Amon Anwar, almenara de Gondor, es un espolón rocoso y cubierto de robles localizado en la vertiente norte de las Montañas Blancas. Forma parte de la frontera entre las regiones de Calenardhon y de Anórien. La colina está inmersa en el Bosque de Firien, aunque un gran claro de forma ovalada ocupa toda la cima, cubierta de hierba y flores Alfirin. La vertiente sur es bastante escarpada, separada de las Ered Nimrais por un precipicio, pero los demás lados, y especialmente el norte, tienen pendientes más suaves. El gran camino del oeste pasa al pie de la falda septentrional de Amon Anwar.

Tras la guerra de la Última Alianza, Isildur escoge la colina de Eilenaer, que renombra como Amon Anwar, para ser el lugar donde depositar la tumba de Elendil, debido a que la loma es el centro geográfico del Reino del Sur. El cofre funerario se instala bajo un pequeño montículo en el lado este del claro de la cima, señalado con una piedra negra. A partir de este momento, Amon Anwar se considera como un lugar sagrado, restringido a los gobernantes de Gondor. Isildur hace construir un sendero que serpentea a través de los frondosos bosques de la colina, y lo remata con unas escaleras de piedra hasta la cúspide. La entrada de la senda desde el gran camino y cada una de sus revueltas se marcan con una roca vertical.

Posteriormente, en el 2510 de la Tercera Edad, Amon Anwar es el lugar donde el Senescal Cirion comunica a Eorl el Joven que la región de Calenardhon pasaría a manos de los Éotheod, como prenda por su ayuda en la guerra contra los Balchoth. A su vez, el futuro primer Rey de Rohan pronuncia el Juramento de Eorl, que certifica la eterna amistad entre los dos territorios. Cirion se lleva los restos de Elendil a Minas Tirith. El monte pasa a denominarse en Rohan como Halifirien.

En los años siguientes, Amon Anwar se fortifica, y se convierte en la más occidental de las siete almenaras de Gondor. Sus guardianes ocupan unas cabañas de madera entre los árboles, cerca del final de la senda. Entre sus cometidos se encuentra vigilar y mantener los senderos y caminos de la región. Sin embargo nadie, ni siquiera los guardias, vive en permanencia en Amon Anwar. En el monte solo se escucha el ulular del viento y los sonidos de los animales salvajes, y un silencio sepulcral induce a un temor reverencial.

El nombre significa ‘Colina de la Majestad’ (amon = monte, colina; anwar = majestad, en el sentido de respeto sagrado). ‘Eilenaer’ es un toponímico pre-numenoreano.