Hombre, probablemente de origen Númenóreano. Hijo de Hazad. Conocido como Ojo de Pedernal.

Narran las Crónicas que vivía junto a su padre en las Colinas de Agar durante la Segunda Edad del Sol. Era alto, de piel blanca y ojos grises. Era fuerte y hábil en la lucha y por ello le llamaban Ojo de Pedernal, y era temido y respetado. De hermosa voz, aunque apenas hablaba y prefería mantenerse callado y distante mientras se quedaba observando a los demás. Ya de pequeño se sentía como un extraño entre los que le rodeaban, aún entre los de su propia familia, y desde siempre sintió un gran respeto por los ancianos, cosa inusual entre los de su pueblo.

Se dice que cierto día, estando en compañía de su padre, se encontraba mirando el mar cuando vio llegar los barcos de los Númenóreanos, hecho que causó gran alarma en su padre que le contó que los Hombres del Mar acudían a las costas para raptar a la gente, y que entre sus barcos siempre había uno con las velas negras, la llamada Nave de la Oscuridad, que era donde transportaban a los rehenes que capturaban. Tal-elmar se alarmó mucho al oír esto pues su padre le insistió en que adoraban a la Oscuridad y por tanto se dirigió a su pueblo para dar la voz de alarma. Una vez en el pueblo se dirigió a la morada de Mogru, Amo del Pueblo de las Colinas de Agar, y le advirtió del gran peligro que les acechaba. Mogru no creyó en sus palabras y decidió que en todo caso sería el propio Tal-elmar el encargado de comprobar si la amenaza era real o no. El hijo de Hazad se vio por tanto obligado a dirigirse a la costa y mientras iba fue convocando y alertando a todos los hombres con que se encontraba. Así fue como se aproximó a la costa y vio a los hombres que montaban guardia y a sus grandes barcos, mas no había rastro alguno del temido barco de negras velas. Decidió entonces mostrarse abiertamente a los invasores y cuando los Númenóreanos lo vieron creyeron que se encontraban ante uno de los Eldar, pero cuando les habló se dieron cuenta de que no lo era y por ello lo tomaron preso y lo llevaron a presencia de su capitán. Sucedió entonces que conforme escuchaba el habla de aquellos hombres iba recordando esas extrañas palabras que a veces oía en sueños y los Númenóreanos, sorprendidos, se dieron cuenta de que Tal-elmar debía pertenecer a su propio pueblo. Los Hombres del Mar explicaron al hijo de Hazad que ellos no adoraban a la Oscuridad y que las guerras contra el pueblo de su padre se debían a que en realidad eran ellos los servidores del Mal. No se sabe si Tal-elmar finalmente partió con ellos pues la historia se interrumpe en este punto.

Fuentes:

- Los Pueblos de la Tierra Media.