entre ellos Fingolfin, que desafió solo a Morgoth en combate singular.
- Nirnaeth Arnoediad ("Batalla de las Lágrimas Innumerables"): una devastadora derrota que supuso el inicio del fin para los reinos élficos en Beleriand.
Pese a todo, algunos bastiones resistieron, especialmente Gondolin y Doriath, que permanecieron ocultos o protegidos por su poder. Pero ninguno era eterno.
El Juramento de los hijos de Fëanor continuó marcando el devenir de la historia. Cuando Thingol obtuvo un Silmaril y lo hizo engarzar en el Nauglamír, fue asesinado por los Enanos, desencadenando la ruina de Doriath. Más tarde, los hijos de Fëanor atacaron los refugios de los Elfos restantes para recuperarlo, perpetrando la Segunda y Tercera Matanza de Hermanos.
El nacimiento de Eärendil y su viaje a Valinor con el Silmaril de Beren y Lúthien motivaron finalmente la intervención de los Valar. Se libró entonces la Guerra de la Cólera, en la que los ejércitos del Oeste, con los Vanyar, los Maiar y los Teleri, derrotaron definitivamente a Morgoth. Beleriand fue sumergida bajo las aguas y Morgoth expulsado más allá del Círculo del Mundo.
Así terminó la Primera Edad. Muchos Elfos retornaron a Aman, otros permanecieron en la Tierra Media. La mayor parte de su antigua grandeza quedó destruida, y su historia entró en una nueva fase de decrecimiento y melancolía.
La Segunda Edad del Sol, aunque fue una época de relativo equilibrio, estuvo marcada por la fundación de Númenor y la prosperidad de algunos reinos, también fue una Edad de sombras crecientes, en la que los Elfos jugaron un papel esencial en la resistencia contra Sauron, el heredero de Morgoth.
Tras la Guerra de la Cólera, gran parte de los Elfos supervivientes retornaron a Aman. Sin embargo, muchos de los Noldor y Sindar decidieron permanecer en la Tierra Media. Se establecieron en enclaves concretos del oeste del continente, ahora reorganizado tras la desaparición de Beleriand.
Los principales asentamientos élficos en la Segunda Edad fueron:
- Lindon, el reino costero fundado por Gil-galad, último Alto Rey de los Noldor en la Tierra Media, heredero de Fingon. Desde su capital, Forlond, mantuvo contacto con Aman a través de los Puertos Grises, regentados por Círdan.
- Rivendel (Imladris), fundado más adelante por Elrond como refugio y bastión occidental ante el poder creciente de Sauron.
- Eregion, al oeste de las Montañas Nubladas, un enclave noldorin de gran relevancia cultural y técnica.
- Lórien, en el valle del Anduin, habitado por Elfos Silvanos,a los que luego se unieron los Noldor supervivientes de Eregion y que con el tiempo serían guiados por Galadriel y Celeborn.
- El Gran Bosque Verde, en el nordeste de la Tierra Media, futuro Bosque Negro, también hogar de Elfos Silvanos.
El episodio más importante protagonizado por los Elfos en la Segunda Edad fue la forja de los Anillos de Poder. En Eregion, el noldor Celebrimbor, nieto de Fëanor, dirigía el gremio de los Gwaith-i-Mírdain ("Pueblo de los Orfebres"). Allí entabló relaciones con los Enanos de Khazad-dûm, con quienes compartían conocimiento y respeto mutuo, y también con un enigmático personaje que se presentó como Annatar, el “Señor de los Dones”.
Annatar no era otro que Sauron. Bajo su guía, los herreros de Eregion forjaron los Anillos de Poder. Pero Celebrimbor, actuando por su cuenta y sin el conocimiento ni ayuda de Sauron, creó tres anillos: Vilya, Nenya y Narya, destinados exclusivamente a los Elfos. Cuando Sauron completó el Anillo Único en el Monte del Destino, los Elfos percibieron su intención y los ocultaron, iniciando un conflicto inevitable.
Enfurecido al saberse traicionado por los Elfos, Sauron atacó Eregion con un gran ejército. Celebrimbor fue capturado, torturado y finalmente asesinado. Buscaron los anillos y Sauron consigiuió recuperar algunos. Los supervivientes de Eregion huyeron hacia Rivendel, fundada por Elrond. Esta guerra dejó al descubierto la amenaza creciente de Sauron, y los Elfos se replegaron aún más. Lindon permaneció como principal bastión, Rivendel fue fortificado, y Lothlórien comenzó a tomar forma bajo el influjo de Galadriel.
Durante gran parte de la Segunda Edad, los Elfos mantuvieron una estrecha amistad con los Hombres de Númenor, especialmente mientras perduró la lealtad de éstos hacia los Valar. Cuando llegaban los barcos númenóreanos eran recibidos con honores. Gil-galad y Elrond mantuvieron relaciones diplomáticas con varios Reyes de Númenor. Sin embargo, con el paso del tiempo, Númenor cayó bajo el influjo de Sauron y se volvió hostil hacia los Elfos. Solo los llamados Fieles —como la casa de Elendil— mantuvieron la alianza con los Eldar.
Con la caída de Númenor y el regreso de Sauron a la Tierra Media, Gil-galad se unió a Elendil, líder de los Fieles, y juntos formaron la Última Alianza de Elfos y Hombres. El ejército combinado marchó contra Barad-dûr, y tras un largo asedio se libró la Batalla de Dagorlad y, más tarde, se tomó la torre oscura.
Gil-galad y Elendil perecieron en combate, pero Isildur, hijo de Elendil, cortó el Anillo Único de la mano de Sauron. Así terminó la Segunda Edad.
La Tercera Edad del Sol fue un tiempo de declive lento pero inexorable para los Elfos en la Tierra Media. Aunque todavía conservaban poder, sabiduría y belleza, su influencia fue menguando frente al ascenso de los Hombres. Ya no formaban grandes naciones, sino que se replegaron en enclaves aislados y poderosos, sostenidos a menudo por la influencia de los Tres Anillos Élficos, que mantenían la belleza y pureza del pasado.
Los principales fueron:
- Lindon: gobernado por Círdan el Carpintero de Barcos. Desde sus puertos zarpaban los barcos hacia Aman. Círdan custodió Narya, el Anillo Rojo, que entregó a Gandalf a su llegada.
- Rivendel (Imladris): refugio fundado por Elrond tras la caída de Eregion. Bajo su guía, Rivendel se convirtió en un bastión de sabiduría, resistencia y consejo. Elrond portaba Vilya, el Anillo Azul.
- Lothlórien: reino gobernado por Galadriel y Celeborn. Galadriel poseía Nenya, el Anillo Blanco, y con él protegía el corazón del bosque de la corrupción del mundo exterior.
- El Gran Bosque Verde (Bosque Negro): reino de los Elfos Silvanos, gobernado por Thranduil, un elfo sinda.
En el año 2941 de la Tercera Edad, tras la muerte del dragón Smaug, Thranduil marchó con un ejército de Elfos al Monte Erebor, en parte para reclamar una parte del tesoro del dragón, y en parte para ayudar a los supervivientes de la ciudad de Valle, destruida por el fuego.
Allí tuvo lugar la Batalla de los Cinco Ejércitos, en la que los Elfos de Thranduil lucharon junto a los Hombres de Valle y los Enanos de las Montañas Azules contra un ejército de trasgos y huargos. Aunque inicialmente había tensiones entre Enanos y Elfos, finalmente combatieron juntos. La batalla supuso una victoria costosa, pero reforzó la alianza entre los pueblos libres del norte.
Por otro lado, una presencia oscura crecía al sur del Bosque Verde: el Nigromante, que más tarde se revelaría como Sauron. En el año 2850, Gandalf entró en Dol Guldur para investigar, y el Nigromante huyó. Pero volvió con más poder, y en el año 2941 el Concilio Blanco, liderado por Galadriel, Saruman, Elrond y Círdan, decidió finalmente atacar Dol Guldur, expulsando a Sauron, que se refugió en Mordor.
Durante la Guerra del Anillo, los Elfos llevaron a cabo acciones que fueron fundamentales en varios frentes:
- Elrond convocó el Concilio de Imladris, donde se decidió destruir el Anillo Único. Sus hijos Elladan y Elrohir lucharon junto a los Dúnedain del Norte y acompañaron a Aragorn como parte de la Compañía Gris.
- Legolas, hijo de Thranduil, fue parte de la Compañía del Anillo. Su vínculo con Gimli y su amistad con Aragorn reforzaron la alianza entre los pueblos libres.
- Galadriel acogió a la Compañía en Lothlórien, ofreciendo descanso, consejo y dones esenciales para la misión. Su apoyo fue espiritual y práctico, entregando a Frodo el espejo de Galadriel y la luz de Eärendil.
- Durante el conflicto, Thranduil también libró su propia guerra, defendiendo su reino contra una invasión de orcos enviada por Sauron desde Dol Guldur.
- Al final de la guerra, Galadriel y Celeborn atacaron Dol Guldur, que fue destruido por completo y liberado para siempre.
Con la caída de Sauron y la destrucción del Anillo Único, los Tres Anillos Élficos, tal y como predijo Galadriel, perdieron su poder. En el año 3021 de la Tercera Edad, Elrond, Galadriel, Gandalf, Frodo y Bilbo zarparon hacia Aman desde los Puertos Grises, con Círdan. Era el fin de la Edad de los Elfos, y el comienzo de la Edad de los Hombres.
Con la Cuarta Edad, aunque algunos Elfos permanecieron aún un tiempo en la Tierra Media —en Lindon, en los bosques del Anduin, o en las tierras interiores—, su número fue decreciendo paulatinamente. Dejaron de construir, de enseñar y de intervenir en los asuntos del mundo. La mayoría cruzó el mar hacia Aman, buscando consuelo en las Tierras Imperecederas. Los pocos que quedaron se volvieron silenciosos, invisibles para los hombres, y con el tiempo pasaron a convertirse en leyenda, hasta que sus nombres fueron olvidados por casi todos los pueblos de la Tierra Media.