Lugar de origen o emplazamiento habitual: olvar de Arda.
Los Ucornos eran árboles semi-despiertos, normalmente emplazados en el Bosque de Fangorn; creados por Eru y los Ainur, junto con todo el olvar de Arda.
La palabra Ucorno es la libre (y curiosa) traducción al español del original Huorn, siendo su etimología algo compleja y sin traducción definida; se observa el sustantivo sindarin orn “árbol”, junto con el elemento desconocido hu (se sugiere una raíz en sindarin pre-canónico hô-hû según algunas referencias), aunque la intención de Tolkien era establecer el significado de Huorn como “árbol parlante”.
El origen de los Ucornos es desconocido; por distintas referencias, no se sabe a ciencia cierta si los Ucornos son árboles que se estaban volviendo énticos, o Ents que se estaban volviendo árboles, aunque Pippin declara ser partidario de la segunda opción.
Los Ucornos son descritos como huraños, salvajes e incluso peligrosos sin el control y vigilancia de los Ents; según Pippin: “Hay mucho poder en ellos y parecen capaces de envolverse en las sombras: verlos moverse no es fácil. Pero se mueven. Y pueden hacerlo muy rápidamente, cuando se enojan..
Al parecer, también poseen voz y pueden hablar, aunque parece que sólo los Ents son capaces de entender su lenguaje.
Durante la Tercera Edad, los Ucornos están emplazados en el Bosque de Fangorn, debido a la presencia de los Ents en ese único lugar, aunque se los presume existentes desde mucho antes y en otros lugares; debido a referencias de que el Bosque Viejo y el Bosque de Fangorn eran un único bosque desde antes de los Días Antiguos, de la misma descripción de los Ucornos y del accidentado viaje a través del Bosque Viejo de los hobbits protagonistas, es de aceptación popular que los agresivos árboles del Bosque Viejo, incluido el Viejo Hombre Sauce, son también Ucornos.
Durante la Guerra del Anillo, cientos de Ucornos fueron despertados por los Ents y enviados a ayudar a los Rohirrim en la Batalla de Cuernavilla, además de asistir a los Ents en su batalla contra Isengard, en la posterior reestructuración del Nan Curunír y en la formación del Bosque Vigilante.