Portadas de Leandro para Elfenomeno

Durante dos años, Leandro escribió una serie de relatos cortos para la portada de Elfenomeno.com, basados en El Señor de los Anillos, a modo de homenaje a J.R.R. Tolkien, para dar la bienvenida a quienes entraban en la página web. Estos relatos quedan ahora recogidos aquí en un único texto, ordenados cronológicamente tal y como fueron mostrados, incluyendo un último poema muy personal...

15 de Mayo del año 3019 de la Tercera Edad

- Todo ésto tendrá que terminar alguna vez - dijo Aragorn -, pero me gustaría que os quedarais un tiempo más; la culminación de todo cuanto hemos hecho juntos no ha llegado aún. El día que he esperado durante todos los años de mi madurez se aproxima, y cuando llegue quiero tener a todos mis amigos junto a mí.
Aragorn se retiró poco después, cuando sus compañeros hubieron desistido de intentar conseguir que Aragorn les hablase más acerca de ese día. Salió a caminar por un jardín que, extrañamente en esos días, se encontraba casi desierto. El jardinero hizo una reverencia al entrar el Rey, pero éste, perdido en sus ensoñaciones y recuerdos, sólo acertó a devolverle una frágil sonrisa. Sin embargo, aquel jardinero hablaría a sus amigos de su larga conversación con el Rey, quien ya consideraba al jardinero su amigo.
Aragorn se sentó en el suelo, rodeado de flores. Acariciando los pétalos de una flor blanca, recordó el día en que Elrond le había hablado con gran congoja y pesar en su corazón: "Por lo tanto, aunque te amo, te digo a ti: Arwen Undómiel no desmedrará la gracia de su vida por una causa menor. No será la esposa de ningún Hombre, a menos que éste sea al mismo tiempo el Rey de Gondor y de Arnor. A mí, aún la victoria no podrá traerme más que tristeza y separación... pero para tí, será una esperanza de felicidad por algún tiempo".
Esperanza. La esperanza nunca le había faltado, pero no siempre le había ayudado. Recordaba a su madre, Gilraen, y aquellas palabras de pesar la última vez que la vio. "Onen i-Estel Edain, ú-chebin estel anim". Recordaba ahora aquellos días en los que había vagado por toda la Tierra Media, preparando su camino, alimentando su esperanza.
Hubo un día, no hacía mucho, en que había olvidado y perdido toda su esperanza, y sin embargo fue el día en que empezó a reclamar su reino, el día en que asumió su responsabilidad como Rey dentro de aquellas tierras que ahora le pertenecían, y que le otorgarían la llave de aquella felicidad que ahora veía tan cercana. El día en que todo le había salido torcido, tal y como había dicho él mismo, y en el que sin embargo empezó a enderezar el rumbo de aquellos que le habrían de seguir. El día en que se percató de dónde moraba el mal dentro de sus tierras, y emprendió el camino hacia aquellos lugares para erradicarlo.
Aquél había sido el día en que la Comunidad se había disuelto, y que decidió salvar en la medida en que le era posible. Ahora se daba cuenta: lo había conseguido. Aquel día su esperanza renació con fuerza redoblada, y ahora... ahora sólo restaba esperar a que Ella llegase. Arwen Undómiel, su esperanza, para desposarse con él en su reino.
Aragorn se secó una lágrima que le corría por la mejilla, y fue en busca de sus amigos, de nuevo. Hasta que llegase aquel día, ellos serían su mejor compañía.

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