Crisófilax Dives (EG)
Raza o especie: dragón
Crisófilax consiguió comprar su libertad prometiendo a los inocentes aldeanos que en un plazo de 8 días volvería con todos sus tesoros. Evidentemente no cumplió su promesa; la ceremonia, que había sido preparada con gran pompa (y mucho dinero) por el propio Rey, no pudo celebrarse, y poco después Augustus Bonifacius ordenó en un comunicado oficial que Egidio debía unirse a los caballeros del reino en la captura del dragón. En un viaje sin imprevistos (y en el que no se tomó ninguna precaución), la compañía alcanzó finalmente las Colinas Salvajes. Las canciones de los caballeros habían puesto en guardia desde hacía tiempo al dragón, quien cuando vio llegado el momento se lanzó al ataque: los caballeros huyeron de inmediato, pero la lenta yegua de Egidio no tenía esperanzas de poder huir y se plantó firmemente. Egidio sostuvo entonces la espada en alto, de forma que el dragón, en su ataque, se encontró repentinamente con ella; la cercana presencia Tajarrabos intimidó a Crisófilax y el granjero consiguió dominarle. Tras atarle las alas, Egidio colocó sobre el dragón una parte considerable (e inteligentemente acordada con él) de su tesoro y puso rumbo a Ham. Crisófilax fue mantenido por la comunidad entera (y vigilado en el granero de los diezmos por los doce jóvenes que contrató Egidio) para su beneficio y el de los propios vecinos, ya que los cuidados que le dispensaron le agradaron en cierta forma, y protegió a Egidio cuando los caballeros del Rey fueron a prenderle por no devolver el tesoro al Reino Medio.
Pasado el tiempo, Crisófilax insistió en su deseo de volver a su antigua casa, y al verse seguro Egidio lo dejó marchar. Se separaron tras hacer un pacto de no agresión, y Crisófilax pudo volver a su cueva (donde todavía tenía mucho dinero, y que había sido ocupada por un joven dragón al que derrotó sin problemas).