Volando sobre un ala y un pelo...
Traducción del artículo "Flying on a Wing and a Hair", en el que M. Martinez nos da su opinión sobre los últimos datos aparecidos acerca del debate de las Alas de los Balrogs.

Los nuevos libros con autoridad sobre la Tierra Media son contadísimos. Bastante a menudo, cuando un libro  recién publicado proporciona nueva información acerca de la Tierra Media, las ideas que hemos abrigado durante mucho tiempo son desafiadas y deben ser reevaluadas.

La Historia de la Tierra Media apenas llega a una conclusión muy poco profunda con las notas finales de Christopher Tolkien sobre "elmar'>Tal-Elmar", al final de Los Pueblos de la Tierra Media. Su papel en el largo y meticuloso proceso de organizar y publicar las notas y manuscritos de su padre terminan discretamente. Pero con este décimo segundo volumen de  HdlTM son tantas las preguntas que permanecen sin respuesta que muchas personas expresan una frustración considerable. Y se preguntan: "¿Es todo lo que hay sobre la Tierra Media?"

La respuesta en 1996 era tanto "sí" como "no". "Sí" porque la estructura megalítica  subyacente de los detalles había sido ordenada cuidadosamente, exceptuando un área menor. “No” porque Christopher prestó escasa atención al desarrollo de El Hobbit,  tarea que había sido delegada en el difunto Taum Santoski. Tras la muerte de Santoski, la responsabilidad cayó sobre John Rateliff, que aún tiene que producir la muy anticipada y largamente deseada historia de El Hobbit (que tuvo el título de trabajo de Sr. Bolsón).

El Hobbit Anotado, de Douglas Anderson, revisado y actualizado en 2002, sirve como un recurso primario a la comunidad Tolkien para el estudio del desarrollo de El Hobbit. Una fuente secundaria esencial es J. R. R. Tolkien: Artista e Ilustrador, editado por Wayne Hammond y Christina Scull. Unos pocos comentarios de Christopher dispersos a lo largo de los libros de la Historia de la Tierra Media terminan con los limitados recursos que tenemos para estudiar el trabajo de JRRT en El Hobbit.

Pero gran parte del restante material lingüístico no publicado ha sido otorgado al cuidado editorial de un pequeño grupo de lingüistas que trabajan con Christopher Gilson (Parma Eldalamberon) y Carl Hostetter (Vinyar Tengwar). Las condiciones estrictas para el uso de este material (fotocopiado - los manuscritos originales no se han entregado) de referencia han sido enredados en discusiones y recriminaciones dentro de la pequeña Comunidad Lingüística de Tolkien. Parte de los lingüistas más destacados han presionado duramente para conseguir un acceso más rápido al material. El conflicto deriva en ocasiones en discusiones no-lingüísticas, pero ha sido contenido en gran parte dentro de los círculos de los estudios lingüísticos de Tolkien. Algún material adicional de los archivos de Tolkien en la Universidad de Marquette y de la Bodleian Library de Oxford proveen también de nueva información a los lingüistas.

Muchos ardientes lectores de Tolkien no son extraños al conflicto. Los mundos de estudio de Tolkien, tanto el formal como el informal, resuenan en los lamentos acalorados de un debate incendiario. No conozco a ningún erudito en Tolkien que no me haya dicho en privado "Puede encontrar una respuesta con Fulano, pero no mencione mi nombre, que no le abrirá ninguna puerta." De hecho, me he encontrado a mí mismo diciendo esto en unas pocas ocasiones.

Uno puede sentir que, con la muerte de Tolkien en 1973, ha debido pasar el tiempo suficiente para que todos lo hayan estudiado todo. El arte del análisis de Tolkien, si no una crítica de Tolkien, debería estar ya bien definido y considerado casi científico. Pero la magia del arte de Tolkien es que continúa produciendo descubrimientos nuevos casi anualmente. La última publicación significativa de material respecto a la Tierra Media en vida de Tolkien fue probablemente en 1969 con el mapa de Pauline Baines. El mapa incluía quizá media docena de nombres de lugares que nadie había visto antes (tales como Edhellond, Lond Daer Ened, y Framsburg).

Existen entrevistas que Tolkien concedió entre cerca de 1965 hasta 1971 en las cuales reveló pequeños detalles sobre algunos personajes o aspectos particulares de la Tierra Media. Ahí estaba el famoso comentario en el que él comparó el idioma de los Enanos (Khuzdul) con el hebreo. Ahí estaba la entrevista en la que discutió la historia de Tarannon Falastur y la Reina Beruthiel,  comparándolos al Dios escandinavo Njord y su gigantesca esposa Skadi. Pero, realmente, después de la publicación de la segunda edición oficial de El Señor de los Anillos y la tercera edición oficial de El Hobbit, la Tierra Media fue congelada para el resto de la vida de Tolkien.

Sólo cuando Christopher Tolkien publicó El Silmarillion en 1977 (mencionando de paso en el Prefacio que éste no era realmente El Silmarillion de su padre) hizo que la información comenzara a fluir libremente. Con Los Cuentos Inconclusos de Númenor y la Tierra Media (publicado en 1980), Christopher soltó un torrente de información acerca del mundo de El Señor de los Anillos. Sí, había mucha información en El Silmarillion, pero ésta era difícil de leer y digerir. Tal y como un amigo mío me expuso,  "parece que hay 20 nombres en cada página que uno tiene que recordar para el resto del libro".

La copiosa creación de Tolkien en cuanto a nombres, personajes y genealogías ha inspirado muchos libros de consulta, sitios web, y FAQ [Preguntas formuladas frecuentemente]. En mi opinión, la mayoría de ellos no merece la pena mirarlos, pues el potencial para los errores es tan considerable que casi tienes que tener todo memorizado para saber si las obras de consulta son correctas. Obtienen detalles fundamentales equivocados tan a menudo que no se debe confiar en ellos. Aún Robert Foster en su Guía Completa de la Tierra Media, generalmente aceptada como un recurso confiable, es denunciado como una fuente de errores y confusión, y él dejó de documentar la Tierra Media con El Silmarillion.

Todo esto es para decir que, con cada aparición de material previamente no publicado, la tarea de cotejar, organizar, y de comprender todo lo realmente escrito por J.R.R. Tolkien con respecto a la Tierra Media llega a ser más complejo y más desafiante con la aparición de cada nuevo libro. A lo largo de los años, cuando he visto a personas que apoyan personalmente una obra de consulta específica de Tolkien, yo he sido probablemente uno de los peores culpables a la hora de indicar inmediatamente las deficiencias de dicho trabajo. Y la mitad del tiempo la gente contesta indignada, "Bien, entonces, ¿por qué usted mismo no hace uno?"; y la otra mitad del tiempo, gente seria me intenta convencer que haga las cosas bien.

Lo siento gente. Si pensara que puedo hacerlo mejor que cualquier otro, lo habría intentado ya. Sé que cometería errores, y que esos errores me perseguirían interminablemente, incluso si yo fuera la única persona que los viera. A veces, uno puede hacerlo todo bien y aún así estar equivocado.

Por ejemplo, durante varios años después de haber leído por primera vez El Señor de los Anillos, me preguntaba quiénes eran los Hombres del Norte [Northmen]. ¿De dónde habían venido? ¿Por qué se decía que estaban relacionados con los Dunedain de Arnor y Gondor? Cuando fueron publicados Los Cuentos Inconclusos, pensé que finalmente había obtenido la respuesta.

En El Señor de los Anillos, Faramir le dice a Frodo “Y en verdad, nuestros maestros de tradición dicen que tienen de antiguo esta afinidad con nosotros porque provienen de las mismas Tres Casas del Hombre, como los Númenóreanos; no de Hador el de los Cabellos de Oro, el amigo de los Elfos, tal vez, sino de aquellos hijos y súbditos de Hador que no atravesaron el Mar rumbo al Oeste, desoyendo la llamada.”

Esta era una declaración bastante específica, y durante su vida fue la única insinuación verdadera que Tolkien nos dio sobre la procedencia de los Hombres del Norte. El Silmarillion, de hecho confirmó que una parte de los Edain volvió a Eriador, y ninguno de los descendientes de Hador estaban entre ellos. Por tanto, debemos asumir que los "hijos" de los que habla Faramir, deben ser figurados, de la misma forma en que los Rohirrim se refieren a sí mismos como los Eorlingas (los hijos o la gente de Eorl).

Los Cuentos Inconclusos  mencionan a los descendientes de esos Edain que regresaron a Eriador. Se encontraron con Veantur y los Númenóreanos varios cientos de años más tarde. Un millar de años después, Sauron invadió Eriador y ahuyentó o mató a todos los Elfos y los Hombres. Así pues, ¿qué le sucedió a los Edain? Durante mucho tiempo, he supuesto que podrían haber huido al este sobre las Montañas Nubladas a los Valles del Anduin. Esto me pareció plausible. Y cuando compartí esta idea con otras personas, muchos de ellos estuvieron de acuerdo.

Sin embargo, en 1996, Los Pueblos de la Tierra Media disiparon esa especulación. En el ensayo “De los Enanos y los Hombres” pudimos aprender que el pueblo de los Edain se había asentado a través de Rhovanion y Eriador. Esto es, antes de que cualquier Edain alcanzara Beleriand, había asentamientos de los Edain desde el Carnen (el Río Rojo, que fluye el sur fuera de las Colinas de Hierro) hacia el oeste al Brandivino. Las Tres Casas de los Edain eran de hecho apenas un subgrupo de ese gran número de personas. Los Hombres del Norte de la Tercera Edad eran simplemente descendientes de los grupos más orientales de los más tempranos colonizadores de los Edain.

Las palabras de Faramir son consecuentes tanto con mi interpretación de los textos como con el ensayo canónico “De los Enanos y los Hombres”. Es canónico en el sentido de que ofrece la propia explicación de J.R.R. Tolkien de los hechos presentados por Faramir a Frodo (y al lector). La Tierra Media es su creación, así que él puede decidir dónde se dirigen las cosas. Yo no puedo. Por supuesto, en una nota adjunta a “De los Enanos y los Hombres”, Tolkien se refiere específicamente a la discusión de Faramir y Frodo. El ensayo, que él escribió en algún momento alrededor de 1969, pues, data de un período a finales de la década de 1960 cuando Tolkien realizaba muchas revisiones. Rellenaba los huecos y en muchos casos cambiaba su opinión acerca de lo que había sido publicado 15 años antes.

Uno de las ironías curiosas del trabajo de Tolkien es ese énfasis de Christopher Tolkien, especialmente en Los Pueblos de la Tierra Media, de que su padre sentía obligado a respetar lo que se había publicado. De ahí, cuando había escrito largamente sobre el significado de "-ros" en el nombre de Elros, J. R. R. Tolkien tuvo detenerse.

Por desgracia, esta explicación contradecía un pequeño detalle que mi padre no había tenido en cuenta, y que resultó fatal. En el texto apuntó que «la mayor parte de esto no sirve» por causa del nombre Cair Andros (un nombre sindarin, como casi todos los topónimos de Gondor), la isla del Anduin situada al norte de Minas Tirith, de la que en el Apéndice A (Ap.43, nota a pie de página) se decía que significaba «“Barco de la Larga Espuma”, porque la isla tenía forma de un gran barco con una alta proa que apuntaba hacia el norte, contra la cual rompía la blanca espuma del Anduin sobre las rocas abruptas». De este modo, se vio obligado a aceptar que el elemento –ros de Elros debía ser el mismo que el de Cair Andros, que la palabra era eldarin, no atánica (bëoriana), y que no podía haber relación  histórica alguna entre ella y el término del Adûnaico númenóreano Rothinzil.
(Los Pueblos de la Tierra Media, p. 426)

Tolkien se encontró a sí mismo surcando las peligrosas aguas de las revisiones mucho antes de 1969. De hecho, poco después de empezar el trabajo en los Apéndices para El Señor de los Anillos en 1950 (había terminado el texto primario en 1948), Tolkien añadió notas acerca de la historia de los Enanos. Y entonces su editor, George Allen & Unwin, lo sorprendió con la galerada para una segunda edición de El Hobbit. En 1947, Tolkien había escrito a Allen & Unwin para sugerir que si en algún momento llegaba a producirse una segunda edición de El Hobbit, creía que sería mejor revisarlo para hacerlo coincidir con El Señor de los Anillos, que si bien empezó siendo una continuación de El Hobbit (a petición del editor) había evolucionado en una consolidación de muchas historias y mitos previamente no asociadas (Hobbits, Eldar, Númenóreanos, etc.).

Después de leer la galerada, Tolkien se dio cuenta de que tendría que cambiar el material de sus Apéndices, antes que ponerse a luchar para hacer cambios sustanciales a El Hobbit.

La etapa de la galerada se considera también tardía para rescribir sustancialmente el texto (aunque Tolkien fue informado por haber hecho considerables cambios a las galeradas en varios libros). Los Apéndices de ESdlA son así el primer texto post-ESdlA en ser influido sustancialmente por una fuente no de ESdlA. No son, por lo tanto, el último texto en ninguno de los sentidos.

"La Búsqueda del Anillo" es otro texto post-ESdlA que había sido compuesto, de hecho, (o al menos empezado) antes de la publicación de El Señor de los Anillos. Christopher Tolkien sugiere que fue empezado después de la publicación del primer volumen de El Señor de los Anillos en 1954, pero antes de la publicación del tercer volumen (lo que  deduce a base de conflictos en las fechas entre "La Búsqueda del Anillo" y el libro). "La Búsqueda del Anillo" fue pensado probablemente para la inclusión en un "volumen dedicado a especialistas" al que Tolkien hizo alusión en una carta de 1956 (J.R.R. Tolkien: Cartas, carta nº 187). Su intención original debía era la de elaborar un índice de nombres de lugares del libro, suplementado con notas lingüísticas.

Pero los problemas (deliciosos, si tuviera tiempo) que planteará el volumen adicional parecerán claros si le digo que mientras muchos, como usted, solicitan mapas, otros desean indicios geológicos más que indicación de lugares; muchos quieren gramáticas, fonologías y ejemplos élficos; algunos quieren métricas y prosodias, no sólo de los ejemplos élficos, sino de los versos «traducidos» de modos menos familiares, como los escritos en la más estricta forma de los versos aliterados anglosajones (por ejemplo, el fragmento final de la pelennor'>Batalla de Pelennor, V, vi, 158). Los músicos quieren melodías y anotaciones musicales; los arqueólogos, cerámica y metalurgia. Los botánicos quieren una más exacta descripción del mallorn, de elanor, niphredil, alfirin, mallos y symbelmynë; y los historiadores quieren más detalles sobre la estructura social y política de Gondor; los investigadores en general pretenden información sobre los Jinetes de la Marca, los Harad, los orígenes de los Enanos, los Hombres Muertos, los Beornings y los dos magos desaparecidos (de los cinco). Será un grueso volumen, ¡aun si me atengo a lo revelado a mi limitado entendimiento!

Claramente, en la producción de Los Cuentos Inconclusos de Númenor y la Tierra Media, Christopher Tolkien esperaba – al menos en alguna medida – cumplir el deseo de su padre de publicar un tomo complementario a El Señor de los Anillos. Pero Los Cuentos Inconclusos no iba a resultar ser más el libro que su padre hubiera escrito de lo que resultó ser El Silmarillion. Ambos libros eran tan sólo aproximaciones toscas de lo que podría haber sido producido, si Tiempo y Pensamiento no se hubiesen alejado de JRRT. Mientras que con El Silmarillion Christopher intentó construir una narrativa completa, prescindió de la intrusión editorial extensa en la compilación de Los Cuentos Inconclusos. El segundo libro coloca la base para el extraordinario estudio de Christopher en la serie de la Historia de la Tierra Media. Los Cuentos Inconclusos demostraron que Christopher podía, hasta cierto punto, separar su voz de la de su padre y comprometer con éxito a los lectores tanto en el proceso sub-creador como en el análisis editorial.

Christopher cometió errores en el camino. Nadie podría haber producido estos 14 libros sin haber cometido errores. Él a menudo notó sus errores en los comentarios de apertura de cada volumen, o en los comentarios finales a las secciones especiales. A veces, Christopher fue muy duro con él mismo, como cuando en la página 171 de Los Pueblos de la Tierra Media, tras citarse a sí mismo en un volumen previo, escribió:

Esta última observación es evidentemente absurda. La gran extensión de la línea de los reyes númenóreanos, que se introdujo en el transcurso de la evolución de la Akallabêth, estaba presente en el Apéndice A (y basta un vistazo a los textos de la obra para saber, basándose simplemente en su apariencia, que es imposible que corresponda a una fecha tan tardía).

La carga de Tener Que Ser Correcto sólo se ve aumentada para alguien como Christopher o Wayne Hammond por las súplicas de lectores alrededor del mundo pidiendo la evidencia concluyente en pro o en contra de diferentes asuntos. Como uno de los mayormente respetados, más completo y mejor conocido bibliógrafo de Tolkien, Hammond se ha ganado un lugar entre los estudiosos de Tolkien, cercano al nivel de autoridad del propio Christopher. Pocas personas están dispuestas a desafiar un punto dado por Hammond, aunque ni Christopher Tolkien ni Wayne Hammond jamás hayan reclamado ser la voz final de la autoridad. Ambos reconocen libremente las contribuciones y las correcciones de otros.

Sin embargo, Hammond fue la autoridad a la que apelé no hace mucho cuando alguien me preguntó por qué yo a menudo decía que J.R.R. Tolkien había traducido el Libro de Job para la Biblia de Jerusalén. A fin de cuentas, "todo el mundo sabe que era el Libro de Jonah". Bien, mi fuente era una nota bibliográfica no cuestionada que Wayne Hammond y Douglas Anderson habían publicado. La información no había sido refutada con éxito a lo largo de 30 y tantos años. Parecía muy fiable. Pero para asegurarme pregunté a los miembros de la Mythopoeic Society si existía alguna evidencia al contrario. Wayne Hammond mismo contestó con una suma extensa de su reciente investigación meticulosa sobre el tema. Su conclusión era que JRRT no había traducido a Job tal y como había reclamado un editor. Su razonamiento, demasiado largo para citarlo aquí, me convenció (y a los otros) para ofrecer una retractación pública.

Este es el motivo por el cual yo no escribo enciclopedias Tolkien. Me esfuerzo por utilizar sólo las fuentes más creíbles, y además de cualquier error que pueda cometer por mí mismo, me veo forzado ocasionalmente a vivir con las consecuencias de sus errores. Otras personas pueden pensar que merece la pena el intentarlo, y si alguien se queja o los critica, ellos siempre pueden decir que "al menos yo hice el esfuerzo". Quizás, pero el hecho de hacer el esfuerzo no justifica los errores. Ni Christopher Tolkien ni Wayne Hammond (ni otros cuyo trabajo respeto) retroceden a un rincón y justifican sus errores con una racionalización tan incómoda.

Pero componer errores de estudios a través de textos secundarios o terciarios es, a la vez, tanto su premio como su castigo. Encuentro más fácil revisar los trabajos y proporcionar las aclaraciones. Al menos, cuando se toman con las aclaraciones, estos trabajos son más útiles que si nadie dice nada simplemente porque "ellos hicieron el esfuerzo". El Atlas de la Tierra Media de Karen Fonstad es, en mi opinión, el mejor de los distintos libros que procura documentar la cartografía de la Tierra Media.

Sin embargo, yo no estaba de acuerdo con todas sus conclusiones, y ella había establecido algunos emplazamientos gravemente equivocados en algunos de los mapas (incluso dio dos ubicaciones para Rhosgobel). En correspondencia privada, un miembro de la familia de Fonstad (a quien le parecía que mi reseña sobre el Atlas era demasiado dura y crítica) se quejó que Fonstad había deseado publicar un atlas revisado y corregido, pero que el editor desechó la idea porque no querían cambiar un libro tan obviamente popular (y que ahora resultaba muy rentable).

Así, cuando alguien hace el esfuerzo de documentar algo tan complejo y tan cronológicamente diverso y polifacético como son las mitologías de Tolkien, no hay garantía que las correcciones vayan a publicarse. O, peor, éstas pueden ser expresadas por una crítica tercera parte. Hay un antiguo proverbio: escoge tus batallas cuidadosamente, pues la próxima puede ser la última. O, peor, juzgando por mi propia experiencia, puede ocurrir que la batalla nunca termine.

Echemos un vistazo al recientemente publicado The Lord of the Rings: A Reader´s Companion de Wayne Hammond y Christina Scull. Muchas personas sienten curiosidad acerca de sobre qué trata el libro. Yo os diré lo que no es: no es la respuesta definitiva a cada pregunta jamás realizada por los lectores de Tolkien. Hammond y Scull no pretenden que su trabajo deba tratarse de esa manera, pero sí parecen enterados de lo inevitable que es que se ganen esa distinción singular. En su Prefacio, invitan a la gente a compartir su opinión y las correcciones con ellos (y reconocen los esfuerzos realizados por muchas personas cuyos nombres y trabajo he disfrutado).

El Reader´s Companion proporciona una anotación informada y autorizada a El Señor de los Anillos. Procura clarificar y explicar muchas palabras y alusiones que se presentan generalmente como oscuras para el lector. El libro cumple con su función mejor que muchos otros que he leído u ojeado, pero no hace mucho en el sentido de sintetizar detalles. Incluyendo el índice, mi copia del libro en rústica tiene casi 900 páginas. Los autores confiesan que éste es aproximadamente el doble de la longitud que originalmente se pensó que debía tener.

Para ayudar a los lectores a entender qué se esconde tras las meras palabras del libro, Hammond y Scull se internan en la investigación más seria, meditada y detallada que yo haya visto publicada hasta la fecha. El alcance de su trabajo va más allá de las habituales notas breves y referencias a las páginas. Algunos temas ganan varios párrafos de discusión y citas detalladas. Los investigadores de Tolkien estarán complacidos al advertir que se hace referencia y a veces se cita muchos textos previamente no publicados. Desgraciadamente, esos textos permanecen fuera del alcance público, y, sinceramente, espero que a alguien algún día se le permita publicarlos con una mínima manipulación editorial.

Los editores tienen que manipular los textos. Como autor que ha trabajado con más de un editor, entiendo el proceso. A veces, el autor no consigue alcanzar su objetivo tan bien como debería. Pero los manuscritos y notas de Tolkien se utilizan como recursos esenciales en algunos de los estudios más oscuros y complejos que uno posiblemente puede asociar con la Tierra Media. La Tierra Media por sí misma no se valora tanto por la investigación formal como la creación de la Tierra Media, y aún mucha gente quiere saber más acerca de la Tierra Media y menos acerca de donde provienen las cosas y del posible significado que pudieran tener en la vida del autor. Hay aún tanto por descubrir en esos textos no publicados, que aún tienen que nacer generaciones completas de estudiosos y comentaristas, que tendrán cosas nuevas que decir. Yo no estoy seguro que la comunidad Tolkien aprecia completamente la profundidad de su legado.

Para ser honesto, hay algunos temas que se han cubierto en el Reader´s Companion en los que me he encontrado con una perspectiva nueva. Creo que necesitaré cerca de dos años para conseguir entrar realmente en la profundidad de este trabajo, no simplemente a causa de las nuevas citas y referencias, sino también porque han reformulado algunos puntos de vista más antiguos mejor de lo que los he visto expresados. Pero, por supuesto, el nuevo material alimentará mi mente considerablemente durante los próximos años.

Por ejemplo, me sorprendió darme cuenta que "Eärendil era un navegante" (la canción de Bilbo en Rivendell, publicada en "Muchos Encuentros" en La Comunidad del Anillo) nunca ha aparecido en El Señor de los Anillos en la forma en la que J. R. R. Tolkien  había pensado que apareciera. Ha habido tantas ediciones del libro, que yo he asumido (equivocadamente) que cada esfuerzo ha hecho que cada edición nueva sea fiel a la intención del Tolkien. Sin embargo, éste no ha sido el caso.

No hay texto publicado de ESdlA que sea completamente fiel a la intención del Tolkien. La versión final del poema se ha publicado en La Traición de Isengard (págs. 103-105) y en The Lord of the Rings: A Reader´s Companion, pero no en ninguna edición de El Señor de los Anillos. No obstante, este poema es muy revelador acerca de varios pequeños detalles de la historia de Tolkien y con respecto a su estilo de escritura. Por ejemplo, uno de las estrofas más interesantes es la siguiente:

Poderosos los Fëanorianos
que dijeron el juramento no olvidado,
llevaron la guerra a Arvernien
con fuego y lealtad rota;
y Elwing desde la fortaleza sombría
se arrojó a las anchas aguas,
pero como una gaviota fue rápidamente transportada.

Hay más en la estrofa, pero permitidme que me detenga en la línea de "como una gaviota" y plantee una idea. Cualquiera que esté familiarizado con el cuento tal y como está contado en El Silmarillion sabe que cuando Elwing se lanza al mar, Ulmo (uno de los Valar) la salva de una muerte segura y la transforma en un pájaro. En forma de pájaro ella vuela a través de los mares y encuentra finalmente el barco de Eärendil (él es su marido). Por este acto de sacrificio, y por la intervención de Ulmo, Elwing salva el Silmaril que Beren y Lúthien habían recuperado de la corona de Morgoth de las garras  de los hijos supervivientes de Fëanor.

La decisión de Tolkien de refundir esta parte del poema utilizando "como una gaviota" de una referencia más literal a la transformación puede no parecer significativo a la mayoría de la gente; podría recordar cuando alguien hizo una pregunta acerca de los Elfos: ¿Los Elfos tienen alas? Esta pregunta, creo, está relacionada con la Guerra de las Alas de Balrog, en la que algunas personas argumentan que los Balrogs tienen alas y los otros argumentan que no. Preguntando si los Elfos de Tolkien tienen alas, el interrogador subraya cuán sinceramente poco importante es el debate para el estudio de Tolkien. Pero el debate continúa imperturbable por encima de las miradas divertidas y comentarios de la gente que lo ve desde fuera.

Así, "como una gaviota" me recuerda al debate de las Alas de los Balrog, en el que algunos de los argumentos cruciales hechos en contra de las alas se basan en el uso que Tolkien da la palabra "como" :

El Balrog llegó al puente. Gandalf aguardaba en el medio, apoyándose en la vara que tenía en la mano izquierda; pero en la otra relampagueaba Glamdring, fría y blanca. El enemigo se detuvo de nuevo, enfrentándolo, y la sombra que lo envolvía se abrió a los lados como dos vastas alas. En seguida esgrimió el látigo y las colas crujieron y gimieron. Un fuego le salía de la nariz. Pero Gandalf no se movió.
(De “El Puente de Khazad-dûm”, La Comunidad del Anillo)

“La sombra que lo envolvía se abrió a los lados como dos vastas alas" se cita generalmente como la prueba de que el Balrog no tenía alas. El argumento sostiene que "como" crea un símil, y los símiles (en su uso más estricto) comparan una cosa a otra diferente para dar énfasis a un aspecto particular. Bueno, esto es tan conciso como una explicación de símil que se obtiene a las 3:00 de la madrugada.

Digamos que tengo un coche amarillo. Podría decir que mi coche es amarillo como un plátano. ¿Significa eso que mi coche es realmente "plátano amarillo"? No necesariamente, pero cuando usted piense en ese color en un coche, usted imaginará algo cercano a mi coche amarillo.

El problema con el argumento de símil, sin embargo, es que éste asume que "como" se utiliza siempre como un símil. Si este es el caso, entonces Tolkien tiene un problema serio. Pues, antes, en el texto, escribió:

Legolas se volvió y puso una flecha en la cuerda, aunque la distancia era excesiva para aquel arco tan pequeño. Iba a tirar de la cuerda cuando de pronto soltó la mano dando un grito de desesperación y terror. La flecha cayó al suelo. Dos grandes trolls se acercaron cargando unas pesadas losas y las echaron al suelo para utilizarlas como un puente sobre las llamas. Pero no eran los trolls lo que había aterrorizado al elfo. Las filas de los orcos se habían abierto y retrocedían como si ellos mismos estuviesen asustados. Algo asomaba detrás de los orcos. No se alcanzaba a ver lo que era; parecía una gran sombra y en medio de esa sombra había una forma oscura, quizás una forma de hombre, pero más grande, y en esa sombra había un poder y un terror que iban delante de ella. (Ibid.)

Aquí Tolkien utiliza "como" para introducir el símil "como una gran sombra". Esto es, el Balrog, cuando aparece por primera vez, es tan oscuro que los miembros de la Comunidad del Anillo apenas lo pueden distinguir de la oscuridad circundante. Es sólo apenas algo menos oscuro que la oscuridad del vestíbulo cavernoso por el que se les está acercando.

Si la regla de símil debe ser aplicada de forma clara y consistente, entonces debemos concluir que allí no hay sombra (ni oscuridad) porque sólo se trata de algo que es como una sombra u oscuridad. De ahí que, si no hay tal cosa, entonces la sombra inexistente no se puede comparar (vía símil) a dos alas vastas. Bien, esto es simplemente absurdo, así que las alas deben estar allí, pero esto no significa que el asunto se asiente tan nítidamente. Porque, si son alas, ¿qué tipo de alas son?

Cuando el Balrog se acerca, salta sobre una fisura llameante y revela que es inmune al fuego cuando las llamas saltan para engullirlo. De hecho, la presencia del Balrog disminuye la luz del fuego:

Llegó al borde del fuego y la luz se apagó como detrás de una nube. Luego y con un salto, la sombra pasó por encima de la grieta. Las llamas subieron rugiendo a darle la bienvenida y se retorcieron alrededor; y un humo negro giró en el aire. Las crines flotantes de la sombra se encendieron y ardieron detrás. En la mano derecha llevaba una hoja como una penetrante lengua de fuego, y en la mano izquierda empuñaba un látigo de muchas colas.(Ibid)

La sombra es la ausencia de luz en un área rodeada por la luz. Cuándo acercas una luz cerca de un área que está "envuelta en la sombra", las sombras se desplazarán lejos de la nueva fuente de luz, y pueden desaparecer completamente. Y aún así, cuando este Balrog que es "como una gran sombra" se acerca a las llamas claramente visibles, la luz del fuego baja, antes  de que la oscuridad retroceda, tal y como ocurriría con una sombra normal. Así, aunque Tolkien utilice claramente la palabra "sombra" para referirse a la oscuridad que acompaña y que es presumiblemente una extensión de o una emanación del Balrog, él no está hablando de una sombra normal que haya sido creada por algo que bloquea la luz.

La gente que se opone a los Balrogs alados insiste que si el Balrog realmente hubiera tenido alas, volaría. El problema con este argumento es que asume primero que los Balrogs alados pueden volar, segundo que si pueden volar deben utilizar para ello las alas, tercero que había espacio para que el Balrog volara, y cuarto que tenía hacia dónde volar. De hecho, las suposiciones llegan aún más lejos. A decir verdad, ninguna de estas suposiciones se corrobora en el texto. Estas son simplemente objeciones falsas que surgen en la forma de reescritura del cuento tal y como deberían aparecer según un estándar arbitrario de corrección, convenientemente arreglado para rechazar la posibilidad que las alas del Balrog sean verdaderas en cualquier sentido de la palabra.

De hecho, una suposición adicional es que las alas deben ser alas de sustancia. Esto es, la gente parece sentir que si Tolkien realmente pensaba que la Comunidad viera "alas" en el Balrog, entonces estas alas deberían ser una parte física de su cuerpo. Esta objeción es la menos realista, dado el hecho que el Balrog resopla llama, sus “crines”  atrapan el fuego (¿Esta es una melena de pelo o de algo más?), y tarda muchísimo tiempo en alcanzar el fondo de la sima cuando cae. ¿Cuán largo es "muy largo"? Tolkien no lo dice. Pero si fuera una distancia medida en millas o sólo en millares de pies, un hombre no caería durante un "tiempo largo". Gandalf le dice Aragorn, Legolas, y Gimli que él y el Balrog cayeron durante mucho tiempo antes de llegar al agua, y mientras caían Gandalf  cortó al Balrog con su espada.

Resulta interesante notar que las personas no preguntan si los Balrogs sangran. ¿Una criatura viviente normal gritaría de dolor y sangraría mucho si alguien la cortara con una espada élfica? ¿Por qué Gandalf no mencionó que el Balrog sangraba, o que reaccionaba de otro modo al impacto de su espada?

Por otro lado, la gente insiste en que el Balrog muerto o agonizante se debería haber salvado cuando Gandalf lo arrojó hacia abajo de la cima de la montaña, "golpeando y destruyendo el flanco de la montaña". Pero no tienen problema ni con Smaug ni con Ancalagon el Negro, ambos conocidos como dragones indisputablemente alados y voladores, incapaces de salvarse destruyendo montañas y lagos en su ruina. Parece bastante injusto que el Balrog tenga que demostrar que verdaderamente es capaz de volar en el momento de su muerte. No que la habilidad de volar ni aflojar una bajada por el aire deba depender necesariamente de alas para una criatura sobre la que ya han caído toneladas de piedra (por Gandalf en la Cámara de Mazarbul, cuando el Balrog intentó seguir a la Compañía por la puerta que utilizaron como salida).

Decir que esto es un argumento basado en la semántica es inexacto y bastante desencaminado. Es un argumento basado en preferencias personales y exclusiones arbitrarias. Los largos debates acerca de Balrogs y alas o falta de alas han recorrido una variedad de textos, inclusive El Silmarillion. Desgraciadamente, debido al trabajo editorial de Christopher, El Silmarillion (según él mismo admite) no representa exactamente los textos originales ni la intención de su padre. Un pasaje en particular que ha sido escogido por ambos lados, a menudo es referido como "el pasaje de Hithlum". Este es el párrafo donde los Balrogs acuden en ayuda de Morgoth cuando él lucha con Ungoliant:

En abismos olvidados se oyó ese grito. Muy por debajo de las estancias en ruinas de Angband, en cuevas que los Valar habían olvidado en la prisa del ataque, los Balrogs, que aún acechaban esperando el regreso del Señor, se levantaron ahora con rapidez, y precipitándose por Hithlum llegaron a Lammoth como una tempestad de fuego.
(El Silmarillion, “De la huida de los Noldor”)

No hay mención de alas en este texto de alas, pero una versión más temprana del texto incluye las palabras "velocidad alada" :

El grito de Morgoth a esa hora fue el más grande y terrible de los que se habían oído en el mundo del norte; las montañas se sacudieron y la tierra tembló y las rocas se partieron. En abismos olvidados se oyó ese grito. Muy por debajo de las estancias en ruinas de Angband, en cuevas que los Valar habían olvidado en la prisa del ataque, los Balrogs, que aún acechaban esperando el regreso del Señor, se levantaron ahora con rapidez y precipitándose* por Hithlum llegaron a Lammoth como una tempestad de fuego.
(“El Quenta Silmarillion Posterior II”, El Anillo de Morgoth)

*N. de T.: En el texto original, se dice “they arose, and they passed with winged speed over Hithlum, and they came to Lammoth as a tempest of fire.”, lo que se debería traducir como: “se levantaron y pasaron con una velocidad alada sobre Hithlum, y llegaron a Lammoth como una tempestad de fuego.”

La "velocidad alada", sin embargo, no es realmente un indicio sobre el modo de viaje de  los Balrogs. Este pasaje de aquí arriba es tomado de un texto datado por Christopher Tolkien a mediados de 1950. Es un texto post-ESdlA y aunque tenga una historia larga y colorida, se basa en una copia a máquina de un texto pre-ESdlA. JRRT hizo anotaciones a mano y cambios en esa copia. En la versión original (publicada en El Camino Perdido), los Balrogs apenas aparecen: "Acudieron en su ayuda los Balrogs, que todavía moraban en lugares profundos de la antigua fortaleza, Utumno, en el Norte. Con los látigos de llamas los Balrogs rompieron las telas...”

Técnicamente, los Balrogs pre-ESdlA recorrían una mayor distancia, pero no estaban envueltos en fuego. Esto es, no llegaron a convertirse en criaturas de "llama y sombra" hasta 1940 o 1941, cuando Tolkien revisó "El Puente de Khazad-dûm", abandonando el Balrog de brazos largos por una criatura oscura que resopla llamas que amenaza la Compañía. Christopher Tolkien discutió la fecha del desarrollo de este capítulo en La Traición de Isengard, para los que quieran verificar lo que digo.

¿Por qué llegan los Balrogs como una "tempestad del fuego" a Lammoth? Una tempestad es una tormenta y las tormentas normalmente vienen del cielo. El símil implica claramente que el Balrog vuela, con o sin alas. Y bien, ¿voló el Balrog de Moria en alguna ocasión? Nosotros no lo sabemos. Pero sabemos que le tomó mucho tiempo alcanzar el fondo de la sima. Pudiera ser que el Balrog fuera capaz de aflojar su descenso. No tendría que depender en que batiera físicamente las alas si su cuerpo era de algún modo insustancial. O quizá puso en marcha el calor y lo utilizó como una especie de combustible natural de cohete. Tolkien no insiste en los detalles de la Larga  Caída, pero proporciona algunos indicios que pueden o no llevarnos en la dirección correcta para coincidir con sus pensamientos.

Pero, claramente, el Balrog no es una criatura de carne y hueso. Ninguna criatura puede sobrevivir siendo consumida por el fuego, como ocurre cuando las llamas saltan y encienden la melena del Balrog. Y este Balrog mayormente, arde:

La figura oscura de estela de fuego corrió hacia ellos. Los orcos aullaron y se desplomaron sobre las losas que servían como puentes. Boromir alzó entonces el cuerno y sopló. El desafío resonó y rugió como el grito de muchas gargantas bajo la bóveda cavernosa. Los orcos titubearon un momento y la sombra ardiente se detuvo. En seguida los ecos murieron, como una llama apagada por el soplo de un viento oscuro, y el enemigo avanzó otra vez.
(“El Puente de Khazad-dûm”, La Comunidad del Anillo)

Nótese cómo Tolkien describe al Balrog en este punto en su avance hacia la Compañía del Anillo como una "sombra llameante". Sea lo que sea, no está lanzando simplemente una sombra. Posiblemente no puede estar lanzando una sombra desde que está ardiendo. Por lo tanto, ¿qué es esta oscuridad que Tolkien llama una "sombra"?

Cuándo el Balrog se enfrenta a Gandalf en el puente, Tolkien escribe:

— No puedes pasar —dijo. Los orcos permanecieron inmóviles y un silencio de muerte cayó alrededor—. Soy un servidor del Fuego Secreto, que es dueño de la llama de Anor. No puedes pasar. El fuego oscuro no te servirá de nada, llama de Udûn. ¡Vuelve a la Sombra! No puedes pasar.

El Balrog no respondió. El fuego pareció extinguirse y la oscuridad creció todavía más. El Balrog avanzó lentamente y de pronto se enderezó hasta alcanzar una gran estatura, extendiendo las alas de muro a muro; pero Gandalf era todavía visible, como un débil resplandor en las tinieblas; parecía pequeño, y completamente solo; gris e inclinado, como un árbol seco poco antes de estallar la tormenta. (Ibid.)

Bien, ahora que las llamas se apagan, evidentemente, uno esperaría que la oscuridad crezca... pero el Balrog ahora se pone de pie derecho frente a Gandalf, cuyo bastón está emitiendo luz (si es que no es él mismo quien está resplandeciendo "como un débil resplandor en las tinieblas"). Y todavía tiene el abismo llameante detrás, por lo que uno debe esperar que la Compañía se encuentre detenida en la sombra del balrog y no viéndola.

Gandalf habla acerca del "fuego oscuro", diciendo que éste no ayudará al Balrog, y le  llama "Llama de Udûn". Esta criatura se asocia claramente con el fuego, y aún su oscuridad aplasta toda luz natural y casi oculta la luz angélica de Gandalf.

Así, al tratar la oscuridad del Balrog como algo que parece real, una sombra natural es tan absurda como insistir que las "alas" (esas extensiones de la oscuridad que parecen estar formadas como alas) deben ser alas físicas, alas utilizables, o alas, de cualquier modo, capaces de levantar y soportar el Balrog durante el vuelo. Si retrocedemos de la escena por un momento y lo reducimos al sencillo lenguaje del cuerpo, podemos ver que el Balrog se amplia gradualmente extendiendo su exterior oscuro (lo que he llamado una emanación, pero que realmente no sabemos lo que es) hacia fuera, más allá de su cuerpo.

La Comunidad se retira ante el Balrog, pero en un punto, Boromir se detiene y sopla su cuerno. El sonido es tan intimidatorio que aún el Balrog vacila. Así Boromir inicia una variación en la intimidación de patio de recreo. El Balrog responde acercándose con una nube de oscuridad extendida, que es tan dominante que casi se traga a Gandalf en el puente. A pesar de los fuegos que hay detrás de él, a pesar de la luz trémula que precede a Gandalf, el Balrog crea y extiende una pared de oscuridad que se convierte en el foco de atención, aunque sea por un breve momento.

Las sombras naturales simplemente no funcionan de esa manera.

Hace varios años, cuando la expectación por la película "El Señor de los Anillos" de Peter Jackson alcanzaba el rojo vivo, la Guerra de las Alas de los Balrog alcanzó su cima. Muerto de  de curiosidad, hice circular un sondeo para ver cuántas personas creían que el Balrog debia tener alas. Hubo más de 3.000 respuestas, y cerca del 74% dijo que el Balrog debía tener alas de algún tipo. No había mucho acuerdo sobre en qué clase de alas debían ser. El Balrog de la película, tal y como resultó, tenía alas de "humo y  sombra", y quizás más de humo que de otra cosa. Pienso que el humo se suponía que debía transmitir el sentido de la oscuridad con la que el Balrog del libro se rodea.

Sin embargo, la pregunta se ha discutido tan a menudo de una manera o de otra que muchos foros ahora prohíben las discusiones sobre alas de Balrog. La gente que abren este el tema son tratadas con desdén esperando que lo dejen estar. A fin de cuentas, como dijo Rudyard Kipling, "el Este es el este, y el Oeste es el oeste, y nunca se encontrarán". La gente simplemente se niega a cambiar de opinión.

Por lo tanto, quizás, uno no se sorprende demasiado al ver el asunto abordado, no obstante brevemente, en The Lord of the Rings: A Reader´s Companion, donde se dedican al tema tres oraciones:

330 (I:344). y la sombra que lo envolvía se abrió a los lados como dos vastas alas - Ésta y la frase que se da dos párrafos más abajo, "de pronto se enderezó hasta alcanzar una gran estatura, extendiendo las alas de muro a muro", han llevado a muchas discusiones entre lectores en cuanto a si los Balrogs tienen alas. Como dos vastas alas al principio describe la sombra que rodea el Balrog, y la segunda parece seguir aplicándose a la sombra: según el Balrog aumenta su altura, así su sombra se extiende a lo ancho. Otra evidencia citada para las alas, cuando se dice que los Balrogs "pasaron con una velocidad alada por sobre Hitlum"[*] (El Anillo de Morgoth, p. 340), puede ser interpretada generalmente como figurada.
(The Lord of the Rings: A reader´s companion, "The bridge of Khazad-dûm", p.296)

Bien, hay dos errores en este pasaje. Primero, la declaración de "según el Balrog aumenta su altura, así su sombra se extiende a lo ancho" es contradictoria con una declaración previa hecha por Hammond y Scull (donde ellos reconocen que "el Balrog en El Señor de los Anillos es ciertamente un ser de fuego y oscuridad;...") con el primer pasaje en el que se dice aquello de "como dos vastas alas". El Balrog no aumenta su tamaño ahí, pero la sombra sin embargo se extiende claramente hacia afuera. En segundo lugar, como indiqué arriba, el pasaje de Hithlum no depende de la "velocidad alada" para demostrar que el Balrog tiene alas, depende de la "tempestad de fuego" para mostrar que ellos vinieron del cielo (en la versión de acontecimientos post-ESdlA).

Tolkien sólo utiliza "tempestad de fuego" en otro pasaje (publicado), cuando Morgoth suelta los dragones alados (volando) contra las huestes de Valinor. Claramente, los dragones vuelan y respiran fuego, así que la comparación con una tempestad es muy acertada. Se ha indicado que "velocidad alada" se utiliza para describir cómo Fingolfin  recorre rápidamente Ard-Galen tras la Dagor Bragollach. De esta forma, la velocidad  alada no tiene que denotar el uso de alas, pero simplemente porque se ha utilizado en sentido figurado de caballos (denotar la velocidad en un sentido metafórico) no significa que se utiliza de la misma manera para los Balrogs -- a menos que uno se sienta forzado a sostener que los Balrogs de alguna forma son "como caballos".

El uso que hace Tolkien del símil para mostrar una transición de la vaguedad a la claridad es ingenioso, al dejar mucho a la imaginación del lector. Ciertamente dedicó algún tiempo y esfuerzo a este pasaje. En 1998, otra persona que creía firmemente que los Balrogs no tenían ni nunca habían tenido alas apeló a la voz de la autoridad más alta. Escribió a Christopher Tolkien y le hizo la pregunta que, a día de hoy (para mí) no se ha resuelto. Inferí de lo que él compartió abiertamente de la respuesta de Christopher que simplemente no preguntó si el Balrog debe o no debe ser visto como alado. La carta se envió tras un largo intercambio sobre numerosos cambios en los textos que Christopher había discutido con todo detalle en La Traición de Isengard. La respuesta de Christopher, tal y como indicó este lector, fue:

Por regla general, no me era enviado el material tardío de Markette (sic) - los textos mecanografiados por mi padre - y en muchos casos ni siquiera los he visto... Así, nunca leí el texto mecanografiado final (el siguiente a la copia en limpio del manuscrito C (La Traición de Isengard, páginas 203-33) del Puente de Khazad-dum (Markette nº 3/3/25)). Presumo que fue ahí donde entró la mención de las alas del Balrog que se extendían de muro a muro. Usted podría pedir a Chuck Elston, el infinitamente solícito archivero de Markette, que le busque el 3/3/25. Pero entonces probablemente no le sería muy útil, sin ningún conocimiento preciso de cuándo lo mecanografió mi padre: aunque en una carta de 28 de febrero de 1949, él escribió: "Encuentro descomunal el trabajo de mecanografiar una buena copia del «Señor de los Anillos»". Yo, personalmente, nunca he pensado que la segunda mención de las alas del balrog tenga ningún significado diferente de la primera.

Así, aquí tiene una respuesta de una autoridad más alta que Michael Martinez o Wayne Hammond y Christina Scull. Haga con ello lo que prefiera.

Hágase con The Lord of the Rings: A Reader`s Companion y añádalo a su colección, especialmente si usted hace algún tipo de investigación sobre Tolkien (para usted mismo o para otros). Es un recurso mucho mejor que muchos otros que usted encontrará tanto en librerías como en Internet. Y simplemente sáltese las partes que no le gusten.