Primera crítica de El Hobbit: La Desolación de Smaug, para Elfenomeno
(Advertencia: no contiene grandes spoilers, aunque sí detalles sueltos de personajes y situaciones, posiblemente conocidos ya por casi todos)
Antes que nada, quiero comentar que hace muchos años que me leí El Hobbit, y casi no me acuerdo de nada. También, que la primera película de El Hobbit me pareció bastante lenta y en ocasiones aburrida. No soy ultra-fan de Peter Jackson, pero sí me gusta mucho el cine. Dicho esto: esta nueva entrega de El Hobbit: La Desolación de Smaug es mucho más entretenida que su antecesora. Tiene mucho mejor ritmo y se hace menos aburrida.
La ambientación en la Tierra Media es similar a las de las demás películas. Tanto, que incluso podría decirse que le falta esa "magia" por lo desconocido que había, por ejemplo, en El Señor de los Anillos. Parece que Peter Jackson y compañía se han "conformado" con su estilo propio, como si lo "dieran por hecho", así que tenemos más de la misma Tierra Media que hemos visto en las otras películas, y Peter Jackson aprovecha esto ya que la narrativa visual la ha "encauzado" al haber condensado un poco mas el metraje y no andarse demasiado por las ramas.
El trabajo de algunos de los actores es estupendo: Ian McKellen sigue siendo un Gandalf fabuloso, Martin Freeman sigue bordando su papel como Bilbo y hay algunas sorpresas más. No conocía el personaje de Tauriel (me han confirmado que está inventado para la película) y reconozco que es interesante, muy curioso, y sirve de apoyo para otros personajes, e incluso se ve que podría ser un puente entre Elfos y Enanos. También tenemos a Orlando Bloom (con sus habituales cabriolas... atención a su aparición al más puro estilo Marty McFly) en su línea.
Curiosamente, la parte que más me interesaba de la historia que me estaban contando en la película, era la de Ian McKellen. Sí, las arañas están muy bien (no dan asco como pasaba con Ella-laraña en El Señor de los Anillos, sino que aquí es pura aventura), lo de los elfos no está mal, pero yo quería ir sabiendo más de la parte del Nigromante. Eso es un buen detalle.
Pero claro, todo el interés en las distintas tramas desaparece cuando entra en escena Smaug. Sin duda, es lo mejor de toda la película. El inmenso nivel de detalle que han puesto en él es impresionante (y esto, viniendo de una persona que ha trabajado en efectos y modelado digital). De nuevo, el premio a la mejor escena de la película se la lleva Martin Freeman hablando con un monstruo digital. Si en la anterior era la escena de los acertijos con Gollum, aquí lo es la conversación con Smaug. La única lástima, no haber podido disfrutar de la voz en versión original de Benedict Cumberbatch.
Para concluir, mencionar que la música de Howard Shore es envolvente, muy ambiental y en realidad pasa casi desapercibida, muy sutil, salvo en esos momentos en los que vuelve a temas más reconocidos como el del Anillo.
Si alguien quiere enviarnos alguna crítica para publicarla en Elfenomeno, os recordamos que podéis enviarla usando este formulario y la publicaremos a la mayor brevedad posible en nuestra sección de Opiniones y Críticas.
Antes que nada, quiero comentar que hace muchos años que me leí El Hobbit, y casi no me acuerdo de nada. También, que la primera película de El Hobbit me pareció bastante lenta y en ocasiones aburrida. No soy ultra-fan de Peter Jackson, pero sí me gusta mucho el cine. Dicho esto: esta nueva entrega de El Hobbit: La Desolación de Smaug es mucho más entretenida que su antecesora. Tiene mucho mejor ritmo y se hace menos aburrida.
La ambientación en la Tierra Media es similar a las de las demás películas. Tanto, que incluso podría decirse que le falta esa "magia" por lo desconocido que había, por ejemplo, en El Señor de los Anillos. Parece que Peter Jackson y compañía se han "conformado" con su estilo propio, como si lo "dieran por hecho", así que tenemos más de la misma Tierra Media que hemos visto en las otras películas, y Peter Jackson aprovecha esto ya que la narrativa visual la ha "encauzado" al haber condensado un poco mas el metraje y no andarse demasiado por las ramas.
El trabajo de algunos de los actores es estupendo: Ian McKellen sigue siendo un Gandalf fabuloso, Martin Freeman sigue bordando su papel como Bilbo y hay algunas sorpresas más. No conocía el personaje de Tauriel (me han confirmado que está inventado para la película) y reconozco que es interesante, muy curioso, y sirve de apoyo para otros personajes, e incluso se ve que podría ser un puente entre Elfos y Enanos. También tenemos a Orlando Bloom (con sus habituales cabriolas... atención a su aparición al más puro estilo Marty McFly) en su línea.
Curiosamente, la parte que más me interesaba de la historia que me estaban contando en la película, era la de Ian McKellen. Sí, las arañas están muy bien (no dan asco como pasaba con Ella-laraña en El Señor de los Anillos, sino que aquí es pura aventura), lo de los elfos no está mal, pero yo quería ir sabiendo más de la parte del Nigromante. Eso es un buen detalle.
Pero claro, todo el interés en las distintas tramas desaparece cuando entra en escena Smaug. Sin duda, es lo mejor de toda la película. El inmenso nivel de detalle que han puesto en él es impresionante (y esto, viniendo de una persona que ha trabajado en efectos y modelado digital). De nuevo, el premio a la mejor escena de la película se la lleva Martin Freeman hablando con un monstruo digital. Si en la anterior era la escena de los acertijos con Gollum, aquí lo es la conversación con Smaug. La única lástima, no haber podido disfrutar de la voz en versión original de Benedict Cumberbatch.
Para concluir, mencionar que la música de Howard Shore es envolvente, muy ambiental y en realidad pasa casi desapercibida, muy sutil, salvo en esos momentos en los que vuelve a temas más reconocidos como el del Anillo.
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