Tenemos que matar un hobbit. Elegid uno.
Siempre (o casi siempre) los espectadores disfrutamos de una película cuando está ya terminada. Casi nunca vemos el proceso, la lucha que hay detrás. Con la publicación de la biografía de Peter Jackson por parte de Brian Sibley vamos a descubrir algunos momentos increíbles de la producción de la trilogía cinematográfica de El Señor de los Anillos, que seguro que dejarán a más de uno totalmente anonadado. Jackson se ha ganado no pocas críticas por los cambios que ha introducido en las películas con respecto al libro de J.R.R. Tolkien. Lo que no sabemos, es qué descabelladas ideas ha tenido que rechazar, tanto suyas como de otros.
Hemos hablado en varias ocasiones de que inicialmente las películas iban a ser producidas por la Miramax, y que Peter Jackson se negó a dirigirla con ellos porque querían reducir la historia a una única película de dos horas. Pero además, ahora sabemos qué otras ideas se les ocurren a los productores, que los guionistas/directores tienen que aprender a evitar. Fijáos bien:
"En un momento Bob dijo: ‘Así que hay cuatro hobbits, ¿verdad? Y, a ver, van a esta aventura ¿y ninguno de los hobbits muere?‘ Bueno, no, le explicamos. Frodo, Sam, Merry y Pippin, todos sobreviven. ‘Bueno, no podemos hacer eso,‘ dijo. ‘¡Tenemos que matar a un hobbit! No me importa cual; elegid uno - yo no os voy a decir cuál debería ser: elegid uno que queráis matar, pero ¡de verdad que tenemos que matar a uno de esos hobbits!‘
Cuando hablas con un productor, que es quien va a pagar la película... ¿cómo le dices que no? La solución, al parecer, estuvo en ignorarlo y seguir hablando de otras cosas, con la esperanza de que el productor se olvidara de esa descabellada idea que se le acababa de ocurrir. Pero ¿os imagináis quién se hubiera llevado las críticas si en las películas se hubiera matado un hobbit? Una pista: No habría sido el productor, que ni siquiera conocía los libros.
Tenéis más detalles sobre cómo se resolvió esta situación en Times On Line.
Hemos hablado en varias ocasiones de que inicialmente las películas iban a ser producidas por la Miramax, y que Peter Jackson se negó a dirigirla con ellos porque querían reducir la historia a una única película de dos horas. Pero además, ahora sabemos qué otras ideas se les ocurren a los productores, que los guionistas/directores tienen que aprender a evitar. Fijáos bien:
"En un momento Bob dijo: ‘Así que hay cuatro hobbits, ¿verdad? Y, a ver, van a esta aventura ¿y ninguno de los hobbits muere?‘ Bueno, no, le explicamos. Frodo, Sam, Merry y Pippin, todos sobreviven. ‘Bueno, no podemos hacer eso,‘ dijo. ‘¡Tenemos que matar a un hobbit! No me importa cual; elegid uno - yo no os voy a decir cuál debería ser: elegid uno que queráis matar, pero ¡de verdad que tenemos que matar a uno de esos hobbits!‘
Cuando hablas con un productor, que es quien va a pagar la película... ¿cómo le dices que no? La solución, al parecer, estuvo en ignorarlo y seguir hablando de otras cosas, con la esperanza de que el productor se olvidara de esa descabellada idea que se le acababa de ocurrir. Pero ¿os imagináis quién se hubiera llevado las críticas si en las películas se hubiera matado un hobbit? Una pista: No habría sido el productor, que ni siquiera conocía los libros.
Tenéis más detalles sobre cómo se resolvió esta situación en Times On Line.
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