Portadas de Leandro para Elfenomeno

Durante dos años, Leandro escribió una serie de relatos cortos para la portada de Elfenomeno.com, basados en El Señor de los Anillos, a modo de homenaje a J.R.R. Tolkien, para dar la bienvenida a quienes entraban en la página web. Estos relatos quedan ahora recogidos aquí en un único texto, ordenados cronológicamente tal y como fueron mostrados, incluyendo un último poema muy personal...

28 de Agosto del año 3019 de la Tercera Edad

- ¡Pobre viejo Gríma! ¡Pobre viejo Gríma! Siempre castigado y maldecido. ¡Cuánto lo odio! ¡Ojalá pudiera abandonarlo!
- ¡Abandónalo entonces! - dijo Gandalf.
Pero Lengua de Serpiente, con los ojos sanguinolentos y aterrorizados, echó una breve mirada a Gandalf, y luego, arrastrando los pies rápidamente, fue detrás de Saruman. Y cuando los dos miserables pasaban junto a la compañía, vieron a los hobbits, y Saruman se detuvo y les clavó los ojos, pero ellos lo miraron con piedad.
Saruman se vio entonces a sí mismo, en la época en que fue poderoso y creyó tener en su mano el poder y el destino de toda la Tierra Media. Y se vio derrotado y humillado y andrajoso como estaba en ese momento. Comprendió que estas pequeñas gentes eran, en gran parte, tan responsables de su derrota como los grandes Elfos que allí estaban con ellos; incluso tan responsables como Gandalf, quien ahora ostentaba el título y los vestidos Blancos.
- ¿Así que también vosotros habéis venido a regodearos, mis alfeñiques? - les dijo con odio.
Entonces una luz iluminó su rostro, pues comprendió que no podía vengarse directamente de Galadriel ni Celeborn, ni de Gandalf, ni del Rey Elessar... pero que aún quedaban aquellos pequeños y miserables hobbits para satisfacer su sed de venganza. Y sabía muy bien cómo vengarse de ellos. Y a través de ellos, se vengaría también de los demás, sobre todo de Gandalf, pues éste había sido quien le había hecho descubrir aquella deliciosa hierba para pipa que se cultivaba en La Comarca.
Arrebatarles la hierba para pipa. Destruir sus hogares. Que no encontrasen nada a la vuelta... aquélla sí sería una dulce venganza. Cuando los hobbits regresasen a La Comarca, Saruman la habría convertido en una macabra desolación, en un mundo desconocido para ellos. Y nadie más que él tendría aquella hierba. Se la arrebataría, y tendrían que mendigársela. La ironía se hizo patente cuando, con toda la malicia que le permitían sus palabras, les increpó:
- No os importa lo que le falta a un mendigo, ¿no?

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